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GUILLERMO CALVO ADELANTA LAS PREOCUPACIONES
DE LA MISION DEL FMI

CON EL LIBRETO DE SIEMPRE

Hoy llega la misión del Fondo Monetario para reclamar medidas correctivas ante la disparada del déficit externo. El economista Guillermo Calvo, famoso por anticipar el Tequila, aconseja subir fuertemente los encajes, lo mismo que piensa el FMI. Las reformas laboral y tributaria también estarán bajo la lupa de los técnicos. Diferencias entre Economía y Trabajo.


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Guillermo Calvo, habitual consultor de los funcionarios del FMI, cuestiona la reforma laboral.
"Es un escracho total", afirma. Aconseja fortalecer a los bancos para no tener sorpresas desagradables.


Por Maximiliano Montenegro

t.gif (67 bytes)  "Hay que subir los requisitos liquidez para los nuevos depósitos entre un 50 y un 90 por ciento para prevenir una crisis crediticia en Argentina por si cambiara la situación internacional", le dijo a Página/12 el economista Guillermo Calvo, quien cobró fama mundial por haber anticipado la debacle mexicana del '94. Esto significa que los bancos deberían dejar esa proporción de las colocaciones inmovilizadas, sin prestar, por norma del Banco Central, lo cual encarecería el crédito. No casualmente, a partir de hoy, la misión del FMI que arribó a Buenos Aires reclamará a Roque Fernández medidas para aumentar la tasa de interés, reducir el endeudamiento privado, y acotar así el crecimiento de la economía, de las importaciones y del déficit comercial. Calvo fue asesor de Fernández y actualmente es profesor de la Universidad de Maryland, en Washington, donde es habitualmente consultado por funcionarios del Fondo Monetario y del Banco Mundial.

Como anticipo de lo que comenzarán a plantear hoy los técnicos del FMI que se entrevisten con funcionarios de Economía, el Ministerio de Trabajo, la CGT y los economistas de la oposición, Calvo trasmitió la opinión que prevalece en Washington de la reforma laboral de Erman González: "Varios integrantes del Banco Mundial y del Fondo me han dicho que es un retroceso, un escracho total", aseguró.

Tanto Roque Fernández como sus colaboradores aseguraron en los últimos días que no tomaran medidas para enfriar la economía, como demanda el FMI. Durante una conversación telefónica con este diario, Guillermo Calvo contradijo la opinión de sus antiguos compañeros de equipo en Economía, hoy preocupados también por el impacto negativo que un nuevo ajuste tendría sobre las aspiraciones reeleccionistas del presidente Carlos Menem. "A mí me gustan los ajustes en la política económica que está sugiriendo el FMI, pero no porque crea que así vamos a enfriar la economía y reducir el déficit comercial. Esto es muy difícil de lograr. Son necesarias por cuestiones preventivas", afirmó. En tanto, explicó que "las crisis mexicana y asiática demuestran que, cuando viene la mala, las corridas empiezan por el sistema financiero, y por eso nosotros tenemos que fortalecerlo". "Es la única manera de resistir en el caso de que Brasil tenga problemas en el futuro y siembra la incertidumbre en la región", advirtió.

Los requisitos de liquidez que exige actualmente el Banco Central a los bancos sobre las colocaciones de los ahorristas alcanzan en promedio al 20 por ciento. Sin vueltas, Calvo sugiere establecer encajes bancarios de entre 50 y 90 por ciento para los nuevos depósitos. Una medida semejante golpearía a las entidades más chicas, con menores posibilidades de constituir dichas exigencias. El profesor de Maryland lo admite, pero dice que en estos casos conviene cortar por lo sano: "Los problemas con los bancos son como el cáncer, uno no los ve mientras están destruyendo a todo el sistema", sostiene.

Cree, además, que "la industria bancaria en Argentina todavía requiere más concentración" porque "los bancos por definición no pueden ser débiles". En este sentido, envió un mensaje al presidente del Banco Central, Pedro Pou, criticado en las últimas semanas por haber demorado la intervención del Medefin y el Patricios, cuando era un secreto a voces entre los financistas su grave situación. "Los bancos menores deben capitalizarse o cerrar, porque no hay nada más peligroso que bancos quebrados pero líquidos. Para estos bancos es como jugar a la ruleta: prestan con una política muy agresiva al tiempo que engañan a los depositantes", sentenció.

Calvo anticipó otras coincidencias con la visión del Fondo Monetario. "La reforma laboral es un retroceso, es un escracho", disparó. "Con un sistema cambiario como el que hay en Argentina, si no se introduce más flexibilidad en las relaciones laborales, va a haber problemas", vaticinó. En tanto, aclaró que, "si en el corto plazo el salario real no cae, el mercado va a ajustar por cantidades, aumentando el desempleo".

En cuanto al tema fiscal, dijo que la venta de las acciones del Banco Hipotecario y de YPF podría utilizarse para dos fines: cancelar deuda, o aumentar las reservas del Banco Central para "reforzar la Convertibilidad". Aunque tampoco descartó otro ajuste por el lado del gasto público.


"Habría más concentración"

Dos de los principales economistas de la Alianza dijeron ayer a Página/12 que, durante la reunión que mantendrán con los funcionarios del FMI el jueves, plantearán la inconveniencia de subir los encajes bancarios, como exige el organismo y sugiere Guillermo Calvo (ver aparte). "Elevar los requisitos de liquidez aceleraría la concentración no sólo en el sector bancario sino también en el sector real de la economía, ya que encarecería el crédito fundamentalmente para las pymes que no tiene la posibilidad de acceder al endeudamiento externo", comentó Arnaldo Bocco. Otro que salió al cruce de la receta fondomonetarista fue Guillermo Rozenwurcel. "La situación del déficit externo de la Argentina es muy delicada y no es sostenible en el tiempo. Pero no es el momento de salir a provocar una recesión, cuando los instrumentos disponibles son muy toscos como para hacer sintonía fina", afirmó. En cuanto a la suba de encajes, manifestó que "es una política muy inequitativa". Por otro lado, Rozenwurcel sugirió que "no es conveniente este año las acciones de YPF, ya que el estado podría guardar esas acciones en un fondo de estabilización fiscal".


Claves

* La misión del FMI viene a reclamar medidas correctivas ante la explosión del déficit comercial.
* En línea con el pensamiento del Fondo, Guillermo Calvo pide aumentar los encajes, medida que encarecerá el crédito.
* Los economistas de la Alianza se oponen a esa propuesta porque perjudicaría a las pymes.
* Calvo, famoso por anticipar el Tequila, dice que en el FMI piensan que la reforma laboral "es un escracho total".
* Por esa iniciativa, Antonio Erman González y Roque Fernández están enfrentados.
* La Fundación Mediterránea, cuna cavallista, criticó a la otra reforma, la impositiva, porque afectaría la competitividad de la economía.
* Domingo Cavallo cuestiona ahora --el creciente déficit externo-- lo que cuando era ministro consideraba como una señal favorable para el plan económico.
* El Grupo de los Ocho está dividido por la reforma tributaria.

CRITICAS DEL IERAL A LOS CAMBIOS TRIBUTARIOS

DARDOS CAVALLISTAS A LA REFORMA

Por J. N.

t.gif (67 bytes) "Dado el shock externo (efecto dragón, bajo crecimiento en Brasil, caída de precios de exportación, revaluación del dólar y del peso), la promoción de la competitividad interna y externa es crucial", asegura un análisis de Ieral-Fundación Mediterránea, difundido ayer como diagnóstico sobre la proyectada reforma tributaria. El próximo documento de ese Instituto presidido por Juan José Llach verá la luz cuando se conozcan las cifras de comercio exterior de febrero, en una nueva muestra del énfasis que ahora colocan los mediterráneos en estas cuestiones. En sus tiempos preferían no tomarse a pecho el déficit comercial si había mucho bien de capital entre las importaciones, argumentando que las inversiones aumentarían por sí mismas la capacidad exportadora. Ahora parecen mirar el asunto bajo otro prisma, aduciendo que --como se cita arriba-- hay factores externos adversos en juego.

"Las alícuotas impositivas se encuentran, en general, en el límite más allá del cual se producen pérdidas de recaudación por excesiva presión tributaria", dice el breve estudio. Sin embargo, aunque desde esta óptica razona que una progresiva reducción en la alícuota del IVA haría crecer la recaudación, los mediterráneos critican el brusco descenso proyectado para la canasta alimentaria porque provocaría una fuerte pérdida para el fisco, superior a los 100 millones sugeridos en los cálculos oficiales.

Bajo ciertos supuestos se infiere que la reforma hará que las empresas sean menos rentables y menos competitivas, aunque las variaciones serán poco importantes. Algo más fuerte será el impacto desfavorable sobre la competitividad regional. Los autores --Nadin Argañaraz, Guillermo Israilevich y Guillermo Mondino-- ven en la iniciativa del Ejecutivo "una marcha atrás sobre la política activa de incentivos introducida en 1994". Peor que a nadie les irá con la reforma a las empresas con mayor relación deuda/activos y menor empleo de mano de obra, "y entre empresas de estas características se encuentran fuertes exportadoras", según este papel.

Cualquier proyecto de inversión hallará en esta reforma tanto incentivos como desincentivos. Perderá atractivo porque quedará gravada la financiación vía bancos u Obligaciones Negociables, y por la más alta alícuota de Ganancias. Pero la reducción del arancel a la importación de bienes de capital abaratará el equipamiento. Cuál factor predominará va a depender de las características de cada proyecto, aunque parece más fácil imaginar casos en los que disminuirá la tasa interna de retorno del capital propio comprometido en la inversión.

Para el Ieral, la reforma podrá elevar el costo del capital en un 3,1 por ciento, mientras que el precio del trabajo se reducirá en un 3,2 por ciento, esto en el área metropolitana. Por tanto, el precio relativo del trabajo, en términos del del capital, caería más de un 6 por ciento. De ello infieren los autores que crecerá el empleo en cerca de 3 por ciento, "aunque este impacto podría ser totalmente neutralizado si una reforma laboral inadecuada tuviera lugar", advierten en lo que debe leerse como una pulla a Antonio Erman González, archienemigo de Domingo Cavallo.


Los Ocho divididos por dos



"Lo que nos separa de la UIA es que ellos están pensando en el interés sectorial y dicen rebájennos a nosotros (las cargas patronales) y que paguen (mayores impuestos) Comercio y Servicios", disparó ayer Jorge Di Fiori, titular de la Cámara Argentina de Comercio, como para no dejar dudas de las diferencias que separan a los integrantes del Grupo de los Ocho en torno a la reforma impositiva. Los representantes de las entidades patronales no lograron ayer conciliar posiciones para presentar una postura única ante la delegación del FMI que visita el país. El encuentro formal del agrupamiento quedó postergado para jueves o viernes.

La Unión Industrial Argentina sostiene que la reforma impositiva deberá privilegiar el mejoramiento de la competitividad de los sectores manufactureros, compensando los efectos de las devaluaciones en el sudeste asiático y la mayor agresividad de precios observada en el comercio mundial. En tal sentido, rechazan la aplicación del impuesto a los activos y la extensión de Ganancias a rubros que afecten a la actividad. "Comprendemos que la rebaja de aportes debe ser compensada con suba de impuestos, pero hay que dejar de pensar en castigar a la inversión", sostuvo una alta fuente de la central industrial.

Di Fiori, por su parte, sostuvo que el comercio no puede quedar al margen de los beneficios de la reforma. "Nosotros somos los que generamos más empleo: de los 500 mil puestos nuevos de trabajo, el 95 por ciento fue generado por comercio y servicios". Afirmó que la reforma tributaria "no es cuestión de subir o bajar alícuotas, eso crea inseguridad y estamos apuntando a que haya una convertibilidad tributaria, como hay una monetaria".

En lo que no hay diferencias entre ambas entidades es en el rechazo a la reforma laboral elevada por el Ejecutivo al Congreso. "Estamos volviendo hacia atrás", es la frase que resume la posición de Los Ocho.


DOMINGO CAVALLO ALERTO POR EL DEFICIT EXTERNO

DESDE EL LLANO ES MÁS FÁCIL

 

t.gif (67 bytes) "El déficit de cuenta corriente del orden del 4 por ciento del PBI para este año es preocupante", admitió ayer Domingo Cavallo en un foro de inversores y financistas organizado por Deutsche Morgan Grenfell. Pese a ello aseguró que esa situación no llevará a una renegociación del acuerdo con el FMI. El ex ministro en su exposición --teñida de fuerte contenido

político-- fustigó la gestión del actual gobierno. "En las cosas que demanda la gente como los sistemas de Justicia y seguridad, que den la sensación de protección y los temas sociales, Menem no ofrece absolutamente nada", disparó. El reparto de palos del jefe de Acción por la República no dejó afuera a la Alianza, de la cual vaticinó que, si gana las elecciones de 1999, que consideró como lo más probable, su gobierno no va a ser muy diferente del actual.

Respecto de la competitividad de la economía, eje del debate convocado por la banca de inversión alemana, Cavallo aseguró que la mayor agresividad exportadora de muchos países a raíz, entre otras razones, por las devaluaciones en el sudeste asiático, se reflejarán en una desaceleración de las exportaciones argentinas o incluso en una caída de su valor total. La respuesta del Gobierno, a su criterio, debería ser reforzar los impulsos al aumento de la productividad, vía una reforma laboral, el avance en el proceso desregulador y privatizaciones.

Sin embargo, Cavallo desestimó la posibilidad de esas transformaciones económicas en lo que resta del mandato del Carlos Menem e, incluso, en el próximo turno que le tocaría a la Alianza. "Las resistencias y reacciones probablemente hagan que las propuestas no sean aprobadas", auguró. Pese a ello prevé que la economía en los próximos años "va a andar bien tanto respecto de la estabilidad como del crecimiento" (aunque no descartó algún año de recesión) gracias a la inercia de las medidas adoptadas en la primera mitad de la década, cuando estuvo al comando de Economía.

El argumento central del ex ministro es que "en Argentina la realidad ha cambiado, pero no lo han hecho las ideas de los dirigentes". El discurso del PJ y el de la oposición que no descalifican las bases del nuevo esquema económico responden --explicó-- al apoyo popular que el mismo concita, pero no implican en realidad un cambio de ideas. Precisamente su propuesta pasa por avanzar en las reformas estructurales orientadas por una búsqueda de mayor competencia y formas más descentralizadas de gestión, y trasladar esos principios a la salud, la educación, la seguridad y la Justicia.

Al respecto destacó que, para reducir la desocupación --el principal problema según el diputado--, la reforma laboral debería descentralizar la negociación colectiva y eliminar la ultraactividad de los convenios. Disintiendo abiertamente con el proyecto oficial, rescató también los contratos promovidos. Pese a tratarse a su juicio de un modo de implementación defectuosa de la reforma, sus efectos "prácticos" permitieron introducir "algo de flexibilidad". "Estas buenas ideas han desaparecido del Ministerio de Trabajo --diagnosticó-- y la oposición tiene algunas que son más anacrónicas que las del Gobierno".

Tampoco eludió el ex ministro la crítica a las actuales privatizaciones. "Se ha vuelto a las privatizaciones mal hechas de 1990". Mencionó el caso de la licitación del sistema de telefonía celular denominado PCS. "Con (Carlos) Bastos habíamos preparado un pliego de donde se invitaba a invertir a gente que aún no estuviera en el negocio de las telecomunicaciones, incluso había restricciones para los que ya en

la telefonía celular o básica, como forma de incorporar más competencia".


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