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PROCESAN POR EXTORSION AL EX SECRETARIO DE BRANCA Y A UN ABOGADO DE LOS HORNEROS. PIOTTI INTERCEDIO POR ELLOS
Pájaros de avería

El ex secretario del destituido y arrestado juez Branca y uno de los abogados defensores de los Horneros, que negoció con Duhalde su entrega en la causa por el asesinato de Cabezas, fueron procesados por extorsión a la familia de un detenido al que se le habían secuestrado 30 kilos de marihuana.

Fernando Burlando. abogado, ex defensor de los Horneros en el caso Cabezas, procesado por extorsión.
Se manejaba con ostensible familiaridad en el juzgado Federal del ahora detenido Carlos Branca.

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Por Horacio Verbitsky

t.gif (67 bytes) El juez federal Claudio Bonadío procesó ayer por extorsión y les embargó bienes por 2.000 pesos cada uno a los abogados Fernando Burlando y Alejandro Montone, ex secretario del juzgado federal del ahora detenido Carlos Branca, que cada vez más se revela como centro de una extendida red de corrupción. Montone y Burlando trataron de obtener 50.000 dólares o la entrega de una quinta a cambio de la libertad de un detenido con 30 kilos de marihuana, en una causa que llevaba la secretaría de Montone. La Cámara Federal había revocado en una actuación anterior el procesamiento de Burlando y Montone. Fuentes de ese tribunal afirman que intercedió por ellos el ex Secretario de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Alberto Daniel Piotti. La comida de fin de año de 1996 del juzgado de Branca se realizó en un restaurante de la Costanera. Como varios de los empleados no tenían plata para pagar su parte, Piotti se hizo cargo de la cuenta de los 30 comensales. Pese a que la Cámara había revocado el procesamiento, luego de profundizar la investigación, Bonadío encontró elementos para volver a dictarlo. En cambio, el juez se atuvo a la falta de mérito que la Cámara dispuso para los mismos protagonistas, más Juan Martín Cerolini, en una causa similar, aunque dispuso "continuar con la investigación". Como la extorsión se cometió en grado de tentativa, la pena (de 5 a 10 años de prisión) se disminuye de un tercio a la mitad, con lo cual no ingresarán efectivamente a la cárcel. Burlando y Cerolini son los defensores de la banda de los horneros y quiénes negociaron con el gobernador de Buenos Aires Eduardo Duhalde que se entregaran, en la causa por el asesinato de José Luis Cabezas. Dos de los horneros, Horacio Anselmo Braga y Miguel Retana, también son mencionados en el expediente de Bonadío, por una relación con Burlando y Cerolini anterior al crimen de Pinamar. Estos casos proyectan una sombra sobre la estrategia de Duhalde en el caso Cabezas, donde hay tantas dudas como certidumbres.

La resolución describe un modo de operar que Bonadío investiga si no se repitió en otras causas. Ignacio Chuit fue detenido en septiembre de 1995 en una quinta de Villa Elisa, dónde se secuestraron casi 30 kilos de marihuana. Al día siguiente se presentó en la quinta un hombre en un auto que llevaba en el tablero "una chapa con un escudo de la Nación" que hizo presumir a la cuidadora "que se trataba de una patente oficial". Le entregó una tarjeta de Burlando, le dijo que era pariente del juez y que en cuatro días conseguiría la libertad de Chuit. Luego le preguntó por la quinta y el terreno y le pidió los teléfonos del padre y de la hermana del detenido. Se trataba de Rubén Orlando Herrera, dueño de un lavadero de autos en Tolosa, a quien el juez también procesó como cómplice. Herrera se comunicó desde allí con el padre del detenido y como éste no aceptó el ofrecimiento de Burlando como defensor, al día siguiente volvió y llevó a la cuidadora al estudio de Burlando. Allí le dijeron que tenían amistad con el juez Branca e hicieron referencia a entradas que debían comprarle para un partido de fútbol en la cancha de Estudiantes de La Plata. Con un papel que la cuidadora firmó en el estudio, Burlando se presentó en el juzgado de Branca cuando el detenido tenía que prestar declaración indagatoria y, luego de demostrar su familiaridad con el juzgado, donde se manejaba "como si fuera conocido", consiguió que la hermana de Chuit, que no lo conocía, lo designara como defensor. Montone permitió que la hermana asistiera a la indagatoria y a una reunión previa del detenido con Burlando, pese a que Chuit estaba incomunicado. Con informes solicitados a las compañías telefónicas, Bonadío reconstruyó las comunicaciones entre Herrera, que presionaba a los familiares del detenido, Burlando, que tenía su celular abierto en La Plata, y el secretario del juzgado Montone, que instruía la causa. Ni Chuit ni sus familiares cedieron a la extorsión. Luego de esa negativa la quinta fue asaltada por un grupo de desconocidos, con fines más intimidatorios que de robo. Uno de ellos era Horacio Anselmo Braga, a quien reconocieron en televisión cuando fue detenido por el asesinato de Cabezas. A raíz de este episodio se inició una causa en el juzgado penal 15 de La Plata. Otro de los miembros de la banda de Los Hornos, Miguel Retana fue procesado junto con Herrera en el juzgado en lo criminal Nº 3 por lesiones gravísimas, donde fueron defendidos por Burlando y Cerolini.

Según la hermana del detenido Chuit, una vez que Burlando dijo que en tres días podía conseguirle la libertad a cambio de los 50.000 dólares o la quinta, Montone "manifestó que el tema se podía arreglar por la institución del arrepentido". Montone lo admitió en un careo pero lo desvinculó de cualquier gestión relacionada con Burlando. La referencia al arrepentido es llamativa. En la causa Cabezas, Burlando declaró públicamente que los horneros ampliarían sus declaraciones cuando se extendiera a casos que no fueran de drogas la reducción de penas para los arrepentidos. Duhalde respaldó ese proyecto en el Congreso pero no consiguió que se aprobara. ¿Cómo no iba a sentirse atemorizado Chuit "ante la relación de Burlando con personajes a quienes se investiga en hechos de tanta notoriedad, sin que con ello quiera significarse que Burlando tenga vinculación con los referidos sucesos", sostiene el juez.

Quedar bien

Burlando declaró que sólo había hablado de dinero por honorarios. Tanto Burlando como Montone admitieron conocerse desde la infancia en La Plata, aunque negaron ser amigos. Agregó Montone que "cuando asumió como secretario, no cambió su relación con Burlando, que a veces concurría al tribunal a ver al juez (Branca) y tomaban un café juntos". Dijo que nunca habló con Chuit de los honorarios de Burlando o de la entrega de la quinta. "Si Burlando demostró un pleno conocimiento de la causa, tranquilamente le podía haber mentido a Chuit", dijo.

Según Chuit, Burlando le dijo que "conocía a todos en el juzgado" y como le demostró que era cierto lo designó defensor. Burlando le dijo que su situación "se arreglaba con plata". Cuando Chuit le respondió que plata no tenía, Burlando le mencionó "algunos bienes que poseía". A los dos días Burlando llamó a sus padres solicitándoles la quinta "como exigencia para que su hijo obtenga la libertad". En una entrevista con Chuit, el secretario del juzgado Montone le dijo: "Si vos hubieras puesto la quinta en su momento, no estarías hablando conmigo". Chuit dijo que no hizo antes la denuncia por temor, ya que Burlando tenía otros clientes en Caseros, donde estaba detenido. Otros procesados en la misma causa confirmaron que Chuit les comentó en la cárcel "que en ese juzgado había arreglo" si juntaban 50.000 dólares. El padre de Chuit atendió un llamado de Burlando, quien le dijo que "de esas cosas" prefería hablar con su hija, y no por teléfono.

Los pincharratas

La cuidadora recuerda que cuando la llevaron al estudio de "se habló de que el juez no había podido asistir pero que tenían que sacar las entradas para el juez y luego se encontrarían directamente en el estadio para ver a Estudiantes de La Plata". Este detalle tan significativo coincide con la declaración del escribiente del juzgado, Santiago Salva, quien dijo que la secretaria de Branca le dio el número telefónico de Burlando "hincha de Estudiantes de La Plata como yo", quien podía "conseguir entradas para el clásico platense". Añadió que Burlando era un visitante asiduo de Branca. Lo confirmó el prosecretario del juzgado, Juan Carlos Pinto, quien declaró que había visto en el juzgado a Burlando, amigo de Montone y de Branca. Agregó que el juez "es hincha de Estudiantes".

Al fundamentar el nuevo procesamiento, Bonadío descarta las explicaciones de Herrera. No le parece creíble que se haya presentado en la quinta por curiosidad y señala que los casos en los cuales dijo que Burlando "lo había dejado bien" cuando le recomendó gente, son posteriores a la detención de Chuit. Tampoco considera razonable que un abogado de la calidad que Herrera atribuyó a Burlando se interese en una propuesta lograda luego del rechazo del padre del detenido y por medio de la cuidadora, "salvo que sirva para ser utilizada con otra intención". Herrera se trasladó varios kilómetros hasta la quinta, habló desde su celular con la familia y diez veces en ese día con Burlando, llevó a la cuidadora al estudio para que firmara el documento pese a la negativa del padre de Chuit a la designación. Esas actitudes reflejan un interés "coincidente con la necesidad de Burlando de contar con alguna excusa" para presentarse al detenido o a cualquier miembro de su familia al llegar al juzgado, ya que "sería insensato ofrecer sus servicios desde la mesa de entradas del juzgado". El juez valora el testimonio de la cuidadora, quien no tenía otra forma que la que narró de conocer que Burlando y Branca eran hinchas de Estudiantes, como confirmó el escribiente del juzgado. "Este dato aparentemente sin importancia se resalta porque la mención tiene relación con el juez que entendía en la causa, por lo que viene a robustecer lo dicho por la testigo en cuanto a que se le mencionaron influencias en el juzgado interviniente". Burlando, que tenía el centro de su actividad profesional en La Plata, concurrió al juzgado de Branca en la Capital "sin saber si su propuesta firmada por la cuidadora de la quinta sería ratificada, y ni siquiera intentó comunicarse personalmente con la familia del detenido" para confirmarlo, "cuando el padre, según el propio Herrera, no se encontraba interesado en su designación".

Triángulo telefónico

Al analizar las llamadas telefónicas de los investigados, Bonadío detectó que el mediodía siguiente a la detención de Chuit, Herrera mantuvo una serie de conversaciones alternadas con minutos de diferencia con la familia Chuit y con Burlando, quien no mencionó esas "comunicaciones telefónicas que dan la clara pauta de que estaba al tanto de los avances de la gestión de Herrera". A las 18,23 Herrera volvió a llamar a Burlando, quien un minuto después de colgar llamó a Montone. El triángulo telefónico entre Herrera, Burlando y Montone se repitió esa noche y a la mañana siguiente, día en que se recibieron las declaraciones indagatorias. "La secuencia, la intensidad y la inmediatez entre las comunicaciones entre unos y otros, confrontada con los episodios desarrollados" son elocuentes sobre la vinculación entre los tres. Para Bonadío "no se puede suponer que los llamados respondan a la búsqueda de algún teléfono o de jurisprudencia", como declararon. Concluye, en cambio, que "se estaba tratando el arreglo del caso Chuit". El hecho no se consumó por la negativa de la familia Chuit, algo "totalmente ajeno a la voluntad" de Montone y Burlando, a quienes Bonadío calificó como coautores de la tentativa de extorsión.

 

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