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  AVISO: ENCUENTRO TEMATICO DE PSICOLOGOS DEL MERCOSUR
AVISO: ENCUENTRO TEMATICO DE PSICOLOGOS DEL MERCOSUR

 



PSICOLOGIA DE LAS MASAS SUJETAS A LA FASCINACION DEL AMO
El discurso del poder y la fascinación del padre

¿Cómo se construye el amor de las masas por sus tiranos? Una respuesta se basa en identificar el “discurso del canalla”, donde retorna el peligro de un líder que, arbitrario y desmedido, goza.

El célebre líder de masas Adolf Hitler interactuando con uno de sus partidarios.
“El discurso del dominio intenta borrar la diferencia, eliminando toda subjetividad.”

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Por Elena Jabif *

t.gif (862 bytes) En el orden social y político se gestan estructuras colectivas, y el lugar del líder varía de una estructura a otra. Cuanto más encarne el lugar del amo superyoico gestado en una voz imperativa, sus seguidores serán pasibles de hipnotismo colectivo. A la inversa, si un líder es convocado en relación a un ideal elegido en función de una comunidad de principios e intereses, donde funciona un pacto ético que permite acuerdos y desacuerdos, la participación colectiva promoverá el sentimiento individual y el acto individual.
Puede suceder que una masa elija su líder como efecto ante un fantasma de caos y deriva donde prevalece el pánico. Esa estructura del poder se sustenta en el discurso del canalla, donde puede retornar el peligro de un líder que usurpe el lugar de un goce arbitrario y desmedido. La canallada es una curiosa operación que se produce cuando el discurso del poder se muestra como el mito de un discurso unívoco marcado por la voluntad de dominio, que se ofrece destinado a dominar a través de la fascinación, como un lugar donde se perfila “la verdad de Dios”.
El discurso político del canalla, que podríamos llamar “discurso del dominio”, se muestra sólidamente engarzado en la verdad de su metalenguaje: sabe lo verdadero acerca de lo verdadero, intenta borrar la diferencia que cruza al Otro, eliminando toda posible subjetividad. Erigiéndose como dueño de una verdad trascendental, nos reduce a la ignorancia de que esta trascendencia es meramente ilusoria. Freud introduce la figura de un padre terrible, padre ideal, padre de la horda primitiva, excluido de las leyes que gobiernan el comportamiento de la masa; es la figura de excepción, entendida como un amo que centraliza el poder; su discurso lo propone exceptuado del orden establecido. Esta característica del líder guarda estrecha relación con el papel del hipnotizador, ya que el procedimiento hipnótico tiene el fin de sustraer el interés del sujeto hipnotizado de todo aquello que no sea la figura del hipnotizador. De este modo consigue ubicarse en un lugar consistente, que promueve la dialéctica del amo y el esclavo.
Jacques Lacan, en sus discusiones con George Bataille en el Colegio de Sociología, preguntaba: ¿cómo se construye el amor de las masas por sus tiranos?; ¿por qué toda liberación es imposible fuera de una adhesión a la ley? Lacan planteaba, frente a Michel Foucault y Jean-Paul Sartre, la cuestión de la esencia de la libertad humana desde el punto de vista del descubrimiento freudiano. ¿Cómo un sujeto puede aspirar a la libertad cuando está determinado por su inconsciente, que le impide ser libre de sus actos y de sus palabras? El advertía que, sin embargo, el inconsciente no le prohíbe “jamás, comprometerse en favor de un combate por la libertad”.
La pasión por el poder que emana del goce perverso del padre lleva a los hijos a sostener un sistema que en otras condiciones no tendría posibilidad alguna. Freud deduce que el lazo amoroso sostenido en la identificación al líder tiene como efecto lo que él denomina “servilismo nacional”, que se despliega cuando el temor por el retorno del goce ilimitado del líder impone la pregunta de cómo acotarlo en su arbitrariedad. Ante el surgimiento de la serie sacrificial de padre e hijos se instala el tiempo de la fratría, tiempo del imperio de la ley donde se instituye en el inconsciente la sed de justicia; cuando los hijos de un padre arbitrario descubren que son hermanos, su unión se convierte en una cuestión de supervivencia.
Lacan subraya la energía que gastamos para probarnos que todos somos hermanos, lo cual se hace evidente donde hay un padre para salvar o para matar. La ley de la fratría retorna, de acuerdo al mito de Tótem y Tabú, con el padre muerto, donde se consuma el crimen del padre y se rememora el pacto de los hijos, cuyo efecto es la homogeneidad de un estilo que diluyelo distintivo, lo subjetivo. Esta energía, que subraya Lacan, en descubrirnos hermanos, nos da alguna idea de lo es que la fraternidad: tanto empeño en demostrar que somos todos hermanos prueba que no lo somos. El encarnizamiento en la fraternidad reconoce un solo origen de lo fraterno: la segregación.
Otra alternativa, ante el temor por el retorno de un goce perverso y arbitrario del líder, es la crítica a cualquier tipo de organización: supone que, no habiendo estructura, no hay riesgo de un líder que la utilice en su beneficio. El extremo de esta posición es el anarquismo. Los que mantienen este discurso hacen una afirmación absoluta de los derechos del sujeto en relación a los otros: todo lo que dicen vale, porque lo dicen; su palabra presentifica lo incastrable del Otro, ya que su discurso es incriticable.
En el Mayo Francés del ‘68, Lacan dictó su seminario “L’Envers”: ante un auditorio atravesado por el pensamiento maoísta, afirmó que la revolución acaba por engendrar un amo más feroz que el abolido y subrayó que las protestas habían llevado a la universidad a suprimir la antigua función del maestro para sustituirla por un sistema tiránico, fundado en el ideal de la comunicación y la relación pedagógica.
Lacan había negado todo apoyo a la izquierda proletaria, más bien desempeñó respecto de ella el papel de un padre severo. Advirtió que el callejón sin salida de la revolución es que, en su tentativa de sacar al sujeto de la servidumbre, crea un tirano tan feroz como el que quiere abolir.

* Miembro de la Escuela Freudiana de Buenos Aires (EFBA).

Posdata

Musicoterapia. La carrera de Musicoterapia de la UBA pide propuestas pedagógicas para Neurofisiología, Historia de la Comunicación Musical y Práctica en Instituciones. H.Yrigoyen 3242, hasta el 9 de noviembre.
Concurrentes. Prejornada de concurrentes de psicología de la Ciudad de Buenos Aires. Videodebate “El deambular de los concurrentes”, el 30 de 10 a 13.30 en H. Yrigoyen 1124.
Desamparo. “Violencia y desamparo. Fronteras de la subjetividad”, jornadas con Ulloa, Zuberman, Domb, Miguelez, Guzzetti y otros en Biblioteca del Congreso, 5 y 6 de noviembre. Inscripción hasta el 31 de octubre. 371-7072, 825-9034. Gratuito.
Vincular. “Transferencia: producción vincular o individual” con Isidoro Berenstein, hoy de 10 a 12 en Arévalo 1840. Gratuito.
Viento. “Producción de la subjetividad entre el cambio y la repetición”, con proyección de un resumen de Tocando el viento y debate, en Asociación de Psicoterapia de Grupo, Arévalo 1840, mañana de 11.30 a 13.30.
Desocupados. Grupos de reflexión para desocupados o amenazados por la desocupación, jueves de 17.45 a 19 en APDH, 814-3714. Gratuito.
Fobias. “Trastornos de ansiedad. Fobias: actualización clínica. DSM IV” por Ademar García en Perspectivas, hoy de 19.30 a 21. 827-4884.
Género. “Democracia, subjetividad y género”, con Eduardo Grüner, Débora Tajer e Irene Fridman, hoy de 20 a 22 en Corrientes 1551. Foro Psicoanálisis y Género de APBA. Gratuito.



A SESENTA AÑOS DE UN PROGRAMA RADIAL QUE CONMOVIO AL MUNDO
Psicoanálisis de la invasión marciana

Por Héctor Becerra *

t.gif (862 bytes) En 1898 el inglés Herbert George Wells había escrito The war of the worlds, donde se relataba el desembarco en la Tierra de un grupo de marcianos dispuestos a acabar con la raza humana. El guionista Howard Koch adaptó aquella novela de ciencia ficción y, con la colaboración de Paul Stewart, obtuvo un radioteatro de una sola emisión. El guión llegó a manos del actor Orson Welles, quien lo corrigió y presentó la noche del domingo 30 de octubre de 1938 junto a su compañía de actores en una de las periódicas audiciones del Mercury Theatre emitidas por la CBS.
Un boletín noticioso interrumpió un programa de música bailable para anunciar que acababa de avistarse un gigantesco cono luminoso viajando hacia la costa este del Atlántico. Una unidad móvil que había partido de Groevers Hill, New Jersey, descubría que se trataba de una nave espacial llena de marcianos. De ahí en adelante: los foráneos derrotaban al ejército, el gobernador llamaba a la milicia a poner orden, los caminos estaban cortados, los marcianos avanzaban hacia Nueva York.
Si alguien sintonizaba el programa unos minutos después de su comienzo, no tenía cómo darse cuenta de que era una obra teatral. Fue lo que sucedió y millares de personas desesperadas huyeron, produciendo grandes congestiones de tránsito, otras se resignaron y llenaron las iglesias y los bares. Durante horas, miles de norteamericanos deambularon, viendo horrores inexistentes por las calles. Cuando los marcianos finalmente fueron derrotados por las bacterias terrestres, ya nadie escuchaba el programa. La cadena CBS anunció durante toda la noche que se trataba de un malentendido, pero varios días después aún se encontraban sobrevivientes saliendo de los bosques con pañuelos atados a su boca para escapar de los gases extraplanetarios.
Orson Welles, al poner la obra en el aire, mixturó elementos específicos de la estética radioteatral (lo ficcional, la dramatización) con otros de los noticieros (lo verosímil, la realidad convertida en relato). Resultó tan creíble para los oyentes porque representó con elementos habituales un programa normal que, primero a través de flashes informativos y después con supuestas transmisiones en directo desde el lugar de los hechos, fue anunciando la invasión con un magistral uso de los efectos de sonidos, la música y el silencio (es decir, de ese componente que luego Arnheim denominaría paralingüístico y Lacan en el terreno del psicoanálisis llamaría discurso).
Los sociólogos encontraron que, en la verosimilitud que alcanzó el radioteatro de Welles, hubo una importante incidencia de factores históricos y sociales: los temores suscitados por el crack de 1929 y los fantasmas de la inminente Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, creemos que todavía queda un importante camino por recorrer, tanto es así que tendríamos que remontarnos hasta el comienzo de la modernidad.
Cuando Galileo inventó el telescopio, los planetas se acercaron hasta resultar visibles; la Luna resultó ser, no una superficie lisa y pulida, sino irregular y rugosa. El planteo galileano fue recibido con recelo e incredulidad; es que si el ojo desnudo no había podido ver aquellos cuerpos celestes, caía la ilusión del ser humano de que el yo no tiene límites en lo que respecta al conocimiento.
La organización formal del yo y del objeto quedan igualmente afectados en su estructura, lo cual quiere decir que debemos sacar nuevas conclusiones en lo que respecta al conocimiento: el yo conoce proyectando sus atributos a aquello que pretende conocer, de allí que el objeto adquiere la misma estructura que el conocimiento que lo piensa. Resulta entonces que, si no habíamos podido ver aquellas lejanas estrellas, ellas sí nos estaban mirando; desde ellas nos estaban mirando.
La conducta extrema suscitada por la emisión radiofónica se debió –entre otros causales– a la enorme implicación del yo y del conocimiento en la situación escenificada por el programa. Las construcciones delirantes que atribuían intenciones nocivas a los extraterrestres ponende manifiesto un momento primitivo en la génesis del yo. La llegada de los marcianos presentificaba la llegada de aquellos que desde siglos atrás se hallaban instalados en la esfera celeste, invisibles, vigilándonos, acechándonos, a la espera de una oportunidad en la cual desembarcar y apropiarse de todos nuestros valores, la vida inclusive. El pánico era insoslayable.
Esta etapa crítica de la génesis de la subjetividad humana determina la estructura paranoica del yo: su manera paranoica de conocer. Sucede que la dramatización, es decir, la puesta en acto de todas estas cuestiones, provocó en los oyentes lo que se conoce como fenómeno de masas: una regresión, una actualización de aquellos momentos de la subjetividad.

* Integrante de Atico, cooperativa de trabajo en salud mental.

 

POSDATA

Identificación. “De padres e hijos. Identificación, transmisión e historia”, con Liliana Donzis y otros en el Cultural San Martín. Centro de Extensión Psicoanalítica. Sarmiento 1551, el 3 a las 20. Gratuito.
Pareja. “La pareja en crisis: de la ilusión del deseo al deseo de la ilusión”, el 30 de 17 a 20 en Cefyp. 801-3485.
Castoriadis. “Crisis del sujeto, de la sociedad. A partir de Cornelius Castoriadis”, por L. Zapolsky y Y. Franco, el 31 de 14 a 19. 981-9634.
Violencia. “La violencia, atravesamiento en la familia”, jornada de la Escuela de Psicología de Ramos Mejía. El 30 a las 19. 654-2225. Gratuito.
Mujercitas. “Mujercitas argentinas eran las de antes”, en Centro Yukio Mishima. El 31 a las 20. 674-3355. Gratuito.
Revistas. Extensión, del Grupo Cero, con patologías de fin de siglo; Actualidad Psicológica sobre el dolor, con Nasio, Di Rienzo, Bandin y otros; El Hiperpótamo, sobre Reich y sexualidad contemporánea.
Demanda. “Demanda de análisis” por Teodoro Lecman en Centro Psicoanalítico Argentino, desde el 2 a las 19. 822-4690. Gratuito.
Educación. Curso “Psicoanálisis y educación”, lunes de 19 a 20.30 desde el 9 de noviembre. Grupo Cero. 328-0710.

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