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REABREN CAUSAS DE DESAPARECIDOS EN CORDOBA
LA HORA DEL TERCER CUERPO

La Cámara Federal reabrió las causas sobre violaciones a los derechos humanos. Menéndez podría correr la misma suerte de Videla.

Suerte: Según explicaron los camaristas, las investigaciones estarán centradas en conocer cuál fue la suerte y paradero de los desaparecidos.

500 casos: La investigación retomará los más de 500 casos que se habían seleccionado dentro de las denuncias del Tercer Cuerpo para el juicio contra Menéndez.

Luciano Benjamín Menéndez podría seguir el camino de Videla.
La Cámara evaluará 500 casos que se habían seleccionado en su contra.

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t.gif (67 bytes)  Los represores que actuaron en la jurisdicción del Tercer Cuerpo del Ejército --con sede en la provincia de Córdoba--, entre ellos el general Luciano Benjamín Menéndez, podrían correr la misma suerte que el ex dictador Jorge Rafael Videla. La Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba resolvió abrir las causas referidas a las violaciones a los derechos humanos ocurridas durante la última dictadura militar. Si bien en principio el objetivo será, como en los procesos abiertos por la Cámara porteña y la de La Plata, buscar la verdad sobre lo ocurrido con los desaparecidos sin llegar a la condena penal; también se investigará sobre la desaparición de menores y se tratará de condenar a los culpables.

La reapertura de las causas fue decidida por unanimidad por la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba. Según explicaron los camaristas, las investigaciones estarán centradas en conocer cuál fue la suerte y paradero de los desaparecidos: se tratará de establecer los lugares y las formas de secuestros, los sitios donde estuvieron detenidos, cómo murieron y dónde están enterrados. Pero, indicaron, esto no implicará la continuación de los procesos abiertos contra los militares que resultaron beneficiados por las leyes de obediencia debida y punto final y por los indultos. Además, los camaristas aseguraron que la determinación de abrir las causas también se tomó con el objetivo de investigar y condenar a los culpables de la desaparición de menores.

Los jueces Gustavo Becerra Ferrer, José Mosquera, Humberto Aliaga Yofre, Pedro León Feit, Raúl Amílcar Sánchez Freytes y Luisa Rueda tomaron esta resolución a partir de la petición formulada en febrero por el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y la abogada María Elba Martínez en representación del Servicio de Paz y Justicia (SerPaj) para que se reinicien las investigaciones en el área comandada entre 1976 y 1978 por el general Luciano Benjamín Menéndez, que además de Córdoba abarca 10 provincias de Cuyo y el Nordeste. En el escrito presentado por Pérez Esquivel y Martínez se apeló al pronunciamiento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que en 1992 y 1997 dictaminó que las leyes y los indultos violan varios artículos de la Declaración Americana de los Derechos Humanos y del Pacto de San José de Costa Rica y exigen al Estado argentino continuar las investigaciones a fines de determinar lo sucedido con las víctimas de la represión ilegal. El 4 de mayo, el fiscal Humberto Vidal Lascano dictaminó que correspondía dictar la reapertura de las causas, teniendo en cuenta la limitación existente por las leyes dictadas durante el gobierno de Alfonsín.

La investigación retomará los más de 500 casos que se habían seleccionado dentro de las denuncias del Tercer Cuerpo para el juicio contra Menéndez que quedó trunco quince días antes de la realización de la primera audiencia oral y pública, cuando en octubre de 1989 el general fue favorecido por el Indulto. En los archivos de los tribunales federales de Córdoba todavía están las 17 mil fojas de los 85 cuerpo que conforman la causa.

En este sentido, la estrategia del Serpaj apuntaría a "abrir el espectro" tratando de incorporar no sólo las causas por menores sino también incluir delitos económicos, tampoco contemplados por las leyes que beneficiaron a mas de 100 militares. Se apuntaría, además, a incluir nuevos partícipes y responsables, que no fueron beneficiados por las leyes, y que, a partir de que fueron derogadas, no podrán recurrir a ellas.

Informe: Victoria Ginsberg

 


 

HISTORIA DE DOS CHICOS SUSTRAIDOS ILEGALMENTE
"NO SOY HIJA DE DESAPARECIDOS"

Por José Natanson

t.gif (67 bytes) "Cuando tenía nueve años mis padres me contaron que era adoptada. Yo los amo, los quiero muchísimo. Y ellos a nosotros también. No es verdad que sea hija de desaparecidos." Carolina, al igual que su hermano Pablo, fue anotada de manera ilegal como propia por el matrimonio compuesto por el mayor médico del Ejército Norberto Bianco y por su esposa Nilda Wehrli, quienes se encuentran procesados por la Justicia Federal argentina y encarcelados por "sustracción, ocultación y retención de menores". Se presume que uno de los dos jóvenes es hijo de Abel Madariaga, quien consideró ayer "absurda" la decisión de la Justicia paraguaya de no remitir pruebas de sangre para realizar los estudios genéticos que permitirían determinar la filiación real.

En la causa Bianco se investigan crímenes cuya impunidad no quedó garantizada ni con las leyes de Punto Final y Obediencia debida ni con el indulto. En marzo pasado, la Justicia argentina logró la extradición del matrimonio, que se había fugado a Paraguay en 1986. En el expediente está probado que las partidas de nacimiento de Carolina y Pablo fueron falsificadas y que el mayor Bianco se desempeñó como médico en el centro ilegal de detención que funcionó en Campo de Mayo, en donde nacieron los dos chicos.

Ayer, Carolina aseguró que en 1986 el matrimonio Bianco les reveló a ella y a su hermano que eran adoptados. "Tenía nueve años, pero no le di mayor importancia porque para mí ellos son mis padres. Yo los amo, los quiero muchísimo."

Nelson Castro le preguntó ayer por Radio Del Plata si sabía que tanto ella como su hermano eran hijos de desaparecidos.

--No, no, no. Eso es algo que no está comprobado y no es la verdad.

Carolina, de 22 años, está casada, tiene dos hijos y vive en Asunción del Paraguay. "Es mi derecho negarme a los estudios genéticos. Es algo mío y creo que se tiene que respetar. Mi hermano tiene la misma posición que yo", aseguró ayer.

La Justicia paraguaya sostuvo que no puede someter a los jóvenes a análisis genéticos compulsivos por considerarlos mayores y emancipados desde que se casaron.

Carolina dijo ayer que tanto ella como su hermano mantienen un "contacto constante" con los Bianco. Cuando el periodista le comentó que en la otra línea se encontraba una persona que podría ser su tía, la joven aseguró que no tenía intención de hablar con ella. "No importa, la quiero, la respeto y no quiero hacerle daño", dijo, emocionada, Alba Lanzilotto, quien luego agregó que Carolina "podría ser hija de Ana María Lanzilotto por fecha y lugar de nacimiento".

Por su parte, Abel Madariaga, el presunto padre de Carolina o de Pablo, cuestionó la actitud de las autoridades paraguayas de no someter a los jóvenes a los análisis genéticos y añadió que "este camino ha sido muy largo y muy tortuoso hasta llegar al día de hoy, en que Bianco y su mujer han reconocido el delito de la expropiación de dos menores".

Madariaga agregó que "presume" que uno los dos chicos criados por el matrimonio Bianco es hijo suyo. "Una persona que estuvo detenida dijo que mi mujer dio a luz en Campo de Mayo en 1977."

 

UNIÓN NACIONAL

Por Luis Bruschtein

Parecía difícil que el mismo día que empezaba el Mundial de Francia apareciera otro tema que le disputara la tapa de los diarios. Pero la detención de Jorge Videla rompió todos los esquemas. Cuando lo juzgaban, Videla decía que se estaba provocando la desunión entre los argentinos. Ayer, su detención pareció convertirse en el emblema de la unión nacional.

Salvo la bronca de los secuaces del ex dictador, la calle, los medios de comunicación, los comentarios en los bares, expresaban alegría, alivio o dudas o las tres cosas al mismo tiempo.

Videla despreció siempre la justicia y dijo que sólo confiaba en el juicio de la historia y en el de Dios. A 22 años del golpe, ya se adivina el juicio de la historia, por lo que sólo le queda esperar el de Dios. Y que arriba entiendan que la guerra contra la subversión imponía la necesidad de secuestrar y torturar mujeres embarazadas, hacerlas parir anónimamente, robarles los hijos a ellas y a sus familias para dárselos a familias de militares y después asesinar a las madres. Que entiendan, como ya lo han entendido muchos sacerdotes, que el comunismo apátrida reinaría en la Argentina si los hombres bajo sus órdenes no cometían estas aberraciones con mujeres y niños.

Las dudas por su detención también son lógicas. Tienen que ver con la mala imagen de la Justicia y con la idea de que este modelo se apoya en la impunidad del poder. Se instalaba así la sospecha de que la detención de Videla era una maniobra política. Algunos decían que Menem intentaba aflojar la presión internacional. Otros que era una movida del juez.

Pero la burla sería que quede en libertad y no que lo hayan detenido. Prácticamente no hay argumento legal para volver a liberarlo o para evitarle el juicio y la condena. La sustracción de menores es un delito permanente y de lesa humanidad, o sea que no prescribe. Y además, este delito no fue incluido en el juicio a los ex comandantes, porque en ese momento no había aún tantos casos de chicos recuperados como para probar la existencia de un plan sistemático.

Aun cuando sea una maniobra, tiene un efecto que va más allá de un cálculo tan corto. La cárcel de Videla y sus secuaces no solamente está relacionada con hechos que ocurrieron en el pasado, porque la impunidad de los genocidas fue la piedra fundacional de un sistema. Y lo que ahora está en tela de juicio ya no son solamente esos delitos, sino también la impunidad con que se los quiso recubrir. Y cuestionar la impunidad es cuestionar ese sistema.

 

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