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UNA NAVIDAD LEJOS DE CASA, PERO CON PARIENTES Y MISA DE GALLO PARA EL SOLO
Feliz Nochemala, general Pinochet

Pinochet no pudo ir a la iglesia, así que la iglesia –en la persona de un capellán militar chileno– tuvo que ir hacia él en esta Nochebuena que –si la extradición prospera– puede no ser la última que pasa en Inglaterra.

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Pinochet participó de la Misa de Gallo oficiada por un capellán militar.

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Dos policías británicos montan guardia en la entrada del exclusivo country de Wentworth Estate, donde el ex dictador pasó la Navidad.


t.gif (67 bytes)  Quería ir a la iglesia pero no lo dejaron; tampoco esperaba pasar la Navidad en Londres, aunque la ciudad le agrada mucho. El ex dictador chileno Augusto Pinochet, a poco más de dos meses de haber sido operado de una hernia y arrestado posteriormente por los crímenes de su régimen, participó en su residencia británica de la Misa de Gallo, oficiada por un capellán del ejército chileno que viajó especialmente para la ocasión. A pesar de la distancia, Pinochet pudo pasar la Nochebuena con toda su familia, pero eran tantos que hubo que alquilar una segunda casa en el lujoso barrio de Wentworth Estate. En Chile sus partidarios decidieron pasar la noche del 24 en la calle para solidarizarse con su líder.
Los abogados del ex dictador intentaron sin éxito que el tribunal londinense de Bow Street autorice a su cliente a salir de la casa. “No lo autorizaré a que vaya a la iglesia. Que venga ella a él”, respondió en la audiencia del martes el juez Graham Parkinson, quien sí concedió el derecho a la celebración de una misa en su propio domicilio. De este modo, la familia de Pinochet pudo aislar al ex dictador del contexto y hacer “que todo esto se parezca lo más posible a una Navidad normal en Chile”, según expresó el diputado derechista Iván Moreira.
Para el gobierno chileno, el regalo que dejó en el arbolito el ahora senador vitalicio es cada vez más difícil de administrar, y no sólo por los gastos que genera mantenerlo en Londres a la espera de lo que ocurra el 18 de enero, cuando la Cámara de los Lores británica se pronuncie sobre su inmunidad por su condición de ex jefe de Estado. La detención de Pinochet dividió a la coalición oficialista de la Concertación por la Democracia. Mientras la mayoría de los dirigentes del Partido Socialista expresaba su felicidad por el hecho de que Pinochet fuera finalmente juzgado, la Democracia Cristiana del presidente Eduardo Frei apoyó la gestión del gobierno para la liberación del ex dictador. El clima se ha calentado aún más con el enojo de la derecha aliada de Pinochet y las presiones del ejército para tomar medidas contra Gran Bretaña y España.
“El tema fundamental es la reconciliación”, dijo Frei el jueves. “La reconciliación funciona en la medida que conjuguemos bien los ingredientes que nos ha señalado también la Iglesia Católica: la verdad, la justicia, el arrepentimiento y el perdón”, señaló el presidente, quien solicitó “gestos que deben salir desde el fondo de las conciencias y el alma de las personas, sin esperar retribución alguna porque la reconciliación no se negocia”. El arzobispo de Santiago, monseñor Francisco Javier Errázuriz, también llamó ayer a la reconciliación y pidió orar por Pinochet. Sin embargo, para ser ecuánime, dijo que la oración debía estar dirigida a todos los chilenos que deben pasar las fiestas obligadamente fuera del país, como los cinco integrantes del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR) que están detenidos en Brasil por el secuestro del empresario Abilio Diniz en 1989 (ver página 19).
Sin embargo, algunos representantes de la Iglesia Católica británica fueron menos indulgentes con Pinochet. “Algunos hechos como la tortura y el genocidio son tan abyectos que no se debe garantizar la inmunidad de nadie que los haya perpetrado o autorizado”, dijo ayer el cardenal Basil Hume. El reverendo Cormac Murphy-O’Connor, de la diócesis de Arundel y Brighton a la que pertenece la residencia alquilada para el ex dictador, lamentó públicamente que el juez Parkinson no haya permitido la salida de Pinochet pero un poco más tarde un vocero de la Iglesia Católica dijo que la institución no tiene por qué comentar las decisiones de la Justicia.
En la paqueta comuna santiaguina de Las Condes, muy cerca de las embajadas de Gran Bretaña y España, los simpatizantes de Pinochet pasaron la Nochebuena en la calle para protestar contra la detención de su líder en Londres. El presidente de la Fundación Pinochet, general retirado Luis Cortés Villa, dijo que la idea era hacer un pequeño gesto de sacrificio personal, como “el que está haciendo nuestro general a nombre de todos los chilenos. Pero él es quien está sufriendo más que ninguno de nosotros, sin duda”. Luego de varios procesos judiciales, España, Francia y Suiza cursaron pedidos de extradición contra Pinochet para ser juzgado por los delitos de genocidio, tortura y desaparición de personas. La alta Corte de Justicia británica le había otorgado en un principio la inmunidad por haber sido ex jefe de Estado pero ésta había sido levantada por la Cámara de los Lores británica, que ahora revocó su propio fallo por las denuncias de parcialidad contra lord Hoffman, integrante de Amnesty International Charity Ltd. Por tercera vez en menos de dos meses, los lores deberán discutir desde el 18 de enero qué harán con Pinochet. Si revocan el fallo, el ex dictador podrá volver a Chile. Si lo ratifican, habrá un proceso de hasta un año de duración para que la extradición se haga efectiva y posiblemente otra Navidad en Wentworth Estate.

 


 

POR QUE LOS LORES FALLARON CONTRA SI MISMOS
Cómo deciden los “law lords”

Por Sergio Kiernan

t.gif (862 bytes) La decisión de los lores de anular el fallo en contra de Pinochet y volver a juzgar la cuestión sorprendió tanto como el fallo mismo. Nadie esperaba que los law lords rechazaran la inmunidad del ex dictador chileno, ya que no es el tipo de cosa que se espera de la naturalmente conservadora Cámara alta británica, ni de sus aristocráticos miembros. Para entender lo sucedido, hay que entender también que Gran Bretaña se encuentra, en lo legal, en un curioso punto de inflexión: está naciendo una corte suprema y, gracias a la inmersión jurídica en la Unión Europea, está cambiando la letra y el mismo espíritu de la ley.
Los jueces británicos fueron, por siglos, nobles llenos de opiniones y de ideas políticas, sin mayores límites de procedimiento. En el siglo XVII nació la imagen del “juez colgador”, el hanging judge impiadoso, prejuicioso y defensor de la propiedad privada y el orden social por encima de cualquier consideración humanitaria. Ese juez letal –el mismo que se ve, tres siglos después, en la película The Wall– aplicaba una ley que punía con la esclavitud en Australia el robo de un pan y con la muerte el robo de una moneda.
Estos jueces dejaron de existir porque la sociedad cambió y en la ley británica la costumbre y el precedente tienen un peso desconocido entre nosotros, seguidores del método “codicista”. Mientras que los ingleses van haciendo sus normas sobre la marcha, aplicándolas y reescribiéndolas de acuerdo con lo que parezca normal en cada época, los codicistas se atienen más al texto. Entre muchos devaneos y experimentos, surgió el sistema de que la Cámara de Lores fuera el tribunal máximo de la nación.
Con el tiempo, los lores crearon un grupo especial, los Law Lords, para atender asuntos legales, compuesto en general de jueces o abogados que sean nobles o sean ennoblecidos y opten por servir en el comité. De ninguna manera puede construirse a este grupo como una corte suprema a la argentina (porque son impermeables a cualquier manipulación del gobierno) o norteamericana, ya que este comité no legisla ni hace interpretaciones amplias. Los Law Lords no podrían cambiar a Gran Bretaña como la Corte Suprema cambió Estados Unidos al declarar ilegal la discriminación racial.
Otro elemento que surgió con los siglos fue la gradual erosión de la arbitrariedad de los jueces, que tuvieron que sujetarse a normas más parejas. Ya no hubo espacio para reaccionarios que aplicaran la noción legal que se les antojara: la ley debía ser pareja para todos y el magistrado una figura neutral, desapasionada, un intérprete de la ley y no un defensor del orden constituido.
La Unión Europea está creando un conjunto de leyes de aplicación a todos los países miembros, lo que incluye una corte europea colocada por encima de cualquier tribunal supremo de cualquier nación individual. Esto introduce una serie de novedades y problemas que los británicos resienten en particular. Por ejemplo, que los convenios sobre tortura, derechos humanos y crímenes contra la humanidad se aplican en una ex potencia colonial que tradicionalmente se manejó con una realpolitik cruel que incluía el apoyo y la garantía de un dulce exilio a los dictadores amigos.
Pinochet, por supuesto, estaba en Londres de vacaciones confiado en esta tradición legal. Los jueces que emitieron la orden de prisión y los Law Lords que descartaron su inmunidad diplomática crearon toda una novedad. Que Lord Hoffman, el juez que desempató la cuestión, haya sido exitosamente objetado por la defensa del dictador chileno también lo es. La Cámara de Lores encontró objetable que un militante de Amnesty International, un grupo manifiestamente enemigo de Pinochet, haya votado en un caso que hace al dictador.
Los lores están comenzando a comportarse como una corte suprema, creando nuevos estándares: si uno de sus miembros tiene un conflicto de interés con el acusado, debe avisar y ganar el voto de sus colegas para seguir enel jury. De lo contrario, su voto puede ser impugnado. Eso es lo que le ocurrió a Hoffman.

 


 

El Papa atacó la pena de muerte y a los genocidas

No mencionó el nombre de Pinochet, pero pareció aludir a él cuando dijo que era preciso “frenar la mano ensangrentada de los responsables de genocidios y crímenes de guerra”, en su mensaje urbi et orbi.

El Papa bendice a los peregrinos ayer desde el balcón central de la Basílica de San Pedro.

t.gif (862 bytes) “Que la Navidad refuerce en el mundo el consenso sobre medidas urgentes para detener la producción y el comercio de armas, para defender la vida humana, para desterrar la pena de muerte, para liberar a los niños y adolescentes de toda forma de explotación, para frenar la mano ensangrentada de los responsables de genocidios y crímenes de guerra, para prestar a las cuestiones naturales la atención indispensable que merecen a fin de salvaguardar la creación y la dignidad del hombre.” Estos fueron los deseos más políticos expresados por el papa Juan Pablo II ayer en su tradicional bendición urbi et orbi, al término de la cual militantes contra la pena de muerte lanzaron cientos de globos al aire, y la alusión a los genocidas y criminales de guerra no puede haber pasado inadvertida a los enemigos del general Augusto Pinochet, detenido en Gran Bretaña.
La posición de la Iglesia en el caso Pinochet ha sido ambigua, y más proclive a criticar la extraterritorialidad de la detención del ex dictador que a pedir que se haga justicia. Por eso, la declaración papal de ayer, situada en un contexto temporal en que está decidiéndose qué hacer con Pinochet, parece el intento de establecer un equilibrio, que resulta también congruente con los esfuerzos para crear un Tribunal Penal Internacional que se encargue de juzgar a los genocidas que estén libres, como el líder serbo-bosnio Radovan Karadzic. Días pasados, Joaquín Navarro Valls, el vocero del Vaticano, había dicho que “no negaba” que la Santa Sede pudiera haber intervenido en una función mediadora en el caso, pero se negó a ofrecer precisiones. Mientras tanto, la oposición a la pena de muerte representó otra aproximación a posiciones progresistas de parte de un Papa reconocidamente conservador.
Esas no fueron las únicas manifestaciones políticas del Pontífice, sin embargo. Hubo más, especialmente sobre Medio Oriente. “La Navidad ha entrado en el corazón de los pueblos, que miran hacia Belén con una admiración común. También la Asamblea General de las Naciones Unidas ha reconocido con unanimidad la pequeña población de Judá como la tierra en que la celebración del nacimiento de Jesús ofrecerá en el 2000 una ocasión singular para proyectos de esperanza y de paz”.
“¿Cómo no percibir el clamoroso contraste entre la serenidad de los cantos navideños y los muchos problemas de nuestro momento actual? –se preguntó el pontífice–. Conocemos los aspectos preocupantes por las crónicas que aparecen cada día en la televisión y los periódicos pasando de un hemisferio del globo a otro, con situaciones tristísimas a las que frecuentemente no es ajena la culpa e incluso la malicia humana, impregnada de odio fratricida y de violencia absurda. La luz que viene de Belén nos salve del peligro de resignarnos a un panorama tan desconcertante y atormentado. Que el anuncio de la Navidad aliente a cuantos se esfuerzan por aliviar la situación penosa del Medio Oriente respetando los compromisos internacionales”. Esto último pareció una crítica al gobierno derechista de Benjamin Netanyahu en Israel.
Anteayer, por otra parte, en la misa de Gallo –que fue leída por el cardenal Virgilio Noe, ya que el Papa no lee misa por recomendación médica desde 1995, cuando sufrió un desmayo al pronunciar su mensaje navideño– el tema fue la inminencia del año 2000. “Ya estoy pensando en la fiesta de Navidad del año próximo, cuando yo, si Dios quiere, marcaré el inicio del jubileo mediante la apertura de la puerta sacra –dijo Juan Pablo II–. Seguramente va a ser un gran Año Santo”.
El Año Santo comenzará en la Nochebuena de 1999. El Papa abrirá entonces la puerta sacra de la Basílica de San Pedro, que se encuentra normalmente cerrada.

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