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James Lavelle


 

 
 

 

Lavelle y su perfil de los invitados

Ellos

 

Richard Ashcroft (The Verve): “Cuando nos conocimos hablamos mucho de música y del concepto de este disco. El estaba entusiasmado con la idea. Lo más importante en lo de Richard es que estaba intentando hacer historia. La grabación fue una experiencia muy inspiradora: grabamos en un estudio muy pequeño, él estaba en un cuarto minúsculo y fue un momento mágico. Es una persona increíblemente espiritual. Muy, muy especial”.



Thom Yorke (Radiohead): El y yo admirábamos mutuamente nuestras músicas y nuestros estilos. En principio la idea era colaborar con Radiohead al completo, pero entonces estaban trabajando muy duro en construir el grupo. Estuvimos hablando de la colaboración durante año y medio, y al final conseguimos contar con Thom dos días en San Francisco, en un descanso de la gira americana de OK Computer. Estuvimos en un sitio muy bonito, un valle con muchos árboles, pájaros, naturaleza. Todo eso está en la canción. Cantó el tema en una sola toma, algo impresionante”.



Jason Newstead (Metallica): “Yo sabía que a DJ Shadow le gustaba Metallica, y que quería un bajista para The knock porque él no daba con la línea de bajo adecuada para la canción. Llamamos a los representantes de Metallica y Jason vino. No sabíamos qué esperar de él, pero es un tipo divertidísimo. ¡Y era fan de Shadow!”.



Jason Newstead (Metallica): “Yo sabía que a DJ Shadow le gustaba Metallica, y que quería un bajista para The knock porque él no daba con la línea de bajo adecuada para la canción. Llamamos a los representantes de Metallica y Jason vino. No sabíamos qué esperar de él, pero es un tipo divertidísimo. ¡Y era fan de Shadow!”.


DJ Shadow

Richard Aschcroft, Thom Yorke, Mike D, Jason Newstead y DJ Shadow agrupados bajo una sigla son los grandes nombres que aparecen involucrados en Psyence fiction, tal vez el disco más ambicioso del año. En realidad, el gran DT de todo esto es un (casi) absoluto desconocido en Argentina: James Lavelle, dueño del sello Mo’Wax y personaje clave de la década.

Los que lo han visto ejercer de pinchadiscos en ocasiones aseguran que James Lavelle gusta de cometer pequeñas travesuras del tipo: ¡Horror, una de Nirvana! ¡El “Whola lotta love” de Led Zeppelin! ¿Se ha atrevido a poner a Prodigy? ¡Otra vez Nirvana! Esto debe de ser el trip: ¡no puede haber pinchado a Fleetwood Mac!. Así fue en la carpa dance del reciente Festival de Benicàssim y así suele suceder. Al jefe de Mo’Wax le gusta hacer profesión de eclecticismo casi tanto como llamar la atención con sus boutades musicales. Sabe que puede: desde 1992, su sello ha marcado estilo entre la modernidad, ha derribado fronteras estilísticas con espléndidos resultados, ha dado sentido -a su pesar- a una nueva etiqueta (el trip hop), y ha acogido a artistas tan respetados y exquisitos como DJ Shadow o Money Mark. Súmese su buen gusto y su incontestable olfato a un innato carácter avispado -.fundó Mo’Wax con 18 años.- y tendremos la fórmula mágica de uno de los personajes más influyentes de la música anglosajona de los noventa.

Sin embargo, este británico de 24 años aún no lo tiene todo ganado. Se enfrenta ahora a un último desafío, quizá el más grande de su carrera. Acaba de publicarse en Europa (y en un par de semanas en Estados Unidos), Psyence fiction, el esperado primer álbum de UNKLE, y aguarda la respuesta del mundo. Lavelle lleva embarcado en este grupo-proyecto desde 1994. Para él y para Mo’Wax, es el disco. Mejor dicho, es el Apocalypse now de los discos. “La comparación con la película de Francis Ford Coppola se refiere más al proceso de producción que al resultado final”, asegura un hierático Lavelle. “Si has visto el documental Hearts of the darkness (un alucinante cómo se hizo de la legendaria película) entenderás a qué me refiero: así es como nos sentíamos mientras hacíamos el disco, ésa es la forma descontrolada en la que transcurrió todo. Pasamos tantos años intentando acabarlo que al final se transformó en una especie de locura.”

Lavelle comenzó a construir su particular Escorial sonoro en setiembre de 1995. “Quería grabar un disco que se alejara del todo de lo que la gente consideraba entonces trip hop.” Alquiló la antigua casa de Meat Loaf en Los Angeles para grabar el álbum junto al otro miembro original de UNKLE, su amigo de la infancia Tim Goldsworthy, pero el ambiente no era precisamente de trabajo. El disipado estilo de vida californiano y unos cuantos amiguetes famosos con ganas de juerga terminaron con las sesiones. Vuelta a Londres, y nuevo replanteamiento tras descubrir A northern soul, penúltimo álbum de The Verve. “Escuchándolo, nos dimos cuenta de que nuestro disco tenía que ser un gran desafío. Algo basado en el hip hop en cuanto a producción, pero con un concepto más propio de cantantescompositores, más cercano al rock.” Lavelle llamó al cantante de aquel grupo, Richard Ashcroft, para colaborar en el proyecto. En aquel momento, The Verve estaban disueltos, y aún no había llegado el éxito mundial de Urban hymns, por lo que Ashcroft accedió sin mayores problemas. Lo que escribió y cantó deslumbró a Lavelle, que se convenció de que algo grande se estaba cociendo. La joya de la corona de Mo’Wax, DJ Shadow, se involucró entonces en el proyecto; pocos meses después, Goldsworthy abandonó. Shadow, genio indiscutido del hip hop instrumental, quedó como responsable musical, con Lavelle como director de orquesta. “El proyecto entero es producto de mi visión”, afirma éste. “Mi tarea fue juntarlo todo. Me comparo con el Andy Warhol de la Factory en el sentido de que traté de unir a una serie de gente en un proyecto común, para hacer algo muy contemporáneo que uniera diversas influencias, sin ser la persona que lo lleva acabo física o técnicamente.”

Lavelle llevó a cabo la inmensa tarea de reclutar a artistas tan solicitados como Thom Yorke, líder de Radiohead; Jason Newstead, bajista de Metallica, o Mike D, de Beastie Boys. El proceso acabó en la primavera de 1998. Sólo tres años después de lo previsto. Y la espera ha merecido la pena. Psyence fiction no sólo vale por los grandes nombres escritos en suscréditos: es un álbum épico, lleno de inventiva y muy difícil de clasificar. Lavelle responde así a la pregunta de si se trata, en el fondo, de un disco de pop: “Depende de lo que entiendas por esa palabra. Si piensas en un disco como Revolver (de los Beatles), sí. Pero yo no me siento muy cómodo con el pop ahora, porque la gente identifica el término con las Spice Girls o All Saints. Creo que es más un disco de música moderna contemporánea”. Cuando la terminología al uso falla, mejor recurrir a símiles cinematográficos: “Las grandes referencias del disco son, sobre todo, Apocalypse now y películas de ciencia-ficción como La guerra de las galaxias o 2001, Una odisea en el espacio. Kubrick es, definitivamente, una gran influencia”.

Mikel L. Iturriaga
El País de España