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VIVE SOLO
Por Enrique Medina

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t.gif (862 bytes) Vive solo. En un viejo conventillo; en un ambiente. Entrás y tropezás con la cocina. De esas que tienen una puertita plegadiza. Está el dicho ambiente. Ves al mismo tiempo la cama y la mesa con el vaso, la botella, un plato con restos de comida, un libro o un papel y lápiz. El ambiente está como él, a la miseria, a pesar de la prolijidad de las telarañas en las esquinas del techo, igual que su barba en punta llegándole al pantalón. Fuma uno detrás de otro. Abre la ventanita porque sabe que a mí me molesta el humo. En estos tiempos de Windows 95 escribe en cuadernos. Ya lleva escritos 123 cuadernos. No son todos de la misma marca. Hay viejos Rivadavia de tapa dura, los que pude reconocer. Hay de tapa blanda. Con hojas cuadriculadas. Con renglones normales. Blocks sin renglones. Y hasta dos carpetas de tres agujeros aferradas por cordones. Hay escritos a pluma y tinta, hay a lápiz de colores, y negro, claro, hay un cuaderno escrito con lápiz de tinta, ese lápiz al que había que darle un lengüetazo primero y que dejaba la lengua violeta. La mayoría de los últimos cuadernos están escritos con biromes, azul, negro, rojo y hasta verde.
Busco donde sentarme. El hace espacio en un sillón cuya cuarta pata está conformada por unos ladrillos rotos. Me dice que perdone las miguitas. Yo perdono y trato de decirles a las miguitas que salgan del sillón. Me ofrece té y café. Se ríe, no siempre puede dar a elegir. Si hay limón elijo té. Le digo. Me carga, me dice que soy finoli, desclasado, que me olvidé del barrio y que debería tomar café. Para no llevarle la contra le digo que bueno. Hace café. Bebemos café. Me exige tomarlo sin azúcar porque es mala. Al terminar confiesa que en realidad no tiene ni té ni azúcar. Leo lo que me da. El elige los cuadernos. Los tiene apilados con calzador arriba de la alacena, que en cualquier momento se viene abajo por el peso insoportable. Lo que leo no es literatura convencional, está más allá de estilos y modas. Mientras enjuaga los pocillos en la piletita, voy al baño. Debo esquivar la ropa colgada. Del botón del inodoro en la pared surge con ganas un largo río de agua oxidada. Es un baño para museo. Por suerte solamente orino, caso opuesto debería usar esos diarios viejos pinchados en el clavo. No hace falta abrir las canillas de la piletita para lavarme, algo que me resulta ridículo no sé por qué; por la base de las canillas sale más agua que por el agujero del caño. Vuelvo al sillón. Hay otro café. Este es el largo, para la charla. Años de no vernos. Le digo que se equivocó en la vida. Ni bola. Me cuenta: “Sólo escribo del amor y la muerte. Es lo único que me interesa. Y es lo único por lo que vale la pena escribir. Sí, ya sé, no me digás nada. Me interesa lo social, boludo no soy, pero de eso escriben todos, pura basura, nada de verdad. Más del cincuenta por ciento de lo que escribo es sobre las putas y las travestis, son lo único humano que existe hoy, el resto es humo, basura. Fijate que tiré el televisor y una radiecito que tenía. No. El televisor lo cambié por comida. La radiecito se la tiré por la cabeza a unos patoteros que pasaron gritando en la madrugada. Poco menos del cincuenta por ciento de lo que escribo es de la muerte. O era.
No sé, en realidad la historia de la humanidad es la historia de las masacres. Por eso es que hay que suicidarse, es la única posibilidad que tiene el hombre de ser auténticamente libre. Por ahora no me suicido porque vivo mucho la noche. Paseo en bicicleta y charlo con las putas baratas y las travestis. Voy a visitar a los enfermos de sida. Hay veces que me canso. Quisiera volver a mi pueblo. Soy de Perito Moreno. En mis tiempos era un pueblito lindo, vieras. Al lado de la cordillera, yo me bañaba en un arroyo, de chico. Hace unos años fui, no me aguantaba. No conocí a nadie. Los que yo conocía ya estaban muertos. ¿Por qué volví?... Es que en mi infancia fui demasiado feliz. Mi actitud, llamale antisocial, no es porque yo sea un resentido, no, mi actitud es intelectual...”. Lepregunto si tiene algún contacto con alguna editorial, si ya alguien leyó algún cuaderno, si mandó unas páginas a revistas literarias, suplementos, concursos, si lo puedo ayudar de alguna forma. “Me cago en todos ellos. Basura, pura basura. Hoy cualquier analfabeto publica un libro. No me jodás. Dejame con las putas y las travestis, huelen muchísimo mejor”. Después del tercer café con galletitas, bajamos por la escalera. La noche está negra pero no impide ver el brillo del río ni del puente a lo lejos, donde debo llegar para tomar el colectivo. Me acompaña porque “esta zona es peligrosa de noche”. Llegamos. Nos despedimos con un abrazo. El colectivo empieza a arrancar y por la ventanilla escucho que me dice: “Vos sos el que te equivocaste, tenías que haberte dedicado al fútbol y no a esas boludeces”.

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