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Primeras palabras, últimas palabras

Por AKIRA KUROSAWA

1 Siempre me preguntan por qué no transmito mis experiencias a los más jóvenes. En realidad, me gustaría mucho hacerlo. El noventa y nueve por ciento de mis asistentes son ahora directores por mérito propio. Pero no creo que ninguno de ellos se haya tomado el trabajo de aprender las cosas más importantes.

2 Cuando comienzo a considerar un proyecto fílmico, siempre tengo en mente un número de ideas que parecen ser lo que me gustaría filmar. De entre ellas, una germina súbitamente y comienza a crecer; ésta será la que tomaré e intentaré desarrollar. Por eso nunca he aceptado un proyecto ofrecido por un productor o una compañía. Mis películas emergen de mi propio deseo de comunicar algo en especial en un momento en particular. La raíz de cualquier película para mí es esta necesidad interior de expresar algo. Lo que nutre esta raíz y la hace convertirse en árbol es el guión. Lo que lo hace florecer es la dirección.

3 Existe un fenómeno que puede definirse como belleza cinemática, que sólo puede ser expresada a través de una película, y debe estar presente para que ésta se convierta en una obra conmovedora. Cuando está muy bien expresada, el espectador experimenta una emoción particularmente profunda. Creo que es esta cualidad la que atrae a la gente al cine, y es la esperanza de alcanzar esta cualidad la que inspira al director a hacer películas. En otras palabras, estoy convencido de que la esencia del cine reside en la belleza cinemática.

4 Un director de cine debe convencer a mucha gente de que lo siga y trabaje con él. Digo muchas veces -aunque no soy, por cierto, un militarista- que si se compara un equipo de filmación con un ejército, el guión es el estandarte de batalla y el director es el comandante de la primera línea. Desde el momento en que comienza el rodaje hasta que termina, no hay manera de saber lo que ocurrirá. El director debe ser capaz de responder ante cualquier imprevisto y tener el dominio de la situación como para lograr que el equipo entero acepte sus soluciones.

5 Alguien dijo que la creación es memoria. Mis propias experiencias y las diferentes cosas que he leído permanecen en mi memoria y se convierten en la base sobre la cual creo algo nuevo. No podría crear algo de la nada. Por esta razón, desde que era joven, mantengo un anotador cuando leo un libro. Anoto mis reacciones y lo que me conmueve particularmente. Tengo pilas y pilas de estos anotadores, y cuando comienzo a escribir un guión los releo constantemente. De alguna manera siempre me aportan puntos de partida. Con esto quiero decir que no leo libros en la cama.

6 ¿Qué es el cine? La respuesta a esta pregunta no es un asunto sencillo. Hace mucho tiempo, el novelista japonés Shiga Naoya presentó un ensayo escrito por su nieto como una de las obras en prosa más notables de su tiempo. Logró que la publicaran en una revista literaria. Se llamaba “Mi perro”, y decía lo siguiente: “Mi perro parece un oso; también parece un zorro...” y continuaba enumerando las características distintivas de la mascota, comparando a cada una con otro animal, y desarrollando una lista completa del reino animal. Sin embargo, el ensayo terminaba con un “Pero, como es un perro, se parece más a un perro”.

Recuerdo haberme muerto de risa cuando leí este ensayo, pero comprueba un punto sobre un tema serio. El cine se asemeja a tantas otras artes. Si el cine tiene muchas características literarias, también posee otras tantas teatrales, un lado filosófico, atributos de la pintura, escultura y elementos musicales. Pero, en el análisis final, el cine es cine.

(Estos fragmentos dispersos sobre el oficio de filmar pertenecen a la autobiografía del director Akira Kurosawa -fallecido el domingo pasado- titulada Something Like an Autobiography.)

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