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Por Javier Lorca "La escuela Prilidiano Pueyrredón no está intervenida. Hace un mes renunció el rector interino y nombré a Rodolfo Agüero en esa función. Y él eligió a sus nuevos colaboradores, por eso tuvieron que irse quienes acompañaron la gestión anterior", explicó el titular del IUNA, Raúl Moneta. Pese a las diferentes razones que arguyen unos y otros, desde su trinchera en la sede del IUNA, en Azcuénaga al 1100, los alumnos exigen la destitución de los "interventores", la restitución de todos los directivos despedidos y que no se realice ninguna modificación en las plantas docente y administrativa. "Desde que empezó la toma, Moneta se fue y no apareció más --aseguró la estudiante Carla Danio--. Y hasta que no escuche nuestros reclamos, no nos movemos del IUNA." Pero, ahora, la palabra la tiene la Justicia: Moneta afirmó que la toma del instituto fue violenta y que varios empleados damnificados por la irrupción estudiantil presentaron denuncias policiales. Para muchos, en cambio, el impulsor de las denuncias fue el propio Moneta: "Sus declaraciones son falaces. No hubo violencia", afirmaron los alumnos. El epicentro del conflicto es la reforma de los planes de estudios de las siete escuelas artísticas integradas en el IUNA desde 1996. La creación del instituto, vía decreto Ejecutivo, preveía transformar las escuelas porteñas de bellas artes, música, arte dramático, cerámica, folklore y danza. Hoy, el proyecto institucional ya está en manos de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau). La oposición a la propuesta se concentra en la Prilidiano Pueyrredón, donde estudia la mitad de los ocho mil alumnos del IUNA. "La intención de fondo de esos planes es subsumir al arte en el mercado", se quejó un estudiante. "Con la estructura actual, la Pueyrredón fue siempre una gigantesca usina de artistas", defendió el profesor de escultura Aroldo Lewy. Para Beatriz Martínez, "en los nuevos programas crecen el diseño publicitario y la digitalización en detrimento de las artes plásticas". El rector Moneta --también decano (con licencia) de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de La Plata (UNLP)-- argumentó: "Incorporar las tecnologías de multimedia no implica excluir la pintura de caballete. Lo único que se hará es jerarquizar con el nivel universitario a las escuelas. Además, los treinta títulos que se otorgan hoy van a pasar a ser más de cien". La ex vicerrectora Martínez añadió otra denuncia: "Los programas de estudios impulsados por Moneta son un calco de los que dicta la UNLP. El quiere que su gente gane con facilidad los futuros concursos docentes".
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Los estudiantes
de Artes dejaron por unos días sus pinceles y pusieron su creatividad al servicio de una
protesta contra el recambio de autoridades y contra la --según ellos--
"intervención" que sufrió la Escuela Prilidiano Pueyrredón. Desde el último
miércoles, los alumnos mantienen tomado el rectorado del Instituto Universitario Nacional
de Arte (IUNA) --del que depende la escuela--, en reclamo por el golpe de timón que dio
el rector Raúl Moneta. "La intervención fue una medida totalmente autoritaria,
verticalista y antidemocrática", se quejó a coro un nutrido grupo de profesores,
estudiantes y graduados. Y Beatriz Martínez, hasta la semana pasada vicerrectora a cargo
de la Escuela de Artes, disparó: "Moneta esperó a que terminaran las clases y se
despachó con un golpe de Estado". Detrás del conflicto acecha otra controversia,
centrada en la reforma curricular de las siete escuelas artísticas que integran el IUNA.