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El juez dijo que no hubo injurias

César Menotti fue absuelto en el juicio por injurias que le hizo Morales. Según el fallo, respondió a “críticas constantes”.

César Menotti fue liberado de los cargos.
Morales había pedido un año y seis meses de prisión.

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t.gif (67 bytes)  Términos como “culón”, “patotero”, “cobarde” y “culebra” son “objetivamente agraviantes” y “podrían haber afectado a cualquier ciudadano”, consideró el juez en lo correccional Raúl García, sin embargo absolvió a César Luis Menotti en el juicio por injurias que le había iniciado el relator uruguayo Víctor Hugo Morales. El magistrado consideró que hubo una crítica constante del relator al técnico e inscribió aquellos términos como una respuesta a las críticas. Los abogados de Morales habían pedido una pena de un año y seis meses de prisión para Menotti.
El juez García dictó el fallo ayer después de evaluar los dichos de ambas partes y de escuchar el testimonio de más de una decena de testigos. En el fallo de una veintena de carillas el magistrado instó a Morales y a Menotti a reflexionar en el futuro para que cesen las imputaciones. Para dictar la absolución, García destacó la diferente situación entre personas “públicas y notorias” como las partes de la querella, y la que podrían haber afrontado dos particulares sin esas características.
El juez señaló que se requiere voluntad de lesionar el honor para que quede configurado el delito de injurias, pero recordó que Menotti negó haber querido ofender a Morales, sino que estaba enfrentado a un sector del periodismo y que ello motivó lo que el magistrado calificó como una “respuesta dura” y “tal vez excesiva”. La copia del fallo no fue difundida a la prensa. “Como se trata de un delito público pero de connotaciones privadas no será revelado el contenido del acta de sentencia. Incluso, las partes no lo permitieron”, dijeron fuentes del Juzgado 12.
El enfrentamiento judicial entre el entrenador y el relator se remonta a noviembre de 1994. La parte querellante basó su alegato en que Menotti no se rectificó de sus dichos mientras la defensa alegó que hubo una “legítima defensa” por injurias previas de Morales. Además del proceso que acaba de concluir, Menotti presentó dos querellas por injurias a Morales. En una de ellas se fijó audiencia de conciliación para el 16 de noviembre. Sin embargo, Menotti desistiría de continuar con los dos juicios contra Morales.

 

Los problemas de correr sentado

Desde la avispa del presidente Menem, hasta las ojeras de Graciela Fernández Meijide, pasando por la nariz de De la Rúa, la cabeza de Duhalde, las cirugías glúteas del olvidable José Luis Manzano, las adiposidades de María Marta Serra Lima, las manos de Edmundo Rivero, los ojos bicolores de Pacho O’Donell, los brazos cortos de Perón en el balcón, la erre arrastrada de Julio Cortázar, la ceguera de Borges y tantísimos otros “maldones” que Natura dio sin que Salamanca prestara, fueron parte de retruécanos, chascarrillos, burlas, escarnios y demás de una parte de la cultura nacional, sin que los destinatarios acusaran golpe bajo, ni mucho menos llevaran a sus remitentes a los tribunales.
Sin embargo, en las últimas semanas, a raíz de alguna referencia hecha por César Luis Menotti a cierta tendencia a “correr sentado” por parte del relator uruguayo Víctor Hugo Morales, parece haber enardecido judicialmente al oráculo de Cardona, y la cuestión fue llevada a juicio oral y público por el ex integrante del elenco de Radio Oriental, ahora en Continental y antes en Mitre, Mundo y Argentina, desde su llegada a la Argentina a principios de la década del ochenta, inmediatamente después de sus recordadas arengas casi xenófobas en aquel Sudamericano juvenil de Montevideo en 1979 que en parte culminó cruentamente con enfrentamientos de hecho entre aficionados argentinos y uruguayos.
Lo que no se entiende desde lo que en derecho se llama “el leal saber y entender”, es la reacción casi cavernaria. Entendible, sin embargo, si analizamos las patologías de quienes confunden enfatizar con conceptualizar. Si en lugar de debatir con buena leche y quedarse con los disensos, la cosa pasa por atropellar con interjecciones y esdrújulas, nos vamos a quedar, como casi siempre, con los continentes y no con los contenidos, con la superficie y no con la profundidad, con el envase y no con la sustancia. La consigna parece ser cuanto más “light” mejor. Total, si cualquier cosa que se dice tiene como respuesta un coro de seguidistas que festeja la ocurrencia que sea, como si fuera una idea inédita y revolucionaria. También para eso se los contrató, qué embromar.
El entendimiento de Menotti y de algunos más respecto de desdramatizar ciertas cosas del fútbol con la ironía, la frase punzante, la chicana en lo posible inteligente, provoca más irritación y malestar que subirse a un púlpito o a un cajón de manzanas en una esquina o una plaza, denunciando a los supuestos fariseos, que por tener en claro consciente o inconscientemente que lo son, dejan pasar. Total no será el primero ni el último que los señale con dedos acusadores.
Pero no se te ocurra decirle a un pudoroso inseguro que está avejentado ni que su corbata importada es ordinaria, ni que la señorita que lo acompaña tiene jurisprudencia equívoca ni que los fundillos de sus pantalones delatan cierta tendencia a gramos de más en geografía no deseados. Te manda a juicio oral y público. Y te sobreseen o no te comiste el garrón. De todos modos, te quedará el consuelo de que el otro seguirá “corriendo sentado” y que la gente a la salida de la cancha le seguirá pidiendo autógrafos, alguno le gritará “aguante...”, otro le alcanzará un papelito con su nombre para ser citado en la próxima transmisión, pero casi todos inexorablemente le mirarán de reojo el fundillo de los pantalones.

 

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