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La Convertibilidad ya no es confiable para todos

La rama de consultoría de la revista “The Economist” elaboró un  ranking en el que destaca el aumento del riesgo cambiario y bancario. El “político”, estable. Advierte sobre la caída de Brasil.

Roque Fernández.
No le gustará el ranking.

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Por M.M. desde Washington

t.gif (67 bytes) Si Roque Fernández hubiese participado del desayuno que ofreció ayer The Economist a inversores presentes en la Asamblea anual del FMI hubiera sufrido un ataque de nervios. En la reunión, la rama de consultoría de la revista inglesa comentó los últimos resultados del informe sobre “riesgo país” que elabora para unas cien economías emergentes. Del estudio surge que, en los últimos dos meses, asociada con el peligro que representa Brasil, el riesgo de invertir en Argentina se deterioró sustancialmente en relación con otros países emergentes. “El nerviosismo de los inversores sobre el impacto de una devaluación en Brasil sobre Argentina podría llegar a una corrida sobre los bancos, amenazando al plan de Convertibilidad”, advierte.
El estudio de The Economist Intellingence Unit (EIU), habitualmente leído por unos 500 ejecutivos de las principales multinacionales y bancos, fija un ranking de riesgo-país, que toma en cuenta diversos tipos de riesgos al invertir en un país: el cambiario, el político, el bancario y el de estructura económica, entre otros.
En ese ranking, Argentina deterioró su posición seis lugares: del 48 pasó al 54, muy cerca de Brasil que se ubica en el puesto 61. “Este agudo deterioro en el resultado global de Argentina refleja el impacto de la crisis de los mercados emergentes en un país con una fuerte dependencia de Brasil en términos comerciales y de inversiones”, explica el informe. La peor ubicación para Argentina está, curiosamente, por el lado del “riesgo cambiario”: perdió 7 lugares y ahora se encuentra en el puesto 63, cayendo en una categoría –según The Economist– de “alto riesgo”. “Si bien Argentina tiene mecanismos con los cuales defender el tipo de cambio fijo en el caso de una corrida sobre los depósitos, una severa crisis en Brasil pondría al peso bajo una gran presión”, afirma el documento. “Mientras creemos que el gobierno argentino hará todo lo que esté en su poder para evitar que se abandone la Convertibilidad, las presiones del mercado podían subestimar estos esfuerzos. A la luz de los problemas de Brasil y las maxidevaluaciones de Asia y Rusia, el riesgo de devaluación en Argentina sin duda ha aumentado”, sentencia.
El riesgo que más aumentó en Argentina, según EIU, es el bancario, que subió nada menos que 12 posiciones (del puesto 48 al 60). “Las condiciones de los bancos se deterioraron por el incremento en las tasas de interés y el ajuste del crédito elevó las tasas de incumplimiento del sistema”, se señala. En tanto, se dice que “los bancos argentinos tienen grandes pasivos en moneda extranjera y podrían sufrir una corrida de depósitos si Brasil declara una moratoria” de su deuda. Sin embargo, destaca que “los depósitos bancarios están en niveles record”, y menciona a la red de cobertura diseñada por el Banco Central.
El riesgo asociado con un incumplimiento de la deuda también se incrementó: se deterioró 6 posiciones y hoy se encuentra en el puesto 56, sobre 100 naciones emergentes. “Esto refleja el mayor riesgo de una moratoria de los servicios de la deuda externa mientras el mercado de capitales internacional permanece cerrado a los tomadores de crédito emergentes”, comenta el informe.
El único riesgo que se ha mantenido constante es el político. Pero en ése no influye Roque sino, según The Economist, la “señal positiva” de que Menem haya resignado sus aspiraciones para un tercer mandato.

 


 

“Si con EE.UU. hay relaciones carnales, que paguen”
Calvo encontró la solución

Por M.M. desde Washington

t.gif (862 bytes) Para Guillermo Calvo, economista argentino y profesor en Maryland, para rescatar a Brasil de una devaluación, el paquete de ayuda financiera internacional debería ser de 300 mil millones de dólares, lo que es similar a afirmar que no habrá salvación para el real. “Nadie sabe cómo termina ésto”, dice con respecto al futuro de la crisis, e imagina la posibilidad de que Argentina abandone el actual modelo económico. Pero confía en que a la Argentina le queda una última salida: “si es cierto que con Estados Unidos hay relaciones carnales, es hora que lo muestren: que nos paguen”.
–¿Cómo lo ve hoy a Brasil?
–Brasil tiene vencimientos de deuda de 80 mil millones de dólares hasta diciembre, y sólo cuentan con 45 mil millones de reservas. En una coyuntura en la que a los mercados les produce alergia un papel de un país emergente, es muy peligroso. Van a tener que usar las reservas para pagar esa deuda; o devaluar para reducir el valor en dólares de la deuda denominada en reales; o desdoblar el mercado cambiario fijando controles de cambios. Están jugando con fuego.
–¿Cuál es la salida?
–La alternativa es que le aporten un paquete de financiamiento de 200 o 300 mil millones de dólares, lo que quebraría las expectativas negativas y recuperaría la confianza del mercado.
–¿Quién está hoy en condiciones de reunir semejante cifra?
–Ese es otro tema, no lo sé. Pero hay que repetir que se necesita semejante cantidad de fondos para que se haga el esfuerzo. Con 30 mil dólares nadie sabe si se puede tranquilizar al mercado. En este punto soy muy pesimista. No veo voluntad internacional para juntar un paquete importante de recursos. De la única forma en que podría lograrse sería con el liderazgo de Estados Unidos. Pero Clinton está defendiéndose de un impeachment, y ése el problema: hoy ni Clinton es creíble, por ahí lo echan pasado mañana.
–¿Hay probabilidad de que se repita una crisis como la del ‘30?
–Están cayendo un montón de fondos de inversión chiquitos y todavía nadie sabe cómo va a terminar ésto. Habrá recesión para todos los países emergentes si se cae Brasil. Si no destruimos a América Latina en este proceso, tal vez los fondos vuelvan recién en unos años.
–¿Por qué dice “si no destruimos a América latina”?
–Porque en medio de la recesión y la crisis, puede haber cambios políticos fuertes. Hay peligro que, de golpe, en Argentina se abandone lo que se estuvo haciendo. Tenemos elecciones en un año y me parece muy posible, en este contexto, que la Alianza se parta. Si se rompe el sistema económico y empieza a aumentar el desempleo, ¿van a seguir diciendo que éste es el modelo que quieren seguir? Más aún con Duhalde diciendo que el modelo está agotado.
–¿Usted cree que ante una devaluación de Brasil, habrá una corrida contra el peso?
–No necesariamente. Pero va a aumentar fuerte el desempleo. Como durante el Tequila, se va ajustar fuerte el nivel de actividad con una recesión.
–¿La desocupación puede llegar, como en el Tequila, al 18 por ciento?
–La desocupación estructural es de alrededor del 12 por ciento. Con recesión, un salto del 13 al 18 por ciento es muy factible.
–¿Qué pasó que se terminó una prosperidad para la región que muchos imaginaban como infinita?
–El mercado falló, sobre todo el financiero. Recién vamos a saber cuál es la solución cuando aprendamos cómo es que se rompió el juguete. Este no es el mercado que, los que creemos en él, queremos ver.
–¿Qué opina del control al ingreso de capitales para atenuar las burbujas especulativas?
–Suelo oponerme al control de mercado de capitales, porque es muy difícil. Además, en el no puede hacer nada con las corrientes al interior del sistema, donde también se realimenta la burbuja.
–¿Qué puede hacer Argentina?
–Argentina debería ir a pedir individualmente apoyo a la comunidad europea, porque no se sabe si el G-7 se va a coordinar alguna vez. Y si es verdad que con Estados Unidos tenemos relaciones carnales, éste es el momento que se muestren: que nos paguen.

 


 

JOSEPH STIGLIZ, ECONOMISTA JEFE Y VICEPRESIDENTE DEL BANCO MUNDIAL
“El buen alumno se debe esforzar más”

Uno de los economistas más influyentes en Washington señaló en un reportaje con Página/12 que Argentina es ejemplo en la región, pero eso no significa que no necesite seguir con el ajuste.

Joseph Stigliz: “No hay motivo racional para relacionar a Brasil y Argentina con Rusia.”
dijo que “no pudimos prever la crisis” y que en los análisis a posteriori “hay más periodismo que ciencia”.

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Por Maximiliano Montenegro desde Washington

t.gif (862 bytes) Argentina “es un muy buen alumno” en Latinoamérica, le dijo a Página/12 Joseph Stigliz, el número dos del Banco Mundial y su economista jefe. Pero al mismo tiempo afirmó que “un buen alumno siempre debe esforzarse más”, dando a entender que en Washington no dejarán que Roque Fernández pise el freno del ajuste fiscal.
Stigliz es uno de los economistas más influyentes en Washington. Entre 1993 y 1996, fue jefe de asesores económicos del presidente Clinton. En la academia ganó todos los premios menos el Nobel, al cual es candidato por los estudios originales que desarrolló “Sobre Economía de la Información”. Ayer participó en un seminario en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sobre el tema de moda: “Crisis y contagio financiero”. Allí reconoció que no hay motivos racionales para la actual crisis de confianza sobre Latinoamérica. “En los últimos 25 años la cantidad de países que sufrieron crisis financieras se calcula de 70 a 100. Es decir que no sólo unos pocos tienen problemas: ésta es una enfermedad que afecta a todo el mundo”, señaló.
Stigliz reconoció que “no pudimos prever la crisis”. Y dijo que en los análisis que se hacen a posteriori sobre las debacles de Asia y Rusia “hay más periodismo que ciencia”. Más aún, en una elíptica crítica a sus colegas del Fondo Monetario, que aseguran que una de la claves para evitar las crisis es mejorar la transparencia de la información a los mercados que ofrecen los gobiernos, dijo que ello no siempre sirve. “Hay argumentación teórica que, incluso, demuestra que mayor transparencia puede llevar a más volatilidad y crisis”, apuntó, patentizando el desconcierto que envuelve hoy a los economistas de Washington. También tomó distancia del FMI al sugerir controles al ingreso de capitales en los tiempos del boom para evitar que se infle demasiado la burbuja: “Hay que ser didáctico y explicarles a los inversores que esas restricciones no son algo contra ellos sino que son un instrumento preventivo para cubrirse contra la volatilidad”, afirmó. Tras el seminario, dialogó con Página/12.
–¿Por qué Brasil y Argentina sufren una crisis de credibilidad de parte de los inversores?
–Cualquiera que mire a los países de Latinoamérica, incluidos Argentina y Brasil, encontrará muy buenas políticas económicas. Tome por ejemplo el caso de Brasil. Unos meses atrás inversores pagaron 19 mil millones de dólares para comprar Telebrás. Los fundamentos de las economías están bien. Obviamente el contexto externo está jugando demasiado en contra.
–Pero así y todo los inversores piensan que algo grave puede suceder, como ocurrió en Rusia.
–No hay ningún motivo racional para relacionar lo que está pasando hoy en Brasil y Argentina con lo que sucedió en Rusia. No hay incluso ningún efecto comercial muy negativo como el que ocurrió en el sudeste asiático, y luego golpeó a Rusia. Hay un efecto de contagio que hasta ahora ningún economista puede llegar a explicar de manera relativamente coherente.
–¿Qué puede hacer el gobierno argentino para reducir la vulnerabilidad de la Convertibilidad?
–Mi impresión es que el Gobierno está haciendo todo lo apropiado para enfrentar los peligros.
–¿Argentina es el mejor alumno de la región?
–Todos los países de la región son muy buenos estudiantes. Pero, como les digo a mis alumnos, siempre pueden esforzarse un poco más (se ríe).
–¿En qué sentido?
–Los mayores cambios en relación con los 80, cuando había grandes déficit fiscales y políticas de emisión monetaria con altos niveles deinflación, ya se hicieron. Ahora se debe cuidar para consolidar la situación fiscal.
–¿Usted es un profesor tan duro como el FMI?
–(Se ríe)... No se crea.


 

Ricardo Hausmann, economista del BID
“Es fácil el dolor ajeno”

Desde Washington

t.gif (862 bytes) En esta entrevista con Página/12, Ricardo Hausmann, economista-jefe del BID, sostiene que “los países centrales están preocupados por la crisis financiera internacional y su repercusión en los emergentes. Pero, como bien dijera Ortega y Gasset, el dolor ajeno es mucho más fácil de soportar que el propio. La crisis los puede tocar, pero el dolor de Latinoamérica es el que está en juego”.
–¿Están pidiendo políticas expansivas en los países centrales y ajuste en los países emergentes?
–Yo diría que si es necesario un nuevo ajuste en Latinoamérica sería un fracaso de la solución internacional. El mundo tiene que trabajar para restablecer la liquidez internacional para que no se generen disrupciones en los capitales, y así evitar un ajuste contractivo en los países emergentes. Por eso es muy importante que el G-7 actúe bajando las tasas de interés de manera rápida.
–Pero el FMI le exige a Brasil y, en cierta forma también a Argentina, ajuste fiscal y una política monetaria muy dura.
–En el caso de Argentina no es así. Tanto el BID como el Banco Mundial estamos tratando de proveerle financiamiento para, de continuar la restricción de crédito en el mercado internacional, haya la menor disrupción en la actividad económica interna. Pero hay que entender que en esta crisis el Norte tiene que ayudar. Lo que está en juego en cierto sentido es la capacidad de Argentina de sostener su impresionante recuperación económica, que es un ejemplo para la región.
–¿Qué habría que incluir en un paquete de salvataje a Brasil para que fuera exitoso?
–Debe haber un acuerdo con el FMI que lidere el apoyo del resto de las instituciones: el Banco Mundial, el BID y el G-7.
–¿Tiene sentido en Brasil sostener a toda costa el real o les conviene ampliar la banda cambiaria?
–Sí. Brasil está actuando muy bien defendiendo el tipo de cambio. Argentina ha demostrado que con flexibilidad cambiaria no se gana nada y resulta muy costosa. Argentina, con su tipo de cambio fijo, es el país que, tras la crisis rusa, ha soportado el menor impacto sobre la tasa de interés en el mercado interno y el menor efecto sobre la actividad interna. Brasil tiene que focalizarse en el tema fiscal, no en otra cosa. Esa es una lección argentina, que están siguiendo al pie de la letra.
–¿Ve la posibilidad de Convertibilidad para Brasil?
–No a corto plazo. Brasil necesita un programa fiscal con una buena base de apoyo internacional, que en absoluto tendría que ser un monto demasiado grande, del orden de los 200 mil millones de dólares como dice (Paul) Krugman.

 

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