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UN PSICOANALISTA DENUNCIADO POR SUS PACIENTES
El abuso llevado al diván

El Colegio de Psicólogos de Rosario retiró la matrícula de un psicoanalista  denunciado por cuatro mujeres aquienes habría inducido a tener relaciones. El poder de la transferencia.

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Una paciente denunció al terapeuta en una carta a un diario; otras tres se sumaron.
Según sus colegas, su conducta “constituye un uso abusivo del poder que otorga la transferencia”.

Por Pedro Lipcovich

t.gif (862 bytes) El caso de un psicólogo rosarino que abusaba sexualmente de sus pacientes plantea dos aristas de una inquietante cuestión: el riesgo de que un psicoanalista utilice el poder que le otorga la transferencia para inducir actos perversos y la dificultad de los pacientes para denunciar eventuales abusos. Hace más de un año y medio, una mujer de 32 años denunció ante el Colegio de Psicólogos de Rosario que su terapeuta –profesor universitario y ex directivo de ese mismo Colegio– la había inducido a tener relaciones sexuales. Sólo cuando ella, además, lo hizo público en una carta a un diario, comparecieron otras tres mujeres a quienes les había sucedido lo mismo con el mismo psicólogo. El tribunal de ética de sus colegas acaba de expedirse cancelándole la matrícula, aunque todavía sigue ejerciendo porque apeló ante la Justicia.
En setiembre de 1997, la señora R. T. envió una carta de lectores a un diario rosarino denunciando al psicólogo Jorge Rodríguez Solano por haber abusado sexualmente de ella en el curso de un tratamiento psicoanalítico. Poco antes ella había formalizado la acusación ante el Colegio de Psicólogos local, cuyo tribunal de ética abrió una causa. A partir de la difusión periodística, tres mujeres más presentaron denuncias similares ante el Colegio. R. T. declaró que, entre otras cosas, el terapeuta “le pidió que se acostara boca abajo y se ofreciera sexualmente, para lo cual le sacó las sandalias y le ayudó a sacarse el pantalón”. El esposo de la paciente se entrevistó con el terapeuta para pedirle explicaciones, y Rodríguez Solano, según figura en el expediente, contestó: “¿Cómo sabe que no le gustó?”.
Según otra denunciante, el psicólogo le pidió que “se bajara los pantalones y también que se masturbara”; a otra “se le acercó por atrás y llegó a tocarla”; a otra, el terapeuta la inducía a encontrarse con un anterior novio para mantener relaciones sexuales “y así cerrar un ciclo que consideraba inconcluso”, según las actas del juicio.
Como culminación del proceso, que duró más de un año y medio, el Tribunal admitió las acusaciones y decidió cancelar la matrícula de Rodríguez Solano. Este recurrió la medida ante la Cámara de Apelaciones rosarina. El presidente del Colegio de Psicólogos de Rosario, Juan Marchetti, explicó a Página/12 que, “hasta tanto la Justicia se expida, la sanción queda en suspenso”, o sea que Rodríguez Solano puede continuar en el ejercicio profesional.
En su fallo, el Tribunal de Disciplina manifiesta que “el modo de proceder del denunciado sigue un modelo de sometimiento utilizando la problemática de las pacientes”, que “los efectos de este dominio sobre la voluntad de las pacientes se vuelven más eficaces y perjudiciales en tanto se utilizan los profundos y complejos mecanismos de la sexualidad humana” y que “el proceder del denunciado constituye un uso abusivo y distorsionado del poder que otorga al analista la transferencia”. El Tribunal señala “la gravedad de la conducta que se le reprocha al denunciado, unida a su trayectoria de docente y directivo de instituciones, entre ellas este Colegio de Psicólogos”, de cuya comisión directiva fue vocal hasta hace cuatro años.
Consultado por este diario, el psicoanalista Sergio Rodríguez, ex presidente de la institución Herramienta Freudiana y director de la revista Psyché, destacó que “quien se aprovecha del poder de la transferencia para usarlo en función de su perversión trasgrede la ética del psicoanálisis y merece ser excluido del movimiento psicoanalítico”. Observó, sin embargo, que “no es adecuado plantear la cuestión sólo en términos de ‘sometimiento’ de las pacientes, porque la transferencia no equivale a una hipnosis. Es cierto que otorga un fuerte poder, ya que el paciente en transferencia supone que quien lo atiende sabe qué es lo mejor para curar sus males, pero la persona que se presta a la actuación perversa también tiene su responsabilidad: la responsabilidad de todo sujeto ante las opciones que le presenta un acto posible”. El director de Psyché citó el caso de “una colega que se analizaba con un tipo que intentó manosearla en una sesión: ella se levantó del diván y fue hacia la puerta del consultorio; él quiso bloquearla en un rincón pero ella se lo sacó de encima y se fue”.
–Por lo que dice, no es novedad que esto suceda –observó Página/12.
–No. Pero es muy difícil que las personas afectadas por la perversión del analista hagan la denuncia y la sostengan, porque sienten vergüenza o porque les queda un resto de transferencia con él.

 


 

POR UNA DENUNCIA DE AMADEO
Allanan Tower Records

t.gif (862 bytes) Dos sucursales porteñas de la cadena de disquerías y librerías Tower fueron visitadas ayer por hombres de la División Narcotráfico. Por orden del juez federal Adolfo Bagnasco debían secuestrar los ejemplares de tres publicaciones extranjeras en las que, según denuncia del secretario de la Lucha contra el Narcotráfico, Eduardo Amadeo, se promovería el consumo de drogas. Según fuentes policiales, antes de su llegada los ejemplares buscados ya se habían hecho humo. En su presentación, Amadeo denunció al programa “Memoria”, de Chiche Gelblung, emitido el 3 de mayo pasado, durante el que tuvo lugar un debate sobre el uso de la marihuana.
El 3 de mayo pasado, el programa de Gelblung se dedicó al debate sobre la violencia y las drogas. Además del panel presente en los estudios, el periodista reporteó en vivo desde España a un cantante argentino que en sus temas hace referencia a la marihuana, y al editor responsable de la publicación española Cáñamo Marihuana Libre. Durante la emisión, el conductor también habría mostrado un ejemplar de la publicación Cannabis Culture, supuestamente en venta en la disquería Tower.
Al día siguiente Amadeo envió un cadete a comprar la revista a Tower. “Volvió con varios ejemplares, y otras dos publicaciones: Ecstacy y High Times, de contenidos similares”, dijo un vocero del secretario. Luego, Amadeo hizo una denuncia que recayó en el Juzgado Federal 7, a cargo de Adolfo Bagnasco, y que coincidió con otra presentación realizada por el abogado Jorge Cicardo. En ambas se solicitaba al juez que investigara si los importadores de las revistas infringieron el artículo que reprime la apología del consumo de drogas, y pidió que analizara si dos de los panelistas del programa –reporteados en España– habían incurrido en ese delito. Bagnasco ordenó operativos simultáneos en los locales de Tower.
En 1996 se desató una escandalosa polémica que derivó en la nada, y que también tuvo como epicentro al programa de Gelblung. En dos oportunidades, el 25 de junio y el 17 de setiembre de aquel año, el conductor presentó al filósofo español Antonio Escohotado, quien se refirió al fantasma del consumo de marihuana. Como ahora, aquellos dos programas, Gelblung y especialmente Escohotado, enfrentaron querellas por apología del consumo de drogas. Finalmente, el juez federal Rodolfo Canicoba Corral dejó sin efecto el pedido de captura por la ausencia de indicios para sostener la acusación.

 

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