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LOS ESTADOS-ISLA EN RIESGO DE DESAPARECER POR EL CALENTAMIENTO
Países que se van al fondo del mar

Si los niveles del mar siguen aumentando, 14 países habrán sucumbido bajo el agua.  Ayer lo denunciaron en la Cumbre Climática.

Los países insulares del extremo sur del Pacífico tienen su propio stand en la Cumbre Climática.
El aumento del nivel del mar por el derretimiento de hielos ya provocó la desaparición de islotes.

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Por Mariana Carbajal

t.gif (67 bytes) ”La discusión acerca del cambio climático es para nosotros un asunto de vida o muerte.” Bikenibeu Paeniu, primer ministro del archipiélago de Tuvalu, al nordeste de Australia, no exageraba: si los niveles del mar continúan aumentando como consecuencia del calentamiento global, 14 estados insulares del extremo sur del Pacífico –con una población total de poco más de 6 millones de habitantes– corren el riesgo de desaparecer bajo el agua. En el segundo día de la Cumbre Mundial sobre Cambio Climático que sesiona en Buenos Aires, los representantes de estos diminutos países de paisaje idílico hicieron un llamamiento casi desesperado a las naciones industrializadas para que tomen medidas concretas en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Conmovida hasta las lágrimas, la delegada de las islas Marshall describió cómo un pequeño islote del archipiélago quedó sepultado bajo las olas. Quebrada por el recuerdo, Yumie Crisostomo no pudo continuar con el relato.
Los 14 países insulares nucleados en la Aosis dieron ayer por la mañana una conferencia de prensa en la que lanzaron una dramática advertencia acerca de las consecuencias devastadoras del cambio climático sobre sus territorios y reclamaron un mayor número de medidas mitigadoras. “La magnitud de los impactos que se manifiestan en nuestros países hace que, para nosotros, la discusión acerca del cambio climático sea un asunto de vida o muerte”, destacó el primer ministro de Tuvalu, un archipiélago de 9 islas de apenas 26 kilómetros cuadrados de extensión y casi 10.000 habitantes. El aumento del nivel del mar por el derretimiento de los hielos polares y de glaciares ya provocó la desaparición de varios islotes que, a pesar de estar deshabitados, cumplían un rol importante en el ecosistema de la región, explicó Paeniu.
En el último siglo, el nivel de los mares subió entre 10 y 25 centímetros debido principalmente a un aumento de la temperatura promedio de entre 0,3 y 0,6 grados centígrados, según estudios de los organismos de la ONU. Y se estima que en los próximos cien años crecerá entre 15 y 95 centímetros más. “Si no se hace nada, en el próximo siglo vamos a desaparecer”, clamó Paeniu.
Según el delegado de Tuvalu, ya se detectó un aumento del nivel de la napa freática y en los últimos años se han registrado eventos climáticos violentos, como ciclones, que hasta el momento eran inusuales en su país. Además, el incremento del nivel del mar provocó un aumento de la salinidad de las tierras, tornándolas menos aptas para la agricultura, la principal actividad económica de estas islas, junto con la pesca.
Con el mismo tono desesperante, uno a uno, los representantes insulares relataron las trágicas consecuencias que vienen sufriendo por el calentamiento global: en islas como Nauru, donde habitualmente el clima era bastante estable y predecible, ahora están sufriendo graves problemas de sequía que arruina las plantaciones de plátanos propias del lugar: “Los peces hierven en sus propios ríos”, describió Ludwing Keke, delegado de esa pequeña isla, de unos 10.000 habitantes.
El representante de Samoa, Tuiloma Slada, recalcó la urgencia de frenar el cambio climático: “El Protocolo de Kyoto es inadecuado para nosotros”, afirmó, y reclamó un nivel mayor de reducción de emisiones a los países industrializados. En coincidencia con las agrupaciones ambientalistas, Aosis pretende que las naciones desarrolladas las bajen en un 20 por ciento en relación con 1990 para el 2005, en lugar del 5 por ciento entre el 2008 y el 2012 que estableció el Protocolo acordado un año atrás.

 

Europa vs. los EE.UU.

La Unión Europea y Estados Unidos quedaron ayer enfrentados en la polémica sobre la disminución en la emisión de gases que provocan el efecto invernadero. Los delegados que participan de la Cuarta Conferencia de la ONU sobre Cambios Climáticos discutieron sobre lo que fue definido como uno de los principales puntos de divergencia. Sobre este aspecto, representantes de la UE aseguraron aceptar que la lucha contra las adversidades climáticas debe ser asumida en primer término por los países desarrollados. En este sentido, exhortaron a Norteamérica a ratificar el Protocolo de Kioto del ‘97, cuya puesta en marcha es estudiada en la convención de este año. Es justamente el punto que refiere a las potencias desarrolladas el cuestionado por Estados Unidos. Para su gobierno, el acuerdo debe ser emprendido en forma conjunta. El argumento que sostienen es que los países en desarrollo serán, en los próximos años, fuente generadora de la mayor parte de las emisiones de gases contaminantes. Según informes difundidos por la delegación norteamericana, Bill Clinton anunció que no someterá el Protocolo de Kioto a la consideración del Senado hasta que no sea significativa la participación de los países en vías de desarrollo. Los gases que provocan el efecto invernadero originaron entre otras adversidades la corriente de El Niño.

 


 

MARIA JULIA ALSOGARAY SOBRE LA ENERGIA EOLICA
“No le vamos a poner muletas”

Por M.C.

t.gif (862 bytes) El Gobierno argentino no alentará el desarrollo de la energía eólica en el país, según anunció ayer a Página/12 la secretaria de Recursos Naturales y Desarrollo Sustentable, María Julia Alsogaray. “La energía eólica se tiene que impulsar sola porque si le ponen muletas va a terminar no sabiendo caminar nunca”, indicó la presidenta de la Cuarta Cumbre Mundial sobre el Cambio Climático que se desarrolla en Buenos Aires. Por otra parte, la funcionaria consideró que el “Protocolo de Kyoto ha tenido un muy bajo nivel de ratificación porque presenta un horizonte de incertidumbre muy grande desde el punto de vista del impacto que tendrá sobre las poblaciones y las economías”.
La polémica en torno a la energía eólica surgió semanas atrás cuando sorpresivamente el presidente Carlos Menem vetó una ley que establecía el pago de un subsidio de 1 centavo por cada kilovatio hora que generen los molinos de viento y el diferimiento del IVA para la importación de tecnología para el sector. El boicot gubernamental a la promoción de esta energía más limpia y altamente renovable, que no contribuye a la formación del efecto invernadero, generó el repudio de organizaciones ambientalistas como Greenpeace y de diputados justicialistas y radicales de provincias patagónicas que impulsaron la sanción de la normativa en el Congreso.
“Cualquier energía alternativa, como la eólica o la solar, tiene que entrar en condiciones competitivas para ser realmente fuentes de producción limpia de energía y no un discurso o un cartel decorativo”, indicó la funcionaria, en un reportaje con este diario. “Preferimos, tal vez, generar mayor demanda, es decir, premiar a quienes compran esa energía. Internacionalmente hay una tendencia a castigar cualquier sistema subsidiado”, agregó.
Enfundada en un traje azul oscuro, María Julia recibió a Página/12 en el impecable despacho que ocupa en el primer piso del Centro Municipal de Exposiciones como presidenta de la Conferencia. Alsogaray admitió que detrás de la propuesta que hizo el lunes la delegación nacional en la cumbre para que los países en desarrollo –como Argentina– puedan asumir “compromisos voluntarios” de reducción de emisiones, existe un marcado interés del país en ingresar al comercio de emisiones y en impulsar el uso de “sumideros” de carbono en el país, dos de los llamados “mecanismos de flexibilización”, a los que podrán recurrir las naciones industrializadas para cumplir con el Protocolo de Kyoto y cuyos alcances comenzarán a definirse en esta reunión internacional.
“Asumir un compromiso de reducción es nuestra obligación ética. Reducir emisiones significa siempre aumentar la eficacia. Nada más que con eso tendríamos que conformarnos. Y económicamente los sectores productores se pueden ver beneficiados con una corriente de inversiones desde afuera, a través de distintos mecanismos: uno puede ser el caso de una empresa de un país muy desarrollado que para cumplir con su cuota de reducción de emisiones invierte en un país menos desarrollado, porque generalmente en este último la misma inversión genera mayor beneficio. Otra posibilidad, es la generación de una corriente de inversión para generar “sumideros de carbono”, es decir, cualquier proceso que absorba carbono de la atmósfera y que básicamente son las forestaciones”.

 

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