Caperucita roja no es la única joven que desaparece misteriosamente en este bosque; Blancanieves vive con siete malvivientes; los tres chanchitos son asaltantes enmascarados y un lobo sádico va tras ellos. Los clásicos relatos infantiles son revisitados con estresante ritmo de thriller para adultos en Cuéntame un cuento, una saga de piezas unitarias que realizó Cuatro Cabezas en España en 2014 y que ahora está accesible para las pantallas regionales a través de la plataforma digital Crackle Latinoamérica. La premisa de adaptación que propone Cuéntame un cuento es, en principio, bastante clara, pero las historias se vuelven inevitablemente muy oscuras. Es que los relatos originales clásicos, tantos los anónimos como los de los hermanos Grimm, suelen contener evidentes formas de violencia, y con frecuencia, dirigida contra niños y niñas. Como cuando los hermanitos Hansel y Grethel caen, regalados, en la casa de una mujer madura y solitaria: sabemos de antemano por dónde irá la cosa, aunque el desarrollo que toman los acontecimientos consigue tensar, estremecer y hasta sorprender. 

La producción española cuenta con cinco episodios (en paralelo, hay también una versión mexicana, Érase una vez, de 2017, y una estadounidense, Tell me a Story, que prepara su estreno para 2019 en la cadena CBS). PáginaI12 entrevistó a Marcos Osorio Vidal, guionista uruguayo que vive en Buenos Aires y es creador y autor del formato. 

–¿Qué herramientas usó para transformar los cuentos y convertirlos en historias actuales? 

Calculo que la metáfora, pero no lo tengo del todo claro. La realidad es que los cuentos son todos distintos y la idea fue siempre no perder la base; lo que quiso transmitir simbólicamente el autor original. Creo que lo logramos en varios de ellos; en otros, es posible que nuestra visión del mundo haya diferido tanto que… decidimos tomarnos libertades. De todos modos, casi todos parten de un miedo infantil. De una necesidad de domesticación a través del miedo que termina siendo efectiva per se. Obviamente, para tener una historia atractiva en términos actuales y de thriller tuvimos que ampliar esos universos. Expandirlos y acercarlos a nuestra cultura.  

–¿Con cuál de esos cuentos clásicos tenía más historia personal desde niño? ¿Y qué episodios lo dejaron más satisfecho?

–Creo que la respuesta es la misma para ambas preguntas: no lo sé. Calculo que “Los tres cerditos” fue un cuento que me marcó bastante, así como “Caperucita roja”, pero… ¿A quién no? En cuanto a los episodios que me dejaron más satisfechos, habría que desgranar un poco la cuestión. Una cosa es lo que se escribe, otra, lo que se ve. En cuanto a escritura –que es mi campo– mis preferidos son “Los Tres Cerditos” y tres que se rodaron para la versión mexicana, “El pastor mentiroso”, “Pinocho” y “Príncipe y mendigo”.  

–La violencia es un recurso que de un modo u otro está presente en todos los cuentos elegidos. ¿Cómo resignificó y capitalizó esos elementos violentos para Cuéntame un cuento?

–Los cuentos tratados no fueron elegidos específicamente por su componente violento, pero la violencia es siempre violencia. Y en el gen de la acción está el germen de la historia. Ese germen no se modifica, se extrapola. Creo que lo más interesante que tiene Cuéntame un cuento es la vuelta de tuerca que siempre buscamos hacia el final. No todo es lo que parece ser.