La OTAN
inició ayer la primera acción militar conjunta en sus 50 años de historia. Consistió
en una serie de ataques aéreos contra objetivos militares serbios en la República
Federal de Yugoslavia. Unos 100 misiles de crucero fueron disparados a partir de las 15 de
ayer desde los buques de guerra de la Fuerza Naval Permanente de la OTAN en el mar
Adriático, y por bombarderos B-2 y B-52 de gran altitud contra objetivos en Montenegro,
Kosovo y Serbia. En un mensaje televisado, el presidente norteamericano Bill Clinton
defendió la necesidad de evitar los riesgos de la inacción. En un sentido
nada diferente, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, sostuvo que hay
momentos donde el uso de la fuerza puede ser legítimo para alcanzar la paz. Rusia
adoptó la posición contraria. Es una clara violación a todas las normas de la ley
internacional, declaró fulminante el presidente Boris Yeltsin. Los ataques de ayer
cesaron a la madrugada, pero la ofensiva seguirá hasta que Serbia termine con la
represión de los kosovares, advirtió el secretario de Defensa norteamericano
William Cohen.
El ataque inicial fue seguido por una decidida ofensiva aérea de 130 cazabombarderos que
partieron de la base aérea de Aviano, en Italia. La OTAN confirmó que uno de sus aviones
fue derribado por las defensas serbias, pero agregaron que varios aviones
yugoslavos fueron a su vez abatidos.
Después de las tensiones de la última semana, el ataque fue ejecutado con una prontitud
notable. Sacando partido de la mejora en las condiciones climáticas en la región,
generalmente neblinosa, el comandante de la OTAN en la región, el general Wesley Clark,
ordenó ayer el comienzo de la fase uno de la ofensiva. El buen tiempo es un
factor indispensable para asegurar el funcionamiento de los sistemas de guía láser de
varios misiles. La primera fase de la ofensiva comprende ataques para degradar la
capacidad antiaérea de las fuerzas armadas yugoslavas. Diez bombarderos furtivos F-177,
dos cazas anticarros A-10, 33 cazabombarderos F-16 de escolta formaron la primera oleada
de aviones que partió de Aviano, en el transcurso de un ataque que sumó 130 aviones en
su ofensiva contra Yugoslavia. La flota aérea estaba armada con misiles antirradar para
la supresión de instalaciones antiaéreas, además de armamento aire-aire.
Clinton declaró que la ofensiva tenía tres objetivos: a) servir como una advertencia de
la voluntad de la OTAN para detener al presidente yugoslavo Slobodan Milosevic, b)
disuadirlo de continuar sus agresiones contra la etnia albano-kosovar, y, si es
necesario, c) degradar la capacidad de Serbia para la guerra es
decir, neutralizar al ejército yugoslavo.
Los blancos específicos no fueron conocidos ayer con precisión, pero se sabe que varios
se encontraban en los alrededores de importantes ciudades. La agencia oficial yugoslava
Tanjug detalló que siete ciudades fueron atacadas, incluyendo Danilovgrad, capital de
Montenegro, Belgrado, capital de Yugoslavia, Novo Said, al norte de del país, y Uzice al
sur. La presencia de tantos blancos urbanos en la lista de objetivos suscitó el temido
interrogante sobre las bajas civiles. Clinton afirmó en un discurso a los norteamericanos
que este riesgo no puede descontarse, como tampoco descontaba que hubiera
bajas entre los pilotos de la OTAN. Por eso pidió una plegaria para nuestros
hombres y mujeres en uniforme. El premier británico Tony Blair informó que Estados
Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, España y Holanda participaron
de la ofensiva.
Los análisis de daños todavía no fueron difundidos, por lo que el saldo del primer día
de hostilidades es mucho menos que claro. El Estado Mayor Yugoslavo aseveró que
más de 20 blancos fueron víctimas de la agresión occidental, y Tanjug
afirmó que se registraron varios muertos en un ataque a una fábrica cerca de Belgrado.
Sin embargo, una corresponsal de CNN en la capital yugoslava afirmó que la gente sabía
que el ataque no estaba dirigido al centro de la ciudad, y que transitaron libremente por
las calles. La policía serbia reaccionó al ataque clausurando todos los medios de
transmisión televisiva desde Yugoslavia y arrestando a varios periodistas de la CNN,
luego liberados. Todas estas acciones derivaron de la instauración oficial por
primera vez desde la Segunda Guerra Mundial del estado de guerra.
Este desarrollo es preocupante en vista de los informes de que se registraron impactos en
Montenegro. Montenegro forma, junto con Serbia, la República Federal Yugoslava, y se
había opuesto a la política intransigente de Belgrado. Sin embargo, Montenegro es una
base importante para las defensas antiaéreas de Serbia, lo que probablemente explica por
qué ayer la OTAN no pudo evitar elegirla como uno de los objetivos del ataque. Pero su
inclusión dentro de esta lista podría servir como justificación para que Milosevic
instaure allí la ley marcial y elimine a sus opositores en el gobierno autónomo. La OTAN
advirtió a Belgrado que no ensaye ningún golpe de mano.
La reacción rusa fue mucho más virulenta de lo que se imaginaba. Aunque económicamente
en bancarrota, Rusia ha lanzado un desafío abierto a la Alianza Atlántica. El presidente
Yeltsin ordenó el cese de todo contacto con la OTAN, incluyendo el proyecto de
cooperación Alianza para la Paz. El ministro de Defensa Igor Sergeyev afirmó
que Kosovo se transformaría en un segundo Vietnam, esta vez en el corazón de
Europa, y el líder del Partido Comunista Gennadi Zyuganov comparó a Estados Unidos
con la Alemania fascista. La agencia oficial Itar-Tass informó ayer que en la
Cancillería rusa se proyectaba trasladar varias ojivas nucleares tácticas a la frontera
con Polonia en Bielorrusia, un aliado ruso, como señal de represalia a la ofensiva de la
OTAN.
Las respuestas de otros países fueron mixtas. Aunque los líderes de los países de la
OTAN mostraron un frente unido en favor del ataque, el Vaticano calificó la ofensiva como
una derrota para la humanidad. Sin embargo, Kofi Annan justificó plenamente
la intervención de la OTAN, y se ocupó de condenar al gobierno de Belgrado por
persistir en su rechazo al acuerdo que hubiera podido detener un baño de
sangre. La OTAN tiene previsto continuar sus ataques contra la República Yugoslava
durante el día de hoy, cuando también difundirá los primeros análisis de daños.
LA OTAN DEBATE COMO CONTINUAR LA OFENSIVA
Usar o no usar tropa de tierra
Por Richard Norton-Taylor desde Londres
Los planes de acción
militar contra Yugoslavia no incluyen aún tropas terrestres. Los gobiernos aliados, bien
impresionados por los ataques misilísticos norteamericanos de riesgo cero
contra Irak, prefieren entregarse por completo a los bombardeos aéreos. La presencia del
submarino nuclear británico Splendid, equipado con misiles norteamericanos,
en las costas de Yugoslavia, significa que por primera vez Gran Bretaña participa
directamente en la primera vuelta de esos ataques aéreos que se han convertido en un
rasgo clave de la política moderna.
Los ataques aéreos son un arma política en esta situación, pero no van a detener
a los serbios que matan a albaneses étnicos en Kosovo, dijo una fuente cercana a
funcionarios del Ministerio de Defensa británico. Agregó: No son tampoco la
solución militar. Los gobiernos de la OTAN, especialmente Estados Unidos y Gran
Bretaña, confían que los ataques aéreos van a ser suficientes para arrastrar finalmente
al presidente yugoslavo Slobodan Milosevic a la mesa de negociaciones. Algunos
funcionarios, haciéndose eco de comentarios formulados por líderes de la oposición en
Yugoslavia, sugieren que Milosevic necesita los ataques para aparecer como mártir.
La pregunta que se hacen en los círculos militares es ¿y ahora qué viene? A los
estrategas militares, acostumbrados a planear campañas desde el comienzo hasta el fin,
sus jefes políticos les dijeron que no se preocupen. Si uno lleva a cabo cualquier
acción de guerra debe estar preparado a llegar hasta las últimas consecuencias,
dijo anteayer el general Sir Michael Rose, ex comandante de las fuerzas de las Naciones
Unidas en Bosnia. Por el momento tengo mis dudas sobre si los bombardeos nos van a
sacar las papas del fuego ... Eso se consigue sólo si ponemos un ejército en el
terreno, aclaró a la BBC. Rose dijo que existía un notable peligro de que
cualquier acción de guerra de la OTAN contra Serbia se extendiera a Bosnia y posiblemente
a Macedonia. Los estrategas militares británicos advirtieron al Gabinete sobre las
posibles represalias serbias contra las tropas de paz británicas estacionadas en Bosnia.
Dudo mucho que los países del mundo occidental quieran lanzarse a una tercera
guerra balcánica, dijo Rose.
Jane Sharp, investigadora en el Centro de Estudios de Defensa en el Kings College,
Londres, dijo: Si el propósito es proteger a los albaneses de la opresión, se
necesitan tropas de tierra. Pero los gobiernos norteamericano y británico
aseguraron que no ven ningún rol para sus tropas en el terreno. Preguntado repetidas
veces sobre si veía alguna posibilidad de enviar tropas de tierra, el premier laborista
británico Tony Blair dijo de que no había planes de hacerlo. George
Robertson, secretario de Defensa, dijo dos semanas atrás a las tropas británicas
estacionadas en Macedonia que no tenía ninguna intención de pedirles que cruzaran la
frontera y lucharan en Kosovo.
No hay ninguna perspectiva, ninguna voluntad política, de enviar tropas, dijo
Donald Anderson, laborista, presidente de la Comisión de Defensa de la Cámara de los
Comunes. Los ataques aéreos, dijo, podían ser necesarios para mantener la
credibilidad de la OTAN, pero, citando a un ex agregado militar británico en
Belgrado, añadió que dudaba hasta qué punto serían exitosos. Hay cerca de 12.000
soldados de la OTAN en Macedonia, pero sólo unos pocos son norteamericanos. Esto es menos
que la mitad de los 28.000 soldados que la OTAN calculó que necesitaba para asegurar un
acuerdo de paz, y mucho, mucho menos que los 80.000 necesarios en el caso de acciones de
guerra.
Milosevic, un mesías
serbio admirador de Hitler
Para el presidente yugoslavo Milosevic sólo
importa seguir en el poder. En 12 años llevó a su país a las guerras de Eslovenia,
Croacia y Bosnia, y fue el campeón de la depuración étnica. Ahora su objetivo son los
albano-kosovares.
El líder utlranacionalista Slobodan
Milosevic con su custodia.
Es el ideólogo oportunista de la supremacía étnica serbia. |
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Por Hermann Tertsch desde Madrid
Slobodan Milosevic
pasará sin duda a la historia, aunque todos los que lo conocen consideran que eso le
importa poco. Como tampoco le preocupa lo que piensen de él en vida. No tiene mayor
necesidad de ser querido, ni por su pueblo ni por el exterior. Es posiblemente el menos
sentimental de los gobernantes desde Stalin. Y un increíble prestidigitador a la hora de
burlar a la derrota. Es un maestro de la supervivencia. Algunos intentan descalificarlo
como comunista o ultranacionalista o incluso iluminado panserbio o paneslavo. Se
equivocan. Piensa de forma mucho más prosaica. En realidad, no tiene ideología y el
único concepto inmutable que lo guía es el instinto de poder. Por el poder, desnudo en
realidad de todo objetivo que no sea preservarse, es capaz de matar, cambiar radicalmente
su mensaje, ordenar genocidios o enviar a la miseria y a la derrota militar a su propio
pueblo.
Este hombre es, más que otros sátrapas de este siglo, más que otros hombres de poder y
sin pasión, un fascinante objeto de estudio. Su padre se suicidó cuando él tenía 21
años. Su madre hizo lo mismo once años después. También se suicidó su tío, un
general del ejército yugoslavo. Los que esperaban que él algún día imitara a sus
padres perdieron las esperanzas. Su llegada al poder ya fue un indicio de su carácter. En
un golpe de mano liquidó en mayo de 1989 a quien había sido su íntimo amigo y mentor en
el partido, Ivan Stambolic. Con una ofensiva propagandística implacable en contra de la
persona a la que debía todo, llegó a la presidencia de Serbia. Viendo cómo caían uno
tras otro los regímenes comunistas en el Este de Europa, reconoció la necesidad de una
ideología sustituta para garantizar la supervivencia del aparato del Estado y del partido
y recurrió al nacionalismo. En aquel Estado plurinacional y federal, la ofensiva de
Milosevic en favor de los derechos de los serbios, supuestamente ignorados por Tito,
pronto se convirtió en una virulenta campaña en favor de la hegemonía étnica de este
pueblo en toda Yugoslavia. El 28 de junio de 1989 se cumplía el 600 aniversario de la
batalla de Kosovo Polje en la que el zar serbio Lazar sucumbió ante las tropas otomanas.
Milosevic convocó aquel día a cerca de un millón de serbios en el escenario de la
batalla y les dijo que jamás nadie os volverá a tocar. Los serbios tenían
que ser los dueños de Kosovo aunque, por la emigración de los serbios y la alta
natalidad de los albaneses, aquella provincia autónoma tenía ya una población albanesa
del 90 por ciento. Entonces se abolió la autonomía de Kosovo y de paso la de Vojvodina,
con una importante minoría húngara.
Así, con su exigencia de hegemonía racial serbia, Milosevic provocó el movimiento
secesionista y se convirtió en el verdugo de Yugoslavia. Después comenzaron las guerras,
primero en Eslovenia, muy breve, después en Croacia ya muy cruenta y después, atroz, la
de Bosnia. Milosevic depuró el ejército del elemento yugoslavista en favor del serbio y
quiso hacer una Gran Serbia, desde la frontera griega hasta muy cerca de Zagreb.
Hubo momentos en 1992 en que parecía capaz de lograrlo. Pero ahora, siete años después
está claro que ha perdido todas las guerras y que va a perder también Kosovo. En 1989 lo
celebraban como el adalid de la causa, el que haría de Serbia un gran país, en el que
todos los serbios vivirían en esa bucólica sociedad de armonía que los nacionalismos
tienen como mito, expulsados los perversos foráneos y los impuros. Hoy es difícil negar
que Milosevic se ha convertido en una maldición para el pueblo serbio, férreamente
controlado por el aparato e intoxicadosistemáticamente por su propaganda. Como sucedió
con su admirado Hitler en Alemania, el pueblo lo siguió como a un mesías. Y él los
llevó al abismo.
Kosovo, el Vietnam serbio Aunque es evidente que los albano-kosovares padecían la opresión
sistemática de los serbios mucho antes de que la OTAN tomara la decisión de bombardear,
es probable que ahora, al menos en lo inmediato, la pasen mucho peor. Pero el balance de
los riesgos depende de una evaluación de cómo es la Serbia sobre la que preside el
líder nacionalista Slobodan Milosevic: ¿es una sociedad capaz de luchar con una eficacia
feroz en pro de conservar a Kosovo? Todo parece indicar que la sociedad serbia, aunque
desprovista de cualquier sentido de autocrítica, y dominada por un sentimiento de
victimación, no está en forma para librar una guerra. Los conscriptos yugoslavos no
quieren ir a la provincia de Kosovo a la que ven como los norteamericanos veían a
Vietnam, o los israelíes al Líbano. La mayoría deserta. Muchos oficiales
regulares dudan acerca de la legitimidad de las decisiones de Milosevic, y también de su
capacidad militar de llevarlas a buen término. El más prominente de los críticos, el
general Momcilo Perisic, fue obligado a renunciar por Milosevic porque sostuvo que la
finalidad de las fuerzas armadas no era oprimir a la población civil. La mayoría de las
tropas responsables de las masacres y limpiezas étnicas en Kosovo son fuerzas especiales.
Estos paramilitares, que se cuentan por decenas de miles, dependen directamente de
Milosevic a través del Ministerio del Interior. Son pagados por partidas especiales, que
están en la base del déficit yugoslavo. Tienen equipos, armas y transportes propios, y
no responden ante las fuerzas armadas regulares. Fueron definidas por la oposición como
Escuadrones de la Muerte, pero no son ilegales. Y en Kosovo gozan del derecho de saqueo. |
YUGOSLAVIA, UNA HISTORIA DE DESMEMBRAMIENTOS
Cómo funciona el supremacismo serbio
La
República Federal de Yugoslavia surgió en abril de 1992 a partir del derrumbe de la
República Socialista Federativa de Yugoslavia. La integran Serbia y Montenegro, dos de
las anteriores repúblicas socialistas yugoslavas. Sobre un territorio de 102.000
kilómetros cuadrados aproximadamente la mitad de la superficie que ocupaba la
anterior república socialista viven 10,6 millones de habitantes. El 62 por ciento
de la población es serbia. Un 17 por ciento está formado por los albano-kosovares de la
provincia en conflicto de Kosovo, en el interior de Serbia. El resto se compone de
montenegrinos, yugoslavos propiamente dichos, húngaros, y otros grupos.
Belgrado es simultáneamente la capital yugoslava y serbia, con 1,7 millón de habitantes.
Sus principales actividades económicas son la industria, los servicios y la agricultura y
ganadería. Las sanciones impuestas por las Naciones Unidas entre 1992 y 1995 por la
crisis de Bosnia y nuevamente a partir de mediados de 1998 por el conflicto de Kosovo,
junto a una conducción económica poco eficiente, han llevado al país a una profunda
crisis económica y social, frente a la que el gobierno no encontró mejor solución que
una progresiva derechización sobre la base del supremacismo étnico de los serbios. El
desempleo alcanza casi el 30 por ciento de la población económicamente activa.
El jefe de Estado yugoslavo es el socialista serbio Slobodan Milosevic, cuyo partido
ostenta la mayoría en el Parlamento federal. Milan Milutinovic y Milo Djukanovic son los
presidentes de Serbia y Montenegro, respectivamente.
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