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MARIA EUGENIA ESTENSSORO DENUNCIA
“El Gobierno actuó como contratado por Repsol”

La hija de José Estenssoro, quien condujo la YPF privada, dice que el Gobierno “tiró a la basura” la empresa, en lo que puede ser el último gran acto de corrupción de la gestión menemista.

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Por Julio Nudler

t.gif (862 bytes) “Hace cuatro años enterré a mi padre, al ser que amaba. Hoy siento que lo entierro por segunda vez. Y tal vez ahora sea más doloroso, porque entierro algo trascendente para la existencia: el ideal de una Argentina grande.” María Eugenia, la hija de Pepe Estenssoro, quien lideró la transformación de YPF en una petrolera privada, escribió así en La Nación el miércoles 12, denunciando “motivaciones mezquinas, de corto plazo, y, como muchos me dicen, de bolsillo” en la decisión de Carlos Menem de entregarle la empresa a la hispana Repsol, que tuvo de su lado al menemista Roberto Dromi como operador y al rey Juan Carlos como intercesor. Estenssoro es directora ejecutiva de la rama argentina de The endeavor Initiative Inc., una fundación estadounidense que estimula el espíritu empresario, y militante y candidata de Acción por la República. Esta vivaz adhesión suya a Domingo Cavallo, cuya política condujo a la masiva extranjerización de empresas y bancos, acentuó el impacto de su detonante artículo, de hálito casi nacionalista, aunque quizá lo haya escrito más como hija del hombre que quiso y admiró, y menos como política. En todo caso, no es el suyo el único ejemplo de una llamativa y reciente apertura de algunos liberales a visiones más nacionales. Aquí una síntesis del diálogo que mantuvo Página/12 con María Eugenia Estenssoro en la suntuosa sede color fresa que endeavor ocupa en Barrio Norte.
–Usted dice que si YPF pasa a manos de Repsol el país perderá una empresa que genera $ 3200 millones en impuestos, dividendos y regalías. ¿Por qué ocurriría eso?
–Porque toda la operación internacional que tiene YPF –en Bolivia, Ecuador, Estados Unidos, Indonesia y Rusia– no necesariamente tiene que declararla en la Argentina y pagar impuestos aquí. YPF ya podría haber tenido una parte off shore. Son diferentes maneras de armar el balance consolidado. De modo que los 500 millones adicionales que consiguió Roque Fernández por vender en bloque las acciones del Estado en la compañía conducirán a que el fisco argentino recaude mil millones menos año tras año. Ahí ya hay una enorme pérdida. Además, como YPF cotiza enteramente en la Bolsa, se maneja con absoluta transparencia. Es la única que lo hace así en el país. Los españoles no van a mantener eso, y como los órganos de control argentinos no brillan por su eficiencia, les será muy fácil, sin violar la ley, declarar ganancias mucho menores a Impositiva. Para esta operación, Repsol tomó un crédito que duplica su patrimonio, y como sus ganancias no alcanzan para repagarlo, lo hará con las utilidades de YPF o vendiendo activos de ésta. Probablemente nos encontremos con un caso similar al de Aerolíneas, en el que Iberia prendó los aviones de la misma Aerolíneas para garantizar el préstamo que tomó para absorberla.
–¿Quién era hasta ahora el dueño de YPF?
–No lo había porque tenía todas sus acciones en la Bolsa. El accionista mayoritario era el Estado, con el 20% de las acciones, pero sin un poder proporcional en el directorio. Por ende, la empresa era manejada por el cuerpo gerencial. Pero, al final, el Estado sí actuó discrecionalmente como dueño de una empresa que había privatizado, al vender su 20% en contra de la decisión del directorio y los gerentes. En realidad, malvendió a la empresa. Además, pese a tener la acción dorada, que se les asignó para que resguardaran los intereses de YPF y del país, los funcionarios actuaron en contra del interés público y del bien común.
–¿Por qué afirma que YPF era argentina si cotizaba en Wall Street y la mayor parte de sus acciones estaban en manos extranjeras?
–Porque se manejaba por las leyes argentinas, porque su conducción era argentina, porque su casa matriz está en la Argentina y porque sus impuestos los paga aquí.
–Pero los gerentes que determinaban esta política podían ser removidos por los accionistas...
–Sí, puede ser. Pero la estrategia hacía de la Argentina el centro de operaciones de la compañía, y la expansión internacional partía desde laArgentina. Mi padre había empezado a negociar incluso con los ingleses, y me decía: si vos les vendés petróleo o gas, después no vas a hacer la guerra. El pensaba como un argentino. El veía el mundo desde acá.
–Y esto cambiará ahora...
–Claro, porque los españoles tienen otra estrategia. Mi padre estableció una relación de complementariedad con Petrobrás. Pero los brasileños habrán mirado cómo aterrizó Repsol en Astra, que era una empresa que ganaba plata y ahora cada año pierde más. También ven cómo entró Repsol en YPF, haciendo una guerra total contra la empresa, no trepidando en nada. Así que Petrobrás les dará un portazo en las narices a los españoles. La transformación de YPF es un trabajo que ya se hizo, que le estaba dando réditos económicos, políticos y estratégicos a la Argentina. Tirarla a la basura, regalársela a los españoles me parece de una total miopía. ¡Cómo es que no ha habido un político, ni Duhalde, ni De la Rúa, ni Chacho, que tratara de impedirlo!
–Cavallo tampoco dijo nada...
–El mantuvo una reunión a solas con Ricardo Monti (presidente de YPF) para recomendarle que se defendiera políticamente y que le recompraran al Estado su 20% para neutralizar el riesgo de que alguien copara la empresa. Pero Monti le respondió que no podía hacerlo porque iba contra el mejor interés de los accionistas. Yo estoy segura de que mi padre hubiera dado la pelea en todos los frentes para impedir esto.
–¿Qué razones ocultas ve en esta operación?
–Basta analizar los paralelismos con Aerolíneas, que fue la peor privatización que se hizo en la Argentina. Por un lado, el papel central de Roberto Dromi. Por otro, que no se haya presentado ningún otro oferente. Estaba tan claro que el Gobierno quería que a Aerolíneas se la llevara Iberia porque había arreglado algo con los españoles que nadie se quiso meter. Lo mismo pasó con YPF. Nadie se va a meter a pelearse con un Gobierno, sobre todo en un país donde no hay seguridad jurídica, con la Corte Suprema manejada por el Presidente. Es como acostarte con el enemigo. Estamos hablando de mucho dinero para quien esté ahí de intermediario. Dromi es alguien muy cercano a Menem y su reputación no puede ser peor. No quiero decir cosas que no puedo probar porque no quiero que Menem ni el rey Juan Carlos me enjuicien, pero ¡tanto entusiasmo del Gobierno en que sea Repsol! ¡Tanta vehemencia! ¡Querer violar el estatuto de la compañía! Yo he visto las cartas que Economía le mandaba a YPF. El gobierno argentino trabajó para Repsol. Y cualquiera sabe que Economía hace lo que les dice Menem.
–¿Cree que éste fue el último gran acto de corrupción de este Gobierno?
–... Tiene todos los ingredientes. Ya cuando apareció Dromi como representante de Repsol, todo es posible. A mí me parece que hay algo raro. El Gobierno actuó como si hubiera sido contratado por Repsol. El Gobierno ya se está yendo. No había muchas más cosas para vender. Esta era una oportunidad. De lo que sí estoy segura es de que ésta no ha sido una toma hostil de mercado, al estilo de las que ocurren en las bolsas internacionales. Este es un negocio al estilo argentino, donde lo político es el 80%. Si YPF se hubiese privatizado enteramente, sin dejarle el 20% al Estado, esto no estaría pasando. El Gobierno presenta esto como un megadeal, que demuestra que la Argentina está en los mercados internacionales. Pero cuando una de estas operaciones tiene lugar en Wall Street, Clinton no se comunica con ningún rey. Acá no operó el mercado sino dos personajes de muy alto nivel: Menem y Juan Carlos.
–Usted pertenece a un partido que impulsó la privatización y extranjerización de sectores enteros... ¿Por qué reacciona así cuando le toca a YPF?
–Yo no puedo analizar las cosas con anteojeras ideológicas. No importa si las empresas son públicas o privadas. La cuestión es si sirven al bien común. La YPF estatal era un cáncer para la Argentina: desde 1960 producía la misma cantidad de petróleo y perdía plata. Como empresa estatal nodefendía el bien público, en cambio la YPF privada sí: pagaba sus impuestos y generaba dinero y actividad.
–También es cierto que se la sancionó por abuso de posición dominante en el mercado del gas licuado, y que por más que bajase el barril de petróleo, la nafta no se abarataba...
–Yo eso no lo estudié a fondo. Lo que me dijeron en YPF es que la sanción por el gas fue una represalia del Gobierno porque el directorio impidió que Repsol se apropiara del control de la compañía comprando sólo el 15%.

 

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