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COMERCIOS
  Por Roberto Navarro  
- En los últimos diez años, se perdieron 450 mil puestos de trabajo en el comercio minorista.
- Casi 150 mil en el mayorista.
- Más de 150 mil pequeños locales bajaron sus persianas.
- En tanto, se abrieron 500 bocas de súper e hipermercados, creando apenas 64 mil empleos.
- Por cada puesto que genera la apertura de un híper, se pierden siete en pequeños comercios como almacenes, carnicerías, bazares, tiendas y librerías.
- Los planes de expansión de las grandes cadenas no se detienen.
- Opinan: Marcelo Garriga, subsecretario nacional de Comercio Interior.
Alfredo Buglioni, director provincial de Comercio.
Enrique Eduardo Salvador, presidente de la Federación de Almaceneros de Buenos Aires.
Stefan Krause, gerente general de Cencosud (Jumbo).

Los cambios económicos de la Argentina de los noventa van definiendo ganadores y perdedores. Entre los últimos, los negocios de barrio y las personas que trabajan en ellos: en los últimos diez años, se perdieron 450 mil puestos de trabajo en el comercio minorista y casi 150 mil en el mayorista. Con el fuerte crecimiento de los súper e hipermercados, más de 150 mil pequeños negocios bajaron sus persianas. Al mismo tiempo, las grandes cadenas abrieron 500 bocas de expendio y crearon 64 mil puestos laborales. El saldo de esta transformación en el comercio ha sido, hasta ahora, la destrucción de 536 mil puestos de trabajo.

Los súper e híper están avanzando en áreas que hasta hace poco no incluían en su portafolio de ofertas. Ahora ya no sólo venden alimentos y bebidas, que antes del masivo desembarco de los híper era terreno exclusivo del almacén de la esquina. Desde un cuaderno hasta un juguete; desde una computadora a un tornillo; televisores, heladeras y hasta colchones. Casi todo puede adquirirse bajo un mismo techo. Un hipermercado vende más de 20 mil variedades de productos.

Por cada empleo que genera la apertura de uno de esos gigantes, se pierden siete en pequeños comercios como almacenes, carnicerías, bazares, tiendas, librerías y tantos rubros como los súper puedan cubrir. Estos locales ocupan un promedio de tres personas, y la mayoría de ellas son no asalariadas: dueños, esposas e hijos. Sus pocos empleados, los asalariados, son en general jóvenes que recién ingresan en el mercado laboral.

El Censo Nacional Económico realizado por el INdEC en 1993 dio el primer aviso con casi 75 mil comercios menos que la medición anterior. La Encuesta Permanente de Hogares de los años posteriores muestra que el fenómeno se profundizó. El comercio minorista aún emplea al 13,7 por ciento del total de los ocupados del país y sus proveedores mayoristas, al 3,8 por ciento. Pero el crecimiento del supermercadismo no se detiene.

Todas las cadenas tienen planes de expansión, que ya no se limitan a la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, sino que apuntan sus cañones hacia el interior. Carrefour, que lidera el mercado con 2200 millones de pesos de facturación anual, va a abrir su segunda boca en Córdoba y está construyendo un híper en Don Torcuato y otro en Warnes. Jumbo anunció nuevas sucursales en Neuquén, Beccar, Pilar y Villa Devoto, y estaría buscando un terreno para instalarse en Mendoza. También Coto, Norte, Disco y Tía, los cuatro grandes que completan el grupo que se queda con el 80 por ciento de las ventas del sector, anuncian nuevas aperturas.

Por si fuera poco, otras empresas extranjeras están desembarcando en el país: la francesa Auchan acaba de abrir su primer local y anuncia una agresiva política de desarrollo; la también francesa Casino compró la cadena cordobesa Libertad y seguirá abriendo bocas en el interior. También desde Francia, llegó la cadena Día, que planea abrir 200 locales de hard discount, la nueva modalidad europea de negocios de no más de 300 metros cuadrados.

Ese avance continúa pese a que en los últimos dos años los híper están contabilizando una disminución de las ventas promedio por metro cuadrado, precisamente por su agresiva estrategia de expansión. En enero de 1996, las grandes tiendas registraron despachos por 1082 pesos por metro cuadrado. En marzo de este año, retrocedió a 920 y el proyectado para el 2000 se ubica en 700 pesos, en línea con el promedio internacional.

La embestida del supermercadismo se da en los principales mercados mundiales. Pero el mismo proceso que en Estados Unidos, Europa y algunos países asiáticos se desarrolló en veinticinco años y con marcos regulatorios que impidieron la destrucción masiva de empleos, en la Argentina sucedió en menos de una década y sin ningún tipo de intervención del Estado.

En Japón, los supermercados no pueden vender bebidas alcohólicas, productos frescos ni medicamentos para proteger a los pequeños negocios; en Alemania, los supermercados sólo pueden permanecer abiertos de lunes a viernes hasta las 18.30 y los sábados medio día; en España se prohibió a los supermercados abrir los domingos y feriados y, a partir de esta medida, los pequeños comercios incrementaron sus ventas en 18 por ciento y generaron nuevos empleos. En la mayoría de los países desarrollados, no está permitido instalar grandes bocas de expendio a menos de 20 kilómetros de los centros urbanos.

El subsecretario de Comercio Interior, Marcelo Garriga, considera que “el Estado no debe intervenir en el mercado” (ver aparte). La única provincia en la que se legisló sobre el tema es Buenos Aires. La ley 12.088, promulgada en marzo de este año, prohibió a los municipios sancionar ordenanzas que modifiquen la zonificación con el objeto de que se radiquen súper o hipermercados. El 70 por ciento de las bocas abiertas en la provincia fue aprobado con excepciones a los códigos urbanos, privilegios votados por los concejos deliberantes que, según el director provincial de Comercio, Alfredo Buglioni, resultaron “por lo menos, sospechosas” (ver aparte). El diputado por la UCR Germán López, que había presentado su propio proyecto, opina que la ley es insuficiente “porque no establece reglas concretas de radicación ni se involucra en los problemas de comercialización, como precios predatorios (vender por debajo del costo) y otros tipos de deslealtades comerciales”.

Un estudio realizado por FIEL destaca que en los últimos tres años los supermercados incrementaron su margen de ganancia bruta, pasando de un 20 a un 24,7 por ciento promedio. Los negocios tradicionales, que están tratando de reaccionar al ataque, redujeron la brecha de precios que los separaba de los grandes: según el informe mensual del INdEC sobre supermercados, hace cinco años vendían un 11,5 por ciento más caro y hoy sólo un 5,1. El presidente de la Coordinadora de Actividades Mercantiles Empresarias (CAME), Raúl Lamacchia, asegura que la diferencia en los precios surge de la discriminación de la que son objeto los pequeños comercios: “Las tarjetas de crédito les cobran un arancel de un 8,5 por ciento por ciento a los pequeños comercios y un 1 por ciento a los grandes; las tasas de interés bancario son de un 60 por ciento para los negocios chicos y de un 10 por ciento para los supermercados; las percepciones a cuenta de IVA suman hasta un 11 por ciento para los chicos y son nulas para los supermercados, y encima les hacen descuentos en los servicios y en las tasas municipales”, afirmó el titular de CAME.

En una encuesta realizada en el área metropolitana (Capital y Gran Buenos Aires) por la empresa INMARK, para la Subsecretaría de Comercio Interior de la Nación, el 67 por ciento de los consultados afirmó que prefiere hacer sus compras en los supermercados porque “venden más barato”. Pero cuando a las mismas personas se las consultó sobre si el Estado debería prohibir la instalación de las grandes superficies en las ciudades, el 60 por ciento respondió afirmativamente.

Hasta 1995 se abría un hipermercado por año. El fenómeno se incrementó de tal manera, que hoy se inaugura uno por mes, y cada apertura deja una secuela de cientos de empleos perdidos. En total, son casi más de 600 mil las personas que aún trabajan en el comercio minorista. Legión que trata de sobrevivir para no terminar sepultados por el avance de los híper.

VER CUADROS
LA POSICION DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES


Defender al más débil
Alfredo Buglioni, director provincial de Comercio Interior

-¿Por qué la ley 12.088 sobre radicación de grandes superficies comerciales fue mucho más lavada que el proyecto original?
-Esto es como ver el vaso medio lleno o medio vacío. Fuimos los primeros en reaccionar ante el problema de la concentración en el comercio minorista. Ya en el censo del INdEC de 1993 vimos que se habían perdido 125 mil empleos en la provincia y sabemos que en estos años la situación empeoró. A partir de este diagnóstico, dimos un primer paso importante prohibiendo las excepciones al código urbano que permitían a los supermercados instalarse en cualquier parte.

-¿Es su intención intervenir en otros aspectos en el mercado del comercio minorista?
-Sí. Creemos que el mercado por sí sólo no resuelve los problemas. Eso de que las cosas se equilibran solas, sin intervención del Estado, es una entelequia de los fundamentalistas de mercado. Por supuesto que debe existir la competencia, pero debe haber leyes que la regulen para que se desarrolle con equidad.

-¿Sobre qué temas piensa que se debería legislar?
-Uno de los aspectos sobre los que estamos debatiendo es el del horario de trabajo de las cadenas de supermercados. Al mismo tiempo que en Europa se les puso un límite horario que permitió la supervivencia de los negocios más chicos, aquí, dentro del marco de desregulación económica, se quitó toda limitación. Nosotros ya tenemos un proyecto sobre el tema. También propiciamos la unión de los pequeños comercios exceptuando a sus asociaciones del pago del impuesto a los ingresos brutos. Hay otros temas que se deberían abordar, pero son facultad del gobierno nacional.

-¿A qué se refiere?
-Debe haber una modificación seria de la Ley de Defensa de la Competencia. Es necesario sancionar a quienes venden debajo del costo. Eso, aquí y en cualquier parte, significa competencia desleal. También hay que poner un límite a los plazos de pago. Las cadenas de supermercados son tan poderosas que a las empresas que las proveen les terminan pagando cuando quieren. Hay muchísimas pymes que han quebrado por esa causa.


Que se arreglen solos
Marcelo Garriga, subsecretario de Comercio Interior

-¿Qué evaluación hace de las cifras de la Encuesta Permanente de Hogares en cuanto a pérdida de empleos en el comercio minorista?
-La caída en la cantidad de puestos laborales que ocupa el comercio es una consecuencia directa de la modernización del sector, que tiene que ver con lo que sucedió en toda la economía. Por eso, en mayor o en menor medida, durante los últimos años también se perdieron empleos en la industria, en la construcción y en los servicios.

-De acuerdo con los planes de los supermercados, el sector podría alcanzar un alto grado de concentración. ¿El Estado va a intervenir?
-La provincia de Buenos Aires acaba de legislar al respecto, prohibiendo las excepciones municipales para la radicación de supermercados, que eran un foco de corrupción. Si alguna otra provincia o municipio quiere intervenir lo puede hacer. El Estado nacional no debe involucrarse en la manera en que elige vivir cada ciudad.

-En varios países hay leyes nacionales que regulan las aperturas, los horarios y hasta la comercialización de las cadenas. ¿Por qué no puede hacerse en la Argentina?
-Es cierto que hay algunos países que regularon el sector comercial, pero habría que preguntarse para qué les sirvió. Creer que el pequeño comercio no vende por culpa de los híper es un error, porque actúan en segmentos distintos. En Europa, a raíz de la regulación a las grandes superficies, se crearon los hard discount, que sí compiten cuerpo a cuerpo con los negocios tradicionales y ocupan a menos empleados. Además, los problemas de empleo se solucionan con políticas de empleo, no con regulaciones comerciales.

-¿Qué pasa con las diferencias que soportan los pequeños comercios en cuanto a tasas de interés, aranceles de tarjetas de crédito y percepciones impositivas?
-La exigencia que impusimos a los bancos para que presenten cada mes la tasa que cobran ya está bajando los intereses, porque nadie quiere aparecer en los diarios como el más caro; respecto de las percepciones, pensamos que el monotributo será una solución para muchos; y de las tarjetas se está encargando el Parlamento.



FUEGO CRUZADO: ALMACENES VS. SUPERMERCADOS



“El Estado debe regular”
Enrique Eduardo Salvador. Presidente de la Federación de Almaceneros de Buenos Aires.

”El 64 por ciento de la facturación de las cadenas de supermercados es de comestibles y bebidas. Por lo tanto, los almaceneros somos los principales perjudicados en el comercio minorista. Nosotros debemos pagar todo más caro: las tasas de interés, los impuestos y hasta la luz. Ellos vienen, abren un local y trabajan con el dinero de los proveedores. Además, muchas de las mercaderías que ingresaron en la Argentina por la famosa aduana paralela después aparecieron en las góndolas de los supermercados. Tienen mucho poder. Cuando salió la primera ley en la provincia, lo presionaron a Eduardo Duhalde (gobernador de la provincia de Buenos Aires) para que la vetara. Nosotros estamos trabajando para modernizarnos, pero en estas condiciones no se puede competir. El Estado debe intervenir para asegurar igualdad de condiciones”.


“Se equivocan de enemigo”
Stefan Krause. Gerente general de Cencosud (Jumbo)

“El comercio minorista argentino no es un mercado que sufra un alto grado de concentración. Lo que sí es cierto es que lo que en Europa tardó en madurar 20 o 25 años, aquí fue mucho más rápido. En menos de 10 años los hipermercados ganaron una parte importante del mercado y eso dolió. Pero, cuidado, los pequeños comercios no deben equivocar el enemigo. Intentar competir con las grandes superficies en todos los rubros no tiene sentido; deben buscar los nichos del mercado, especializarse en eso y van a tener éxito. El hipermercado y el pequeño negocio pueden convivir perfectamente. Las regulaciones que algunos proponen son discriminatorias contra los hipermercados y, en algunos casos, como en el de limitar los horarios, atentan contra la libertad de trabajo de la gente.”