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TRES PASTORES PROTESTANTES LO AYUDAN FRENTE A LA TENTACION
Bill contra el demonio de la carne

El presidente norteamericano no se psicoanaliza, pero cuenta con asistencia pastoral contra su adicción sexual.

El presidente y la primera dama en un acto de recaudación de fondos en Nueva York.
Cuando el fiscal Kenneth Starr enviaba su explosivo informe a la Cámara, Clinton pidió ayuda.

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El País de Madrid
Por Javier Valenzuela desde Washington

t.gif (67 bytes) Bill Clinton cuenta con un equipo de “asistencia pastoral” ante la nueva fase del “caso Lewinsky”, según confirmó ayer la Casa Blanca. Clinton, que a comienzos del escándalo usó los servicios espirituales del reverendo Jesse Jackson, le ha pedido a otros tres predicadores protestantes que constituyan ese equipo y le ayuden a “resistir las tentaciones que lo devoran” y que han terminado por poner en peligro su presidencia. La Casa Blanca no lo dice de modo explícito, pero es obvio que esas “tentaciones” son los fuertes deseos sexuales que lo llevaron a sostener relaciones en pleno Salón Oval con la becaria Monica Lewinsky.
La Casa Blanca, a través de su todavía portavoz Mike McCurry, precisó a finales de la pasada semana que, en contra de los rumores que entonces circulaban por Washington, Clinton no está siendo sometido a tratamiento médico o psicológico para intentar controlar su libido. Pero fuentes de la oficina presidencial confirmaron ayer que el pasado 7 de setiembre, cuando EE.UU. celebraba su Día del Trabajo y el fiscal especial Kenneth Starr se aprestaba a enviar al Congreso su ya célebre informe sobre el “caso Lewinsky”, Clinton telefoneó personalmente a tres pastores protestantes y les pidió ayuda.
Uno de ellos es el reverendo Gordon MacDonald, pastor de la Capilla de la Gracia de Lexington (Massachussets). MacDonald es una autoridad en materia de adulterio porque él mismo confesó en público años atrás haber sostenido una relación extraconyugal. Otro es Tony Campolo, un baptista de Pennsylvania considerado muy liberal. Campolo defiende abiertamente que el cristianismo debe aceptar la homosexualidad. La identidad del tercer “gurú” del presidente no es todavía conocida.
Clinton no es un líder laico a la europea, de esos que jamás explotan políticamente la imagen de su entrada en una iglesia en compañía de toda su familia. Muy al contrario, el 42º presidente de EE.UU. no es sólo un baptista practicante que hace alarde de ello, sino que uno de los grandes temas políticos de su presidencia es “la resurrección en EE.UU. de los valores familiares y religiosos”.
En los grandes momentos de su presidencia, los buenos y los malos, Clinton ha recurrido a los servicios de líderes religiosos. Cuando conquistó por segunda vez la presidencia, tuvo como “gurú” al reverendo Robert Schuler, pastor de la Iglesia de Cristal de California. El le sugirió el “leitmotiv” bíblico con el que Clinton comenzó su segundo mandato: “Tú serás el reparador de la brecha”. En enero, en la primera fase caliente del “caso Lewinsky”, Clinton convocó a Jesse Jackson.
Clinton, según un comunicado difundido ayer por el reverendo Campolo, es “un hermano que ha caído” y que merece que le sea aceptada “su petición de perdón”. “Queremos comprender qué es lo que hay de erróneo en su persona, qué es lo que le ha impulsado a cometer los trágicos pecados que han marcado de modo tan fuerte su vida y su trabajo como presidente”, dice el comunicado. Campolo, que conoció a Clinton en un desayuno sobre el trabajo social voluntario celebrado en la Casa Blanca en 1993, confirmó que el presidente le ha hablado sobre sus impulsos sexuales, pero no quiso dar más precisiones. “Ese no es asunto de nadie”, señaló.
Hace 12 años, MacDonald confesó en público a sus fieles que había engañado a su esposa con otra mujer y dimitió de su ministerio sacerdotal. Tras escribir y publicar un libro sobre su experiencia –Reconstruyendo tu mundo roto– regresó a sus tareas pastorales. “Yo entiendo lo quesignifica enfrentarse al escrutinio público cuando se ha pecado”, dijo MacDonald el domingo en su sermón en la Capilla de la Gracia.
Cuando lo telefoneó el Día del Trabajo para pedirle ayuda, Clinton le dijo a MacDonald que ya había leído dos veces Reconstruyendo tu mundo roto. Tres días después, el jueves de la pasada semana, el pastor pasó varias horas conversando con el presidente en la Casa Blanca, y esa noche durmió en el dormitorio Lincoln.

 


 

EL INFORME STARR PROBARIA QUE CLINTON COMETIO PERJURIO
Hay base legal para echarlo

Por J.V. desde Washington

t.gif (862 bytes) El fiscal Kenneth Starr tiene razón al considerar que los delitos de los que acusa al presidente Bill Clinton –especialmente el de perjurio– merecen que la Cámara de Representantes del Congreso los estudie como posible causa de “impeachment” o destitución del presidente, según las primeras reacciones de destacados profesores de Derecho Constitucional de las universidades de Harvard y Georgetown que han estudiado el informe masivamente difundido el viernes a través de Internet.
Esa impresión se ve reforzada por la primera ojeada al voluminoso material –18 cajas– que acompaña al informe –y que todavía no ha sido hecho público– que hizo el fin de semana un reducido grupo de congresistas y asesores jurídicos del Comité de Asuntos Judiciales de la Cámara de Representantes. La documentación de apoyo que acompaña al informe del fiscal Starr “aporta pruebas sólidas y suficientes para que el Comité de Asuntos Judiciales proceda a una investigación completa sobre un posible `impeachment’”, informaron ayer a CNN fuentes que han tenido acceso a ese material. “Hay base suficiente para acusar al presidente de perjurio”, añadieron esas fuentes.
Esa documentación no es conocida todavía por el público, pero ha sido revisada ya por congresistas del comité y sus asesores jurídicos. “Es posible que la Casa Blanca pueda oponer una sólida defensa a los hechos y las acusaciones presentados por el fiscal especial, pero lo cierto es que ningún juez negaría que este caso merece la celebración de un juicio”, señalaron las fuentes mencionadas por la cadena televisiva.
El Comité de Asuntos Judiciales debe decidir en las próximas semanas. Probablemente intentará hacerlo antes de la disolución del Legislativo el mes próximo si las acusaciones y las pruebas presentadas el miércoles por Starr son sólidas y merecen la apertura de una investigación con sus correspondientes audiencias sobre la posible comisión de “serios crímenes y malas conductas” susceptibles de destituir al presidente Clinton. Esa investigación la realizaría ese mismo comité, pero sus componentes serían los surgidos de las elecciones de noviembre y no podrían comenzar a trabajar hasta la constitución del nuevo Congreso, el próximo enero.
Si al término de meses de trabajo –siete en el caso Watergate– el comité asume todas o parte de las acusaciones de Starr, el caso pasaría al pleno de la Cámara de Representantes. Si ésta acepta esas acusaciones por mayoría simple, el Senado se constituiría formalmente en tribunal.
Aunque no conozcan las pruebas aportadas por Starr en las 18 cajas de documentación, los constitucionalistas citados por The New York Times creen que el informe ya conocido es sólido. “Desde el punto de vista técnico, si las acusaciones son ciertas constituyen delitos susceptibles de `impeachment’”, declaró Susan Low Bloch, profesora de Derecho Constitucional en la Universidad de Georgetown. “Mi impresión es que dadas las vagas fronteras del concepto `serios crímenes’ y `malas conductas’, éste es un caso para `impeachment’”, corroboró Richard Parker, profesor de esa misma materia en Harvard.
Pero todos los juristas tienen mucho cuidado en precisar que la decisión es política y corresponde al doble jurado de la opinión pública y el Congreso de EE.UU. Newt Gingrich, el presidente republicano de la Cámara de Representantes, no desea que sus correligionarios se queden solos en el proceso de “impeachment”. Gingrich y los suyos sólo irán adelante si cuentan con apoyo de una parte de los demócratas y un clima popular favorable.

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