Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


Otro jefe de la Armada con proa a la cárcel

El juez Adolfo Bagnasco tomó declaración indagatoria y detuvo a Rubén Franco quien acusó a Reynaldo Bignone de haber   mandado destruir documentos vinculados con la represión.


Por Adriana Meyer

t.gif (67 bytes) El ex jefe de la Armada, Rubén Franco afirmó que el ex presidente de facto Reynaldo Bignone, ordenó destruir documentación relacionada con las violaciones a los derechos humanos. Lo hizo durante su declaración indagatoria ante el juez federal Adolfo Bagnasco, en la causa que investiga la sistemática sustracción de los hijos de los desaparecidos. Franco quedó detenido en la unidad de Gendarmería ubicada en Campo de Mayo, acusado de haber permitido que quienes cometieron ese delito gozaran de impunidad a través del Informe Final y la Ley de Pacificación Nacional. Solicitó que su arresto fuera domiciliario, por tener 71 años.
El almirante retirado llegó puntual a la audiencia, leyó atentamente las pruebas que hay en su contra y respondió las preguntas de Bagnasco durante dos horas y media. No estaba nervioso y parecía resignado, como si estuviera cumpliendo con un molesto trámite. Explicó que cuando asumió como comandante en jefe de la Armada, en 1982, la reconstituida junta militar se había dado la misión de “institucionalizar el país a más tardar en marzo de 1984, y concertar con la dirigencia nacional un plan político, económico y social que gobernara la transición hasta la entrega de poder”. Franco aseguró que durante su gestión la “lucha contra la subversión” no existía y que le tocó desempeñar una tarea “eminentemente política: “Revisar legislación electoral, confeccionar padrones y recuperar urnas”. El militar reconoció haber confeccionado el Informe Final de la Junta Militar sobre la Guerra contra la Subversión y el Terrorismo, cuyo objetivo fue “poner fin a la lucha contra la subversión para facilitar el accionar del futuro gobierno”. Cuando el juez le preguntó por qué se declaró la muerte innominada de los desaparecidos, el militar respondió que se hizo con fines “jurídicos y humanitarios, para que sus familiares pudieran acceder a lo que legalmente les correspondía porque la legislación de la época contemplaba plazos largos para el caso de desapariciones de personas”.
Cuando se le hizo saber que el ex jefe de la Escuela de Mecánica de la Armada, José Suppicich, declaró recientemente que había legajos, síntesis de los interrogatorios y seguimiento de la situación de los detenidos, Franco respondió que “no vio, no conoce ni sabe si existió documentación de ese tipo”, pero señaló al ex presidente de facto, Reynaldo Bignone, como responsable de su destrucción. “Existió una directiva del Poder Ejecutivo Nacional que no pasó por la junta. No la vi, pero los comentarios que hubo es que estaban destinadas a la destrucción de documentación relacionada con la subversión”, expresó el militar al finalizar su declaración judicial. Aunque aclaró que su relación con Bignone era buena, lo acusó de realizar actos de gran trascendencia sin consultar a la junta. Y también se quejó de los políticos: “Fue difícil tratar con ellos en el período en que ya se les había dicho que iban a recibir el poder, no colaboraban en nada con la junta”.
El llamado a declaración indagatoria del ex jefe del Ejército, Cristino Nicolaides, del ex presidente de facto, Reynaldo Bignone, y de Franco conforma el capítulo vinculado con los jefes de las Fuerzas Armadas que dieron una cobertura que otorgó impunidad al plan sistemático de sustracción de menores. “El Informe Final que decretaba la muerte de todos los desaparecidos, el decreto 2726 firmado por Bignone en 1982 sobre la destrucción de documentos y el consecuente radiograma de Nicolaides fueron la proyección hacia el futuro de la impunidad que antes le había dado la clandestinidad a la apropiación de niños que ya se había consumado”, explicó a este diario el abogado de las seis Abuelas de Plaza de Mayo querellantes, Alberto Pedroncini.

 

D’ANDREA MOHR PRESENTO PRUEBAS A DOS JUECES
La lista de los 76 jefes

t.gif (862 bytes) El ex capitán José Luis D’Andrea Mohr ratificó ayer frente a la jueza María Servini de Cubría que el ex almirante Emilio Eduardo Massera tuvo responsabilidad directa sobre los robos de bebés ocurridos en la Escuela de Mecánica de la Armada durante la última dictadura militar. D’Andrea Mohr también entregó a la jueza y al magistrado Adolfo Bagnasco una importante documentación que incluye una lista con los 76 jefes de zonas, subzonas, áreas y centros clandestinos de detención comprometidos en la apropiación de menores.
“La responsabilidad de Massera se desprende de que era miembro de la junta militar, órgano con facultades similares a las del presidente de la Nación y de que era comandante en jefe de la Armada, pero también de las declaraciones de las víctimas y las de sus subordinados, como el vicealmirante José Supicich, ex director de la ESMA”, aseguró D’Andrea Mohr. El ex capitán le dijo a la jueza que, si bien los militares quemaron muchos papeles antes de dejar el poder, “en algún lugar deben estar las actas de incineración, donde constan los nombres de los documentos eliminados”. Y recordó que, en Córdoba, se encontraron algunas actas de ese tipo.
Los jueces Servini de Cubría y Bagnasco recibieron un CD con el informe Nunca más y el libro Memoria debida, de D’Andrea Mohr. Allí están clasificados más de 8000 casos de desapariciones por zona, subzona, área, centro de detención y nacionalidad. También constan los datos de todos los niños robados y los de los responsables de estos hechos. De acuerdo con la información aportada por D’Andrea Mohr, el ex general Guillermo Suárez Mason, por ejemplo, es culpable de 123 casos de apropiaciones de menores ocurridos en la Zona 1, que abarcaba la provincia de Buenos Aires y parte de La Pampa; y el jefe del Comando de Institutos Militares Santiago Omar Riveros es responsable de 30 robos de bebés. El ex capitán, además, proporcionó a Servini de Cubría datos sobre un miembro del grupo de tareas que funcionaba en la ESMA que será llamado a declarar.

 


 

HEBE DE BONAFINI CONTRA BALZA
“Que siga el juicio”

t.gif (862 bytes) “La causa que ese criminal me inició debe continuar. No acepto que me quiera hacer pasar por una pobre mujer que no sabe lo que dice.” La presidenta de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo le pidió así al juez Jorge Luis Ballestero que siga adelante con la denuncia en su contra que comenzó el general Martín Balza luego de que ella lo llamara “asesino”. La semana pasada el jefe del Ejército desistió de la querella por calumnias e injurias contra Hebe de Bonafini y calificó ese hecho como un “acto de reconciliación”.
“Cuando llamé asesino al general Balza lo hice no como un exabrupto de una madre angustiada por el dolor, sino con plena conciencia de la gravedad política e institucional de esa imputación”, dice el documento que Bonafini le entregó ayer al juez. La presidenta de las Madres reclamó a Ballestero que “continúe con la medidas de pruebas solicitadas por los abogados”. Entre ellas, está el pedido de que se remita el expediente de la causa “Carrasco II”. Para Bonafini allí “se acredita sin lugar a dudas la participación criminal del general Balza en el encubrimiento de la muerte del soldado Omar Carrasco”. El jefe del Ejército había afirmado que desistía de la querella porque comprendía “el dolor de una madre”. Bonafini le contestó que “no comprenderá jamás el dolor que sentimos las Madres por las desapariciones, las torturas, las violaciones, las ejecuciones que sufrieron nuestros 30 mil hijos en manos de los militares argentinos.”

 

PRINCIPAL