Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


GREENSPAN, EL BANQUERO CENTRAL DE EE.UU.,
RECHAZO LA DOLARIZACION
“No seremos banco central de otros”


El titular de la FED (banca central de EE.UU.) es la voz más calificada que se alzó hasta ahora contra el proyecto de Carlos Menem.

“Debemos tener presente que nuestra política monetaria es siempre, en primer lugar, para EE.UU.”
La opinión de Greenspan, más clara imposible. El influyente banquero le bajó el pulgar a la dolarización.

na07fo01.jpg (9177 bytes)

t.gif (862 bytes)  El banquero más influyente de la década se ocupó ayer del proyecto lanzado por Carlos Menem de reemplazar el peso por el dólar como circulante. Alan Greenspan, titular de la Reserva Federal (banca central estadounidense) y cuyas opiniones hacen temblar a los financistas internacionales, dejó en claro cuál es su prioridad: “Debemos tener presente que nuestra política monetaria es siempre, en primer lugar, para Estados Unidos”. Y para desalentar todavía más los planes de dolarización del gobierno argentino, concluyó que “no podemos ser el banco central de Estados y de otros países”.
De todos modos, no deja de sorprender la impresionante repercusión a nivel mundial que tuvo el insólito plan de dolarización de Menem. Que Greenspan haya dedicado parte de su exposición semestral ante la comisión bancaria del Senado estadounidense muestra hasta qué punto se extendió el debate por ese proyecto. De Estados Unidos, precisamente, no vienen las opiniones más alentadoras. Anteayer lo había despreciado uno de los integrantes de la FED, además de Pedro Malan, ministro de Economía de Brasil, y hace un mes lo había relativizado Lawrence Summers, subsecretario del Tesoro. Pero la palabra de Greenspan tiene otro peso. Es la de nada menos que el banquero que define si se sube o se baja la tasa de interés de corto plazo y, con esas decisiones, determina en gran parte la marcha de los mercados internacionales.
“No hay unanimidad aun dentro del gobierno estadounidense sobre cuál debería ser nuestra posición sobre el tema”, señaló, aunque después precisó cuál es la de él. “Pero lo estamos conversando, sea por la única razón de que Argentina nos vino a pedir si se puede crear una relación más formal”, aclaró. Lo que propone el gobierno de Menem es una asociación monetaria con Estados Unidos, que en la práctica implica el reemplazo del peso por el dólar. Greenspan agregó que espera que surja una posición unificada entre el Departamento del Tesoro y la Reserva Federal sobre la dolarización de otros países.
“Estamos conscientes, aunque no totalmente convencidos aún, de que el uso de monedas únicas en áreas del planeta sea un factor de estabilidad, como el euro”, dijo Greenspan. Expresando una de sus mayores obsesiones, referida a mantener bajo control la inflación, advirtió que “los lazos que se crean dentro de un área de moneda única, como la zona euro, generan tensiones”. De todos modos, indicó que Estados Unidos no puede hacer nada para impedir que un país adopte unilateralmente al dólar como su signo monetario, como lo hicieron Panamá y Liberia. “No ve ninguna razón para disuadir a esos países de dolarizar sus economía.” Pero subrayó que Estados Unidos “no puede dar la impresión de estar dispuesto a crear sistemas de apoyo para instituciones financieras en países con economía dolarizadas”. Esto significa que Greenspan no piensa ni por asomo que la FED pueda auxiliar a bancos argentinos en problemas que necesiten asistencia financiera, puesto que con la dolarización el Banco Central dejaría de existir.
Greenspan también se refirió a la crisis brasileña, y no fue muy optimista. “Brasil tiene un difícil camino que seguir para recuperar la confianza internacional”, señaló, para agregar que “el riesgo de contagio a otras economías ha disminuido”. No obstante, indicó que era prematuro decir que no habrá un contagio de la crisis financiera a otras economías de América latina. Por último dejó su consejo de banquero ortodoxo, que tanto gusta a los financistas internacionales: “Las autoridades brasileñas deben seguir un camino muy angosto y difícil para reestablecer la confianza y contener la inflación a través de la política monetaria, al tiempo que deben resolver un grave desequilibrio fiscal”.

 

“Difícil de comprender”

El embajador de Brasil en Argentina, Sebastiao do Rego Barros, salió ayer a bajar el tono a la descalificación lanzada a la dolarización por parte del ministro de Hacienda, Pedro Malan, y del canciller brasileño, Luiz Felipe Lampreia. “La dolarización, para nosotros en Brasil, resulta difícil de comprender”, se disculpó, para diplomáticamente aclarar que “no es que estemos en contra”. Y agregó que “en el corto plazo, con nuestra moneda fluctuando, nos parece difícil hablar de la dolarización”, dando a entender que Brasil primero tiene que superar la crisis para poder evaluar ese plan de cambiar la moneda para subordinarse al dólar. Para dejar en claro cuál es la posición de Brasil, Rego Barros afirmó que, “como idea, una moneda común para el Mercosur es algo muy bueno, nuestras autoridades ya se manifestaron a favor”. Nada de dolarizar, a buen entendedor. Por otro lado, el delegado argentino ante el BID, Humberto Petrei, opinó que la dolarización “no debería generar conflictos con Brasil, puesto como ahora coexiste la convertibilidad con un sistema de cambio libre, como el de Brasil, funcionaría la dolarización con un real flotando”.


Preocupado por la burbuja


Además de hablar del proyecto de dolarización lanzado por Carlos Menem y de la crisis brasileña, Alan Greenspan dedicó parte de su presentación a uno de sus temas favoritos: la burbuja especulativa que crece en la Bolsa de Nueva York. Ayer volvió a insistir ante la comisión bancaria del Senado estadounidense con la “exuberancia irracional” de las cotizaciones, destacando que los elevados precios de las acciones le causan preocupación”. El titular de la FED sostuvo que el firme recorrido alcista, con altibajos pero con una tendencia claramente positiva, se debe en parte a las mejoras de la productividad empresaria, que han permitido que la economía funcione a un ritmo más acelerado sin alimentar la inflación. “Claramente, nadie ha cuestionado para nada que la aceleración dramática que hemos visto en algunas tecnologías y el marcado incremento de la productividad y rentabilidad de las compañías estadounidenses sin duda han tenido un impacto significativo en los precios subyacentes de todos los activos de capital, incluyendo las acciones”. Greenspan concluyó que “si el mercado es presa o no de una exuberancia irracional es un tema que realmente no se sabrá a ciencia cierta, salvo posteriormente”, al aludir así a la debacle de la Bolsa japonesa de fines de la década pasada.

 

 

PRINCIPAL