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Un asalto en plena ruta, a 80 por hora y con el chofer asesinado

Misiones no gana para sustos. A la conmoción por el chico muerto por la bomba se le agregó ayer un asalto a un micro que terminó con el conductor asesinado. Una pasajera que saltó al volante para evitar un choque con el camión que venía de frente también fue baleada. Los asaltantes fugaron al Paraguay.

Compañero: El 15 de diciembre, el chofer había sido testigo de otro asalto mientras recorría el mismo trayecto. Aquella vez mataron a su acompañante.

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Los asaltantes habían subido al micro como tres pasajeros más y viajaron 35 kilómetros.
A la altura del paraje Tres de Mayo sacaron sus armas y la emprendieron a los balazos.

t.gif (67 bytes)  En medio de la conmoción por la bomba que mató a un chico de 11 años, Misiones quedó sacudida ayer por otro hecho sangriento: un asalto a un micro en plena ruta que terminó con el chofer y una pasajera brutalmente asesinados. El micro iba por la ruta nacional 12, con 25 pasajeros. A las 21.30, el chofer levantó a tres hombres en la localidad misionera de Puerto Rico. 35 kilómetros más adelante, mezclados entre el pasaje, el trío quebró la calma en que transcurría el recorrido. "Los vamos a matar a todos, si no obedecen están muertos", gritó uno de ellos exhibiendo un arma. No faltó decir que se trataba de un asalto. En segundos, asesinaron al chofer a sangre fría y también a una de las pasajeras que había saltado al volante para retomar el control del vehículo. La mataron porque habían confundido el celular que llevaba en su cintura con un arma. Después, desvalijaron a los pasajeros y se escaparon. Por el "acento guaraní de los atacantes" la policía piensa que son paraguayos y que cruzaron la frontera hacia el vecino país. Todavía no pudieron encontrarlos.

El destino le regaló a Gumersindo Ramos una vida, pero se la quitó al poco tiempo. El 15 de diciembre pasado, el chofer había sido testigo de otro asalto mientras recorría el mismo trayecto, al mando del mismo vehículo. Aquella vez los asaltantes mataron a su acompañante, y a él le perdonaron la vida. Casualmente, o no tanto, aquel crimen ocurrió en la misma zona del ataque de ayer.

Según testigos, los ladrones subieron al micro de la empresa Krusse Hermanos en la localidad de Puerto Rico, y pasaron 35 kilómetros antes de hacer explícitas sus intenciones. A la altura del paraje Tres de Mayo, uno de los hombres se levantó mientras el guarda se corría para atrás a cobrar los boletos. Se acercó al volante de Ramos y le pidió que se detuviera. Cuando estaba por detener la marcha, el hombre lo encañonó con un arma, tras lo cual empezaron a discutir hasta que le disparó al chofer un tiro en la cabeza.

"De repente me encontré bañada en sangre", describió una de las pasajeras a este diario. Ella es bajita, morocha y lleva el pelo corto. Vive en la localidad de Eldorado pero no quiere decir su nombre: "Yo estaba horrorizada, enseguida me vinieron a buscar y me fui corriendo". En el mismo momento en que el hombre disparaba contra el chofer, dos personas más, también armadas, se levantaron del fondo del micro. Hilda García ocupaba la segunda fila y era la cebadora de mate de todo el pasaje. El testimonio de otra pasajera, Margarita Stemberguer, señala que la estudiante García, de 23 años, tomó el volante mientras el micro zigzagueaba sin control sobre el asfalto a 80 kilómetros por hora, y evitó el choque frontal contra un camión. Enseguida volvió a su asiento y fue reemplazada por el acompañante del chofer, Hugo Rodríguez. Se acomodó otra vez en su lugar y buscó algo en su bolso. Entonces los ladrones le dispararon por la espalda y la chica murió inmediatamente. "Habrían confundido el celular que llevaba con un arma", indicó la policía.

Paralizados de terror, los pasajeros empezaron a sacarse los anillos, relojes y el dinero que tenían para entregárselos a los ladrones. "Como les pareció poco, dieron otras tres vueltas para recolectar más mientras nos amenazaban con sus armas", relató la misma pasajera a este diario.

A los gritos en castellano y con acento guaraní, los hombres obligaron al conductor a desviarse hacia un monte por un angosto camino vecinal hasta los fondos de una plantación de yerba mate. Tomaron las llaves y, en la oscuridad, empezaron a correr hacia la costa del Río Paraná, en la frontera con Paraguay. La policía llegó alertada a través del celular de uno de los pasajeros, pero los ladrones ya estaban lejos. Hay versiones que señalan que "encontraron huellas en la ribera del río", por lo que ayer daban por descontado que ya estarían en tierra paraguaya. Ahora son buscados por fuerzas policiales argentinas y paraguayas.

 

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