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LOS COMICIOS DEL MARTES EN EE.UU. REDUJERON LAS BANCAS REPUBLICANAS

Ya salió el sol para los demócratas

El partido del presidente Bill Clinton tenía expectativas de perder por poco margen. Aunque los republicanos conservan la mayoría parlamentaria, perdieron cuatro bancas. Este Congreso decidirá sobre el affaire Lewinsky

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La senadora demócrata Carol Moseley Braun a la espera de los resultados


Bill Clinton contento por los resultados (der.)

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Por Mónica Flores Correa
Desde Nueva York

Página/12

en EE.UU.

t.gif (67 bytes)  "Radiante" es el calificativo más preciso para describir el estado de ánimo que mostraba ayer la Casa Blanca después de la elección. "Se ven montones de sonrisas por aquí", comentó un periodista televisivo que cubre los gozos y desventuras de la mansión de la avenida Pennsylvania. A partir del martes a la noche, cuando los resultados iban indicando que no sólo los demócratas no habían sufrido pérdidas dramáticas sino que inclusive habían logrado triunfos considerables y en algunos casos, como los de la senaduría de Nueva York y la gobernación de California, muy interesantes, una combinación de euforia y alivio recorrió todos los estamentos de la agrupación. En una conferencia de prensa, el presidente Bill Clinton expresó satisfacción aunque se negó a contestar preguntas referidas al efecto que los resultados eleccionarios podrían tener en el proceso de destitución (impeachment), cuyas audiencias en el Congreso se inician el próximo lunes.

Como interpretación del resultado de los comicios, Clinton resaltó que había habido una "reivindicación para el mensaje ofrecido por los demócratas" en temas tales como educación, seguridad social y reforma del sistema de salud. Los republicanos, en cambio, intentaron entender los motivos de su opaco desempeño. Newt Gingrich, que el martes había asegurado que los conservadores iban a ganar, comentó ayer con expresión grave que su partido tendría que "mirar cuidadosamente lo que pasó y ver cuáles son las lecciones que se pueden extraer". El presidente de la Cámara de Representantes no quiso admitir que esas "lecciones" podrían tener que ver con el hecho de que el partido deje de instigar investigaciones sobre la conducta sexual presidencial; de hecho, rechazó la posibilidad de que los votantes hubiesen enviado una señal a los legisladores conservadores en contra del impeachment. Sostuvo que los republicanos no iban a "reducir un deber constitucional importante al nivel de quien lleva a cabo la mejor manipulación política".

Por cierto, aunque debilitados los hombres del partido de Gingrich, quedan todavía en control de las dos cámaras en el Capitolio. Y si bien perdieron la gobernación de California, un estado clave en la dinámica política ya que uno de cada nueve norteamericanos vive allí, siguen teniendo un predominio significativo en las gobernaciones. En algunas de las elecciones de gobernadores ganaron arrolladoramente. Los hermanos Bush, George y Jeb, quedaron al frente de las gobernaciones de Texas y de Florida, dos estados grandes e influyentes. En el Senado, el éxito conservador más resonante consistió en haber desbancado a la demócrata afroamericana Carol Moseley Braun de Illinois por el candidato Peter Fitzgerald. Pero los demócratas, además de hacer un muy buen papel en las elecciones estaduales, en el ámbito de las bancas senatoriales Charles Schumer derrotó al republicano Alphonse D'Amato por la representación de Nueva York, y John Edwards conquistó la banca de Carolina del Norte que estaba en poder del conservador Lauch Faircloth.

Un primer análisis de lo que esta elección de mid term (mitad de mandato) ha representado para los dos partidos y para los votantes establecería que:

* Para los demócratas hay un futuro. Suena a humorada pero no lo es. El Sexgate fue tan virulento que, con los demócratas diezmados y abochornados, pareció que el partido había sido perjudicado en forma tan grave que ninguno de sus políticos podría ser elegido para la presidencia del 2000. Las cosas pintan ahora distintas para Al Gore o para cualquier eventual reemplazante en la candidatura. En definitiva, los demócratas deben agradecer su éxito no tanto a "Monica" como a que "toda política es local", según dijo sabiamente Tip O'Neill, un ex presidente de la Cámara ya fallecido. Como prueban los sondeos, la gente votó por individuos y por situaciones locales, no por el desmadre en Washington.

* Para los republicanos, la estrategia de hostigar ferozmente a Clinton no resultó. Inclusive, se les volvió en contra. Inmersos en esa suerte de trip (viaje psicodélico) que les provoca su puritanismo, perdieron contacto con lo que les decía un gran porcentaje de los norteamericanos en las encuestas: que la historia Clinton-Lewinsky era totalmente irrelevante para ellos. Olvidaron así destacar los logros del Congreso, de los cuales Clinton tiende a jactarse y a apropiarse. Entre ellos, el balance del presupuesto, la exitosa reforma del sistema del Estado de Bienestar y la resistencia a que el Ejecutivo aumente el componente discrecional del gasto público. Todas estas medidas han colaborado fuertemente en el florecimiento de la economía.

* Para los votantes, los resultados de la elección indican que los dramas personales de Washington pueden influir, casi siempre mínimamente, pero que jamás condicionan el sufragio. Según sintetizó atinadamente The New York Times, los votantes tienen su propia agenda. Indicaría también que los votantes suelen estar más inclinados a otorgarles el beneficio de la duda a los demócratas en caso de incorrecciones que a los republicanos. Y por lo menos en esta oportunidad, señalaría que la economía fuerte ha puesto a la gente de buen humor y la ha inclinado al centro. Un centro que no está totalmente claro pero que agruparía al centro de los demócratas, con políticos como Clinton, y al centro de algunos gobernadores republicanos y a alcaldes como el de Nueva York, Rudolph Giuliani. Y ambos centros no se superponen.

 


La derecha modelo Bush


Por M.F.C.

T.gif (862 bytes) "Señoras y señores, presento en sociedad al 'Modelo 2000' para candidato presidencial: ¡'el conservador compasivo'!". Está bien, hay que admitirlo. En honor a la verdad, el gobernador George Bush hijo no dijo exactamente estas palabras, al dirigirse el martes a una audiencia que lo vivaba frenéticamente después de que se supo que había sido reelegido en Texas por un margen arrollador. Pero el aspirante actual más firme entre los republicanos a la próxima presidencia, dio un discurso que fue el puntapié inicial de su lanzamiento a la candidatura y que incluyó algunos puntos preliminares de su agenda. Entre ellos, esta nueva figura del "conservador compasivo".

Habrá también que ver si Bush borra de la memoria no siempre frágil de la gente, la intensidad de las declaraciones antigays y antifeministas de la derecha cristiana. George Bush y su hermano Jeb, quien fue elegido gobernador en Florida, fueron claramente la luz de esperanza de los republicanos en la bastante oscura noche del martes, cuando perdieron cinco asientos en la Cámara de Representantes y no lograron victorias en el Senado que modificaran el escenario existente.

Como su padre, el ex presidente, este hijo homónimo integra las filas

moderadas y "liberales" del partido. Este sector ha sido encarnizadamente resistido por el fundamentalismo religioso. Que de conservador tiene demasiado y de compasivo, absolutamente nada.


PLEBISCITARON EL USO DE LA CANNABIS EN CINCO ESTADOS

Dígale sí a la marihuana

 

T.gif (862 bytes) Allí donde se votó, los norteamericanos le dijeron sí a la marihuana. El uso medicinal de la marihuana fue plebiscitariamente apoyado ayer en los estados norteamericanos de Arizona, Oregon, Nevada, Alaska y Washington. Con mayorías de hasta un 10 por ciento, los votantes, en plebiscitos paralelos a las elecciones legislativas, rechazaron la intrusión del gobierno en sus vidas privadas. Con esta reforma, la marihuana podría ser usada para aliviar los síntomas de enfermedades "catastróficas" como el sida o el cáncer. La medida contaba con un apoyo considerable a nivel estadual, pero se enfrentó a la oposición del Congreso y de la Casa Blanca, que pidieron a los votantes "que dieran la espalda a la droga".

A pesar de su triunfo en las urnas, la propuesta todavía debe ser aprobada por los tribunales estaduales. Esto renueva el conflicto de los estados con Washington, puesto que la ley federal define inequívocamente a la marihuana como una droga ilegal. Esta definición fue atacada en los últimos meses por grupos de acción pro-legalización --"Estadounidenses por las drogas medicinales"--, que buscan hacer una excepción a esta definición en los casos de enfermedades dolorosas y disruptivas para los pacientes. Ellos argumentan que la marihuana ayuda a sobrellevar la náusea y otros efectos debilitantes de enfermedades como el cáncer o el sida. En este sentido la legalización parcial de la droga permitiría a los que padecen estas enfermedades pedir una "receta" a un doctor autorizado para obtener marihuana, junto con un carnet que impediría a la policía arrestarlos por su uso.

Habitualmente, este tipo de plebiscitos limita su alcance a cuestiones de carácter estrechamente regional. Pero esta vez el tema de la marihuana movilizó dinero y personalidades desde todo Estados Unidos.

"Demuestren a los políticos que ustedes son más inteligentes de lo que ellos creen", rezaban los panfletos a favor de la medida. La propaganda pro-marihuana enfatizaba el hecho de que lo que el Congreso intentaba impedir era, en definitiva, que prevaleciera la voluntad "popular", en esta oportunidad a favor de la legalización del uso medicinal de la droga. La ofensiva fue coordinada por organismos a nivel nacional, los cuales contaron con un apoyo financiero que llegó a más de tres millones de dólares. Estas sumas fueron reunidas con la ayuda de varios millonarios famosos por sus críticas a la política antidroga del gobierno, entre ellos el financista George Soros. Aunque la campaña parece haber tenido éxito en los comicios, algunas de sus declaraciones más arrojadas --"queremos legalizar todas las drogas"--, reforzaron la fuerte oposición del gobierno federal a la propuesta.

El gobierno federal está alarmado por la pérdida de jurisdicción que constituyó un pronunciamiento de los estados sobre una medida de alcance nacional. La intransigencia de los partidarios de la legalización sólo aumentó esta tendencia. El mismo Bill Clinton hizo causa común con la mayoría republicana del Congreso que se oponía a la medida. Esta posición tuvo el aval de los ex presidentes George Bush, Gerald Ford y Jimmy Carter, quienes declararon que "ignorar a la ciencia no ayuda a la medicina y no está en el interés nacional". Aunque esta alianza "federal" no tuvo muchas consecuencias a la hora de plebiscitar, su influencia podría ser decisiva cuando los tribunales deban fallar sobre lo plebiscitado. Después de todo, ley nacional define como "ilegal" cualquier uso de la marihuana.

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