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EL DUO ENTENDIDO COMO UNA DE LAS BELLAS ARTES

Primero fueron Tom y Jerry. Después, como Simon & Garfunkel, dejaron canciones definitivas, perfectas y duraderas.

"Old Friends" recorre en tres discos una obra memorable.
59 tracks con hits que no se resignan a dejar de serlo
.

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Old Friends

10
PUNTOS

Simon & Garfunkel
3 CDs Columbia, 1998

Por Rodrigo Fresán

t.gif (67 bytes)  Hay grandes canciones, hay canciones excelentes, hay canciones inolvidables y, además, hay canciones por las que uno podría jurar porque sabe que van a estar ahí siempre que uno las necesite cuando --como dice una de ellas-- "estés cansado y te sientas pequeño y haya lágrimas en tus ojos". Esas canciones son standard: perfectas piezas musicales en perfecta sintonía con la historia del mundo y la historia privada. Momentos que nos permiten repetir in aeternum otros momentos porque --en el decir del escritor E. L. Doctorow-- acaban convirtiéndose en "productos definitivos y duraderos en la conciencia pública".

Así son las canciones que supieron conseguir --y ofrendar-- Simon & Garfunkel en apenas los cinco años que van de 1964 a 1969 y los cinco discos originales (Wednesday Morning, 3 AM; Sounds of Silence; Parsley, Sage, Rosemary and Thyme; Bookends; Bridge over Troubled Waters) más una banda de sonido de película (The Graduate) y un grandes éxitos que, por una vez, era un grandes éxitos en serio. Considerado desde entonces --y todo hace pensar que para siempre-- el dúo musical más exitoso comercial y artísticamente de toda la historia, su breve carrera se vuelve todavía más próxima al milagro a partir de la edición del box-set Old Friends. Tres generosos CDs reuniendo cincuenta y nueve tracks donde aparecen todos esos hits que no se resignan a dejar de ser hits, más una rareza de lado-B, diez exquisitas performances en vivo (que incluyen su single adolescente de los tiempos en que se hacían llamar Tom & Jerry), dos demos muy tempranos, tres out-takes de estudio recientemente descubiertos más un esclarecedor ensayo de David Fricke y una colección de fotos hasta ahora desconocidas. Y --detalle atendible-- todo lo que hay que oír remasterizado a partir de las cintas originales mediante un sistema llamado "The Patented SBM" que no sé en qué consiste pero lo cierto es que funciona. Y cómo.

Old Friends --que, por si todo esto fuera poco, goza del precio amable de $ 44-- permite escuchar y apreciar y disfrutar como nunca, como si fuera la primera vez, la complejidad de la producción de canciones como "The Boxer" y "Bridge Over Troubled Waters" (sonando aquí como si, entre las dos, configuraran un huracán sónico donde comulgan "A Day in The Life" y "Hey Jude" de los Beatles) o el encanto primal de la percusión callejera de "Cecilia" o las guitarras à la The Byrds en esa canción perfecta para escuchar leyendo The Catcher in The Rye que es "I am a Rock". Porque convengamos que el "trabajo" de Paul Simon como compositor en lo que a lo musical se refiere fue, siempre, el de explorador de territorios ajenos de los que volvía, siempre, con la mejor presa a la que procedía a embalsamar a su manera. De este modo, la fundación del folk-urbano-culto-snob-clase media judía, la exploración de etnias exóticas, la melánge de estilos aparentemente irreconciliables. Como letrista fue, es y será uno de los más elegantes y talentosos invocadores de versos que --lo mismo ocurre con sus admirados poetas Emily Dickinson y Robert Frost-- enseguida adquieren la resonancia de ciertos himnos religiosos: uno cree en ese himno antes que creer en la persona en la que ese himno pretende hacernos creer.

En este sentido, la santa verosimilitud de Simon & Garfunkel permanece intacta y hasta se beneficia por no aparecer ya tan ligada a tiempos turbulentos y finales de sueños acuarianos sin que esto signifique que la ironía hacia el suburbio de los sixties en "Mrs. Robinson" haya perdido algo de su encanto y su filo, o la pericia madrigalesca de "Scarborough Fair" --potenciada aquí con los hasta ahora inéditos villancicos "Comfort and Joy" y "Star Carol"-- algo de su humilde soberbia a la hora de deslumbrar con esa prepotencia de los verdaderos mejores alumnos que sólo pasan al frente una vez cada tanto porque saben que con eso les alcanza y sobra.

En Old Friends, la inocencia ha ganado para sí la inquietante perversión de aquello que ha envejecido demasiado bien y entonces, cuando en "Old Friends/Bookends" se escucha "conserva tus recuerdos, es todo lo que va a quedarte" uno no puede evitar la idea de que Simon & Garfunkel cantaban entonces acerca de aquello que sigue sonando entre tanto silencio. Y que tenían y tienen razón. Y que si esto es todo lo que va quedar y permanecer, bueno, somos personas bastante afortunadas después de todo.



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