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CON LA LLEGADA DEL RECESO INVERNAL SE MULTIPLICA LA CARTELERA DE TEATRO INFANTIL
Para todos los gustos y edades

Desde las cuidadas producciones de los teatros oficiales hasta los espectáculos a la gorra, los chicos tienen teatro asegurado.

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"Clun", por la troupe de clowns que dirige Marcelo Katz (ex La Trupe) va en el Centro Recoleta.
Nuevas obras compiten con las ya estrenadas, en salas oficiales y también en las privadas.

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"Robin Hood", comedia musical de Nora González Pozzi.
Las composiciones son de Angel Mahler, en el Teatro Avenida.


Por Cecilia Hopkins

t.gif (67 bytes) El comienzo de las vacaciones de invierno muestra una amplia oferta de espectáculos infantiles, ambiciosa para los tiempos que corren. Nuevas obras compiten con las ya estrenadas en salas que, como las oficiales, mantienen una programación infantil durante todo el año. Así, en el Teatro San Martín, además de las funciones de ballet (Circo Stravinsky y el estreno de mañana de Alicia en el País de las Maravillas), se mantienen El árbol, espectáculo basado en la novela de Graciela Montes, por el grupo de titiriteros que dirige Adelaida Mangani, y La Tempestad, de Claudio Hochman, sobre el clásico de Shakespeare. La Sala Alberdi del Centro Cultural San Martín apuesta a El príncipe rapaz, de Ricardo Talento (coproducción con la Escuela Municipal de Arte Dramático); el Presidente Alvear, a El fantasma de Canterville (adaptación musical del cuento de Oscar Wilde) y el Regio, propone Lo mejor de los Muvis. Con gran despliegue visual se estrenó en el Cervantes Las mil y una noches, en adaptación de Luis Rivera López, por el Grupo Libertablas, y en otra línea, el Centro Recoleta ofrece Clun, por la compañía de clowns que dirige Marcelo Katz (ex La Trup).

Si bien este año son menos las propuestas comerciales que apelan a la versión teatral de programas televisivos (un caso es "Chiquititas"), algunas figuras de la tele pisan las tablas, entre ellas "Las 3 Marías" (ex Trillizas de Oro), que hacen Cosquillitas en el corazón, en el Lola Membrives, y Florencia Peña y Diego Ramos, que reeditan Cenicienta en el Metropolitan 1. A medio camino entre el teatro y el cine, en el Paseo La Plaza continúan las funciones de la excelente Stan y Oliver, de Hugo Midón, de quien se repuso La vuelta manzana, en el Auditorio San Isidro. Dos visitas que se reiteran: la del Circo de Moscú, que esta vez sube al escenario del Broadway, con artistas profesionales y debutantes, y Holiday on Ice, que trae The Broadway Show, un homenaje a los grandes musicales, con una Barbie patinadora como atracción central, acompañada por su inseparable novio Ken.

Para jugar con el folklore es una de las varias propuestas musicales del receso escolar. El grupo La Cachaña propone divertirse con bagualas y malambos y apreciar el canto mapuche, quechua y guaraní (hoy y el jueves 23 y viernes 24 en el Estudio 8 de ATC, de Figueroa Alcorta y Tagle, a las 14). Protagonizado por Alejandro Sverdlik y Marcela Basso (dos ex integrantes de la tribuna de Nico), el espectáculo Charanguito en concierto ofrece pequeñas historias a través de juegos participativos en clave de rock, balada y carnavalito, todos los sábados en la sala de la SADE de México 524, a las 17. Escrita por Andrés Cesáreo y a casi diez años de haber recibido el Premio Estrella de Mar al mejor espectáculo infantil, la comedia musical El sueño del Payaso Maravilla se repone en El Vitral, los sábados a las 15. También en el terreno de la comedia musical, la autora Mónica Cabrera debuta en el teatro infantil con Chau Pinela, en el Teatro Concert, los sábados y domingos a las 16. Y con música de Angel Mahler y en adaptación de Osvaldo Tesser, el cuento de Christian Andersen Karen y las zapatillas rojas ocupará una de las salas del Centro Cultural Borges.

En materia de magia, la Sala Enrique Muiño del Centro Cultural General San Martín presenta Amapola y Mascaró (sábados y domingos a las 15.30) "varieté infantil mágico-ecológico", según define Amapola Rey, artista que creció en el Circo Tihany, viajando junto a su padre, acróbata y director de la troupe. Los chicos podrán optar entre una amplia variedad de espectáculos con títeres: la Asociación Italiana de Belgrano presenta Un tesoro de piratas (sábados y domingos a las 16), por Los títeres de Don Floresto, mientras que en Liberarte pueden verse los títeres búlgaros del Grupo Kukla, todos los domingos, en doble función. También la Compañía Titiritesca ofrece lo suyo, con Historias vividas por títeres, en el Teatro Palermo (Paraguay 4229), los domingos a las 16.30.

Lo tradicional reaparece aggiornado en producciones tales como Pulgarcita, que el grupo Yopoloko, muestra los sábados y domingos a las 15, en el Teatro Bajo Corrientes, La mancha de Robin Hood, por el Teatro Taller La Mancha (los sábados a las 23, por tratarse de un espectáculo dirigido al público adolescente, en Ciudad de la Paz 1972), y el musical Robin Hood, dirigido por Nora González Pozzi, en el Avenida (sábado y domingo a las 15). Los personajes de las fábulas clásicas tienen su lugar en El rey del mundo, de Delia Maunás, con música de Oscar Cardozo Ocampo (sábados y domingos a las 16) en Andamio 90 y Fábulas con pantuflas, dirigido por Alberto López Castell en el Centro Cultural Adán Buenosayres (domingos a las 17 y a la gorra). Basado en las novelas de aventuras de Emilio Salgari, se acaba de estrenar El corsario negro (Teatro Empire), un musical de Aníbal Silveyra, también protagonista, secundado por Gerardo Baamonde.

Un evento de proporciones comienza este fin de semana en el Auditorio UPB (el IV Encuentro de Teatro, Títeres y Cuentos) y la realización de un Primer Festival no Competitivo de Espectáculos Infantiles en el Centro Cultural Espacios de Villa Ballester, del que participa Héctor Malamud (autor y director de la propuesta: Ding Dong Clown). Los Juglares de La Carreta continúan con Chivos y bichos (de Leo Dyzen y Enrique Naidich) en el Teatro IFT y se multiplican los entretenimientos atípicos con intenciones educativas, como La pequeña aldea, un montaje teatral ideado sobre una maqueta de 30 metros cuadrados --réplica de la Buenos Aires colonial-- en la que un grupo de actores dramatiza anécdotas referidas al viaje de los congresales a Tucumán. Las funciones se realizan a las 16, en el Museo Saavedra (Crisólogo Larralde 6309). Otro evento que conjuga diversión y aprendizaje es Chagall para niños, muestra de 20 reproducciones del artista ruso, realizadas con un material apropiado al público infantil, que puede tocar las pinturas sin que nadie se lo prohíba. Otra posibilidad es la de disfrazarse, dibujar, hacer rompecabezas o esculturas de arcilla. La muestra, que también incluye videos, talleres de cuentos ilustrados y títeres, está abierta todos los días de 9 a 21, en el Palais de Glace, Posadas 1725.

 

Si es clásico, es bueno

El grupo Libertablas, responsable de la adaptación teatral de Las mil y una noches que se presenta en el Cervantes no estuvo desde sus orígenes orientado al público infantil. Sergio Rower y Luis Rivera López, sus cabezas más visibles, se perfeccionaron como titiriteros junto a Ariel Bufano, pero su intención fue desde un principio hacer teatro con títeres para adolescentes y adultos. Fue recién después de su experiencia televisiva con "Kanal K" (aquel ciclo que se hizo famoso tanto por su mordacidad como por sus versiones titiritescas de personajes públicos) que Libertablas pensó en dedicar un espectáculo al público infantil. Así surgió junto a Soledad Silveyra el montaje de Alicia en el país de las maravillas, que les valió el ACE 1993. El grupo, que se define como independiente porque autoproduce sus obras en todos los casos, parece sentirse cómodo en este terreno: "trabajamos con mucha libertad y todavía seguimos recurriendo a los libros que nos conmovieron cuando éramos chicos", cuenta Rower a Página/12. El actor y director cree fervientemente en la eficacia de los clásicos infantiles, aparte de ser consciente de que el trabajo autoral no es tarea sencilla: "hay tantos textos buenos escritos que para qué ponernos a escribir, si no es lo nuestro", razona. Claro que reconoce que, si bien los cuentos tradicionales mantienen intacto su atractivo, el desafío consiste en presentar el material desde un formato que atrape la atención de los chicos, lo cual requiere de un trabajo interdisciplinario, en el que, aparte de la interpretación y la música, los recursos plásticos tienen un protagonismo especial. En este sentido, la labor de Magda Banach, vestuarista y escenógrafa de Libertablas es crucial. Egresada de Bellas Artes, Banach residió en Polonia varios años, donde incursionó en el teatro de títeres y objetos.

 

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