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SE PODRIA APLAZAR LA INTERNA DE LA COALICION
Una ingeniería en problemas

Las negociaciones para definir la lista de candidatos y la distribución de bancas
y cargos de la Alianza están empantanadas.

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Leopoldo Moreau es uno de los cuatro ingenieros de la Alianza.
Rodil, del Frepaso, se sentará nuevamente a la mesa de negociación.


Por José Natanson

t.gif (67 bytes) Los tiempos se acortan. Cada vez falta menos para el 29 de noviembre. Por eso, los dirigentes de la Alianza redoblaron la presión sobre los cuatro negociadores –los radicales Rafael Pascual y Leopoldo Moreau, los frepasistas Rodolfo Rodil y Alberto Flamarique– para que el acuerdo por la ingeniería institucional de la coalición se concrete cuanto antes. Mientras las conversaciones siguen empantanadas, un nuevo fantasma comenzó a sobrevolar a los dirigentes de la Alianza: la alternativa de postergar la interna ante la imposibilidad de llegar a un consenso.
Hoy los cuatro operadores volverán a encontrarse por enésima vez con el objetivo de avanzar en el armado. Fuentes del Frepaso y la UCR justificaron el apuro en tres razones básicas:
u La primera tiene que ver con la imagen de la coalición. “Tenemos que terminar con el culebrón de la ingeniería”, dijo un legislador que integra el Comité de Campaña del Frepaso. “No podemos seguir apareciendo en los medios sólo por nuestras diferencias, porque esto contribuye a que la gente piense que la Alianza está atada con alambre”, añadió.
u La segunda razón se centra en la urgencia por terminar de ajustar los operativos para la interna. El miércoles, los integrantes de la Junta Electoral recibieron un telegrama del Correo Argentino en el que se los intimó a firmar el contrato cuanto antes. La empresa se encargará de montar el procedimiento de despliegue y repliegue de urnas.
u El tercer motivo se vincula a la necesidad de mantener la disciplina interna de ambos partidos: cuanto más tiempo se retrase el acuerdo final, más movimientos comienzan a generarse en las segundas y terceras líneas, sobre todo en los sectores antialiancistas.
A estas tres razones se suma una sospecha que circula con fuerza entre los dirigentes del Frepaso. Los partidarios de Graciela Fernández Meijide creen que, si no se concreta el reparto, el radicalismo terminará hegemonizando el poder interno. “La UCR es un partido grande, con un aparato al que hay que alimentar”, explicó a este diario un operador frepasista. “Si llegan a ganar la interna, va a ser muy difícil convencerlos de que tienen que ceder espacios”. El dirigente sostuvo que esta desconfianza se concentra en el delarruismo. “Raúl Alfonsín entiende mejor que nadie la necesidad de cerrar un acuerdo cuanto antes”.
Más allá del apuro, lo cierto es que las conversaciones no avanzan. “La pelota está del lado de los radicales”, dijo un ingeniero frepasista para resumir el estado de las negociaciones. En la última reunión, el Frepaso propuso la realización de un acuerdo integral que incluya el reparto de las listas de diputados de todo el país. Según los cálculos aliancistas, en las elecciones de 1999 la coalición obtendrá 65 de las 130 bancas en juego. La idea del Frepaso es dividir las listas para que ese partido obtenga un 40 por ciento de los diputados y, de esta manera, estructurar un piso mínimo de participación. “Nosotros reconocemos que la UCR prevalece en muchos distritos”, explicó un operador del Frepaso. “Pero más adelante las cosas pueden ser distintas, por lo que quizás haya que invertir el porcentaje. Proponemos un acuerdo que sirva para que, si en el futuro se modifica el equilibrio, podamos seguir juntos.”
Los ingenieros de la UCR sostienen que sólo están habilitados para discutir las candidaturas de la Capital Federal y de la provincia de Buenos Aires. “El radicalismo es un partido federal. Dos tipos sentados en una mesa no podemos definir desde Buenos Aires qué es lo que va a pasar en el resto del país”, explicó uno de los ingenieros radicales.
Como si fuera poco, todavía falta definir dos cuestiones básicas: el nombre del dirigente que acompañará a Fernando de la Rúa en caso de que la UCR gane la interna y la discusión –casi semántica– en torno de si el 29 de noviembre se votará la fórmula completa (como quiere el radicalismo) o sólo el candidato a presidente (como pretende el Frepaso).

 

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