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CARDOSO, CON UNA AYUDITA DE LA EXTREMA IZQUIERDA

La extrema izquierda del PT generó una profunda crisis en la alianza centroizquierdista de Brasil. El beneficiario es el presidente Cardoso, que ya cuenta con un 40 por ciento de aprobación popular.

t.gif (67 bytes)  "Cardoso debe estar festejando con champagne." La frase de Luiz Inacio Da Silva, Lula, refleja la profunda crisis que ha estallado dentro del Partido de los Trabajadores (PT), que amenaza la posición de la alianza de centroizquierda de cara a las elecciones presidenciales del 4 de octubre próximo. La decisión del directorio del PT de Río de Janeiro de presentar su propio candidato sin respetar el acuerdo con el Partido Democrático de los Trabajadores (PDT) parece ser la antesala de una ruptura definitiva que allanaría el camino para la reelección del actual presidente, Fernando Henrique Cardoso. El líder del PDT, Leonel Brizola, aseguró que se presentará solo si la decisión del PT-Río no se revoca.

Los máximos dirigentes de la alianza centroizquierdista, que incluye al Partido Comunista de Brasil (PC do B), estuvieron reunidos hasta la madrugada del martes pero no lograron un acuerdo. La voluntad de Lula y de los dirigentes presentes en el cónclave para solucionar el conflicto llegó hasta el punto de ofrecer la revocación de la decisión del PT carioca, cuando el 8 de mayo se realice el encuentro nacional de la agrupación. En la reunión, Brizola directamente le propuso a Lula que intervenga la dirección rebelde del PT, pero éste se negó terminantemente: "La palabra intervención no existe en el diccionario del PT".

Pero Lula también fue concluyente en su mensaje al partido. A la salida del cónclave realizado en el Hotel Naoum Plaza, dijo que si la alianza se rompía por esta circunstancia, él no se presentaba como candidato, lo cual, a cinco meses de las elecciones, podría ser lapidario para la izquierda: si bien Cardoso cuenta por ahora con el 40 por ciento de las intenciones de voto, el 25 por ciento de Lula lo convierte en el único rival serio para el actual presidente. Brizola, cuando fue candidato a presidente en 1989, fue uno de los menos votados, a pesar de tener una de las más largas trayectorias políticas en comparación con sus pares.

Brizola, sin embargo, comenzó a barajar la posibilidad de convertirse en el candidato de la izquierda lanzando un desafiante: "La hora de la verdad está llegando para todas las corrientes de la oposición. Vamos a ver quién es quién". La postura del PDT es que no se puede esperar a que el PT solucione sus diferencias internas faltando tan poco tiempo para los comicios. "No estoy conspirando, pero si el frente no cumple su papel, no escaparemos a las responsabilidades", sentenció Brizola.

El líder del PT en la Cámara baja, Marcelo Deda, dijo que aunque "fue una reunión muy tensa" existen aún "posibilidades de reconstruir las condiciones políticas que permitan solucionar la crisis". Pero el panorama es complicado, porque la postura aliancista de Lula está ahora atrapada entre el ultimátum de Brizola y la dirigencia más radicalmente de izquierda del PT que no quiere negociar ningún programa político. Pero "si el frente se revela incapaz de ofrecer una alternativa democrática y amplia a la sociedad brasileña --reconocían anteayer dirigentes cercanos a Brizola--, con un modelo económico y social creíble, entonces, el frente carece de sentido".

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