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MENEM SE PRESENTO EN LA ASAMBLEA DEL FMI COMO LIDER DE LA REGION
Ahora quién podrá venir a defendernos

El Presidente pudo florearse, al hablar ante la asamblea conjunta del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, con el éxito del modelo argentino. Contra la idea de Economía, no buscó diferenciarse de Brasil.

Bill Clinton, presidente de Estados Unidos, junto al mandatario argentino Carlos Menem.
El jefe del gobierno de Washington guía los pasos del titular de la Casa Rosada.

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Por Maximiliano Montenegro desde Washington

t.gif (67 bytes) En su flamante rol de líder de los países emergentes, estrenado ayer durante la apertura oficial de la Asamblea del FMI, el presidente Carlos Menem salió al rescate de Brasil. En su discurso consagratorio, sucesivo al del presidente Clinton, Menem mostró al modelo argentino como el ejemplo que el FMI quisiera ver en todo país emergente. Pero también expresó su apoyo explícito al gobierno de Cardoso: “No tenemos ninguna duda del éxito de nuestro socio y hermano, Brasil”, afirmó.
Reveló, además, que intercedió ante Clinton para que ayudara a Brasil a conseguir financiamiento; habló de un paquete de salvataje para el socio mayor de 30 mil millones de dólares (ver página 23), y hasta le puso fecha: “Tal vez la semana que viene se estén haciendo algunos anuncios”, sostuvo. Por si fuera poco, admitió que estaba gestionando una línea de crédito para toda Latinoamérica de organismos internacionales. Los periodistas brasileños estaban fascinados: “En unos minutos contó más de las negociaciones de Brasil ante el FMI de lo que dijeron nuestras autoridades en la última semana”, comentaban.
Menem estaba exultante cuando ingresó en el salón principal del hotel Marriot. Su alocución, de algo más de diez minutos, se concentró en destacar los logros económicos de su gobierno y presentar a Argentina como un ejemplo a seguir en el mundo. “En la década del ’90 transformamos una economía devastada por la hiperinflación, la especulación y la corrupción estructural”, afirmó. Se preocupó por dejar en claro que, “en medio de la crisis, la Argentina incrementa en forma permanente las reservas y los depósitos de su sistema financiero”. Habló de “un boom de inversiones extranjeras directas que ascienden a 800 millones por mes” y señaló que se prevé “desde este año hasta el 2002 una inversión de 70 mil millones de dólares”. También mencionó la “sana disciplina fiscal de la Argentina” y calificó el acuerdo de facilidades ampliadas que se firmó con el FMI hasta el año 2000 como de carácter “precautorio”.
Citando estadísticas de dudosa calidad, dijo que había mejorado la distribución del ingreso entre ricos y pobres, no se refirió a la desocupación y explicó que “en 1989 el 38% de los argentinos vivía bajo la línea de pobreza”, mientras que “hoy sólo el 18% está en esa condición”.
Por otro lado, avaló la tarea del FMI y el Banco Mundial, “en su rol de reestablecer la confianza de los mercados” y apeló al Grupo de los Siete para “otorgarle un pleno apoyo financiero y dotarlo de los recursos necesarios”. Y, para satisfacción de Michel Camdessus, volvió a dar el ejemplo: “La Argentina ha previsto para su próximo presupuesto una ampliación de la cuota que destina a dichos organismos”, apuntó.
“Humildemente, estamos convencidos de que, para enfrentar con éxito los graves problemas que atraviesa el mundo, la propuesta argentina es el camino con el cual saldremos de la crisis en que vivimos”, concluyó. Hasta ahí, sus comentarios estuvieron bastante en línea con el borrador que habían preparado Economía. Sin embargo, se salió del libreto que había sugerido el equipo de Roque Fernández, que sólo hablaba de Argentina, cuando expresó: “Otro ejemplo de firmeza política para llevar adelante el proceso de transformaciones es Brasil, con el liderazgo del presidente Fernando Henrique Cardoso”. En tanto, auguró: “No tenemos duda del éxito de Brasil”.
Pero ése fue solo un bocadillo comparado con sus declaraciones en la conferencia de prensa que ofreció en el Hotel Omni Shoreham, pegado al Marriot.
–¿Aprovechando su viaje a Washington, está dispuesto a interceder ante el FMI para que se agilice el paquete de financiamiento para Brasil? –le preguntó Página/12.
–En mi diálogo con el presidente Clinton hablamos del tema Brasil. Y tanto Estados Unidos, el FMI y otros países están dispuestos a ayudar a Brasil y lo van a hacer.
–¿Usted participa de esas gestiones? –insistió este diario.
–Le pedí al presidente Clinton que tenga muy en cuenta a Brasil. Si las autoridades brasileñas lo solicitan, no sólo Estados Unidos los va a ayudar, sino que, desde el vamos, también Argentina.
Tanta manifestación de poder a nivel región sólo fue empañada brevemente por la pregunta de un colega mexicano de Notimex:
–Si la situación de Argentina es tan favorable y usted dice que es un modelo para otros países, ¿por qué vienen a pedir créditos y préstamos a Washington?
–Usted para construir una vivienda puede estar bien económicamente, pero por ahí va a necesitar recursos de un banco. Eso no significa que uno está mal, sino que necesita mejorar su estándar de vida –atinó a responder Menem.

 

Un tema que lo obsesiona

Durante su discurso, Menem refirió en dos ocasiones que su gobierno terminó con la “corrupción estructural”. Lo dijo al hablar de la transformación en los 90 de “una economía devastada por la hiperinflación, la especulación y la corrupción estructural”. Luego, insistió al aludir a la eliminación de “los poderes reguladores arbitrarios”. La reiteración no fue incluida por casualidad por el equipo que escribió el discurso, coordinado por el secretario de Planeamiento Estratégico, Jorge Castro, sino que buscó neutralizar las opiniones vertidas desde Washington acerca de los altos índices de corrupción en Argentina. Unos meses atrás, Vito Tanzi, director del Departamento Fiscal del FMI, tuvo que pedir disculpas al gobierno de Menem, ya que en uno de sus estudios sobre corrupción mencionaba el caso de un Presidente que se había construido una pista de aterrizaje privada con fondos públicos. Tanzi participó ayer en un panel sobre “corrupción y reformas políticas” en los países emergentes. Para alivio de Menem, no hizo ninguna referencia a Argentina.

 


 

“ES LA CRISIS MAS GRAVE DE LOS ULTIMOS 50 AÑOS”
Clinton reclamó medidas urgentes

t.gif (862 bytes) El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, reclamó ayer a los líderes de las finanzas mundiales que “tomen medidas fulminantes y urgentes para evitar que la crisis económica llegue a América latina”. Sin embargo, a lo largo de su discurso en la inauguración de la Asamblea Conjunta del Banco Mundial y el FMI no llegó a precisar ninguna propuesta para salir de la actual situación, a la que consideró “la más grave de los últimos 50 años”.
“No podemos no hacer nada”, dijo Clinton en uno de los tantos pasajes de su alocución, plena de retórica pero carente de definiciones de fondo. “El mantenimiento del libre flujo de capitales –dijo Clinton– es esencial para la economía global, pero también es necesario adoptar medidas para evitar la repetición sistémica de crisis que empobrecen las naciones”. Indicó que “el desafío económico central es ponerle riendas a las fuerzas positivas de una economía internacional abierta, evitando al mismo tiempo los ciclos de expansión y depresión que disminuyen las esperanzas y destruyen la riqueza”. Pero advirtió, al mismo tiempo, contra la adopción de “falsas recetas” que podrían ser contraproducentes.
El mandatario estadounidense hizo especial referencia a Latinoamérica, señalando que “es necesario encontrar vías creativas para proteger a aquellos países que siguen políticas económicas firmes, pero enfrentan presiones que no son su culpa”. En todo momento, el discurso de Clinton navegó sobre lugares comunes, dando lugar a interpretaciones ambiguas. Sin embargo, terminó aplaudido por su auditorio, compuesto por banqueros y funcionarios de los gobiernos socios del FMI y el Banco Mundial.
Manifestó, además, su preocupación por la fractura social que la crisis está ocasionando en muchos países. “Debemos dar una cara humana a la economía global. Un mercado internacional que no trabaja por los ciudadanos comunes nunca logrará ni merecerá su confianza y apoyo”, expresó el mandatario. Clinton subrayó en su discurso que “la salud del mundo entero depende de Japón, sólo derribando barreras y aumentando el comercio seremos capaces de devolver a la senda del crecimiento a las naciones de Asia, Latinoamérica y de otras partes del mundo”.

 

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