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LOS PADRES DE LOS ALUMNOS RESPONDIERON UNA ENCUESTA SOBRE LA EDUCACION
Gran aplazo para Roque Fernández

Casi todos reclaman un aumento a los docentes. Pero muchos creen que sólo deberían cobrarlo los que se capacitan. Un 40 por ciento ignora qué es la ley de educación. Reclamo de mejorar el nivel de alumnos y docentes.

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Susana Decibe, Roque Fernández y Marta Maffei discuten públicamente hace años; los padres les reclaman presupuesto y mayor información.

Por Nora Veiras

t.gif (67 bytes) A contramano de los diagnósticos oficiales, casi siete de cada diez padres con hijos en escuelas porteñas y del conurbano bonaerense consideran que la educación que reciben sus chicos es buena. El consenso social alcanzado por la Carpa Blanca de la Dignidad queda reflejado en las opiniones de las familias: más de nueve de cada diez acuerda con la necesidad de otorgar un aumento salarial a los docentes, aunque un 42 por ciento cree que se tendría que dar sólo a los que se capaciten. La mayoría reconoce la conveniencia de aplicar una reforma educativa, pero casi cuatro de cada diez ignora de qué se trata la Ley Federal de Educación, sancionada en abril de 1993. El Ministerio de Educación de la Nación aparece como el principal agente para mejorar la calidad de la escuela. Sin embargo, los padres ubican a los medios de comunicación por encima de los maestros y de ellos mismos como actores protagónicos para superar las carencias del sistema.
A pedido del Ministerio de Educación, la consultora Hugo Haime y Asociados realizó un estudio en 500 hogares de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano que hasta ahora el gobierno prefería guardar bajo siete llaves. Los resultados no dejan lugar a dudas sobre la necesidad de aumentar los sueldos, el presupuesto educativo y elevar el nivel de los docentes como factores claves para mejorar la calidad. El ministro de Economía, Roque Fernández, parece manejar otras encuestas: hizo lo imposible para evitar la promulgación de la modesta Ley de Incentivo Salarial Docente y ahora pone sus esfuerzos en dificultar la recaudación del impuesto sobre autos, aeronaves y embarcaciones destinado a ese fin.
La defensa de la recomposición salarial no se ve como la solución a los problemas de la escuela sino como una urgencia ligada a “evitar la extinción de la especie docente”, sostiene Daniel Filmus (ver aparte). Sólo para un 23 por ciento de los encuestados el aumento hará que los docentes se dediquen más a su trabajo, mientras para un 42 por ciento la dedicación aumentará algo y para un 32 por ciento no aumentará. En relación a la calidad educativa, sólo el 17 por ciento le atribuye incidencia al aumento en la posibilidad de una mejora significativa de la escuela, el 47 por ciento cree que mejorará algo y para un 34 por ciento no tendrá relevancia. La diferencia que establecen los padres entre recomposición salarial y su impacto en la calidad se corresponde con que para un 56 por ciento el aumento debe darse a todos, mientras para un 42 por ciento sólo se les debe otorgar a los docentes que se capaciten.
La complacencia de los padres con la educación de sus hijos como contracara de la crítica a la situación educativa general es una constante que se viene repitiendo en los últimos años. Un estudio de Enrique Zuleta Puceiro puso en evidencia esa paradoja. El tema permite varias lecturas. Muestra la imposibilidad de “responsabilizarse” por los resultados de la educación que reciben los chicos. Siembra dudas sobre las evaluaciones oficiales que miden el rendimiento de los alumnos. Es un alerta para quienes desde una visión de mercado ponen el acento en los consumidores, es decir las familias, como los actores a los que se debe entregar la educación para mejorar la escuela: si están satisfechos, ¿por qué habrían de propiciar cambios? Es una señal de que el sistema educativo deja fuera a los padres.
Al momento de determinar a los responsables de mejorar la calidad educativa, los encuestados priorizan con criterios particulares: el Ministerio de Educación (35 por ciento), los directores de escuela (18), los medios de comunicación (14), los docentes (13) y los padres (12 por ciento). Respecto al tiempo que dedican a ayudar a sus hijos con las tareas, el promedio de horas por semana es de 6. Las madres llevan la delantera dedicando 7 horas, mientras que los padres se sientan frente a los cuadernos escolares sólo 4 horas. Más de la mitad considera que ese tiempo es insuficiente.
Los padres reconocen la necesidad de llevar adelante la Reforma Educativa pero, al mismo tiempo, muestran un desconocimiento casi absolutosobre la Ley Federal de Educación, sustento de ese proceso. Sólo un 18 por ciento dice conocer esa norma, un 37 por ciento confiesa conocerla poco y un 39 por ciento no la conoce en absoluto. A pesar de la ignorancia sobre la ley, los encuestados identifican, mediante preguntas guiadas, los principales “efectos de la reforma”: incorporación de nuevos contenidos (46 por ciento), el impulso a la capacitación docente (45) y en menor medida la vinculación de la educación con el trabajo (38). En cuanto a la incidencia de la reforma sobre la deserción escolar y la calidad, las opiniones se dividen en tres tercios, lo cual muestra más dudas que certezas.
Más presupuesto, mejores salarios y más información sobre los cambios que se impulsan en la escuela se combinan en la fórmula de los padres. Educación pidió la encuesta y Economía sólo acusa recibo de las respuestas que bregan por mayor capacitación y, sobre todo, las que descreen de la relación entre sueldos y calidad.

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Cuatro lecturas sobre la voz del sentido común

“Una mirada lúcida”

Hugo Yasky (secretario adjunto de Ctera)
“Las opiniones son un vademécum del sentido común. Mientras el ministro de Economía sigue diciendo que somos empleados públicos sin ninguna otra connotación, es importante que la gente defina la calidad educativa como la consecuencia de una convergencia de factores; revela una mirada más lúcida que la del Gobierno. Vincula la calidad no sólo con el aumento de salario sino también con la capacitación en servicio al alcance de todos, mayores recursos, mayor cantidad de horas de clase de los alumnos que no es mayor cantidad de días de clase. El alto desconocimiento respecto de la reforma educativa es grave porque se trata de la educación de sus propios hijos. En muchos países donde se hicieron reformas, a los primeros a los que se informó fue a la comunidad. La conformidad es lógica porque las evaluaciones como se están haciendo por parte de Educación tienen la característica de auditorías externas y reflejan un resultado que está por debajo del rendimiento del alumno. El otro elemento claro es la necesidad de una reforma educativa, lo cual es positivo porque los padres a la vez que dicen estar conformes son absolutamente conscientes de que hace falta una verdadera transformación en este momento.”

“Falta información”

Adriana Puiggrós (Pedagoga, diputada del Frepaso)
“La encuesta muestra la falta de información que existe. Me parece que una tarea del Ministerio debería ser informar de la realidad de la educación y hacer una convocatoria para que los padres participen en la solución de los problemas. Hace falta que el ciento por ciento de los padres sepa que hay mucha deserción y fracaso escolar en lugar de que el Ministerio oculte lo que pasa realmente en las escuelas detrás de los porcentajes de matriculación que son altos. Aparentemente todos los chicos están en la escuela, el problema es qué hacen en la escuela. El reclamo de capacitación es una exigencia de calidad y una muestra de confianza en que los docentes capacitándose van a sacar adelante a la escuela argentina. Me parece importante difundir que los salarios básicos docentes son los que están hoy en discusión, los que no alcanzan para que el maestro pueda subsistir, no un plus para capacitación. No tienen lo mínimo para subsistir. La encuesta debió haber incluido una pregunta, respecto de la responsabilidad que los padres se adjudican a sí mismos y a su voluntad de participación para lograr una mejora de la calidad, de la situación de los docentes y del papel de los medios.”

“Hay solidaridad”

Daniel Filmus (sociólogo, director de Flacso)
“Hay que destacar la solidaridad de los padres respecto del reclamo docente. Esto está íntimamente vinculado con la movilización de la Carpa Docente que supo colocar en el centro de la opinión pública la necesidad de mejorar las condiciones de trabajo. Sin esto es imposible hacer nada. Que una buena parte de los padres piense que el salario solo no regula la calidad no contradice la idea de mejora salarial: hay que aumentar el salario para que no se extinga la especie. El salario no es el único regulador de la calidad pero es el que permite que los otros factores de la calidad funcionen. Respecto del desconocimiento sobre la reforma es lógico si se tiene en cuenta que en la Capital Federal no existe la reforma o que sólo se avanzó en parte en las escuelas privadas, en cuanto a la transformación de contenidos. Es probable que la parte de los padres que dice que la reforma contribuye a evitar la deserción corresponda a los sectores más pobres del conurbano, donde tuvo un impacto serio el aumentar a 10 años la escolaridad obligatoria. La encuesta muestra la necesidad de implementar mecanismos para que los padres participen en la escuela.”

“Visión fragmentada”

José Leonfanti (maestro ayunante)
“Queda claro que para mejorar la calidad es
indispensable resolver el tema salarial y
presupuestario, por un
lado, y la capacitación docente para
aumentar el nivel, por otro. La aparente contradicción entre reconocer como ‘buena’ la educación que reciben sus
hijos, a la cual luego se critica, tiene que ver con la valoración al trabajo del
maestro y en las condiciones en que lo hace, pero al mismo tiempo se advierte que no es lo mejor y se debe elevar el
nivel. Una vez asegurado un ingreso
básico digno y suficiente no se debería descartar un sistema que contenga un
rubro salarial que contemple la
capacitación. Hoy sólo se logran
aumentos envejeciendo o ascendiendo. Por otra parte, la necesidad de la reforma educativa es aceptada, pero las
disparidades de evaluaciones sobre sus efectos tienen que ver con su
desconocimiento teórico y una
percepción, en los hechos, totalmente fragmentada. Sólo en Buenos Aires y Córdoba se está aplicando y, en la
mayoría de los casos, en forma
apresurada y contradictoria.”

 

 

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