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IBM - BANCO NACIÓN

ESTE HOMBRE NO TUVO SU PRECIO

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Aldo Dadone, procesado, y Alfredo Aldaco también procesado.

Mientras Bagnasco sigue la causa por coimas, antiguos directivos del Banco Nación huyen y otros confiesan. Dos ejecutivos, sin embargo, observan la situación con la conciencia tranquila. Son los que no aceptaron la coima.

Por J. N.

t.gif (67 bytes)  Juan Carlos Propatto era subgerente general del Banco Nación cuando en 1993 el nuevo directorio presidido por Aldo Dadone se hizo cargo del manejo de la entidad. Ahí fue cuando comenzaron los problemas. Propatto, junto a un grupo de funcionarios de carrera, se opuso desde un principio al Proyecto Centenario, por lo que fue trasladado a Madrid a modo de castigo. Página/12 pudo reconstruir la historia de este hombre que defendió, desde adentro del Banco, una línea de trabajo que podría haber evitado el affaire con la empresa IBM, uno de los mayores escándalos de la administración menemista. Y que fue señalado por el arrepentido Alfredo Aldaco, director del Nación, como un modelo: el de no aceptar la coima.

El contrato entre IBM y el Banco Nación alcanzó la suma de 250 millones de dólares, con un sobreprecio estimado de 130 millones y el pago de coimas por 37 millones, según estimaciones de la Justicia. El 27 de abril de este año Alfredo Aldaco fue a declarar en la causa que lleva adelante el juez Adolfo Bagnasco. El ex director del Banco Nación respondió "no" cuando los periodistas le preguntaron si era inocente. El resto de los ex directores del Nación, entre ellos Aldo Dadone, continúan prófugos. En una entrevista reciente, Aldaco aseguró que Juan Carlos Propatto "fue uno de los incorruptibles de esta historia" y lo calificó "héroe".

Cuando el nuevo directorio se instaló en el Banco Nación, una de las primeras decisiones fue la informatización de todas las sucursales. Esta era una de las prioridades para que el Banco pudiera competir con las entidades privadas, que le llevaban una amplia ventaja en la integración informática de sus bases de datos, lo cual les permitía trabajar con mayor rapidez y eficiencia.

El proyecto de informatización, que ya se había comenzado a discutir durante el gobierno de Raúl Alfonsín, se planteaba en base a dos posibilidades técnicas.

--Un proceso de informatización escalonado y de abajo hacia arriba. Este planteo incorporaba el sistema de procesamiento de datos a las sucursales, que se conectaban a un sistema central transitorio. Una vez que cada sucursal tuviera su hardware y su software en orden, se comenzaría a discutir la mejor manera de integrar todo el sistema. Para concretar este proyecto, hubiera sido necesaria la contratación de varias empresas diferentes, de acuerdo a las necesidades de cada sucursal. Esta línea de trabajo era defendida por los funcionarios de carrera del Banco, entre quienes se encontraban Juan Carlos Propatto y el entonces gerente departamental Carlos Tomsig.

--Una informatización "de golpe" e integrada. Este sistema conectaría la totalidad de las sucursales del Banco a un software central, que concentraría las funciones más importantes. Esta hipótesis era defendida por los directores "políticos", nombrados por el último gobierno, entre los que se encontraba Aldo Dadone.

Jesús Rodríguez, autor del libro Fuera de la Ley , sobre el affaire IBM-Banco Nación, aseguró a Página/12 que "de haberse seguido la hipótesis de trabajo defendida por Propatto, hubiera sido imposible firmar un solo contrato con una única empresa, como después ocurrió con IBM. Se hubieran tenido que diversificar las contrataciones y la famosa coima no hubiera sido posible".

En junio de 1993, luego de una gira de consulta por el exterior, la gerencia de línea del Banco, encabezada por Propatto, elevó al directorio un memorándum. El informe estaba avalado por la consultora Dolitte, que había sido contratada por el directorio para que lo asesore sobre la mejor manera de informatizar la entidad. En este documento se defendía el sistema de informatización por etapas y se sostenía la conveniencia de que el control central estuviera a cargo del Banco y no de una única empresa contratada.

Este informe nunca fue tratado por el directorio. Por el contrario, Dadone insistió con la idea de buscar un sistema integrador "para encarar todo el proyecto informático a través de una sola empresa que sea la única interlocutora del Banco, que se encargue de la contratación y subcontratación de cada una de las empresas que participen en el proyecto".

Sin el apoyo de los funcionarios de carrera y contra los reparos de la consultora que había contratado él mismo para el asesoramiento, Dadone había tomado, él solo, decisiones claves para la informatización del Banco Nación.

Esto no hubiera llamado tanto la atención si el entonces director hubiera sido un experto en sistemas. Todo lo contrario: el mismo Dadone reveló a la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados que "entre los integrantes del directorio no había ningún experto en computación". Ante la mirada sorprendida de los legisladores, Dadone agregó: "Yo sólo conozco las PC que he ido utilizando desde 1983. En cuanto al software, sólo conozco las que se utilizan en las computadoras personales. No sé distinguir las características diferenciales de las grandes computadoras de distintas marcas, ni prestaciones particulares".

Pocos días después de que Propatto y el resto de los funcionarios presentaran el informe, Dadone ordenó una razzia que abarcó a buena parte de los gerentes de línea del Banco. Un funcionario cercano al directorio aseguró a este diario que Dadone y el resto de los funcionarios políticos "se pusieron locos" cuando Propatto y la gerencia histórica se opuso por escrito al proyecto integral. "Ahí fue cuando decidieron que lo mejor era sacárselos de encima", señaló.

Juan Carlos Propatto se resistió a renunciar y fue exiliado a la sucursal del Banco Nación en Madrid, mientras que Carlos Tomsig fue trasferido a la Auditoría de Sucursales, en el barrio de Palermo.

Una vez que se destapó el affaire con IBM y luego de que los directores se vieron obligados a renunciar a sus cargos, Propatto fue repatriado por la nueva administración, a cargo de Roque Maccarone, que lo nombró subgerente de Planeamiento, Organización y Sistemas. El proceso de informatización que se está llevando a cabo hoy alcanzará un costo total de 114 millones de dólares. Mucho menos que los 250 millones del Proyecto Centenario.

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