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Massera y un acusado por la coima en el caso IBM-Nación

DIOS LOS CRÍA Y ELLOS SE JUNTAN

El ex guardia de hierro Genaro Contartese aparece vinculado a sociedades comerciales que ocultaron bienes usurpados a desaparecidos.

Los vínculos políticos entre Massera y la agrupación peronista Guardia de Hierro tuvieron su extensión al campo de los negocios.
Sociedades de los ex guardianes colaboraron con el ex almirante en el ocultamiento de bienes usurpados a las víctimas.

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Por Susana Viau

t.gif (67 bytes) El ex almirante Emilio Massera utilizó los servicios de Guardia de Hierro para encubrir la apropiación de las tierras de Victorio Cerutti, Horacio Palma y Conrado Gómez, secuestrados por la Marina y asesinados en la ESMA. Así, los bienes que Massera había puesto en custodia de su hijo Eduardo Enrique, de su hermano Carlos y del apoderado de su Partido de la Democracia Social, Pedro Añón, fueron traspasados a HUETEL, ENORI y A&B. El presidente de HUETEL, Félix Botte, era un calificado "guardián"; ENORI era la firma propietaria de la sede de Guardia de Hierro y a ella se hallaba vinculado Genaro Contartese, titular de una de las cuentas del affaire IBM-Banco Nación. Por fin, A & B eran las iniciales de Daniel Adrogué y Luis Alberto Bragagnolo, dos miembros de la cúpula "guardiana". Todos esos personajes mantenían estrecha relación con el teniente Jorge Radice y el ex capitán Jorge "el Tigre" Acosta, gestores de las operaciones inmobiliarias realizadas con las propiedades de los secuestrados por el GT3. Además, el propio Radice se convirtió en militante de "Guardia", donde anudaría lazos firmes con otro implicado en el caso IBM, Juan Carlos Cattáneo.

Las relaciones entre la Armada y Guardia de Hierro se habían iniciado muchos años antes, alrededor de 1974, después de la invitación que Massera cursara a Julio Bárbaro, Virginia Sanguinetti y Antonio Guerrero para visitar la base naval de Puerto Belgrano. Luego del golpe, el alma mater de Guardia de Hierro, Alejandro "el Gallego" Alvarez, viajó al exterior pero dejó su agrupación política custodiada por expertos: lo reemplazaría el capitán de navío retirado Bruzzone, padre de una de sus militantes. El detalle no asombró a la feligresía guardiana, convencida de que si estaban intervenidos los sindicatos y las universidades, bien podían ser intervenidos por la Marina ellos también. En el servicio de informaciones navales (SIN), el encargado "de peronismo" y jefe de operaciones era el capitán de corbeta Aguerre y en esa calidad cultivaba contactos con Adrogué; el Tigre Acosta, entre tanto, jefe de la logística de la ESMA y motor de su accionar, mantenía vínculos similares con quien era responsable de la "logística" de Guardia de Hierro: Bragagnolo.

No es extraño entonces que se anudara entre ellos una sólida amistad. Radice ya tenía su "inmobiliaria" a cuatro o cinco cuadras del Puente Saavedra, en Vicente López, siempre sobre el río, en la llamada "zona naval". Radice, además de portar el fusil de precisión en los secuestros, era contador, categoría "J-4" en la ESMA, y oficiaba de secretario del Massera ya retirado en las oficinas de la calle Cerrito al 1100. Su inmobiliaria era la boca de expendio de "el pañol" y allí trabajaban él, su hermana, su mujer --la ex montonera Ana Dvatman-- y la arquitecta Rita Calogero, compañera del periodista masserista Víctor Lapeña. Genaro Contartese, además de participar en las finanzas de ENORI, también tenía una inmobiliaria en Cuba y José Hernández, en el barrio de Belgrano: "Contartese Propiedades". Al final, Radice terminó integrándose a la estructura de conducción de Guardia de Hierro. En ella hizo amigos entrañables: Ricardo Romano (actual segundo de Alberto Kohan en la Secretaría General de la Presidencia); Juan Carlos Cattáneo, personaje clave del escándalo IBM; Rodolfo Galimberti que, junto a Patricia Bullrich, habían establecido una mesa de discusión con los "guardianes". No es suspicacia sostener que la frecuentación de Cattáneo inició a Radice en el negocio informático y que la relación entre Galimberti y Radice tendría estatuto oficial, mucho después, con la presencia del represor en la boda del ex montonero.

Eran los años en que el hijo de Victorio Cerutti inició su demanda para la restitución de los bienes usurpados. Misa Chico, la sociedad que los tenía en su poder, integrada por los Massera y Pedro Añón, decidió simular la venta de los terrenos para dificultar su devolución. Transfirió las propiedades a HUETEL, cuyo representante era Eduardo Félix Botte, mano derecha de Daniel Adrogué, capo de Guardia y actual funcionario del ente residual de Ferrocarriles Argentinos. Botte diría luego al juez Ricotta Denby que llegó a los terrenos por "un aviso en el diario Clarín". Agregaría que todo fue rápido, en un solo día viajó a Mendoza en autobús, visitó los lotes y regresó a Buenos Aires con las propiedades de Cerutti en los bolsillos. Pero ese pase de mano no alcanzaba. Había que repetir la operación tantas veces como fuera necesario para acreditar la "buena fe" del último comprador.

Por lo tanto, los terrenos de Chacras de Coria, ya convertidos en barrio privado de alto standing, con calles pulcras, bautizadas con nombres de inocultable cuño castrense, "Honor", "Dignidad", fueron traspasados a ENORI y A & B Consultores. Las dos nuevas firmas también eran hijas de Guardia de Hierro. ENORI era la titular del garage con vivienda de la calle Echeverría 3050 donde funcionaba el Club Santa María del Buen Ayre, sede de Guardia. Pero el domicilio societario de ENORI estaba en la calle Malabia 1741. El mismo lugar donde vivía otro militante de Guardia de Hierro, Jorge Devin. A & B Consultores eran, claro, las iniciales de Adrogué y Bragagnolo. Bragagnolo, a esas alturas, ya era íntimo del Tigre Acosta. Por eso, con el tiempo, su recomendación y la del comisario Mario "Chorizo" Rodríguez iban a ser la llave de la designación de Acosta como jefe de seguridad del Mercado Central.

Ni el juez Ricotta Denby ni quien le siguió, Nelson Jarazzo, dieron cuenta de que todos los testimonios coincidían en señalar como motor de las sucesivas operaciones de venta a un tal Castellanos que, por supuesto, estaba providencialmente muerto. De los expedientes de HUETEL y ENORI archivados en el Registro de Sociedades Anónimas faltan los últimos directorios, es decir, los que comprometen a los "guardianes" de pro.

Contadores truchos

Por S.V.

La danza de identidades falsas del "caso Cerutti" produce vértigo. Este diario se comunicó con dos involucrados, sin saberlo, en esa historia de sangre y dinero construida por los jefes de la represión que se apoyaron en profesionales cómplices y, cuándo no, los inventaron. Así, en la sociedad formada por la familia Massera figura la queja que el contador Jorge Barakat dirigió al Consejo Profesional de contadores porque su firma aparecía al pie de una escritura de Misa Chico (la sociedad creada por Massera para la apropiación) que no había firmado jamás. Este diario habló con él hace unos días.

--¿Usted tuvo problemas en 1983 por la falsificación de su firma?

--Sí, algo recuerdo. Pero lo arreglé.

--¿Habían usado su nombre para la sociedad Misa Chico?

--Sí, creo que era así. ¿Puede decirme por qué quiere saberlo?

--Porque eran bienes de desaparecidos que pasaron a propiedad de la familia de Emilio Massera.

--¡Me quiero morir! ¡No puede ser! ¿Por qué me pasan estas cosas a mí? Bueno, ahora que lo hablamos me parece que no fue a mí solo. Creo que en esos años '82 y '83 hubo un montón de firmas de contadores falsificadas y me parece que el Consejo Profesional tuvo que hacer una denuncia penal. A lo mejor era todo para lo mismo. Esta historia es increíble.

DECLARO EL REPRESOR "COLORES"

"LAS LISTAS EXISTEN"

 t.gif (67 bytes) "Hay listas de eso (en referencia a la desaparición forzada de personas), están en los Comandos de Subzona, dentro de la estructura del Ejército, porque ni la Armada ni la Fuerza Aérea tenían una estructura en todo el país", declaró el ex policía Juan Antonio del Cerro, alias "Colores", a la Cámara Federal que investiga el destino de los desaparecidos de la ESMA. De esa forma "Colores", quien en la época de la represión se desempeñaba como colaborador del Grupo de Tareas 3.3.2, confirmó lo que había dicho el ex dictador Emilio Massera, quien había sugerido la semana pasada ante el mismo tribunal que las listas se encontrarían en poder del Ejército.

"Si fuera juez buscaría en los archivos del Batallón 601 --afirmó Del Cerro ante la Justicia--, la información se microfilmó, porque hay una cuestión que dice que todo lo que hace a la Inteligencia, todo se puede perder pero los archivos deben preservarse". El represor contó que por aquella época, al realizarse los procedimientos, se debía dar intervención a la Policía Federal, al Primer Cuerpo de Ejército (que estaba al mando del expulsado general Guillermo Suárez Mason) y a los Comandos de Subzona respecto de si había detenidos, heridos o abatidos, hechos que eran registrados en diarios.

Para Del Cerro "dichos diarios no fueron quemados, porque hace a la preservación de Inteligencia" y recordó que se hacían "inhumaciones administrativas" de las personas abatidas, cuya existencia se difundía por los periódicos, pero que después dejó de hacerse por "cuestiones tácticas". Posteriormente al ser consultado por el asesinato del escritor Rodolfo Walsh en 1977, "Colores" dijo desconocer los detalles de la operación pero admitió que sabía que era necesario capturarlo vivo porque "su importancia radicaba en la información que poseía respecto de los infiltrados". Walsh, según se pudo recoger de las últimas declaraciones de los represores de la ESMA ante la Justicia, fue herido durante un tiroteo en la zona de Constitución por un grupo de tareas al mando del represor Jorge "Tigre" Acosta, y después fue trasladado casi sin vida a la ESMA.

 

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