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EL JEFE POLICIAL ROSARINO PROPUSO CREAR GHETTOS SEXUALES
“Hay que crear Samantópolis”

Desaforado por una denuncia sobre coimas, el jefe policial de Rosario pidió aislar a “travestis, traficantes y a los malos   periodistas”. Y cargó contra organismos de derechos humanos.

Evanol: “Seguramente los periodistas se ampararán en no sé qué secreto, en la conferencia de no sé qué... En los derechos de Adepa, Adiro o Evanol”.

El jefe de Policía de Rosario, comisario Benedicto Mattía.
Desde el gobierno nacional se pidió su “inmediata” destitución.

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Desde Rosario

t.gif (67 bytes) A las denuncias hechas por un grupo de travestis sobre las coimas que tienen que pagar a policías para trabajar sin ser molestados –que llevó a la apertura de un sumario interno–, el jefe de Policía de Rosario, Benedicto Mattía, no tuvo reparos en proponer un ghetto llamado “Samantópolis” para “travestis, drogadictos, los malos periodistas y los malos gobernantes”, y en lanzar una serie de brulotes discriminatorios. Para el jefe policial, los travestis son “mascaritas sidóticas”, los organismos de derechos humanos sólo se preocupan por aquellos que son “maricas, traficantes, drogadictos o delincuentes”. Además, avanzó sobre la vida privada de los periodistas: “¿O usted cree que nosotros no conocemos a los periodistas homosexuales? Pregúnteles si alguna vez la policía los molestó”. Al cierre de esta edición, el gobernador de Santa Fe, Jorge Obeid, estudiaba el posible relevo del jefe policial.
El domingo último, un grupo de travestis denunció en uno de los diarios de la ciudad que policías de la Unidad Regional II les cobraban coimas para que pudieran trabajar en las calles de la zona sur de la ciudad.
La reacción del jefe policial no se hizo esperar, pero en vez de abrir una investigación, avanzó sobre las minorías sexuales. “Estoy molesto porque los señores travestis, esa mascarada de gente enferma que debería tratarse con psicólogos, tendrían que haber denunciado las coimas ante mí, los jueces o los fiscales. A este jefe de policía le gustan, por ahora, las mujeres. No necesitamos los favores sexuales de toda esta mascarita sidótica”, dijo el jefe de Policía de Rosario.
La confusa mixtura de Mattía organizó un peligroso paradigma donde juntó a las minorías sexuales y quienes sufren el flagelo de las drogas, con quienes las trafican y quienes delinquen. “Decir que las orientaciones sexuales que se apartan del heterosexismo ‘oficial’ son perturbaciones, enfermedades o deformaciones de la sexualidad ‘correcta’, revela no solamente una ignorancia muy grande, sino una intolerancia ‘profascista’, inadmisible en un país que a duras penas trata de salir de la pesadilla del genocidio. Por supuesto que es legítimo buscar formas de convivencia que eviten las molestias recíprocas entre los vecinos, respetando los derechos de cada uno. Pero ése es otro tema”, dijo el sociólogo rosarino Héctor Bonaparte.
La Organización No Gubernamental Colectivo Arco Iris, que brinda asesoramiento a los travestis, fue calificada por Mattía como una entidad integrada “por personas enfermas cuyo mantenimiento económico se desconoce”.
El bravo jefe policial prometió arrestos masivos de travestis, cámaras de video en las calles del pecado para filmar a los “degenerados” (léase clientes) “o sacarles fotos para mandárselas a los familiares”.
Lo que no hizo Mattía lo llevó adelante la directora de Asuntos Internos de la Policía de Santa Fe, Leyla Perazzo, quien ordenó un sumario interno para determinar las responsabilidades de aquellos efectivos de la División Moralidad y la seccional quinta de policía que pedían coimas a los travestis.
El jefe de Policía también la emprendió contra la prensa que reveló los actos de corrupción policial: “Así como hay un periodismo de primera que denuncia, hay otro de cuarta. Seguramente los periodistas se ampararán en no sé qué secreto, en la conferencia de no sé qué... En los derechos de Adepa, Adiro o Evanol”. “El pueblo no molesta a los homosexuales. ¿O usted cree que nosotros no conocemos a los periodistas homosexuales? Pregúnteles si alguna vez la policía los molestó”, acotó.
“Como trabajadores de prensa reivindicamos nuestro derecho al secreto profesional amparado por la Constitución Nacional y parte inseparable del ejercicio periodístico, aquel por el cual el pueblo puede saber de qué se trata. Justamente al pretender tapar la voz de un periodista o amedrentarlo se pretende que los argentinos vivan en la ignorancia,cualidad necesaria e inseparable de la intolerancia y de las dictaduras”, replicó Edgardo Carmona, secretario general del Sindicato de Prensa Rosario.
El ministro de Gobierno, Roberto Rosúa, se reunió con el gobernador Obeid ayer por la mañana, en la Casa de Gobierno, y juntos analizaron las declaraciones del jefe policial. En principio, el mandatario santafesino se mostró “sorprendido” por los exabruptos policiales, pero no tomará una decisión inmediata sobre el relevo de Mattía. Sin embargo, la resolución política está tomada.

Repercusiones en Rosario

*   “En realidad esto no es una actitud nueva sino que es la actitud histórica que se ha generado a través de un Código de Contravenciones que es en sí mismo violatorio del estado de derecho porque impone una persecución de autores y no de actos: se persigue a las personas por sus calidades personales, por ser travestis o ejercer la prostitución y esto está prohibido por la Constitución nacional, que impone el principio de legalidad y el principio de derecho penal de acto y no de autor” (Matilde Bruera, penalista, integrante del Centro de Estudios e Investigación en Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de la UNR).
* “Estamos muy sorprendidos por la alusión de ‘mascarita sidótica’ porque aparentemente se está haciendo un señalamiento que nos parece conflictivo de acuerdo con la Ley Nacional de Sida. Este tipo de conflictos son muy negativos para la tarea preventiva de la infección por vih y otras enfermedades de transmisión sexual, porque hacen que todo lo que la Organización Mundial de la Salud identifica como trabajo sexual se haga más oculto y de esta manera sea más inaccesible a la prevención”. (Damián Lavarello, Director del Programa Municipal de Sida).
* “Constituye una monstruosidad que el jefe de policía, que se dice un hombre respetuoso de la ley, demuestre que en realidad es un mesiánico discriminador y reaccionario. Es indispensable que el poder político tenga señales claras ante la sociedad con personajes como estos que gozan de la impunidad de la palabra por prepotencia y abuso de poder” (Mariana Hernández Larguía, Asamblea por los Derechos Humanos-Rosario).

 


 

DESDE EL GOBIERNO NACIONAL HASTA ENTIDADES DE DD.HH.
Una destitución reclamada a coro

t.gif (862 bytes) El titular del Instituto Nacional contra el Racismo, la Xenofobia y la Discriminación, Víctor Ramos, pidió ayer al gobernador santafesino, Jorge Obeid, la destitución del jefe de la Policía de Rosario, Benedicto Mattía. La reacción de Ramos por las declaraciones en las que Mattía definió como “mascaritas sidóticas” a los travestis se sumó a la de distintas organizaciones de derechos humanos que repudiaron al policía y exigieron, también, su separación inmediata en el cargo.
“Nosotros ya estamos pidiendo la destitución a través de una nota que enviamos de inmediato al gobernador de la provincia”, explicó Ramos antes de calificar de “lamentable que muchas personas continúen hoy manteniendo estos prejuicios que son incompatibles con un cargo público”. El funcionario del INADI entendió como “peligroso” el puesto que desempeña Mattía como encargado de la Unidad Regional II de Rosario. “En otra época –agregó Ramos– a pocos les iba a preocupar una cosa así, pero hemos evolucionado y éste es un tema prioritario.”
El titular de la Comunidad Homosexual Argentina, César Cigliutti, exigió que la destitución se efectivice: “En la lucha contra la discriminación no podemos quedarnos en declaraciones, tenemos que ser más efectivos”.
Las Madres de Plaza de Mayo no separaron las declaraciones de Mattía de la estructura policial. “A nosotras –expresaron a través de un comunicado– no nos sorprende en absoluto el vocabulario del policía porque siempre han tenido que ver con la muerte.” La Asociación de Madres definió a Mattía como “un fascista represor”.

 


 

La policía de Río Negro también tiene su purga

El gobierno provincial desplazó al subjefe policial y a seis altos oficiales, a raíz de la crisis originada por el triple crimen de Cipolletti.

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El juez Pablo Iribarren reconstruyó el hallazgo de las chicas.
Antes había denunciado presiones por parte de la policía.

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El desplazado Venancio Milla.
Los mandos medios se quejan.

Por Cristian Alarcón

t.gif (862 bytes) La política rionegrina tiene puesto el termómetro en Cipolletti y el mercurio ayer volvió a marcar rojo. A una semana del primer aniversario del triple crimen, a las puertas de una manifestación que causa escozor en el Ejecutivo provincial, el gobernador Pablo Verani ordenó el pase a retiro del subjefe de la policía provincial y de seis altos oficiales, algunos de ellos implicados en el encubrimiento de la masacre o las presiones a testigos. Mientras ayer el juez Pablo Iribarren presenciaba la reconstrucción del hallazgo de los cuerpos de las tres jóvenes, los mandos medios de la fuerza dejaban trascender algunos “focos de malestar” que provocó el castigo.
“Habría sido bueno que esto hubiera ocurrido antes para avanzar en la investigación. Pero como nos acostumbramos en Río Negro, a esta altura decimos es mejor ahora que nunca”, le dijo a Página/12 Ulises González, el padre de dos de las chicas asesinadas tras una trama de mafia, narcos y policías.
La purga iniciada ayer llegó después de un escándalo institucional que explotó en una reunión de la Comisión de Seguridad provincial la semana pasada. El ya indisimulable conflicto entre la Justicia rionegrina y los hombres duros de la policía llegó a Viedma, la capital, cuando la presión de la oficialidad en el Alto Valle de Río Negro hacia el juez de la causa, los fiscales y los testigos que han declarado contra uniformados, llegó a un límite que superó la habitual parquedad y silencio de Pablo Iribarren. En términos “crudos”, según contaron a este diario quienes presenciaron ese encuentro de funcionarios de las tres áreas, Iribarren, los fiscales Alvaro Meynet y Daniel Drake, y dos miembros del Superior Tribunal de Justicia, expusieron “las trabas y amenazas que un grupo de policías” ha hecho sentir cada vez con mayor fuerza para frenar las investigaciones.
La sorpresa del paquete de medidas con el gobierno pretende tranquilizar al juez y mejorar la imagen pública antes de la “megamarcha” del miércoles próximo, fue el virtual pase a retiro del subjefe de la policía provincial, Venancio Milla. Si bien la figura bajo la cual el Ejecutivo lo aparta del comando de la tropa es la “limitación de servicio”, esto significa el relevo. Como en la mayoría de las policías argentinas, en la de Río Negro el segundo de la fuerza es quien ejerce el mando real sobre los subordinados; es quien llegó al cargo “haciendo carrera”. Y el jefe es alguien nombrado por el poder político que goza de la confianza del Ejecutivo pero no es respetado filas adentro, no goza del consenso.
Milla siempre fue un tipo coherente. Tanto al colocar estratégicamente hombres que luego fueron acusados de encubridores del asesinato en puestos claves, como en defenderlos cuando luego comenzaron a ser requeridos por la Justicia. “El colmo de Milla –contó ayer una fuente de gobierno– fue que en agosto, cuando se detuvo a varios policías por el asesinato de dos jóvenes hace diez años en Río Colorado, después de haberse negado a reunirse con el Concejo Deliberante de Cipolletti que reclamaba su presencia hacía meses, viajó rápidamente de Viedma a General Roca para llevarle su apoyo a los detenidos”.
Los seis policías que pasaron a retiro son la línea completa de mandos que intervino en la investigación durante los treinta días posteriores al crimen. Ellos son el comisario general Ricardo Sánchez, el comisario mayor Gabriel Marín, los comisarios inspectores Sergio Oliva y Jorge Galera -quien en el fragor de la lucha denunció al propio Iribarren–, el comisario José Luis Torres –preso por plantar pruebas– y el comisario Luis Seguel, a punto de ser procesado por segunda vez como encubridor del crimen de Paula y María Emilia González y su amiga Verónica Villar.

 

Rumbo a la megamarcha

Una impactante campaña publicitaria –cuyo espacio ha sido cedido gratuitamente en radio y TV– y el rumor incesante de que “se viene un cipolletazo” preparan el clima para el miércoles próximo, cuando el reclamo de justicia por el triple crimen se haga oír en el Alto Valle. Los padres de María Emilia y Paula González y de Verónica Villar marcharán acompañados por Norma, la mamá de José Luis Cabezas, Ada y Elías Morales, Miriam y Luis Bordón, padres del estudiante asesinado, el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y la hermana Mar-tha Pelloni. El rabino Daniel Goldman y el obispo de General Roca, monseñor Pozzi, leerán documentos referidos al “dolor, la justicia y la esperanza”, antes de iniciar lo que llaman todos “la megamarcha”.

 


 

CASI 30 AÑOS POR LA MUERTE DE GUCCI
La condena de la ex esposa

t.gif (862 bytes) Patricia Reggiani Gucci, la ex esposa del magnate de la moda asesinado en 1995, fue condenada ayer a 29 años de cárcel por planificar el crimen de su ex marido. El pedido de cadena perpetua solicitado para Reggiani por la fiscalía recayó en Benedetto Ceraulo, quien fue considerado responsable de la ejecución de Mauricio Gucci. Según entendió el jurado de Milán, compuesto por jueces y ciudadanos comunes, Ceraulo fue quien disparó contra el modisto en las escalinatas de su oficina de Milán y lo remató con un balazo en la cabeza mientras agonizaba en un charco de sangre, el 27 de marzo de 1995.
Ceraulo fue el único de los cinco acusados que recibió una condena tan alta. Las confesiones de los otros tres cómplices contribuyeron a que les fueran reducidas las penas. Orazio Cicala, el chofer del auto en el que huyó Ceraulo el día del crimen, fue sentenciado a 29 años de cárcel, mientras la clarividente Pina Auriemma y el portero de hotel Ivano Savione, deberán permanecer 26 años tras las rejas.
Luego del reparto de condenas, el abogado defensor, Raffaele Della Valle, anunció que presentará un recurso para que la sentencia sea anulada. Una vez conocido el fallo, Reggiani declaró con amargura: “Parece que no me han creído, la verdad es hija del tiempo”.

 

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