Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


Por falta de pago, nadie atiende en el Clínicas

La falta de pago de sueldos desató un conflicto que puso de manifiesto problemas de fondo en la financiación de la salud pública. Shuberoff acusa al Gobierno de ahogar a la UBA.

El personal no médico dispuso un paro por tiempo indeterminado.
Los médicos se mantuvieron en asamblea y sólo atendieron las guardias y a los internados.

na18fo01.jpg (9577 bytes)

Por Horacio Cecchi

t.gif (67 bytes) Un conflicto gremial por falta de pago de sueldos, que saca a la luz problemas de fondo en el sistema de la salud pública, dejó al Hospital de Clínicas sin atención general desde ayer al mediodía. El reclamo de los 3 mil médicos, residentes, enfermeros, y empleados de mantenimiento y administración es por la quita de las extras, que representan entre un 25 y un 50 por ciento de los sueldos. El Clínicas depende de los fondos de la UBA, y de sus cobros por autogestión, pero como las obras sociales le adeudan 7 millones de pesos y la UBA recortó 2 millones del presupuesto, no le alcanza ni para las sábanas, que las deben aportar los pacientes. Oscar Shuberoff, rector de la UBA, culpó al gobierno nacional de someter a la Universidad a un ahogo financiero y de realizar maniobras para privatizar al hospital.
Ayer, a las 8, el personal no médico del Clínicas se reunió en asamblea y dispuso un paro por tiempo indeterminado ante el anuncio de que se suspendería el pago de todas las extras. Para un enfermero que cobra alrededor de 600 pesos, la quita representa un 25 por ciento. Pero el problema no se redujo a los no médicos. Los residentes –son aproximadamente 400– también se reunieron para decidir qué medida tomar: desde la dirección se anunció que sólo cobrarán sus sueldos de 450 pesos, anulando las becas que representan un 40 por ciento más. Los residentes aguardarán hasta hoy, cuando una nueva asamblea general determine si se suman o no al paro.
Aunque el sector médico sólo decidió mantenerse en asamblea permanente, de hecho representó un paro: sólo permanecieron en funcionamiento las guardias, no se abrieron los consultorios externos y las internaciones permanecieron con el personal mínimo.
Según Miguel Skandar, delegado general del hospital, “el rectorado dispuso un recorte presupuestario. En el ‘97 quitó un millón y este año 800 mil pesos. El hospital pagaba los premios y las becas con los fondos de la autogestión. Pero en los últimos cuatro años, esos ingresos cayeron de 25 a 21 millones. Lo que pasa es que las obras sociales no pagan. Al Clínicas le deben 7 millones, de los cuales 2 y medio corresponden al PAMI. Entonces, desde marzo debió recurrir a la Universidad para pagar esos extras. La situación terminó asfixiando al hospital, que hoy le debe 1.8 millones a la UBA. Ahora desde el rectorado decidieron dejar de aportar esos fondos y se desató el conflicto, que no solamente afecta los sueldos sino que impide la compra de insumos”.
“Nosotros tenemos que dar la cara –dijo un residente a Página/12, sin dar su nombre por temor a una resolución que prohíbe expresamente a los empleados sacar los trapitos sucios al sol–, para pedirle a los pacientes que nos compren guantes de látex, que traigan sábanas, que compren los remedios porque acá no hay nada.” Desde la UBA, la versión es otra. El secretario de Hacienda, José Luis Giusti, aseguró a este diario que “es un problema interno del Clínicas. Ellos venían haciendo un pago extra con recursos propios a residentes y personal del hospital, basándose en un decreto que fue derogado hace unos años. La Universidad nunca estuvo de acuerdo porque sería poner diferencias con otros empleados. En marzo aportamos fondos, pero no fueron girados para pagar esos extras sino para paliar coyunturalmente la situación en que se encuentra el hospital”.
Oscar Shuberoff, rector de la UBA, criticó al gobierno nacional por el “ahogo financiero con que somete a la universidad pública. El problema por el que pasa el Clínicas tiene que ver con un decreto del Poder Ejecutivo que permitía que el hospital salteara el control y la administración de la Universidad. Es lo que estamos intentando cambiar ahora, desde que dispusimos cambiar la conducción del hospital”. Shuberoff se refiere a su archienemigo, el ex decano de Medicina, Luis Ferreira, actual secretario de Etica Pública después de pasar brevemente por el Clínicas. Ayer, aúltima hora, tras extensas reuniones entre los dirigentes gremiales y la Universidad, el conflicto tendía a solucionarse.

 

Autogestión en debate

El Hospital de Clínicas, como el resto de los hospitales públicos, está comprendido dentro del sistema de autogestión, un criterio que buscó darles cierta independencia del poder central para alcanzar mayor flexibilidad y fuentes de financiamiento.
“Los 1024 hospitales públicos de autogestión recaudaron 17.976.640 pesos durante el primer semestre”, sostuvo el ministro de Salud de la Nación, Alberto Mazza. “El sistema es un ejemplo de equidad e igualdad en la atención, ya que permite atender de igual manera tanto al carente de cobertura social, a quien no se le cobra un peso, como al beneficiario de obras sociales, prepagas o compañías de seguro, a las que se les debita automáticamente los gastos del afiliado”, agregó el ministro, aunque las obras sociales le adeudan sólo al Hospital de Clínicas 7 millones de dólares.
El ex ministro de Salud durante el gobierno de Raúl Alfonsín, Aldo Neri, defendió también el sistema de autogestión, pero no del que habla Mazza. “La idea de la autogestión hospitalaria recoge un principio de descentralización muy fuerte, que permita a los hospitales designar su personal, modificar sus estructuras, administrar sus fondos, que sea flexible y desburocratizado para ser de utilidad para la sociedad. Pero este gobierno lo único que tomó de la autogestión es el financiamiento, y además lo hizo mal, porque lo que se obtiene por un lado lo recortó por el otro.”

 


 

Emilia podrá hablar

t.gif (862 bytes) Emilia Contreras fue sordomuda de nacimiento. Tiene cuatro años y hace trece días viajó con su papá a España con la esperanza de recuperar el habla y la audición. La operaron el miércoles en el hospital La Fe, en Valencia, y los médicos aseguran que en dos o tres años “podrá oír y tener una capacidad oral muy buena”.
Emilia ya salió de la sala de terapia intensiva. “Se encuentra bien y animada”, contó su papá Héctor, aunque todavía le aplican suero. La operación que le practicaron hace dos días resultó exitosa. Recibió un implante coclear que consiste en la colocación de un aparato microelectrónico en la parte dañada del oído interno para estimular su percepción. El viaje pudo hacerse gracias a la intervención de una asociación de radioaficionados argentinos, la Agrupación San Martín, que hizo las gestiones.
La rehabilitación se extenderá entre dos a tres años. Los primeros meses se atenderá en Valencia, y en enero próximo preparará las valijas para regresar a la Argentina.

 

PRINCIPAL