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LOS CUBANOS RECIBIDOS POR PEDIDO DE EE.UU. ESCAPARON
Cuando los invitados huyen

Diez cubanos fueron traídos de Guantánamo a Argentina por gestión de EE.UU. Nunca les dieron documentos y terminaron escapando.

Recurso: "Lo único que me queda es agarrar una pistola y asaltar un banco", se queja Vicente Vidal, uno de los que siguen esperando documentos para trabajar.

Vicente Vidal y Ernesto Díaz, dos cubanos que se quedaron.
Hubo siete que misteriosamente lograron viajar a Estados Unidos.

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Por Andrea Ferrari

t.gif (67 bytes) Primero lo anunciaron Jesús y Caridad Sánchez: se iban a Ezeiza. Tuvieron éxito y volaron a California. Los siguió Romilio Torres. Y luego otro, y otro. De los diez cubanos que Carlos Menem aceptó recibir a pedido de Bill Clinton, siete huyeron. Para la embajada norteamericana la salida fue irregular: el único documento que poseían --un papel que constataba que tenían "protección temporal" de Estados Unidos-- no los habilitaba a viajar. Una fuente de cancillería reveló dos hipótesis en danza: que en Migraciones estaban "distraídos" o que utilizaron pasaportes falsos. En Migraciones prefieren no contestar. Pero cuando Ernesto Díaz quiso convertirse en el octavo pasajero, lo rechazaron en Ezeiza. Ahora son tres los que están en Buenos Aires, cargando su desánimo y esperando los documentos prometidos cuando llegaron seis meses atrás. Ya no queda nada del dinero que Estados Unidos aportó para instalar en el país al grupo que, aunque llegó relaciones carnales mediante, nunca encontró brazos abiertos.

Decididamente, para el gobierno norteamericano el acuerdo con Argentina no fue un buen negocio. Las gestiones empezaron el año pasado, cuando los norteamericanos sondearon a varios países de la región para que recibieran algunos de los cubanos que habían salido ilegalmente de la isla y se amontonaban en Guantánamo. Hubo diversas respuestas. Varios países prefirieron no meterse en una situación que abría un potencial problema con el gobierno cubano. Carlos Menem estuvo, qué dudarlo, entre los que dieron el sí.

Los diez cubanos --siete hombres, dos mujeres y una nena-- llegaron a Ezeiza el 24 de junio. Creían que aquí los esperaban documentos argentinos y trabajo. Página/12 los entrevistó en septiembre. Formaban entonces un grupo lleno de quejas: nadie les daba trabajo sin documentos y el gobierno seguía dilatando la entrega. El dinero que había aportado Estados Unidos para su inserción --300 dólares per capita durante seis meses-- era escaso para vivir en Buenos Aires. Estaban enojados y recordaban la estadía en la base militar como una época de oro.

La huida empezó poco después. Jesús Sánchez, su mujer Caridad y su hija Melanie, de 2 años, se presentaron en Ezeiza. El único documento legal que tenían era el papel expedido por el gobierno norteamericano donde dice, en inglés y español, que el portador es un ciudadano cubano "a quien le fue otorgado el status de protección temporal por los Estados Unidos" y que fue aceptado por el gobierno argentino "para su residencia". Compraron los pasajes y volaron a California. Una vocera de la embajada norteamericana en Buenos Aires aseguró a Página/12 que el ingreso fue irregular, ya que no tenían pasaporte. "No sabemos cómo pudieron salir --agrega-- tal vez las autoridades argentinas tomaron la documentación que tenían como válida para viajar." Una alta fuente de la Cancillería va más allá: "Pudieron pasar dos cosas --dice--, una posibilidad es que hayan comprado pasaportes chilenos falsificados: recientemente se descubrió una red que vendía esos pasaportes en Chile y hubo detenidos. La otra posibilidad es que en Migraciones estuvieran con la cabeza en otra cosa". Y avanza sobre los motivos de la huida: "Acá se los recibió porque fue un compromiso asumido por el Presidente. Pero luego Interior nunca les dio los documentos".

Al llegar a California, los Sánchez fueron detenidos. "Jesús estuvo preso dos o tres semanas y a su mujer y la niña las tuvieron en un departamento --cuenta ahora Ernesto Jorge Díaz--, después los liberaron y ya tienen papeles y trabajo." Los que viajaron después eligieron como destino Miami. "Ahí los detuvieron unos tres días para investigarlos. Luego los soltaron y los mandaron a Las Vegas. Están todos perfectamente."

Díaz lo cuenta con bronca. Dice que también quiso irse, a principios de este mes. "Ya lo intenté tres o cuatro veces, pero no pude. En Ezeiza primero me sellaron el documento, pero después me dijeron que otros ya habían viajado así y que Estados Unidos había puesto una multa a la línea aérea." Junto con Díaz están Vicente Vidal y Armando Chirino. Dicen que viven "del aire", que tienen deudas con los dueños del hotel donde paran y que salvo algunas changas no han conseguido trabajo por la falta de documentos. Ahora les han informado que pronto tendrán DNI con vigencia de un año, pero el escepticismo los gana. "Lo único que me queda es agarrar una pistola y asaltar un banco", exagera Vidal.

Es el único que no intentó irse a Estados Unidos. "Conocí a los americanos y no son buenos --masculla--, son h de p..." Lo dice así, sin animarse a usar la palabra completa. Y agrega que prefiere a los argentinos. Al menos por ahora.

 

De Guantánamo a la urbe

Desde que, en medio de la crisis de los balseros, el gobierno norteamericano anunció que Estados Unidos no recibiría más cubanos que huyeran ilegalmente, todos los rescatados en el mar fueron mandados a la base de Guantánamo. Algunos países aceptaron luego grupos de inmigrantes: así hubo contingentes que fueron a España, Bolivia y Venezuela. Los diez que tuvieron por destino Argentina fueron trasladados primero a Caracas y de allí a Buenos Aires. Por pedido de la Cancillería y la embajada norteamericana, aquí los recibió la Comisión Católica de Migraciones. Era el Ministerio de Interior el que luego debía darles DNI argentino, un trámite que fue postergándose con el correr de los meses. Según una asesora de la Subsecretaría de Población "algunos no se presentaron a terminar el trámite". Los propios cubanos cuentan que han tocado todas las puertas a su paso. "En Guantánamo estábamos mejor --dicen--, al menos teníamos un techo y comida."

 

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