Otro líder social fue asesinado en Colombia. Dagoberto Álvarez fue muerto a tiros en su casa, en la convulsa región del Catatumbo, fronteriza con Venezuela, según informó ayer la senadora de izquierda Aída Avella.

“Continúan asesinando líderes sociales. Dagoberto Alvarez, tesorero de la Junta Comunal en Playa de Belén, Norte de Santander”, afirmó en su cuenta de Twitter la senadora y presidenta del partido Unión Patriótica. La parlamentaria dijo, asimismo, que el gobierno de Iván Duque debe “responder por el genocidio”, al asegurar que los ataques contra líderes sociales y defensores de derechos humanos son planificados.

En el Catatumbo opera la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), disidencias de las FARC, grupos narcotraficantes y un reducto del Ejército Popular de Liberación, considerado por el Gobierno como una banda criminal. Esa región, que alberga extensos cultivos de coca, es una de las zonas más pobres y olvidadas de Colombia.  

El comandante operativo de la Policía en Norte de Santander, el teniente coronel Quilian Novoa, informó a Noticias Caracol que la víctima había interpuesto una denuncia por amenazas ante la Fiscalía y que esta fue remitida a la Unidad Nacional de Protección para que se tomaran medidas de seguridad. Sin embargo, según explicó Novoa, en el momento en que fue asesinado, Álvarez aún no contaba con un esquema de seguridad. Por el momento, las autoridades desconocen quienes fueron los autores del homicidio.

El Instituto Nacional de Medicina Legal divulgó el pasado 15 de mayo un informe en el que señala que son 317 los líderes sociales asesinados en el país entre el 1 de enero de 2018 y el 30 de abril de 2019, y más de 500 desde que se firmara el acuerdo de paz con las FARC en 2016, según cifras de otras organizaciones.

En el contexto de violencia continua en el país caribeño, el Ejército de Colombia también está bajo la lupa luego de que la Fiscalía iniciara una investigación contra su comandante, Nicacio Martínez, tras una denuncia del diario estadounidense The New York Times. El rotativo había afirmado en un artículo publicado el pasado 18 de mayo que el Ejército había ordenado a las tropas duplicar el número de rebeldes muertos en las operaciones militares, reencarnando los “falsos positivos”. Así se conocen a las ejecuciones extrajudiciales, que tuvieron su auge en la década pasada, cuando militares asesinaban a civiles que luego vestían como guerrilleros para ser presentados como muertos en combate.