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ROUSSELOT ACUSO A DUHALDE POR SU DETENCION. CORACH LO RESPALDO
Cómo sentirse preso político

El ex intendente de Morón quedó detenido en la madrugada de ayer por malversación de fondos públicos. Pero él sostuvo que su encarcelamiento fue obra del gobernador “porque yo apoyo a Menem”. El ministro del Interior respaldó los dichos del ex lopezreguista.

Hechos: Corach aseguró que “hay que entender que estamos en campaña política y las circunstancias en que se desarrolla la campaña van a provocar este tipo de hechos”.

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El ex intendente Juan Carlos Rousselot salió esposado de su casa de Haedo rumbo a la comisaría.
“Esto es obra del gobernador Duhalde que no quiere que me presente en las elecciones internas”, gritaba.


Por Miguel Jorquera y Felipe Yapur

t.gif (862 bytes) “Esto es obra del gobernador (Eduardo) Duhalde que no quiere que me presente en las elecciones internas del justicialismo porque yo apoyo a Menem”, gritó a la prensa en la puerta de su mansión de Haedo el renunciado intendente de Morón, Juan Carlos Rousselot. No era para menos: el ex locutor estaba siendo detenido por la policía bonaerense y pensó que era su oportunidad para convertirse en el primer preso político de la interna justicialista. Luego calló porque sintió el dolor en sus manos esposadas tras la espalda y su famosa sonrisa se apagó cuando los efectivos lo acomodaron en el asiento del patrullero y partió para reunirse con el juez de garantía Ricardo Fraga, que lo encontró prima facie responsable del delito de malversación de fondos públicos. Pero el malogrado político supo que no estaba solo cuando apenas unas pocas horas después el mismísimo ministro del Interior, Carlos Corach, atribuyó al actual proceso de “campaña política” la detención de Rousselot. Desde el duhaldismo se mantuvo un estricto silencio.
El nuevo proceso que enfrenta el ex intendente está vinculado al fracasado intento de traspasar, sin autorización, el hospital municipal al derruido casino de suboficiales de la ex VII Brigada Aérea de Morón (ver página 2). Pero Rousselot no quiere hablar de ello, por lo que antes de ingresar en la fiscalía repitió su letanía contra el gobernador bonaerense. Una vez frente a los oficiales de Justicia decidió guardar silencio y se amparó en su derecho constitucional de no declarar. Volvió a insistir en su tesis conspirativa en la puerta de la Dirección de Investigaciones de la policía departamental, con asiento de Merlo, donde quedó detenido. Allí Rousselot vinculó la acusación del fiscal Andrés De los Santos y su detención a la puja por la candidatura presidencial y la hegemonía dentro del peronismo entre Carlos Menem y Eduardo Duhalde, más allá de la defensa de su propia gestión municipal.
Sin desentonar con los gritos del esposado Rousselot, Corach puso su granito de arena en la guerra contra Duhalde cuando aseguró que “hay que entender que estamos en campaña política y las circunstancias en que se desarrolla la campaña van a provocar este tipo de hechos”. Pero ni las acusaciones del detenido menemista, quien pensaba participar en la lista de Antonio Cafiero como precandidato a intendente por Morón (ver aparte), ni las elípticas declaraciones de Corach contra Duhalde, lograron arrancar una frase al gobernador. Uno de sus operadores, en tanto, consideró “una ridiculez” los dichos menemistas y otro prefirió ironizar al decir que a Rousselot “se le está apagando la buena estrella”.
Pero la intención de Rousselot de convertirse en un “preso político” no es gratuita. Ya que no podrá participar de la interna intentará, al menos, herir a Duhalde, su histórico adversario. El ex locutor no olvida que ambos, junto a Alberto Pierri, fueron los primeros menemistas allá en los lejanos años ochenta. Pero Duhalde le arrancó su intención de ser el compañero de fórmula de Carlos Menem en 1989 y eso nunca se lo perdonó. Por eso grita que ahora está pagando con la cárcel su lealtad menemista.
“No todos somos santos, se hicieron cosas buenas y también se habrán hecho cosas malas”, sorprendió ante algunos periodistas Teresa Catarcio, la esposa del suspendido intendente que el lunes de esta semana presentó su renuncia indeclinable para evitar el juicio político y la destitución, que estaba prevista para el próximo lunes 22, y así poder presentarse otra vez como candidato a un cuarto mandato municipal si es que triunfaba su lista en la interna peronista del 9 de mayo. Las declaraciones de la segunda esposa del detenido ofuscaron a Fabián, hijo de Rousselot, quien asumió como portavoz del ex locutor ahora incomunicado.
“No cabe duda de que esto responde a intereses políticos de oscuros personajes de Morón como el senador Horacio Román, que maneja la Justicia y a la policía a su antojo, y así evitar que mi padre sea nuevamentecandidato a intendente”, repitió Fabián a quien quisiera oírlo. El vástago tampoco se olvidó del nuevo intendente Guillermo Crespo a quien calificó de “fantoche” y “títere” de Román: “¿Cómo puede ser que varios medios llegaran a mi casa antes que el fiscal y la policía? Es una puesta en escena preparada para ver esposado a esa persona deleznable que todo el mundo quiere ver destruida”, dijo irónicamente el hijo de Rousselot.
Pero Fabián también tiene su historia. Supo ser cronista del viejo Canal 11 pero abandonó para dedicarse a la política aunque “ahora le tengo asco”. Actualmente mezcló su pasión por la computación con la función pública, fue el encargado de la Red Administrativa Municipal a la que la oposición calificó de un “nido de corrupción” y por la que enfrenta tres causas judiciales: “enriquecimiento ilícito”, junto a su hermano Gerardo que ocupó alternativamente las secretarías municipales de Economía y de Gobierno; el supuesto robo de importante y valioso material informático; y la adjudicación “irregular” a la empresa Siemens de una multimillonaria licitación de un sistema de emergencias comunal, similar al 911 de Estados Unidos. En todas ellas también está involucrado su padre.
Frente a la Fiscalía
Unos cien partidarios de Rousselot, entre ellos varios barrabravas del Deportivo Morón que actúan como su fuerza de choque, se juntaron frente a la Fiscalía para vivarlo y reclamar su libertad. Allí, varios de los hombres que acompañaron su gestión volvieron a descargar su batería contra el senador Román, impulsados desde el menemismo que ya había hecho público su apoyo a Rousselot responsabilizando a un sector de la Justicia provincial de favorecer los planes políticos del gobernador bonaerense.
Los rousselotistas no olvidan la decisiva participación de los concejales que responden al senador Román en la votación que terminó con la suspensión del ex intendente, la aprobación del juicio político, y el tratamiento de su destitución que se hará la semana entrante, independientemente de la renuncia del ex intendente “para demostrar su culpabilidad en el multimillonario perjuicio al erario municipal”. Román que compartió amores y odios con Rousselot, además de la alianza política que gobernó Morón durante las tres gestiones municipales, nunca lo pudo derrotar en una interna. “Nunca nos ganaron y ahora tienen miedo de volver a perder, por eso Duhalde y Román no quieren que Juan Carlos sea candidato”, repetían los partidarios del encarcelado ex intendente que tampoco perdieron la oportunidad de demostrar sus sentimientos políticos y vivaron a Menem. Aunque en esta oportunidad ya saben que el ex locutor no podrá jugar en la interna y no podrá ir por un cuarto mandato.

 

Fórmulas peronistas

Tanto el menemismo como el duhaldismo bonaerense mantuvieron hasta la noche de ayer el misterio del nombre de los compañeros de Antonio Cafiero y de Carlos Ruckauf. El primero en develar el enigma fue la gente del senador ahora menemista, quienes poco antes de las 21 anunciaron que el precandidato a vicegobernador es el intendente de Quilmes, Federico Scarabino. El duhaldismo, por su parte, esperó un poco más y, tal como se venía diciendo desde hace días, el elegido fue Felipe Solá.
La sede del duhaldismo en Capital Federal era anoche un verdadero hervidero de dirigentes presentando los avales, pero también era posible ver aquellos que intentaban realizar un último y desesperado intento para ver si lograban incorporar su nombre en las listas, ya sin importar el lugar y el cargo. Lo importante es participar, estar, verse en la boleta.
El menemismo bonaerense no escapó a las cavilaciones y pelearon duro Scarabino y la diputada Irma Roy por ser los compañeros de Cafiero. Pero allí no terminó todo. Los “ultrarrecontramenemistas” que integran César Arias y Roberto Fernández anunciaron que estarán en la lista de diputados que presenta Luis Patti.
Ayer, el ex funcionario de la administración Menem se encontró con Duhalde y Ruckauf a solas para escuchar la buena nueva. Otros duhaldistas contentos eran los que ya quedaron firmes en la lista de diputados nacionales. Encabeza la fila el actual vicegobernador, Rafael Romá, lo sigue José María Díaz Bancalari, luego Graciela Giannettasio y recién en cuarto lugar el primer orteguista, Pablo Fontedevila.

 

Dos señales de la soledad del Jefe

Por M.G.

Si es verdad que, además de sus propios méritos ante el Código Penal, Juan Carlos Rousselot fue castigado por ser un ultramenemista ultraminoritario en Buenos Aires, quiere decir que Carlos Menem ya tiene su poder a precio de saldo. Ni siquiera puede mover influencias en favor de sus leales. Y sus leales son pocos; cada vez menos.
El jueves a la noche, cualquiera pudo hacer la misma constatación mirando “Hora Clave”. Participó Alberto Kohan por teléfono, y a Eduardo Menem lo grabaron. En el piso, en vivo, Menem estuvo defendido por el director de cine Víctor Bo y la asesora presidencial Eva Gatica. Frente a ellos, el vicepresidente de la Legislatura Aníbal Ibarra y la diputada radical Elisa Carrió. Una lucha entre dos profesionales –de la política y la abogacía– y dos aficionados, como ellos mismos se definieron sin vueltas. Bo dijo que era “un amateur” y Gatica repetía a cada momento: “Somos tan nuevitos...”.
¿La producción de Mariano Grondona no buscó otros defensores de Menem o no los consiguió? ¿“Hora Clave” revela una tendencia de la televisión o de la política argentina? “Siempre hay que tener en cuenta el rendimiento del debate”, dijo ayer Grondona a Página/12. Y explicó que la semana pasada habían estado los representantes del “oficialismo menemista” como Rubén Marín, Jorge Escobar, Jorge Castro y Rodolfo Barra. En cuanto a Bo y Gatica, según Grondona ambos tendrían una ventaja por comparación: “A veces, el que tiene más responsabilidades partidarias es más cauto”.
Bo y Gatica, por cierto, no fueron cautos. Esquivaron un análisis sesudo sobre la imposibilidad constitucional de Menem de presentarse para un nuevo mandato. Usaron otros argumentos. Para decirlo en palabras de Bo: “El país tiene problemas, pero qué problemas tendría sin Menem... Ustedes (a Carrió e Ibarra) no saben gobernar, y Menem es el único que puede manejar este avión, el único con prestigio internacional. La boleta con el nombre de Menem tiene que estar en el cuarto oscuro”.
Difícil ser más crudo. Imposible encontrar mejores indicios de la soledad de Menem.

 


 

Del riñón menemista con 28 causas penales

Hubo un tiempo en que era el único pilar de Menem en la provincia. Con energía, acumuló causas por corrupción como nadie.

Viejos tiempos: Rousselot con el entonces candidato Menem.
Desde su intendencia de Morón, fue uno de sus primeros apoyos.

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Por S.R. y M.J.

t.gif (862 bytes) A diferencia de otros personajes que ingresaron al menemismo a partir de sus aportes económicos de campaña, Rousselot nunca tuvo para ofrecer mucho más que su sonrisa. En 1985 se alió con el gastronómico Luis Barrionuevo, quien le prestó la estructura de su sindicato y su amistad con el radical Enrique Nosiglia para convertirlo en el primer menemista bonaerense. Y no le fue mal: en 1987 se consagró como intendente de Morón, lugar en el que meses antes había arrasado en la interna peronista, erigiéndose en uno de los pocos triunfadores del menemismo en la provincia que por aquella época dominaba el renovador Antonio Cafiero. Empezaba una carrera que hoy lo llevó a la cárcel y que le valió a acumular 28 causas penales.
Aquel éxito electoral le deparó a Rousselot un reconocimiento inmediato: el entonces gobernador riojano lo designó secretario organizador de la nueva corriente peronista denominada “Menem, presidente de los argentinos”, una línea que apuntaba obviamente hacia las elecciones de 1989. Rousselot volvió de esa forma al centro de la escena política después de los años de ostracismo que vivió durante la dictadura militar. Chaqueño, educado en Resistencia por los padres salesianos del Colegio Don Bosco, el ex intendente de Morón ahora caído nuevamente en desgracia tuvo su primer contacto con la fama como periodista.
La popularidad de Rousselot creció en la década del ‘60 cuando relataba fútbol y boxeo por Radio Colonia, rodeado de comentaristas como Enzo Ardigó o Dante Panzeri. El dueño de aquella emisora, Héctor Ricardo García, le abrió después las puertas del resto de su emporio periodístico –Crónica y Canal 11– y su sonrisa empezó a brillar en televisión.
Su experiencia frente a las cámaras de TV le sirvió de catapulta para alcanzar la Dirección General de Canal 7 en el retorno peronista del ‘70. Rousselot pasó después al Ministerio de Bienestar Social para convertirse en vocero de López Rega, cuando “el Brujo” era la cabeza intelectual, operativa y económica de la Triple A y hombre fuerte del gobierno de Isabel Perón.
El desembarco de los militares en el poder precipitó la vuelta de Rousselot a Chaco y marcó el comienzo de una de sus tantas malas rachas. En esa provincia compró el diario Norte, del cual fue titular hasta 1977 cuando la dictadura intervino el periódico y lo traspasó a la familia Romero Feris. Los militares le sacaron también el resto de sus bienes –un piso en Charcas y Agüero y un avión–, lo encarcelaron poco más de un mes y lo condenaron a “no ejercer periodismo en el Chaco ni en 500 kilómetros a la redonda”. Sin trabajo y en la calle, Rousselot puso proa rumbo a Mar del Plata. Su amistad con el ex dictador y jefe de la Armada Eduardo Massera le permitió, al menos, encontrar un trabajo en esa ciudad: portero en el edificio de Corrientes 1620. La derrota militar en Malvinas le abrió de nuevo las puertas de la televisión y su función de presentador oficial de los actos de Herminio Iglesias lo devolvió a la política.
Electo en 1987, fue destituido antes de cumplir dos años de gestión por adjudicar sin licitación un ambicioso plan de cloacas al grupo Socma, de la familia Macri. La Corte Suprema menemista anuló la causa de la justicia bonaerense, por lo que Rousselot pudo presentarse nuevamente a las elecciones que ganó en 1991. Entonces volvió a la carga con su plan cloacal, del que sólo desistió cuando los vecinos salieron a la calle en protestas masivas
Otra causa famosa fue la de la autopista del Arroyo Morón, diseñada para cruzar el distrito entero, con peaje. La licitación terminó en farsa cuando la empresa ganadora, de origen malayo, desistió y le vendió sus derechos a otra contratista. Esta también desertó y transfirió el contrato a la constructora Gualtieri. Para peor la obra implica que la Fuerza Aérea ceda 16 hectáreas de su base en El Palomar. Rousselot ofreció cambiarlas por un jet de uso civil y la construcción de un polvorín en Tandil. La obra, que todavía no fue construida, le valió al intendente otro proceso por abuso de poder. A mediados del año pasado, Rousselot fue procesado por enriquecimiento ilícito luego de que Página/12 revelara que gasta un promedio de 20.000 pesos mensuales en su tarjeta Visa Gold. Su propio Concejo Deliberante lo suspendió tras investigar la falta de controles al concesionario del estacionamiento medido, que habría costado diez millones de pesos en pérdidas indebidas. Como las pruebas reunidas en el juzgado de faltas de Castelar se quemaron en un incendio oficialmente considerado como intencional, lo que originó otro proceso en su contra por “destrucción de pruebas”. El mismo Concejo todavía analiza sus contratos de recolección de basura con la empresa Orange Phase II: el nuevo intendente los suspendió. Dos de sus funcionarios fueron detenidos en una causa por pago de sobreprecios en compras municipales de nueve millones de dólares, en la que él también es investigado. Y, por supuesto, está la causa del Hospital de Morón (ver nota principal) que le acaba de valer un par de esposas.

 


 

COMO ES LA CAUSA POR LA QUE LO METIERON PRESO
El caro hospital que no fue

Por M. J.

t.gif (862 bytes) La intención de trasladar el hospital municipal Ostasiana B. De Lavignole al predio de la ex VII Base Aérea de Morón terminó con el ex intendente Juan Carlos Rousselot esposado y tras las rejas por malversación de fondos públicos. Rousselot mantuvo oculto el proyecto hasta pocos días antes de ser suspendido, cuando en su intento por evitar la sanción no sólo recurrió a la Suprema Corte de Justicia provincial sino que salió a defender su actuación con la publicación de un suplemento de publicidad, en el diario La Nación, con los “logros de su gestión”, entre los que estaba incluida la transformación del ex casino de suboficiales aeronáuticos en hospital. El proyecto no contaba con la aprobación del Concejo Deliberante, tampoco con fondos previstos en el presupuesto municipal ni con la autorización de la Fuerza Aérea.
El duhaldismo, que heredó la gestión municipal tras la suspensión del intendente ahora preso, había tomado nota y en una de las primeras medidas levantó el obrador que Rousselot plantó en la ex brigada aérea y a los setenta empleados municipales que allí trabajaban; pero también presentó en los primeros días de enero, junto a otros siete expedientes, la denuncia penal por “peculado de servicios y trabajos públicos en beneficio de terceros”, vinculado a las obras de refacción del predio aeronáutico al que ya había destinado más de 400 mil dólares de la caja municipal.
El fiscal Andrés De los Santos imprimió velocidad a la causa y pidió al juez Ricardo Fraga la detención de Rousselot, al que sacó esposado de su casa de Vignes 1229, Haedo, en la madrugada del jueves. La metodología utilizada por el ex intendente fue la de apelar en varias oportunidades un recurso legal previsto en la Ley Orgánica de las Municipalidades “para utilizar fondos no presupuestados por única vez en casos excepcionales y de extrema urgencia”, los que desviaba a la compra de materiales para la obra sin comprobantes ni boletas. Además de evitar la compulsa de precios.
Las gestiones para alquilar el predio de la Fuerza Aérea habían comenzado de la mano del propio gobierno provincial, pero por otro motivo, cuando la alianza entre Rousselot y el influyente senador Horacio Román gobernaba el distrito. Según el ex asesor de Rousselot en su relación con la Fuerza Aérea, el ex vicecomodoro Gerardo Vaccaro, “el municipio inició las negociaciones para que la provincia instalara allí los tribunales penales de todo el departamento judicial de Morón, con el acuerdo del ministro de gobierno (José María) Díaz Bancalari”.
Después de seis meses de negociaciones y el principio de acuerdo con la Fuerza Aérea “de pagar un alquiler mensual de 63 mil dólares por el uso del predio”, el proyecto se cayó inesperadamente. Rousselot rompió con el duhaldismo.
El ex intendente comenzó entonces sus propias conversaciones con los aviadores para instalar el hospital en un espacio más reducido, a cambio de 18 mil pesos mensuales, y empezó la obra a pesar de que no existiría ningún contrato formal con la Fuerza Aérea. Los seguidores del ex locutor aseguran que Rousselot “se largó porque tenía la promesa del presidente Menem de destinar fondos nacionales para la obra”.
El “delito” por el que está imputado Rousselot y por el que también está preso su ex secretario de Servicios Públicos, Néstor Achinelli, tiene una pena de entre dos y diez años, lo que no lo hace excarcelable. Aunque el juez tiene un plazo de cinco días para expedirse sobre el pedido de eximición de prisión que hicieron sus abogados. Por ahora Rousselot sigue tras las rejas.

 

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