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EL NEGOCIO DEL AÑO: CASARSE POR TELE CON UNA MODELO TOP

El empresario Alejandro Gravier y Valeria Mazza les cobraron medio millón de dólares a tres medios por exclusivas de su enlace. Susana-Huberto apenas habían obtenido 150 mil en 1988.

El casamiento plebeyo tuvo ínfulas de ceremonia real, como se ve.

Los medios que no pagaron ni pudieron entrar al Hipódromo.

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Por C. P.

t.gif (67 bytes) A falta de príncipes y princesas dispuestos a derrochar el día de sus bodas esplendor real frente a las cámaras, la televisión argentina se arregló para mostrar, históricamente, las ceremonias de un verdadero rosario de parejas del modesto y, sobre todo, plebeyo jet-set vernáculo. Del matrimonio entre Lady Di y el príncipe Carlos de Inglaterra al de Pablito Codevilla y Noelí Calvo hay un abismo, pero si la televisión puede encontrar avisadores que financien sus delirios, todo vale, está claro. El rápido empresario Alejandro Gravier y su ahora esposa, la modelo Valeria Mazza, empezaron su luna de miel disfrutando como locos haber sido beneficiarios del interés ajeno: sumaron a sus cuentas bancarias un millón y medio de dólares vendiendo los derechos exclusivos de su boda a tres medios. Ricos y famosos, sacaron a relucir también sus ínfulas nobles: la carroza tipo Cenicienta en la que llegaron a la fiesta podría haber hecho palidecer de envidia a la Infanta Elena de España. Si es que su matrimonio con Iñaki le da ganas a la heredera de la familia real española de ver bodas plebeyas por televisión.

La modelo y el empresario hicieron lo mismo que Palito Ortega- Evangelina Salazar (1967) y Susana Giménez-Huberto Roviralta (1988), entre otros, sólo que al ser subsidiarios de una larga historia en el rubro supieron negociar como ninguna pareja argentina antes logró hacerlo. Si la transmisión del casamiento de Susana Giménez le costó a Canal 9 la bonita suma de 150 mil dólares, está claro que los 500 mil que pagó Telefé por televisar el sí de Valeria marcan un récord. Pero esta especial clase de tórtolos, que se casan después de siete años de convivencia, y lo que tocan lo hacen canje o ganancias, amplió el negocio. Al canal argentino, Gravier le cobró por la televisación en directo para el medio local, en una negociación iniciada cuando, además, le metió en la grilla un programa, "Versus". A una revista española de circulación internacional, Hola!, le facturó otro medio milloncito por la exclusividad de las fotos para medios gráficos. A un canal de cable internacional E! Entertaiment, especializado en la vida de la farándula mediática mundial, un tercer medio millón. Días antes, el novio había regalado a la novia un Mercedes Benz... cedido por un concesionario, a cambio de la publicidad que obtuvo cuando los medios se amontonaron para cubrir... la entrega de las llaves.

No se piense que por esos ingresos la pareja gastó todo lo que podía en la fiesta en el Hipódromo de Palermo: se ahorró desde el pago del menú, donado por una empresa de catering, a la luna de miel en la Polinesia, gentileza de una revista de actualidad, que obviamente tendrá su exclusiva. El champagne fue donado por las bodegas Chandon y los vinos provinieron en gran parte de las bodegas Menem. El Presidente, cholulo como pocos, pidió a cambio, en primera instancia, bailar el vals con Valeria. Los asesores, rapidísimos, le dijeron, al enterarse, que pensara en esa foto --la rubia mide 1,80 sin tacos-- en el marco de la campaña para las próximas elecciones. Menem se quedó el sábado en Anillaco. Canal 13, con la espina en el ojo, se las ingenió para mandar al aire una nota con Marcelo Tinelli en el mismo momento en que se televisaba el "sí" del matrimonio desde la Basílica del Santísimo Sacramento. Hoy, las cifras del rating contarán el final de esta historia. ¿Para cuándo el casorio de Luis Alberto Spinetta-Carolina Peleriti? ¿No hay canales interesados? ¡Qué lástima que Gustavo Cerati se casó en Chile!


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