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El rock de Batistuta
El rock de Batistuta

FERNANDO SANCHEZ
FOTOS: NORA LEZANO

Son pocos los rockeros argentinos que se entusiasman reflexionando sobre el rock. Iván Noble es uno de ellos. Con flamante disco en la calle (La paciencia de la araña) y a poco de enfrentarse con el desafío más importante de su carrera -.tocar, por primera vez, en Parque Sarmiento-, el cantante y autor de los Caballeros de la Quema se toma un rato para “pensar el rock”, algo que -supone-. todavía vale la pena. Noble llega con un bolso cargado y una campera en la mano. Viene desde Castelar y piensa pasar todo el día en Centro. A la noche se va de viaje. A Villa Gesell, por un fin de semana. Antes de encarar los últimos diez días previos al recital del sábado 19, el cantante de Los Caballeros decidió que lo mejor sería tomarse un par de días unplugged, para desenchufar. Es que irse, dice, es la única manera de poder olvidarse por un rato de todo lo que rodea a su grupo.

-Soy un tipo que no puede delegar mucho. Además de estar ensayando, estoy pensando si pasan la publicidad, cuántas veces por día me dicen que escucharon el tema por la radio. Pero es parte del oficio. Uno termina aprendiendo que nadie te cuida el culo mejor que vos mismo. Un poco a mi pesar, termino poniéndole el cuerpo a situaciones que no tienen nada que ver con la música pero sí con el negocio musical. Y perdés la idea romántica de que cantar en una banda es divertirse todo el tiempo. Nunca sospeché que cantar en una banda implicaba aprender otras cosas. Este es un negocio en el cual el músico es el único tipo que realmente ama lo que hace, el que hace girar la rueda. Todos los demás, hoy están pero mañana no. El tipo que tiene un boliche de rock mañana puede poner un supermercado, los gerentes de marketing de las discográficas mañana pueden ser gerentes de marketing de una fábrica de pan. Todos saben eso y se aprovechan.

-¿Te considerás un cantante de oficio y no un rocker?

-Sí. Rocker es una palabra que a esta altura ya no me dice nada. Siempre me dijo poco, y ahora, menos. A los 30 años, me gustaría saber qué significa ser rocker. Si es lo que yo sospecho, es un universo demasiado estrecho y no me interesa demasiado. Me gusta cantar en una banda de rock, el escenario, ese espíritu que tiene la rutina del rock, el ensayo, acostarse tarde... Pero los tipos que se autoproclaman rockeros están al borde del ridículo, de lo patético.

-Es raro. En los medios, Los Caballeros de la Quema aparecen siempre como una banda de pura cepa rockera.

-Para defender la actitud rocker debería saber de qué se trata. El rock tiene el techo demasiado cerca de la cabeza y no tiene demasiadas ganas de pegarle cabezazos al techo. Es muy difícil encontrar dentro del rock gente a la que le interesen otros asuntos más allá del último disco de tal, y a mí eso cada vez me importa menos. Hago otras cosas; me gusta el cine, leer, tomar vino. Igual, si por espíritu y actitud rocker entendemos cierta capacidad para ponerle el pecho a la adversidad y salir a tocar en situaciones poco favorables, el rock le lleva varios cuerpos de ventaja a otras músicas. Eso lo respeto y admiro, y lo quiero conservar. Pero hay otras cosas que tienen que ver con el envoltorio del rock, que termina volviéndolo muy enano en sus ambiciones. Lo único que hacemos es cruzarnos slogans y clisés y argumentos de poca monta. El rock es un fenómeno cultural enorme y merecería pensarse a sí mismo mucho más. Pero así es esta época, no hay mucho debate serio. Y así se termina discutiendo si está bien o mal que las canciones de los grupos del palo se pasen en FM Hit. Qué significa integrar la industria cultural y cantar letras supuestamente comprometidas, qué significa tener una visión crítica del mundo en medio de una industria cada vez menos crítica...

-Por lo general ocurre todo lo contrario: las bandas se ven seducidas por los supuestos beneficios que les ofrece la industria y no se hacen ninguna clase de cuestionamientos.

-Es que los anzuelos que el rock te tira son terribles. Todo el tiempo se trata de ir a grabar afuera, aparecer en la tele... Si tus ambiciones se limitan a tener un video en rotación y a ser recibido en Los Angeles por una limusina, estás listo. Hay que tener en claro que la materia prima de este circo son las canciones, y que mientras vos sigas teniendo ganas de ponerte en tu casa a hacer canciones, probablemente sigas en la ruta. Todo lo demás es parte de convenios y transas que no duran mucho. Esta nota mañana va servir para envolver media docena de huevos.

-En el caso de los Caballeros, esa intención de -.retomando la metáfora- pegarle cabezazos al techo, se nota más en las letras que en la música.

-Es probable.

-¿Te sentís limitado por la música, o por tus músicos?

-No, al contrario. Muchas letras me salen a partir de las músicas. Yo agradezco poder laburar con las músicas que laburo. Yo sé que hay letras medio tangueras que no tienen un arreglo tanguero, pero no me parece que ésa sea la búsqueda de la banda. Es una banda de rock que se asoma a otros lugares, pero que conoce sus limitaciones. Y no me molesta. El día que sienta que por cantar en una banda de rock estoy mutilando otras ambiciones, dejaré de cantar. Yo tengo otras ambiciones que no son públicas y que no tienen que ver con el rock. Me gusta escribir relatos o poemas en mi casa; me encanta en tango y si me invitan, voy. Canté con Gabriela Torres, con Liliana Herrero, y ojalá pueda algún día grabar un disco de tangos. Pero no caería en el error de pedirle a la banda que haga cosas que no tendría por qué hacer. Un error de muchas bandas es querer cagar más alto que el culo. A nosotros nos siguen gustando las canciones de tres minutos y medio, qué se yo...

Aguante estribillo

Algo es innegable en Los Caballeros de la Quema: su vocación por el estribillo pegadizo. Sus temas -.sean funk, reggae, ska o baladas- no eluden el formato de canción convencional, y muchos de ellos parecen ir en busca de los favores de las hinchadas. O de los programadores de radio. En algunas ocasiones, consiguen buenas melodías, pegadizas y efectivas, en otras, parecen caer en formas previsibles.

-La verdad es que el formato canción no tiene demasiados misterios, y nosotros no somos una banda misteriosa al respecto. Cualquier banda de rock (Piojos, Renga, Divididos) está cerca de ese formato. Es como el encuadre de género. A mí no me molesta. Me gustan las canciones, me gustan los Beatles y me acuerdo de todos sus estribillos. Y en el rock, me gustan menos las músicas cuya ambición supuestamente es evitar el golpe de knock out, y que para evitar ese golpe se ponen a esquivar. No me gustan las bandas calesiteras. Prefiero a Aerosmith, a pesar de que no sea la banda que más me gusta.En el rock, el gesto de no hacer estribillos gancheros y deformar por deformar tiene que ver con cierta idea de vanguardia o de concepción más inteligente del rock, que a mí me aburre. Son elecciones estéticas, pero yo no simpatizo con las bandas de rock que en el momento de patear al arco, se ponen a calesitear. Hay canciones de rock que tienen que ser Medina Bello. A veces la embocás en el ángulo y a veces la tirás a la tercera bandeja. En esos términos, creo que el rock tiene que ser batistutesco: cuando estás frente al arco, pegale fuerte para adelante. Ciertas corrientes de opinión subestiman esta clase de bandas de rock, le pegan al rock batistutesco, pero no me parece que lo que ellos propongan sea mucho más interesante. No siempre la búsqueda de la vanguardia es un mérito artístico en sí mismo. Es una elección estética. Pero no me parece que yo sea un cavernícola de la música por eso. Y no me gusta cuando critican con ligereza sin ver que a lo mejor hay matices: “El rock chabón, el rock de la calle es todo una porquería”.

-Ustedes siempre van a parar a esa bolsa del “rock chabón”.

-Sí, y la verdad es que no me siento muy cómodo, me parece una forma muy caricaturesca de denominar cierto tipo de música. No se toman el trabajo de mirar qué hay debajo de eso. Es una forma muy perezosa de escuchar música.

-¿Y por qué es que se adueñó del discurso progresista del rock? ¿Es que el “rock chabón” es comprometido y los demás son todos frívolos?

-No pienso eso, sería como ponerme en la otra vereda. Lo que sí es cierto es que, por ejemplo, las bandas que tocaron en lo de las Madres tenían antecedentes en festivales de ese tipo: Bulacio, docentes... No sé por qué las otras bandas no están en esos lugares. A lo mejor no las convocan, a lo mejor no quieren ir o prefieren estar en otros sitios. Pero sí creo es que las bandas de rock chabón, por ponerle un nombre imbécil, tienen más experiencia callejera en el sentido de tocar en la calle. Desde que nacen tocan en peñas, en festivales a beneficio. Y también creo que tiene que ver con el discurso de sus canciones. En términos generales, las bandas de rock chabón decidieron que lo cotidiano podía formar parte de sus canciones. En cambio, a más de una banda de otro palo le escuché decir que no les interesan las canciones que son como leer el diario, porque la música pertenece a una esfera distinta. Un concepto de arte más “puro” que no comparto.

Políticamente correctos

Otra convención a la que es fácil llegar: Los Caballeros de Quema cantan a favor de las Madres y en contra del Gobierno, se plantan como voceros de la calle, se valen del lenguaje popular para darle forma a su estilo poético. Es, podría decirse, una banda “políticamente correcta”. Parecen no permitirse chistes ni custionamientos sobre los valores del progresismo, y están dispuestos a adherir a toda causa justa.

-¿Qué es ser políticamente incorrecto? La verdad es que me cuesta pensar en alguien que sea incorrectamente político. ¿Qué es? ¿Es ser un subversivo, alguien que subvierte los valores establecidos? Yo no creo que todo lo que dicen las Madres está bien, pero si adherir en términos generales a ciertas ideas es ser políticamente correcto, me siento cómodo en ese lugar, prefiero estar de ese lado. Además, no sé cuál es el otro lado y cuán esclarecidos son los que están del otro lado. Quisiera saber cuáles son sus conductas insolentes y revolucionarias e incorrectas. Obviamente, tengo matices, pero es muy difícil exponerlos desde un escenario o en una nota. Muchas veces me pregunto ese tipo de cosas. Como primer reflejo, si te proponen participar de un show, vas. Eso no quiere decir que uno firme un cheque en blanco a todas las creencias e ideologías de quien te convoca. Pero no podés parar una canción para decir Estoy de acuerdo con que los docentes ganan muy poco, pero no estoy de acuerdo con las viejas gordas que enseñan ríos de Asia. Claro: el riesgo es quedar como un políticamente correcto. Para mí un políticamente incorrecto es el Perro Santillán, pero ¿hay un Perro Santillán dentro del rock?

-Lo políticamente correcto tiene que ver con la idea de que muchas veces, cierto sector supuestamente progresista lava sus culpas burguesas a través del discurso y de actitudes que, al menos en apariencia, servirían para probar su condición progre. Pero finalmente todo se convierte en un gesto sin contenido.

-Ah, bueno. Está bien. Si alguien dice que lo mío es cómodo, que soy un cantorcito que tiene una banda de rock con cierta visión crítica de mundo, la misma visión que puede tener cualquier tipo con dos dedos de frente, tiene razón. No soy más que eso, no me postulo para otra cosa. Hay gente que sí, y yo pregunto: ¿le da el cuero? Si la acusación es que somos inofensivos por ser políticamente correctos, es verdad. Pero si alguien dice eso será porque supone que hay bandas insolentes en serio en el rock.¿A ver? ¿Cuáles son? Además, supongamos que uno logra ser insolente desde su banda de rock, falta la otra pata: cómo se consume esa insolencia. Los pibes que compran los discos, ¿qué hacen con eso? De ahí a la remera del Che hay un paso. No podemos hacer canciones como si fueran panfletos del PC de quince años atrás. Si no, vamos a terminar en “Para el pueblo lo que es del pueblo”. ¿Y quién es el pueblo? ¿Y qué quiere el pueblo, el poder o ver a Tinelli en su casa?

El joven talento invitado

Durante 1998, Iván Noble fue invitado a cantar tango y folklore con Gabriela Torres y Liliana Herrero, y se dio el lujo de compartir escenarios con estrellas como Mercedes Sosa, Fito Páez y León Gieco. De repente, se convirtió en el embajador del rock en los ámbitos más serios, en el representante de las jóvenes generaciones, en el “pibe que promete”. -Yo no busqué ese lugar, pero estoy muy agradecido de que me hayan convocado, me sentí muy cómodo y orgulloso. Pero tiene que ver con esto de cómo y hasta dónde se piensa el rock. La verdad es que me siento mucho más feliz de que me hayan llamado a cantar Liliana Herrero o Gabriela Torres que...

-¿Juanse?

-Sí, o Prodigy. Porque es gente con la que comparto visiones artísticas y del mundo. También canté como invitado de A.N.I.M.A.L. Me gusta moverme en aguas en las que no suelo navegar. Muchos de ellos son músicos que, técnicamente hablando, son mejores que los músicos de rock, y se manejan con niveles de exigencia mucho más altos. Pero agradezco que esas cosas pasen, así como agradezco haber hecho canciones para la película de Raúl Perrone. Soy muy inquieto y curioso. Es verdad que corro el riesgo de transformarme en el invitado permanente, pero también corrí el riesgo de ser el opinador oficial del nuevo rock, porque cada vez que había que opinar sobre cualquier cosa me llamaban a mí. Yo tengo una lengua bastante amable y también bastante estúpida, y así es como termino opinando sobre cosas que no conozco demasiado.

-¿Y no te preguntás por qué te llaman siempre a vos para opinar?

-Seré más charlatán que otros. Aunque... ¿La verdad? Cada vez me chupa más un huevo todo. Todo, excepto mis ganas. Antes, cada vez que tenía que dar un paso, evaluaba: ¿qué pensará la gente del rock, qué dirá nuestro público, qué dirán los tangueros que me van escuchar en el Club del Vino, me convendrá? Ahora trato de aprender a que me chupe un huevo todo, excepto mis ganas. Si no, empiezo a ser un tipo que deja de moverse instintivamente. No quiero hacer eso. Y no me interesa dar explicaciones absurdas del tipo “¿Por qué los pasa Tinelli de cortina?”. Es el viejo tema de los prejuicios, las declamaciones y las cosas que la gente le reclama a las bandas y que las bandas no están en condiciones de dar. Atrás de las canciones hay un tipo mucho más incoherente, más contradictorio y frágil y miserable que lo que los pibes creen. Sólo tenemos canciones; no respuestas.

-Pero cuando tenés enfrente a una chica que se cree la película de la estrella de rock y se quiere acostar con vos, ¿hasta cuándo insistís con eso de que vos no sos lo que ella cree?

-Depende de si tiene buenas tetas o no... (risas). La verdad, además de agradecer a pendejas con buenas tetas y buenos culos, siento cierta responsabilidad, que se acaba después del cuarto vaso. Al principio le digo: “Mirá que vos te estás fijando en un tipo que ves ahí arriba, lleno de luces, y por eso te gusta”. Pero al final, qué se yo, consumime como quieras. Tampoco voy a caer en el absurdo de decir: “Yo no me acuesto con las mujeres que me vienen a ver porque estaría aprovechándome de mi condición”. Es ridículo, porque si tuviera un remise, me aprovecharía de las ventajas que ofrece el asiento de atrás. Además, sería subestimar lacapacidad de elección de las minas. La verdad, de esa famosa tríada de “sexo, droga y rock and roll”, lo que más me interesa es el sexo. Y ejercerlo siendo cantante es mucho más fácil. Te ahorrás la cacería.