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MASIVO ATAQUE CONTRA IRAK EN VISPERAS DEL JUICIO POLITICO AL PRESIDENTE
El día que Clinton se hizo el zorro

EE.UU. y Gran Bretaña lanzaron ayer un ataque misilístico de gran envergadura sobre Irak. El hecho de que se produjera 24 horas antes de la sesión parlamentaria sobre la destitución de Bill Clinton despertó acusaciones de la oposición republicana. La operación será masiva y causará muchas bajas civiles.

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Bill Clinton se prepara para hablar a la nación desde la Oficina Oval poco después del inicio de los ataques.
Los republicanos y algunos expertos en política exterior condenaron el momento elegido, previo a la discusión del “impeachment”.


Por Mónica Flores Correa desde Nueva York

t.gif (67 bytes) En la víspera de la votación en la Cámara de Representantes que habría de decidir si se inicia su juicio de destitución, Bill Clinton lanzó ayer un ataque misilístico rotulado “Operación Zorro del Desierto” contra Irak, argumentando que ese país se había negado a permitir que los inspectores de Naciones Unidas realizasen una completa investigación de las armas de destrucción masiva que posee. En un discurso televisivo de 15 minutos pronunciado desde la Oficina Oval, Clinton ofreció varias razones para la elección del momento en que ocurría la ofensiva, entre ellas que si no se actuaba ahora el gobierno de Saddam Hussein volvería a armarse y eventualmente a atacar quizá “en sólo meses”. Subrayó también que “los (países) aliados coinciden en que éste es el momento para actuar”, invocando la cooperación de Gran Bretaña en el ataque. Al cierre del discurso, Clinton mencionó la votación que debía tener lugar hoy diciendo que si “los enemigos de Estados Unidos” pensaban que esto iba a distraer al país de sus intereses (en materia de defensa), “estaban equivocados”. El senador Trent Lott, jefe de la mayoría republicana en la Cámara alta, dijo en un comunicado que no respaldaba el ataque aéreo “en esta instancia”. Sostuvo que tanto el momento como la política de la administración Clinton hacia la nación de Medio Oriente estaban “sujetos a cuestionamiento”.
Desde las primeras horas de la mañana, los medios de comunicación matizaron su información acerca del “grave momento por el que atraviesa nuestro país”, en referencia a la votación de los representantes que tendría que haber ocurrido hoy y que fue suspendida por la operación militar, con noticias acerca de la situación planteada con Irak y especulaciones sobre la inminencia del ataque estadounidense. Pero fue recién a las cinco de la tarde, hora de Washington, que las cadenas televisivas comenzaron a trasmitir imágenes de Bagdad, en cuya noche se vieron resplandores explosivos mientras se oían estruendos misilísticos. Minutos más tarde, Joe Lockhart, vocero de la Casa Blanca, anunció que el presidente había ordenado “un ataque militar significativo” como represalia por la negativa de Hussein a permitir una exhaustiva investigación de Naciones Unidas.
Lockhart dijo que Clinton había tomado la decisión a la mañana, después de leer el informe presentado por Richard Butler, jefe estadounidense de la misión de inspección de la ONU. Según determino el reporte, Irak había ocultado documentos cruciales para la inspección armamentística y había bloqueado el acceso a algunos sitios clave, impidiendo que se tomasen fotografías y se filmasen videos de los arsenales.
También se acusó al gobierno de Saddam de no haber permitido que los inspectores entrasen en una base usada por el grupo terrorista anti-iraní MEK en el este de Irak y de haberles impedido el acceso al cuartel general del partido oficialista Baath en Bagdad. Además, Irak se opuso a las inspecciones que los emisarios de la ONU realizaban los viernes, aunque rutinariamente las había permitido desde que concluyó la guerra del Golfo.
En Nueva York, el enviado diplomático iraquí indico que el informe Butler había sido escrito para justificar el ataque. El embajador Nizar Hamdoon enfatizó que el equipo de Butler “había estado intensamente influido por la política estadounidense”.
En su alocución, Clinton recordó que tres semanas atrás, en noviembre, Saddam había prometido permitir una investigación completa de su poderío bélico. Por esa razón, el ataque sorpresa planeado por EE.UU. y GranBretaña había sido puesto en suspenso. Pero el mandatario también indicó que en aquella oportunidad él había dicho que cualquier obstrucción a la inspección provocaría una respuesta militar coordinada por parte de las fuerzas aliadas lideradas por las dos naciones occidentales.
Al final de la tarde, el secretario de Defensa, William Cohen, dijo en conferencia de prensa que había ordenado un drástico aumento de las fuerzas terrestres y aéreas estadounidenses en el Golfo para hacer frente a la crisis. Indicó que la ofensiva militar continuará “hasta que sea necesaria” y que no hay un tiempo límite para concluirla. Agregó que Irak no debe interpretar erróneamente la determinación de EE.UU. “Hemos actuado. No usaremos la fuerza livianamente y no la hemos usado así hoy”, subrayó.
Estados Unidos tambien advirtió ayer a los países vecinos de Irak, fundamentalmente Israel, que se mantuviesen en estado de alerta frente a posibles ataques en represalia del país árabe. Por primera vez en un discurso a la opinión pública sobre la “cuestión Irak”, Clinton dijo que el país de Medio Oriente estaría mejor sin Saddam. Ese señalamiento y la indicación de Cohen de que no hay un tiempo límite para concluir la “Operación Zorro del Desierto” hicieron que los observadores se preguntasen acerca del alcance de esta embestida. El derrocamiento de Saddam podría ser un antídoto potente contra el juicio de destitución. Pero Clinton también señaló que había ordenado atacar ahora porque el próximo fin de semana empieza el mes sagrado del Ramadán y que atacar entonces hubiera sido profundamente ofensivo para todo el mundo musulmán, lo que puede indicar que existe un límite después de todo.
“No cuestiono la acción. Cuestiono el momento”, dijo ayer a CNN el ex secretario de Estado Lawrence Eagleburger, quien tambien lamentó que el Ejecutivo estuviese metido “en un lío tan espantoso que cualquier acto, inclusive uno que tiene razón de ser como éste, está teñido por el escándalo”.
Por su parte, Brent Scowcroft, ex asesor de Seguridad Nacional, indicó que llamaba la atención la urgencia de la operación. “La opinión pública norteamericana no ha sido preparada, como suele ser en estos casos”, dijo.

 

Habla Saddam

“En esta jornada y en esta noche, tal como esperábamos y como hicieron hace ocho años, los cobardes han bombardeado varios objetivos terrestres de Irak, pensando que iban a ponernos de rodillas. Nuestro gran pueblo y nuestras Fuerzas Armadas: resistan y luchen como lo han hecho siempre, combatan a los enemigos de Dios y de la nación y Dios les otorgará la victoria”, dijo ayer el presidente iraquí Saddam Hussein en un discurso a la nación emitido por la agencia oficial, mientras los bombardeos norteamericanos hacían estragos en Bagdad, y que la radio y televisión iraquí van a divulgar durante el día de hoy. Los primeros informes dijeron que un misil había causado un gran cráter en la zona residencial de Bagdad.

 


 

ESTA VEZ NO SE PERDONARA NINGUN OBJETIVO
Habrá muchas bajas civiles

Por Richard Norton-Taylor y James Meek desde Londres

t.gif (862 bytes) El ataque conjunto anglonorteamericano que se inició anoche sobre Irak es una operación masiva, destructiva y potencialmente sangrienta en términos de bajas civiles. No se perdonará ningún objetivo –ni siquiera la extensa red de palacios presidenciales de Saddam Hussein–. Los hombres y el armamento requeridos para realizar el tipo de ataque masivo que se requiere para destruir lo que queda de las fuerzas armadas iraquíes está presente y listo en el área. Pero el domingo llegará otro portaaviones norteamericano, el “Carl Vinson”, que le dará a la alianza militar transatlántica aún más poder de fuego.
La operación, íntegramente aérea, estaba planeada para comenzar con el lanzamiento de cientos de misiles crucero para neutralizar las defensas antiaéreas iraquíes, e incapacitar sus centros de comando y sistemas de comunicaciones. Hay 15 bombarderos estadounidenses B-52 equipados con misiles de crucero aire-tierra en la isla de Diego García en el Océano Indico, y ocho naves de guerra equipados con misiles de crucero de la Armada de los Estados Unidos. Solamente estos buques disponen de más de 300 misiles de crucero.
La versión 1998 del misil de crucero, que mide unos seis metros y vuela a ras de tierra hacia su objetivo, es según sus defensores más certero que el modelo usado en la guerra del Golfo de 1991. Su precisión se basa en la guía por satélite, que le permite colocar su carga de 500 kilogramos de explosivos en su objetivo con un margen de error de sólo metros. Sin embargo, las bajas civiles parecen ineludibles ya que algunos de los objetivos de la primera ola del ataque se encuentran en Bagdad.
Después del lanzamiento de los misiles, y una vez que las defensas iraquíes –un puñado de baterías misilísticas y cañones antiaéreos de fabricación soviética, y algunos cazas obsoletos– hayan sido aplastadas, será el turno de los bombarderos de la Royal Air Force británica y la fuerza aérea estadounidense de entrar en acción para atacar a los 250 objetivos que el Pentágono señaló para su destrucción.
Además de los B-52, Estados Unidos cuenta con 70 aeronaves a bordo del portaaviones “Enterprise”, actualmente en el golfo, y alrededor de 110 aviones de ataque –incluyendo cazas Stealth F-117 y bombarderos B-1– con base en tierra en Omán, Arabia Saudita, y Kuwait. Otros 70 aviones arribarán el domingo al golfo abordo del portaaviones “Carl Vinson”.
Los 12 cazabombarderos Tornado de la RAF en Kuwait jugarán un rol limitado pero crucial en cualquier ataque. El Tornado está equipado con un sistema de detección termal y miras láser más certeros que los estadounidenses, junto con un accesorio de reconocimiento que puede determinar los resultados del bombardeo mejor que los satélites.
Hay, asimismo, otros seis Tornados en la base de Al Kharj (en Arabia Saudita) que tenían la tarea de patrullar la zona Sur de Irak vedada al vuelo. Además, hay dos aviones de combustible VC10 estacionados en Bahrein que pueden faciltar el reabastecimiento durante el vuelo de los aviones de la RAF. También hay otro destacamento británico de cuatro bombarderos Jaguar en Incirlik (Turquía), que podría ser enviado al golfo para reforzar la ofensiva.
Quedan dudas sobre la capacidad de los ataques aéreos para destruir por completo el régimen de Saddam Hussein si no operan al mismo tiempo fuerzas terrestres. Pero una guerra terrestre no está en los planes de Estados Unidos y Gran Bretaña, y la presencia de algunos miles de soldados y marines estadounidenses en la región están en una marcada inferioridad numérica frente a los 400.000 hombres del ejército iraquí.
Durante la última confrontación con Irak en noviembre –cuando los bombarderos estadounidenses estaban en camino y los pilotos de la RAF sedirigían a sus aviones en el momento que se canceló el ataque– el plan militar evitó incluir las plantas sospechadas de fabricar armas biológicas o químicas por temor a que su destrucción provocara el esparcimiento de contaminación tóxica en el área.
La lista de blancos a atacar incluye hoy a los cuarteles de la Guardia Republicana, el cuerpo de elite del régimen iraquí, que se encuentran al este de Bagdad y en el pueblo natal (y capital de clan) de Saddam Husssein en Takrit (al noroeste de Bagdad).
Los cuarteles de sus fuerzas de seguridad e inteligencia y el edificio del Ministerio de Defensa ubicados en el centro de Bagdad son objetivos posibles, y ya fueron sometidos a ataques de misiles de crucero en ofensivas anteriores.

 


 

Francia deploró los bombardeos sin Consejo

Por Eduardo Febbro desde París

na02fo01.jpg (10680 bytes)t.gif (862 bytes) Ninguna de las grandes capitales ignoraba el ataque británico-norteamericano contra Irak. El gobierno francés había expresado ayer su vivo temor de que se produjera un “ataque inminente” y según revelaron anoche fuentes presidenciales Boris Yeltsin y Tony Blair hablaron por teléfono con el presidente francés, que tuvo que aceptar lo que ya estaba decidido por EE.UU. Para el secretario general de la ONU Kofi Annan, “este es un día muy triste para Naciones Unidas y para el mundo”. Los otros dos miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, China y Rusia, manifestaron después su oposición al uso de la fuerza.
La intervención militar británico–norteamericana no parece colmar ninguna de las exigencias planteadas por París a lo largo de los últimos dos días. Francia lamentó anoche “el engranaje” que condujo a la guerra y el hecho de que Irak no ha “dado pruebas de una cooperación completa”. El miércoles, la Cancillería había reiterado que sólo el Consejo de Seguridad podía determinar una eventual intervención. Pero Bill Clinton y Tony Blair decidieron lo contrario. Tal como había ocurrido a principios de año, Francia se oponía un ataque militar, argumentando que existían tres elementos discordantes. El primero, según el portavoz de la Cancillería, es la existencia de dos informes contradictorios. Uno es el que presentó a la ONU el jefe de la UNSCOM, Richard Butler, donde el jefe de la comisión especial de la ONU para el desarme iraquí, que se ocupa de armas químicas y biológicas, afirma que Bagdad “no cooperó plenamente” con las Naciones Unidas. El segundo es un informe elaborado por la Agencia Internacional de la Energía Atómica, la AIAIEA, que expone la afirmación inversa: “Irak ofreció un nivel suficiente de cooperación”.
No sin cierta ironía, el portavoz de la Cancillería señaló: “Constatamos que el primer documento es negativo y el segundo positivo”. Para varios observadores locales, la voluntad norteamericana de atacar a Irak estaba “anunciada” en el hecho que el jefe de la UNSCOM les ordenó a los inspectores de la ONU presentes en Bagdad que abandonaran el país, y ello, como lo lamentó París, sin haber realizado las consultas previas en el seno del Consejo de Seguridad. Francia había apostado por la carta del secretario general de la ONU, Kofi Annan, al querer no sólo que las decisiones eventuales recaigan sobre el Consejo de Seguridad sino, también, al inclinarse por “un examen global” del desarme iraquí considerando todo lo realizado por Bagdad desde 1991 hasta ahora.
La solución compartida dentro del eje compuesto por París, Moscú y Pekín a fin de salir “lo más rápidamente posible del túnel” consistía en dejar en manos del Consejo el examen de los dos informes dispares, UNSCOM y AIAIEA, y luego, con esa base, llevar a cabo un examen global. Ayer Rusia y China exigieron el “cese inmediato” de los bombardeos norteamericanos lanzados contra Irak. París reconoce en off que el armamento iraquí “es una potencialidad que debe tenerse en cuenta y controlarse”, pero también dice que es preciso fijar una agenda de compromisos para que Irak empiece a vislumbrar el fin de la crisis.
La oposición francesa a un recurso ciego a las armas se basa en un argumento: si se ataca a Irak se desconocen las consecuencias, no se sabe a ciencia cierta si los ataques serán efectivos y, peor aún, una ofensiva cortaría los escasos puentes que existen entre Irak y el resto del mundo. Esto privaría a las ONG de sus capacidades operativas, dejaría a la población sin asistencia y a los occidentales sin la posibilidad de controlar, aunque sea escasamente, las armas de Saddam. Los expertos franceses consultados anoche por Página/12 hacían un balance extremadamente pesimista de la situación. Para el director del Instituto de Investigaciones Estratégicas e Internacionales, el IRIS, Pascal Bonniface, “ningún problema político o estratégico queda resuelto con la intervención norteamericana. Saddam Hussein permanecerá en el poder y el embargo seguirá vigente”. El especialista francés considera que “era previsible que los norteamericanos iban a atacar sin perder tiempo en consultas con sus aliados. EE.UU se sentía visiblemente burlado tras las crisis precedentes y quiso actuar rápido”. Bonniface estableció un lazo entre esta ofensiva y la gira por Israel y los territorios autónomos palestinos que acaba de realizar Bill Clinton. Según el director del IRIS, “el viaje de Clinton a Gaza y Jerusalén, así como las garantías que les presentó a los palestinos, le permitieron al presidente apartar la acusación de protagonizar una política doble que pesaba sobre los norteamericanos. Las pruebas de buena voluntad que les dio a los palestinos le permitieron sin dudas golpear a Irak con más facilidad”. En este contexto, Bonniface señala que “EE.UU le ganó de mano al Consejo de Seguridad. Los norteamericanos actuaron unilateralmente, sin siquiera esperar que la reunión del Consejo terminara. De esta manera quisieron mostrar su potencia. La crisis dura hace mucho y no terminará en seguida. EE.UU no disminuirá la presión y Saddam Hussein va más bien a reforzar su poder. Nos hemos instalado en una crisis que se prolongará por mucho tiempo”
Esta vez París parece sentirse traicionada por Richard Butler. Medios diplomáticos destacan en la capital francesa que durante la visita que realizó a Francia hace unas semanas, el jefe de la UNSCOM dejó bien claro dos cosas: una, que el informe que presentaría abriría la vía para el examen global de las sanciones que pesan sobre Bagdad; dos, que en ningún caso la negativa iraquí a entregar a la UNSCOM los documentos especiales iba a constituir una condición para la elaboración del informe. En suma, Butler hizo exactamente lo contrario de lo que prometió.

 

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