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LA DECLARACION DE THATCHER OBLIGO A LOS CHILENOS A REVISAR SU PAPEL EN EL CONFLICTO
Chile quiere ganar su segunda guerra de Malvinas

Mientras el agradecimiento a Chile de Margaret Thatcher obligaba al país a revaluar su lugar en el conflicto de Malvinas, el presidente Frei confirmaba su apoyo a Pinochet.

La municipalidad de Santiago negó la recolección de basura a las embajadas de España e Inglaterra.
Otros chilenos hicieron el trabajo sucio, y agradecieron a esos gobiernos el arresto histórico.

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Por Luis Bruschtein Santiago de Chile

t.gif (67 bytes) “Mentiras verdaderas, arresto de Pinochet desnuda los secretos de la transición pactada y el rol de Chile en la guerra de las Malvinas”, tituló ayer el vespertino La Hora, en tanto que la Segunda anunció en letras rojas “Remezón Thatcher en Londres y Buenos Aires”. “¿Para qué vamos a abrir ahora otro frente con Argentina?”, se preguntó en una entrevista el senador designado y ex vicecomandante en jefe del Ejército Julio Canessa, más preocupado por la suerte de su viejo camarada detenido en Londres que por una historia que los chilenos sospechaban aunque nunca se había revelado de la forma tan descarnada como lo hizo la “Dama de Hierro”.
“En Chile no se mueve una hoja sin que yo lo sepa” es una famosa frase de Pinochet. Cuando al general (R) y senador designado Canessa se le recordó que las causas por las que fue detenido Pinochet son por violaciones a los derechos humanos, respondió que “Pinochet era presidente de la República y algunas cosas que se produjeron durante su gobierno estaban varios escalones más abajo”.
Sobre los hechos relacionados con las Malvinas, el general reconoció que “es evidente que dentro de la situación político estratégica que vivían Chile y Argentina, la situación de amenaza permanente hacia nosotros se le transformó en un problema al momento de involucrarse en el conflicto con Gran Bretaña. En el marco de esa situación se produjo un apoyo natural...” En Argentina o en Chile, a los dictadores les resulta siempre difícil explicar en democracia sus actitudes pasadas.
El analista en temas militares Raúl Sohr, que fue el primer periodista que llegó a las Malvinas después del conflicto, afirmó a Página/12 que la ayuda de Pinochet a Gran Bretaña ya era sabida, “pero en este caso, Margaret Thatcher parece exagerar la importancia que tuvo esa ayuda, que se circunscribió al tema de la inteligencia”.
Mientras tanto, los manifestantes pro y contra Pinochet ignoraron ayer la prohibición de realizar manifestaciones. En Valparaíso, un grupo de legisladores de derecha, familiares de militares y militares jubilados marcharon por la ciudad con retratos del viejo dictador. Serían unas 200 personas que provocaron la respuesta de numerosos transeúntes que gritaron vivas a Salvador Allende. Paradójicamente, desde el otro lado les gritaron “¡asesinos!”. Cuando parecía que los hechos terminarían en enfrentamientos, los carabineros hicieron circular a los espontáneos por considerarlos provocadores.
A la mañana, un grupo de legisladores socialistas y del Partido por la Democracia, encabezados por Juan Pablo Letelier, hijo del asesinado canciller de Allende, hicieron un homenaje a seis desaparecidos de origen español, entre los que se cuentan dos religiosos, en el Memorial de los Desaparecidos que se encuentra en esta capital.
Al mediodía, las Juventudes Políticas de la Concertación hicieron un pequeño acto frente al Palacio de La Moneda para criticar la decisión del gobierno de cuestionar la detención de Pinochet. La demostración pacífica fue duramente reprimida por los carabineros. Lo cierto es que las manifestaciones han sido hasta ahora muy reducidas. Los partidos de gobierno han evitado que sus simpatizantes se movilicen contra Pinochet para evitar enfrentamientos y la polarización política. De hecho, el único que se ha movilizado ha sido el Partido Comunista y pequeños grupos de las juventudes socialistas y democristianas. La derecha, que tiene el 20 por ciento de los votos, hasta ahora no ha podido reunir más de uno o dos centenares de personas que, además, son las que van siempre.
Anoche, en un mensaje televisivo, el presidente Eduardo Frei pidió al país “grandeza y generosidad” y la renuncia a la violencia. Ayer se había reunido para analizar la situación con el senador Andrés Zaldívar,precandidato presidencial de su partido. Al retirarse de La Moneda, el dirigente democristiano expresó que no se pensaba convocar al Consejo de Seguridad Nacional, como lo han reclamado sectores derechistas. Pero dejó entrever que el gobierno ha comenzado a considerar un posible planteo humanitario ante el gobierno británico, basado en la salud y la edad del ex dictador. En un mensaje televisivo, Frei pidió al país “grandeza y generosidad”.

 


 

RECORDAR LA GUERRA AVIVO LA CUESTION MILITAR
Siempre leales a mi general

Por L.B.

t.gif (862 bytes) El brigadier general Hernán Ramírez, comandante del Tercer Cuerpo de Ejército, fue el primer alto oficial en comentar públicamente la detención de Augusto Pinochet. Se limitó a reflexionar que el ex dictador había sido mal aconsejado por su entorno. Ayer trascendió que Ramírez será dado de baja. Los militares en actividad sólo se han expresado a través de su comandante en jefe, el general Ricardo Izurieta, quien expresó su apoyo a los esfuerzos que realiza el presidente Eduardo Frei.
“Es cierto que en parte los militares retirados expresan mejor el sentimiento de los cuadros en actividad –reflexionó el analista en temas castrenses Raúl Sohr–, pero la tradición de disciplina en el ejército chileno es muy fuerte.” En este sentido no se puede adelantar en forma mecánica que lo que pueden sentir los cuadros militares se convierta en acciones concretas de la institución.
Entre todas las cosas paradójicas que plantea el camino de transición que viven los chilenos, es que en este momento cuando las agrupaciones políticas coinciden en que se trata de la crisis más difícil desde que comenzó el proceso, las Fuerzas Armadas parecen ser las más controladas. Pese a que los dirigentes de la derecha advierten a cada instante que con la detención de Pinochet “se termina la transición”, no encuentran eco ni luces verdes desde el ámbito militar.
“La derecha en realidad está haciendo especulaciones políticas con el tema, trata de dividir a la Concertación y sacar alguna ventaja; en cambio los militares piensan en términos militares, ven que la situación de Pinochet se fue más allá de sus fuerzas y tratarán de moverse a nivel institucional, por lo menos es lo que se ve ahora”, explicó Sohr a Página/12.
Los diez años de democracia no han afectado a las Fuerzas Armadas chilenas, que desde el punto de vista ideológico forman parte del Chile de los ‘70 que permaneció inmutable pese al proceso de modernización que se vivió en otros ámbitos. A diferencia de las Fuerzas Armadas argentinas, no tiene corrientes internas entre nacionalistas y liberales y el estilo de mando no se construye a partir de la formación de líderes o caudillos. El mismo Pinochet era un personaje bastante gris en el momento del golpe de Estado y su caudillismo surgió a partir del tejido de alianzas y complicidades que construyó durante los 17 años que permaneció en el poder. De todos modos, desde la asunción de Frei, quien designó a Izurieta comandante en jefe, no se han producido crisis castrenses. Por el contrario, este general, cuya jefatura hasta ahora no parece discutida, ha preferido mantener un perfil puramente militar. En todo caso, sus planteos y negociaciones con el poder político nunca toman estado público. Desde que asumió se produjo un proceso de retiro de cerca de 200 oficiales. El general Ramírez, que según trascendió se sumaría a esta cifra, tiene una denuncia por el secuestro de un joven estudiante, que continúa desaparecido, cuando tenía el grado de teniente. Pese a este cuestionamiento, el ascenso de Ramírez a general no fue rechazado por el Ejecutivo. Según los analistas militares, el mismo Izurieta trataría de cambiar la imagen del Ejército, alejando a algunos de los oficiales más comprometidos con las violaciones a los derechos humanos.

 


 

ESTADOS UNIDOS QUIERE CUIDARSE LAS ESPALDAS ANTE LA DETENCION
“El arresto abre una caja de Pandora”

Por Mónica Flores Correa  desde Nueva York

t.gif (862 bytes) Extraño como pueda parecer en Latinoamérica, donde el arresto del ex dictador ha provocado tan profunda conmoción, la opinión pública norteamericana no se acuerda de Augusto Pinochet. Por el contrario, la clase política se vio obligada a rememorar debido al escándalo internacional y produjo dos gestos públicos. El Departamento de Estado, a través de una fuente, dijo que Estados Unidos no intervendría en un caso que compete a Chile, España y Gran Bretaña. Y 36 congresistas encabezados por el demócrata George Miller enviaron una carta a Bill Clinton solicitando que se entregue a Baltasar Garzón la documentación confidencial que Estados Unidos posee sobre los crímenes de Pinochet. Detrás de las bambalinas, “un sector de la derecha lamenta el arresto porque tiende a idealizar los logros económicos de Pinochet y a relativizar sus crímenes”, dijo a Página/12 Eliot Abrams, ex secretario de Derechos Humanos para América latina de la administración Reagan.
Según Abrams, “la negociación para que un dictador deje el poder es muy difícil y entraña desgraciadamente muchas concesiones. Con Pinochet fue especialmente difícil. Si todo dictador que se va sabe que al final del camino lo espera un juez de otro país para meterlo preso, el poder de negociación con los dictadores se nos achica extraordinariamente”.
“Freedom House”, la más antigua de las organizaciones estadounidenses que abogan por la democracia y los derechos humanos en todo el mundo, también está parcialmente en desacuerdo con el juez Garzón. En diálogo con este diario, el presidente de FH, Adrián Karatnicky, dijo que el magistrado debería limitarse a pedir la extradición en nombre de los ciudadanos españoles perjudicados y “no en nombre del derecho internacional”. Invocar este derecho, cuya definición es imprecisa, abre una caja de Pandora para el futuro de consecuencias impredecibles, opinó Karatnicky.
–Entendemos que usted está escribiendo un artículo sobre las consecuencias relativas al derecho internacional que podrían derivarse de la detención de Pinochet. ¿Cuáles serían estas futuras implicancias?
–Freedom House considera que Pinochet es culpable de crímenes que violan tanto la ley chilena como la legislación internacional en materia de derechos humanos. No tengo objeciones acerca de que se lo juzgue por su culpabilidad, ya sea en Chile o, en forma apropiada, bajo alguna jurisdicción internacional. Pero me parece problemático que España invoque el derecho internacional. Opino que esto abre interrogantes acerca de quién es el que interpreta la ley y acerca del alcance propiamente dicho de la ley. Los convenios internacionales en esta materia están definidos de una manera muy amplia. No me inquietaría que España juzgase a Pinochet exclusivamente, por ejemplo, por el funcionario de nacionalidad española que trabajaba para Naciones Unidas con pasaporte diplomático de ese organismo. Pero cuestiono la atribución del juez español de quererlo juzgar por la tortura, desaparición y muerte de unas 3000 personas, que son de otras nacionalidades. Si se establece el derecho de jurisdicción más allá del territorio del Estado o de la jurisdicción de una Corte internacional con la que la mayoría de los países esté de acuerdo, se abre una caja de Pandora que puede resultar en arrestos imprevisibles en el futuro.
–¿Por ejemplo?
–Alguien podría detener a George Bush, por ejemplo, porque considera una violación la invasión a Panamá. O podrían detener al alcalde Rudolph Giuliani en algún país extranjero bajo cargos de tortura porque la policíade Nueva York comete actos de brutalidad. O a Mijail Gorbachov, si viaja a Polonia o a Lituania, lo podrían detener por algo que pasó en esos países antes de 1990. Y Benjamin Netanyahu, cuando deje de ser primer ministro, será juzgado por los “raids” en el Líbano o por enviar agentes en misiones antiterroristas a otros países. Mi argumento es que los peores violadores de derechos humanos podrían no ser los únicos llevados a juicio, sino que esto daría pie a un potencial número de intervenciones serias invocando genocidio, tortura, crímenes de guerra. En realidad, lo que sucede es que estas figuras de crímenes contra los derechos humanos no están claramente precisadas en la legislación internacional y así se pueden interpretar con bastante arbitrariedad. No son definiciones muy claras, son más bien grises.
–¿Que aconsejaría entonces usted en este caso puntual?
–Mi consejo sería que Gran Bretaña y España se pongan de acuerdo en actuar teniendo sólo en cuenta una definición estrecha que se refiera a los intereses de la soberanía española, y no en nombre de algo vagamente definido como “derecho internacional”.

 


 

El Parlamento Europeo  dispara contra Pinochet

Los socialistas impulsaron en el Parlamento Europeo la extradición del ex dictador chileno a España.

 

Las veladas ante el hospital-cárcel de Pinochet dieron fruto.
El Parlamento Europeo pidió a España que avance y lo extradite.

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t.gif (862 bytes) También la Unión Europea quiere ahora a Pinochet. En una resolución de urgencia el pleno del Parlamento Europeo, reunido en Estrasburgo (este de Francia), pidió ayer al gobierno español que solicite la extradición del general Pinochet para que sea juzgado en España. La medida fue una iniciativa del grupo socialista y fue apoyada por la mayoría de los grupos políticos. El pedido demanda un decidido sostén político a la instrucción judicial que lidera Baltasar Garzón.
La resolución “insta al gobierno español a que, en caso de que las autoridades judiciales lo requieran, solicite con la mayor rapidez la extradición del general Pinochet con el objeto de que pueda comparecer en las diferentes causas abiertas en España sobre los delitos que se le imputan”. El texto de la resolución –sin poder vinculante– felicita a las autoridades de España y de Gran Bretaña por su “eficaz colaboración”. Interpreta que sobre el general Pinochet pesan “graves acusaciones por cometer delitos internacionales en relación con la muerte o desaparición de miles de personas bajo su dictadura y, entre ellos, de decenas de ciudadanos comunitarios”.
Diputados europeos del grupo del Partido Popular español y del partido conservador británico criticaron la iniciativa de los socialistas de proponer una resolución sobre el caso Pinochet. El grupo del Partido Popular Europeo (PPE) denunció en un comunicado firmado por su presidente, Wilfried Martens, que la resolución dirigida por el grupo socialista es parcial, “porque no extiende su solicitud de colaboración con la justicia al gobierno británico” e innecesaria, “porque el presidente del gobierno español ya ha manifestado de manera nítida la voluntad de su gobierno de respetar las decisiones que adopten los tribunales de justicia de España”.
La resolución fue sin embargo respaldada por una mayoría de grupos parlamentarios, los de Izquierda Unida, los verdes, liberales y radicales y, desde luego, por el mismo Partido Socialista que la había presentado. 184 diputados votaron a favor, 12 en contra y 14 se abstuvieron. La resolución recuerda particularmente el asesinato del funcionario español de Naciones Unidas, Carmelo Soria, “secuestrado y asesinado por agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA)”.
El Parlamento Europeo ya había apoyado en anteriores resoluciones las investigaciones del juez español Manuel García Castellón, sobre la desaparición y muerte de españoles bajo la dictadura en Chile, sumario que este juez decidió pasar esta semana al magistrado Baltasar Garzón, autor de la orden de detención internacional contra Pinochet. La Comisión Europea por boca de uno de sus comisarios se desvinculó el jueves de la iniciativa del Parlamento Europeo. “La Unión Europea no tiene competencia según el tratado de la UE en el dominio de la cooperación judicial en materia de condenas. Esta competencia corresponde a los Estados miembros a través de los tratados bilaterales y multilaterales”, afirmó el comisario austríaco Franz Fischler.
“Los Estados deben establecer las reglas para los casos de extradición respetando las propias leyes nacionales en la materia”, agregó. La resolución aprobada por el Parlamento Europeo recuerda, sin embargo, que el tratado de la Unión de 1992 establece determinadas obligaciones de colaboración entre los Estados miembros en materia de lucha contra la delincuencia internacional y que esas disposiciones han sido reforzadas en el nuevo tratado de 1997, aún por ratificar.

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