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VELEZ Y LANUS SE FUERON CONFORMES CON UN EMPATE VIBRANTE

BUENAS TARDES MUCHO GUSTO

Aunque perdió la soledad de la punta y Gimnasia lo alcanzó, Vélez quedó satisfecho con la igualdad. Estuvo dos veces en desventaja y jugó 20 minutos con uno menos. Lanús fue más en el primer tiempo pero no se animó a rematarlo en el momento indicado y terminó valorando el empate en una cancha muy difícil. Castrilli echó a dos y cobró un penal "de los suyos" por cabeza.

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POR JUAN JOSÉ PANNO

t.gif (67 bytes)  La mejor imagen del partido fue la última, pintada con las banderas al viento en las dos cabeceras, mientras los jugadores de los dos equipos levantaban los brazos, un poco para agradecer los aplausos que caían, otro poco para expresar su satisfacción con lo conseguido. El puntito fue buen negocio para el bolsillo de todos, pero el juego conformó especialmente a los que --desde adentro o desde afuera-- lo vivieron con intensidad. Se podría hablar de partidazo, pero el riesgo de caer en la exageración obliga a juntar otros calificativos que en el fondo dicen lo mismo: atractivo, interesante, de a ratos vibrante, con incertidumbre hasta el final sobre el resultado, caliente, con algunas buenas actuaciones individuales.

El modesto Lanús, que no pierde su condición de tal aunque la tabla lo ubique por encima de todos los grandes, festejó el papel digno que cumplió ante el "cuco" Velez y celebró también que no perdiera lo que prácticamente lo hubiera sacado de la carrera por el campeonato. El favorito Velez festejó el haber logrado remontar dos veces la pesada carga de estar en desventaja; que fue superior cuando estaba en inferioridad numérica y que sigue bien arriba, aunque ahora deba entrar cabeza a cabeza con Gimnasia en la recta final.

La reconstrucción de los movimientos de la partida de ajedrez que jugaron los entrenadores también deja algunas conclusiones.

1) Gómez sacó ventajas posicionales en la apertura, parando mejor a los suyos (cuatro en el fondo, dos de punta, cuatro volantes en el sube y baja) frente a un rival que marcó hombre en zona en el fondo, con Sotomayor de líbero, pero perdió solvencia cuando Bartelt, inteligentemente, les juntaba la cabeza a dos de esos tres y los obligaba a salir.

2) Bielsa asumió los riesgos del caso y mandó todas las piezas al ataque cuando estaba 0-1 y después cuando quedó 1-2. No cubrió el hueco que dejó el expulsado Sotomayor y dejó a Pellegrino y Méndez en el fondo, auxiliados eventualmente por Compagnucci, Cardozo o Darío Husaín. Con el 1-1 y después con el 2 a 2, armó nuevamente la línea de tres en el fondo. Para buscar el empate también arriesgó con la entrada de Cordone, aunque eso implicara dejar descubierto al rey Chilavert.

3) Gómez jugó la partida inversa. Pretendió achicar cualquier peligro cuando su equipo se puso 2 a 1 y mientras hacía tímidos gestos para que sus muchachos no se refugiaran atrás mandó a la cancha a Mariano Fernández por Belloso (volante defensivo por delantero) y después a Giustozzi por Leo Mas (volante defensivo por volante con llegada). Los jugadores sólo leyeron una parte del doble mensaje y le hicieron el aguante al bueno de Burela, hasta que sobre el final no aguantaron más y Posse estampó el 2 a 2. Gómez no se atrevió a mantener el pressing y alejar a Velez de su propio arco.

4) Mientras el alfil Bartelt tuvo algún apoyo resultó demoledor para Velez. Hizo amonestar a Pellegrino y echar a Sotomayor, metió el pase del gol a Kemet , exigió siempre y le alcanzó para erigirse en el mejor jugador de la cancha. En el segundo tiempo, cuando salió Belloso se quedó solo arriba con la obligación de convertirse en héroe y casi lo logra después de gambetear a Chilavert, pero su tiro débil fue salvado por Pellegrino sobre la raya.

5) Posse, desbordando por la columna de la derecha, fue la mejor pieza que opuso Bielsa al engranaje defensivo de Lanús. En una de sus apariciones en diagonal, recibió un exacto toque de Pandolfi y definió sutilmente sobre la cabeza de Burela, decretando las tablas definitivas.

Lo mejor, claro, no fueron los movimientos ajedrecísticos, sino la habilidad de Bartelt y Posse, las atajadas de Burela, el despliegue de Juan Fernández y Compagnucci, los tiros en los palos de Camps y Siviero, la media docena de situaciones de gol por cabeza y esas tribunas llenas, fervorosas, encendidas que colorearon de fútbol la tarde de Liniers.

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