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SERIAN MAS DE 2000 LOS MUERTOS POR EL TERREMOTO. TRES ARGENTINOS ENTRE LAS VICTIMAS
Armenia, sede colombiana del infierno

Los cuerpos se apilan en el estadio de Quindío. Oficialmente hay 568 muertos, pero a cada momento siguen apareciendo cadáveres. Se oyen voces tras los escombros, pero no logran rescatarlos. Los cadáveres de los tres argentinos fueron recuperados.

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Por Alejandra Dandan

t.gif (67 bytes)  “Si existe el infierno, bien, aquí está. ¿Mi diosito por qué nos castigaste así?”. Ni elna15fo02.jpg (10925 bytes) colombiano Alfonso Ramírez ni ningún otro encontró respuestas para comprender el desastre. Fueron sólo 60 segundos de temblor y a continuación una pesadilla que reunió demasiada muerte. En Armenia, Pereira y Calarcá las ciudades cafeteras destruidas en un 50 por ciento por el sismo del lunes, murieron según datos oficiales 568 personas. Los heridos estimados por Cruz Roja son 2500 y las víctimas probables otras 2000. El gobierno de Andrés Pastrana declaró estado de emergencia nacional mientras se apresura el trabajo entre escombros: si bajo las piedras resisten personas vivas, la posibilidad de rescatarlas se diluye con el paso del tiempo y la inminencia de nuevos derrumbes. Bajo esas mismas piedras aparecieron los cuerpos ya sin vida de los dos jugadores de fútbol argentinos y su representante. Rubén Bihurriet y Diego Montenegro se abrazaron antes de morir. Era media tarde y en Armenia cientos de anónimos cuerpos eran acarreados al estadio de Quindío convertido en campo de muerte.
Asfixiada la voz por lágrimas, el encargado de Prensa de la embajada argentina en Colombia, Raúl Núñez no pudo sostener el diálogo con este medio. “Por favor –pidió– háblenme luego. Aunque no lo crean nosotros todavía teníamos esperanza de que los argentinos estuviesen con vida.” La cadena Caracol acababa de confirmar la muerte de los futbolistas Diego Montenegro y Rubén Bihurriet. “Vamos a seguir rezando”, alcanzó a decir el funcionario. Poco después, la embajada dijo desconocer la existencia de más víctimas argentinas. “Hay dos colonias afincadas hace muchos años en Armenia y Pereira, pero aún no sabemos cómo están”, dijeron.
El estadio que concentra los restos de las víctimas es un coliseo. Hacen falta ataúdes y plásticos para cubrirlos y evitar principios epidémicos en los alrededores. Hay reclamos por la poca velocidad de la ayuda y falta de agua, luz y comunicaciones que agudizan la situación. “Armenia es como un tablero de ajedrez... con blancos y negros. Los blancos son sitios donde no pasó nada, los negros donde todo se desplomó”, repetía el gobernador del departamento del Valle, Gustavo Alvares, después de un sobrevuelo.
En tanto, las autoridades colombianas intensificaban el tránsito de socorristas. Desde el lunes el alcalde de Armenia, Alvaro Patino decretó el toque de queda para facilitar trabajos de rescate y evitar saqueos. Pero la orden no detuvo el frenético tránsito en las calles donde hubo helicópteros que, improvisando un puente aéreo, trasladan desde Bogotá, a 300 kilómetros, médicos, sangre para abastecer hospitales, agua potable y grupos especializados en remover escombros. Ambulancias e incluso taxistas fueron encargados de transportar víctimas o alimentos hacia zonas transitadas por peregrinos que no dejaban de buscar familiares bajo pedazos de escombros removidos con sus propias manos. Durante ese minuto de temblor Don Alfonso miraba una telenovela. “De repente –intentaba repetir ayer– el mundo a nuestro alrededor comenzó a dar vueltas. Y hubo un estruendo”. Al lado de su casa escuchó bajo las ruinas llantos y gritos de su vecina y de sus cuatro hijos. Por tres horas cavó con un palo entre las piedras y rescató a los chicos de 6, 12 y 14 años pero no alcanzó a sacar a la vecina y su hijo más chico, de tres. El dolor no cesa ni siquiera en la piel de un nene de tres años que corre sobre montones de nada del brazo de su mamá con un biberón cargado de leche.
Cerca de allí el temblor destruyó la sede principal de bomberos y 16 hombres quedaron atrapados. El subjefe del cuerpo, Ciro Antonio Guiza aseguraba ayer que “en Armenia podría haber más de dos mil muertos”. El peligro de derrumbes sucesivos aún persiste. Tras el terremoto hubo 16 réplicas apagadas sin nuevos castigos pero el alcalde local ordenó la evacuación de la zona ante la inminencia de más derrumbes. Una chiquilina de siete años andaba en Calarca con los ojos perdidos pidiendo “dónde están mis padres”. Con la misma desesperación, alguien bajo los escombros hizo sonar una caja musical para pedir auxilio. Los socorristas fueron enbusca del sonido. Preguntaron si había alguien y la caja se activó. Se cree que puede ser una niña. Pero hay una masa de escombros que la cubren y la remoción –piensan– puede terminar de aplastarla. Hay llantos y gritos desesperados entre hogueras improvisadas en calles mezcladas con tractores que remueven escombros. Las mujeres cocinan desde allí arepas y café y esperan.

 

Argentina envía ayuda
El Gobierno argentino enviará ayuda a los damnificados por el terremoto colombiano. “Ya se ha dispuesto la ayuda a través de los Cascos Blancos con elementos que provienen de la Secretaría de Desarrollo Social”, informó el Jefe de Gabinete, Jorge Rodríguez, y agregó que el socorro “va a ir lo más rápido posible”. La embajada colombiana realizó una lista de los elementos que se necesitan con mayor urgencia: agua, frazadas, pañales, pilas, linternas, carpas, leche en polvo, alimentos no perecederos y los siguientes medicamentos: Pentotal, Dopamina, Atropina en ampolletas, Sevorane, Isorane y Diazepam. El gobierno colombiano solicitó también cuellos ortopédicos, generadores eléctricos, ataúdes, máquinas para remover escombros y camiones frigoríficos para guardar los cadáveres. La Cruz Roja y la Red Solidaria colombianas se ocuparán de organizar estos envíos. Con respecto a la ayuda económica, se abrirá una cuenta para los depósitos, y el gobierno colombiano contratará una firma de auditoría con el fin de que los fondos sean manejados con sumo cuidado. Para recibir información sobre las colaboraciones, se puede llamar a los teléfonos habilitados por la embajada colombiana: el (011) 4325-0494, 4325-1106 y 4325-0258, o bien dirigirse directamente a Carlos Pellegrini 1363 3º piso de la Capital Federal.

 


LA HISTORIA DE LOS TRES FUTBOLISTAS ARGENTINOS QUE MURIERON
Los sueños que sepultó el derrumbe

Desde Rosario

t.gif (862 bytes) Diego César Montenegro tenía 24 años. Se formó en Rosario Central, pero nunca llegó ana15fo03.jpg (12528 bytes) debutar en la primera división. Apenas si disputó algunos partidos en la reserva canalla, hasta que decidió buscar otro destino profesional, lejos de su ciudad.

na15fo04.jpg (17446 bytes) Rubén Emilio Bihurriet nació en Trenque Launque, y se vino a Rosario para probarse como delantero en Newell’s Old Boys, donde el ahora técnico de la Selección argentina, Marcelo Bielsa, lo hizo debutar en primera división.

 

Darío José Campagna, hijo de ex directivo de Central, debutó en primera de la mano de Angelna15fo05.jpg (8363 bytes) Zof en 1982. Después de abandonar el fútbol, se dedicó a la representación de jugadores. Ayer, los tres fueron encontrados sin vida bajo los escombros del hotel Armenia Plaza. Habían llegado para cerrar un contrato, pero la tierra los devoró antes de que pudieran estampar sus firmas.
Antes que los cuerpos apareció una carpeta entre los escombros. Era como un resumen de sus vidas: fotos con sus equipos, recortes, historias. Ya no parecía haber posibilidades de encontrarlos con vida, aunque todavía se oían comentarios que pretendían mantener abierta la esperanza. Pero un periodista de Radio Caracol había sido demoledor: “Yo estaba entrevistando a Bihurriet cuando empezó el temblor y la comunicación se cortó”, contó Ciro Díaz. La recepcionista del hotel, rescatada entre los escombros, dijo entre lágrimas que alcanzó “a escuchar los gritos de auxilio de los jugadores argentinos”, aunque nadie pudo saber si en medio del horror no imaginó esas voces.
Montenegro había llegado a disputar un puñados de partidos en la reserva canalla en 1992, cuando el club empezó a pelear los torneos de inferiores de AFA. Después decidió buscar su destino en otro país. De la mano de Campagna, que era su representante, llegó a Colombia para probarse en el Club Deportes Quindío.
Lo mismo hizo Bihurriet, nacido el 10 de agosto del ‘71 en Trenque Launque, provincia de Buenos Aires. Era delantero y jugó en Ñuls hasta 1992. El mayor recuerdo de su paso por la institución del Parque de la Independencia fue el triunfo de Ñuls ante Central del 8 de marzo del ‘91, en donde con gol de Domizzi, una formación alternativa leprosa, venció a la primera división de su archirrival.
Campagna –nacido el 2 de febrero de 1962 en Rosario– se formó en Central, donde jugó como volante más de 60 partidos, y llegó a hacer 11 goles. Hasta que el ‘84 –año en que se fue al descenso con Central– emigró a Córdoba para jugar en Talleres. Pero su paso por ese club fue efímero; enseguida llegó a Deportes Quindío de Colombia, donde tras jugar varias temporadas, decidió terminar con su carrera como futbolista. A partir de entonces prefirió dedicarse a la venta de jugadores. Justamente por sus contactos con el club colombiano, viajó desde Argentina junto a Montenegro y Bihurriet el pasado 5 de enero para arreglar las incorporaciones de los jugadores. Desde entonces, los futbolistas fueron probados por el técnico de club Deportes Quindío, como paso previo para ser contratados.
Luego de la última práctica de fútbol realizada el lunes pasado, Montenegro, Bihurriet y Campagna volvieron a la ciudad de Armenia, para descansar hasta que llegara la hora de firmar los contratos con su nuevo club. Esa hora no llegó nunca.

 

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