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A FINES DE 1998 EDESUR AUN SE PRESENTABA COMO LA EMPRESA MODELO
Todo el paraíso cabe en un balance

Reducción drástica de personal, ganancias extraordinarias, notables índices de productividad, amor por los chicos, estricta vigilancia de las instalaciones, integración comunitaria: así reza el balance presentado por Edesur, la misma empresa que ahora podría perder la concesión.

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Dos imágenes de la niñez a cuya alegría contribuyó Edesur cuando aún se proponía acercarse más a la gente y mejorar su imagen.
En lo interno,”el buen clima laboral pudo comprobarse”, por ejemplo, en el Concurso de Dibujo Infantil y la fiesta del Sexto Aniversario.

Por Claudio Zlotnik

t.gif (862 bytes) El Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) afirmó que están dadas las condiciones para reclamar la caducidad del contrato de concesión de Edesur. El escenario era impensable hace apenas dos semanas, cuando la empresa presentó sus números de 1998 a la Bolsa de Comercio. El último balance de la distribuidora eléctrica parece un canto a la esperanza. Menciona el “ambiente de permanente diálogo” con los empleados, la campaña “Edesur por los chicos”, un plan mediante el cual aconsejó a 60 mil infantes sobre el uso apropiado de la electricidad, hace gala de las inversiones millonarias previstas para este año y, sobre todo, de la ganancia record de 1998. Pero el informe, que ofrece una radiografía de la empresa, señala además que la compañía redujo en más de la mitad su plantilla desde que se hizo cargo de la concesión, hace seis años y medio.
De las 7541 personas que empleaba en setiembre del ‘92, pasó a tener 2999 al 31 de diciembre último, aunque fuentes gremiales ubican ese registro en no más de 2500. El dato no es menor. El propio Ente de control reconoció ante Página/12 que la falta de supervisión en la subestación Azopardo fue una de las causas que hizo más caótica la situación tras el incidente de hace dos lunes. Además, en el sector no desconocen que gran parte de los trabajadores desechados con la privatización de Segba era mano de obra especializada que fue dejada de lado para abaratar costos y exprimir al máximo la rentabilidad del negocio.
Anoche, 15 mil clientes de Edesur inauguraban el décimo día sin luz, pero la compañía insistía en que hoy quedarían solucionados definitivamente los problemas y el apagón más importante de la historia sería cosa del pasado. Hacia el final de la tarde de ayer, una vez que el ENRE notificó que habrá duras sanciones para la empresa, incluyendo eventualmente la revocación de la licencia, la Bolsa de Comercio suspendió “precautoriamente” la cotización de las Obligaciones Negociables (títulos de deuda) de Edesur.
Sólo durante 1998, Edesur se desprendió de 181 trabajadores, según reconoce la compañía en su informe remitido a la Bolsa en la primera semana de febrero, días antes del apagón. En su afán por bajar costos y demostrarles a los accionistas cuán rentable resulta ser socio de la compañía, el directorio de Edesur se vanagloria de aquella decisión en virtud de que “se continuó mejorando en forma sostenida los niveles de productividad, llegando a un índice de 698 clientes por trabajador, lo que representa una mejora del 6,9 por ciento respecto de 1997”. De hecho, el índice de rentabilidad anual de la empresa fue creciendo con el tiempo: del 5,1 por ciento del ‘95 saltó al 14 por ciento el último año. Y de los 109,9 millones de pesos que en el ‘97 pagó en concepto de salarios y cargas sociales pasó a los 94,5 millones pagados el año pasado.
La diferencia de 15,4 millones de pesos en concepto de remuneraciones y cargas sociales que Edesur liquidó de menos entre 1997 y 1998 no pasa desapercibida en las cuentas finales de la empresa, si se toma en cuenta que entre un año y otro la ganancia neta creció en 26,3 millones; de 66,9 a 93,2 millones. Es decir, por cada cien pesos que Edesur ganó en 1998, 60 los obtuvo por haber gastado menos en sueldos y cargas sociales.
Por otra parte, y en el capítulo del balance referido a las relaciones laborales, Edesur describe que durante el primer semestre del ‘98 acordó con los dos gremios del sector –Luz y Fuerza y la Asociación del Personal Superior de Empresas de Energía (APSEE)– la rúbrica de convenios colectivos de trabajo que “ampliaron” la flexibilidad laboral en la compañía. Esos contratos, según esboza Edesur, permiten la “multiprofesionalidad”, la “introducción del concepto de remuneración variable anual, ponderada sobre los resultados de la empresa, los del sector y la productividad del trabajador”, la “reducción de categorías” y la “eliminación de institutos costosos e ineptos”. La vigencia de losacuerdos se emparenta con “la búsqueda permanente de un clima de armonía en el desarrollo de las relaciones de la empresa”, comenta el directorio de Edesur en el informe anual.
Justamente, en el tramo titulado “Convenios colectivos de trabajo y clima de trabajo”, la compañía apunta que, “tras varios años de desencuentro”, la mayor flexibilidad laboral acordada con los sindicatos “ha contribuido a mejorar la relación de la empresa con sus trabajadores. Y el buen clima laboral pudo comprobarse en varias iniciativas desarrolladas a lo largo del año, tales como el Concurso de Creatividad e Innovación, el Concurso de Dibujo Infantil y la fiesta del Sexto Aniversario”. Al respecto, el informe detalla que al certamen de dibujo se presentaron 530 trabajos, un 66 por ciento más que en 1997. Y que al denominado “Unite a la corriente creativa”, concebido para incentivar la actitud creativa de los empleados, llegaron 594 propuestas. A la fiesta del aniversario concurrieron 1200 trabajadores “representantes de todos los estamentos”.
En lo referido al recorte de gastos y reducción de costos, Edesur reconoce caídas en los rubros de comercialización y administración, financiero y de explotación. También achicó los gastos por el lado de la vigilancia contratada debido a que incorporó circuitos cerrados de televisión. Otro punto donde abarató costos es la gestión de compras y contrataciones a través del “Sistema de Garantía de Calidad” con los proveedores. En rigor, este flamante sistema podría quedar bajo la lupa de la propia licenciataria, después de que, tras el incendio del lunes 15, denunciara que los cables de alta tensión vendidos por Pirelli tenían fallas de fabricación.
En otro de los apartados, la distribuidora reconoció haber recibido 20 millones de dólares por parte del Estado nacional y de la provincia de Buenos Aires en concepto de las deudas generadas por los “colgados” de los asentamientos y barrios carenciados.
“Para el próximo ejercicio, la empresa orientará todos sus esfuerzos en cumplir con los niveles de calidad comprometidos, a satisfacer la atención del cliente, a incrementar su eficiencia, a aumentar los niveles de integración con la comunidad y lograr la mejor imagen de la Empresa”, señala el documento. Con esa frase prometedora, el directorio de Edesur cerró su Memoria y Balance de 1998. El apagón dejó al descubierto sus falencias, que habían quedado escondidas subterráneamente igual que los cables que se prendieron fuego hace dos lunes, dejando a oscuras a miles de porteños.

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Edenor, con lo suyo
El apagón aún alcanzaba anoche a unos 15.000 usuarios. Sin embargo, una zona que nunca había sufrido cortes quedó sin luz por primera vez: los vecinos de Tribunales (sobre Paraná, entre Corrientes y Lavalle), que hasta ahora no habían tenido cortes, vivieron la interrupción de la electricidad desde las 16.45 a las 20.45. También faltó luz en Barrio Norte, Palermo, Béccar y San Isidro, esta vez por desperfectos técnicos en equipos de Edenor. La empresa anunció que el servicio estaría normalizado anoche. Por su parte, Edesur reiteró que hoy no habrá más usuarios a oscuras y recomendó a los vecinos que “guarden la debida precaución” por los trabajos que se están realizando en la calle para normalizar el servicio.

 

El ENRE puso una soga
en el cuello a Edesur

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