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El Baúl de Manuel

Por M. Fernández López

40 años de heterodoxia

La voz estructura económica (ökonomische Struktur), en un sentido arquitectónico, como cimiento y sostén de las actividades económicas, parece haber sido empleada primero por Marx en Contribución a la crítica de la economía política (1859). Su estructura económica comprendía a la totalidad de la distribución de funciones entre miembros de las clases sociales, o relaciones de producción (Produktionsverhältnisse). Dicho autor también asociaba distintas estructuras económicas a diferentes etapas de desarrollo económico. Además, atribuía a la estructura económica un atributo altamente valorado por la ciencia: la capacidad explicativa de los fenómenos sociales. La estructura, como los cimientos de un edificio, no se podía mover sin conmover las funciones económicas. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial renació el antiguo interés de los clásicos (Smith, Ricardo, Marx) por el desarrollo económico de largo plazo. América latina produjo su propia versión, análoga a la referida, en cuanto partía de la estructura para explicar los más diversos procesos: “Un enfoque estructural de los problemas económicos” (C. Furtado); una “perspectiva estructural de la economía” (A. Pinto). En suma, “un método” (J.H.G. Olivera). El estructuralismo latinoamericano, a su vez, produjo su propia explicación de las inflaciones. La inflación -un crecimiento de nivel general de los precios monetarios- se explicaba por los cambios de los precios relativos, y estos últimos, a su vez, por las rigideces de la estructura económica. Por ejemplo, la resistencia de los precios a bajar en mercados concentrados, frente a su facilidad para subir: el mecanismo ya fue advertido por Tomás Moro en Utopía (1518) y por Adam Smith en Riqueza de las Naciones (1776), sin conectarlo con la inflación. La primera aplicación del enfoque estructuralista a la inflación se debe a Juan F. Noyola Vázquez, en “El desarrollo económico y la inflación en México...” (1956). Siguió Crisis de desarrollo económico (1957) de Julio H.G. Olivera y “Un esquema general para el análisis de la inflación” (1958) de Osvaldo Sunkel. Este, en igual fecha, publicó el trabajo más influyente: “La inflación chilena: un enfoque heterodoxo”. Y Olivera, por su parte, encuadró el modelo estructural de inflación en el contexto del equilibrio general, en “La teoría no monetaria de la inflación” (1960).


40 años construyendo

No le fue fácil a don Bernardino Rivadavia, ni a quienes intentaron mejorar su obra. Crear antes una universidad, hallar alguien dispuesto a enseñar, disponer de un presupuesto, viajar a Londres y conocer la experiencia de Malthus y esperar el libro de Mill que, aunque no reflejaba nuestra realidad, transmitía los principios generales de análisis. Pero su perseverancia vencía todo, y el 28 de noviembre de 1823 tuvo todos los hilos en su mano y puso la firma al decreto de creación de la cátedra de Economía Política en la Universidad de Buenos Aires. Luego cayó, víctima de la curiosa medida de Rosas de suprimir el presupuesto de la universidad. Luego de Caseros, varias veces se llamó a concurso y recién en 1855 apareció un docente, el juez italiano Clemente Pinoli. A fines de siglo se comenzó a enseñar aparte Finanzas Públicas. En 1913 tuvo su facultad propia, por ley de la Nación. Pero predominaban en el plan de estudio las asignaturas jurídicas, sin habilitar para el ejercicio jurídico. Con los años, se extendió el espacio de la carrera de Contador Público (inicialmente limitada a 7 asignaturas) a expensas de otras disciplinas. Se creó una licenciatura en Economía, como posgrado de Contador Público. Al cabo, el 24 de octubre de 1958, el Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad creó la Licenciatura en Economía Política, diferenciada de la carrera de Contador. El 13 de noviembre fue ratificada por el Consejo Superior de la Universidad, a casi 135 años del decreto de Rivadavia. A 40 años, corresponde recordar a los profesores fundadores de las principales cátedras: Francisco Valsecchi (Teoría de la Producción, Distribución y Consumo), Julio H. G. Olivera (Dinero, Crédito y Bancos), Guido Di Tella (Teoría del Crecimiento Económico), Dino Jarach (Finanzas Públicas), César A. Piana (Fluctuaciones Económicas), José A. Gomariz (Economía Internacional), Federico J. Herschel (Política Monetaria y Fiscal), Guillermo Cabanellas de Torres (Política Laboral y Social), Sergio Bagú (Teoría Política), Elías A. De Cesare (Matemáticas para Economistas), Leopoldo Portnoy y Clemente Panzone (Teoría de la política económica y sistemas económicos comparados), Mario Vecchioli y Ricardo Monteverde (Contabilidad Económica), Rosa A. De Lio de Brizzio (Lógica y Metodología de la Ciencia) y Torcuato Di Tella (Sociología).