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EL TEMA

Por Martín Granvosky


LAS CLAVES POLITICAS DE LA CRISIS

Qué hay en Brasil además de Pelé, garotas y una Bolsa

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Fernando Henrique Cardoso, primero en las encuestas

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Lula, del PT, quiere llegar a la segunda vuelta


t.gif (862 bytes) Pobre Brasil. Tan grande y al mismo tiempo, mirado desde aquí, tan pequeñito. Si fuera por la Argentina, Brasil cabría en una foto por año. En 1970, Pelé. En el '77, deme dois. En todos, una garota con música de Jobim. Y ahora, una gran Bolsa que esconde dentro suyo un fantasma: el virus de la devaluación. Aunque en el cortísimo plazo no existe un problema mayor para la Argentina que la situación brasileña, Brasil aparece sólo como un gran miedo. Sin gente, sin economía real. Sin política. Aquí se intenta demostrar por qué esa visión es un poco tontinha.

El gran problema de Brasil es la combinación entre elecciones y crisis financiera internacional. La primera vuelta de las presidenciales, en las que compiten el actual presidente Fernando Henrique Cardoso y el candidato de la izquierda, Lula, se librará el 4 de octubre. La segunda, tres semanas después, el 25. La crisis, como se sabe, no tiene etapas previsibles. Ejerce día a día una sólida tarea de demolición que ya consiguió estos números:

* A fines de julio Brasil tenía 69 mil millones de dólares en reservas. Hoy apenas 47 mil millones.

* Solamente en la Bolsa de Sao Paulo los especuladores extranjeros retiraron en setiembre 800 millones de dólares.

* El Banco Central puso la tasa interbancaria en un 49,75 por ciento. Hace diez días estaba en 29,75.

* La consultora Standard & Poor's rebajó de "estable" a "negativa" la calificación de riesgo de las deudas de corto y largo plazo en Brasil.

* Las empresas no toman créditos porque la tasa es demasiado alta. Ford y General Motors ya anunciaron suspensión de personal para setiembre y octubre. Los autopartistas dijeron que el aumento del interés sobre el descubierto agravará el parate.

* A pesar de los rumores sobre un probable control de las importaciones, muchas empresas han detenido las compras en el exterior: temen quedarse con un stock imposible de liquidar y de pagar.

* La caída del precio del petróleo alejará a las multinacionales del futuro negocio de la flexibilización del monopolio que ejerce Petrobras.

* Brasil profundizará el recorte de gastos fiscales, que aumentará el costo social de la crisis.

* La tasa de desempleo en el Gran San Pablo podría llegar al 20 por ciento a fin de año. En 1995 era del 13,2. Según el economista Bernard Appy, con un 5 por ciento de crecimiento anual el desempleo no empeoraría, pero tampoco era esperable una reducción. Las previsiones se acercan hoy al crecimiento cero. María Cristina Cacciamali, de la Facultad de Economía y Administración, pronosticó en Gazeta Mercantil que aumentará el empleo negro y, así, la exclusión social.

Este panorama tremendo, que podría ser aún peor si Brasil practica una devaluación del 40 o el 50 por ciento y se acerca a alguna de las híper (la hiper-recesión, la hiper-inflación), hasta ahora benefició políticamente a Cardoso. Una encuesta de Folha de Sao Paulo del último domingo le dio 48 por ciento de intención de voto, contra un 26 de Lula y un 7 de Ciro Gomes, el distante tercero en discordia. Hace tres meses, FHC y Lula empataban. El crecimiento de Cardoso se debe sobre todo a una percepción: el 54 por ciento de los consultados dice que él está en mejores condiciones de manejar la crisis financiera. Con estos números, FHC conseguiría la reelección en la primera vuelta, un objetivo que lo obsesiona por una razón que explicó a Página/12 Paulo Totti, subdirector de Jornal do Brasil y uno de los mejores analistas del vecino. "El gobierno intenta llegar a las elecciones sin que la crisis se convierta en pánico y trata de evitar la segunda vuelta porque, con ballottage, el pánico puede aparecer entre una y otra votación", dijo.

La estrategia del PT de Lula es simétrica. "Nuestra meta es que Fernando Henrique no gane en la primera vuelta", comentó a este diario Marco Aurelio García, el jefe de la Comisión de Programa del PT. "Si gana en la primera, es imprevisible lo que puede pasar. Si, en cambio, no se asegura los votos en la primera, deberá cuidarse de imponer un programa de ajuste violento porque tendrá miedo de perder el ballottage."

La voz de García no sonaba a batucada ni carnaval. "En la comisión teníamos tres escenarios previstos por si debíamos gobernar a partir del 1° de enero. Lo que estamos viviendo en Brasil es ya el tercer escenario que imaginábamos, el peor de todos", dijo.

El apocalipsis se produjo, según el experto petista, porque FHC "adoptó la solución más convencional y clásica cuando elevó la tasa de interés de una forma absurda en la idea de que esto se resuelve con un aumento del superávit primario. Ahora --criticó García--, ese superavit ya está siendo sobrepasado por el pago de los intereses. La elevación de la tasa producirá un costo financiero extraordinario, la reducción de la actividad será más grande y bajará el ingreso federal".

El cálculo de la oposición es que cada cinco días la crisis se devora una propuesta, y ésta queda obsoleta. Lula parecía proclive a una gran devaluación. ¿Lo es? "Somos partidarios, más bien, de cortar la salida de divisas con un control de cambios", dijo García, que se rió de la paradoja que muestra al PT defendiendo el real. "Nos inclinamos por un modelo de control de importaciones y ajuste administrado de la tasa de cambios que permitiría incluso una reducción de la tasa de interés." ¿Integraría el PT un gobierno de unión nacional? "Discutamos primero la propuesta", sugirió el asesor de Lula.

El periodista Totti, que estaba en Washington cuando comenzó el Efecto Tequila, a fines del '94, sumó otro elemento clave a un cuadro capaz de descorazonar al más vital de los brasileños. Explicó que FHC esperaba una ayuda de los Estados Unidos, pero que esa colaboración es difícil. "Aunque Clinton tiene poderes legales para recetar ayuda, los norteamericanos se resistieron en los casos de México '94 y Rusia '98. No quieren que el riesgo capitalista quede salvado siempre, al final de la película, por el Séptimo de Caballería que lo rescata del enemigo. Y además --dijo Totti--, no veo que Bill Clinton tenga mucha fuerza para ayudar a su amigo Fernando Henrique, ¿no?"

No.

 

LA TENDENCIA


La pérdida de poder matar


t.gif (862 bytes) Uno de los funcionarios argentinos que mejor conoce Brasil propuso a Página/12 un análisisna06fo03.jpg (9249 bytes) de la crisis que tomara como eje la legitimidad política. Habló a condición de que se respetara su pedido de reserva de identidad. Este es el resumen de sus ideas:

* "En todos los casos de crisis había una crisis de poder."

* "Había crisis de poder en Corea del Sur y había crisis de poder en Indonesia, a tal punto que cayó el gobierno de Suharto."

* "El Tequila sobrevino en medio de una gran crisis política en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari."

* "La crisis rusa es la máxima expresión de la crisis de poder: allí hasta el Estado corre el riesgo de la desintegración."

* "Brasil sufre una grave crisis financiera, pero no una crisis de poder. El problema allí es que Fernando Henrique Cardoso ya usó las principales herramientas de corto plazo, como el aumento de las tasas de interés, y las respuestas se van agotando, en un momento en que Bill Clinton, con quien tiene una relación personal muy fuerte, no ejerce plenamente la presidencia."

* "El máximo peligro es la devaluación en Brasil."

* "Cardoso es fuerte ahora, y un triunfo en las elecciones lo fortalecería aún más."

* "En ningún caso la Argentina puede desentenderse de la suerte de Brasil."

 

EL TEXTO


La política empobrecida

t.gif (862 bytes) En Comunicación y política, un libro de varios expertos franceses y canadienses que acabana06fo04.jpg (18688 bytes) de distribuir Gedisa, aparecen interesantes puntos de discusión que podrían reproducirse aquí en vísperas de una interna opositora, otra oficialista y una elección presidencial decisiva. Un ejemplo: "La política democrática tiene la ventaja de obligar a una simplificación del discurso político, porque la política hecha 'a la vista del pueblo' debe ser comprensible". Pero si todo se reduce a un juego de estereotipos, se empobrecerá la política y serán esperables dos etapas. En la primera reinará una calma chicha. En la segunda, una política violenta pondrá en riesgo la política institucional. Otro tema interesante es el "filtrado" del discurso político. La mediatización de la política cumple una función de transmisión del mensaje, producto de una jerarquización de temas; otra de puesta en escena del mensaje, que cambia en cierto modo el discurso inicial; y una tercera de comentario del discurso, que lo sitúa en un contexto y le atribuye "una significación que quizás no tenía al comienzo". Quienes se ocupan del marketing político terminan trabajando en la anticipación de las condiciones en que los medios cumplirán esas tres funciones. ¿Los políticos no podrían ocuparse ellos mismos de establecer un canal de comunicación directo? Naturalmente, pero, dice uno de los autores, la credibilidad de los mensajes directos cayó en las últimas décadas.


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