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NETANYAHU LE DIJO NO A CLINTON Y REANUDA LA BICICLETA MEDIORIENTAL

Benjamin Netanyahu no irá a la cumbre convocada para el lunes en Washington con EE.UU. y los palestinos. Dicen que está enojado con declaraciones de Hillary Clinton en favor de un Estado palestino, pero la verdad es que éstas le vinieron como anillo al dedo para seguir poniendo obstáculos.

Ganador: Lamentablemente, este tipo de intransigencia paga: según un sondeo, Netanyahu ganaría las elecciones generales si fueran convocadas ahora.

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De este tamaño es el porcentaje de retirada que Clinton le pide a los israelíes.
Pero los israelíes dijeron que no, y la dureza paga: Netanyahu sería reelegido si los comicios fueran hoy.


t.gif (67 bytes) La máquina de impedir sigue funcionando... a toda máquina. Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, hizo saber ayer que no viajará este lunes a Washington para asistir a la cumbre que supuestamente iba a rescatar el proceso de paz de Medio Oriente del abismo en que se encuentra, entre otras cosas debido a la política del propio Netanyahu. Lamentablemente, parece que este tipo de intransigencia paga buenos dividendos internos: según un sondeo de la encuestadora Gallup divulgado ayer por el diario Maariv, Netanyahu ganaría las elecciones generales si fueran convocadas ahora, con un 42 por ciento contra el 38 que ganaría --y esto con apoyo árabe-- su contrincante, el general retirado y laborista de centroderecha Ehud Barak. De modo que se tratará de ver qué hace Estados Unidos ante la nueva negativa de Netanyahu, si bien los portavoces de este último se encargaron de dejarle una cláusula de escape: el primer ministro, dijeron, no viajará "porque es imposible solucionar las cuestiones pendientes antes del domingo", y no se descarta su participación en futuras conversaciones. Bla, bla, bla.

El motivo de esta descertificación de Netanyahu es la decisión norteamericana de apretarlo hasta lograr un 13,1 por ciento de retirada israelí de Cisjordania, porcentaje con el que recientemente coincidió Yasser Arafat, titular de la Autoridad Palestina, en una encerrona diplomática destinada a dejar mal parado al primer ministro. Pero a la hora de justificarse, los voceros de Netanyahu acudieron a cualquier pretexto de que pudieran echar mano. Por ejemplo, según la televisión, Netanyahu está irritado por las declaraciones de Hillary Clinton, la esposa del presidente estadounidense, en favor de un Estado palestino. "Estamos escandalizados: por un lado, los norteamericanos dicen que no apoyan la creación de un Estado palestino; por otro, la esposa del presidente, que no es poco, se pronuncia a favor", se escandalizó David Bar-Ilán, vocero del primer ministro. En realidad, la excusa le vino como anillo al dedo para poner más palos en la rueda de la negociación, ya que hubo sectores importantes del lobby judío en Washington que también alzaron su voz contra la declaración de la primera dama, que se limitó a expresar lo que ya es patrimonio del sentido común en la comunidad internacional. Otro pretexto es el del tiempo y el hecho de que, durante el reposo semanal del shabbat, toda actividad del primer ministro está prohibida. Pero en verdad Netanyahu pareció tomarse deliberadamente su tiempo: para tomar la decisión de no decidir nada, no juzgó necesario realizar consultas urgentes con sus ministros y se abstuvo de llamar a los que se encuentran de misión en el extranjero, sobre todo el de Infraestructuras Nacionales Ariel Sharon, un halcón clave porque su ministerio es que el suministra el dinero para la colonización israelí en los territorios árabes. Danny Naveh, secretario del gobierno, afirmó por su parte que la cuestión de las negociaciones israelo-palestinas no figura en el orden del día del Consejo de Ministros del domingo.

En Londres, el portavoz del Departamento de Estado James Rubin había declarado antes que Estados Unidos se atendría a la fecha del próximo lunes para recibir a los dirigentes israelí y palestino. "Esperamos que en estos días (antes del lunes) pueda hallarse un medio para resolver las importantes diferencias que subsisten", dijo. Rubin no excluyó la posibilidad de "ajustes menores" en las propuestas estadounidenses, pero afirmó que Washington "no cambiará nada de los puntos esenciales". Dennis Ross, enviado especial norteamericano a la región, seguía hasta última hora de ayer tratando de convencer al remiso premier de acudir a la cumbre a que tanto teme, y se daba por sentado que seguiría sus esfuerzos el domingo.

Pero la intransigencia paga bien: un 46 por ciento de los encuestados por Gallup dijo también que el gobierno debe rechazar la propuesta norteamericana contra un 43 a favor de aceptarla, mientras la cosa está pareja (en un 47 por ciento) entre quienes piensan que Netanyahu maneja bien las negociaciones con los palestinos y quienes creen que no. Indudablemente, esto va para largo.

 

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