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SE CAE OTRO NEGOCIO DE SUSANA: PROHIBIERON UNA PUBLICIDAD CON SU IMAGEN
Un traspié para la diva de la píldora

La Anmat prohibió el aviso de un suplemento dietario que  promociona Susana. Página/12 habló con el creador de la píldora, un colombiano que no es médico y tiene un hijo de 120 kilos.

Susana era la estrella elegida para promocionar el suplemento dietario en Latinoamérica.
Pero la Anmat prohibió el aviso aquí, porque salió sin tener la aprobación necesaria.

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Por Alejandra Dandan

t.gif (862 bytes) Ellos prefieren llamarlas “pastillas milagrosas”. Pero el milagro no parecen tanto las pildoritas blancas, como las gruesas ganancias previstas. Después de la derrota frente al meganegocio del 0-600, Susana Giménez apostó de nuevo. Ahora a unas pastillas reductoras de grasas, el Reduce Fat Fast. La publicidad para toda Latinoamérica en la que la diva promociona el producto fue prohibida por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat). El motivo fue doble: el aviso apareció antes de que fuera aprobado y promociona el Reduce como adelgazante, aunque es sólo un suplemento dietario. El creador de la píldora no es un médico, sino el colombiano Jorge Hane, un empresario que vive en Miami y que se inició contratando superstars para videos de gimnasia. Entrevistado por Página/12, Hane contó que tomó “cursos de nutrición” antes de crear la píldora y que tiene un hijo que pesa 120 kilos. Ahora la Amnat sancionará por la publicidad a Sprayette SA, la empresa comercializadora del producto que deberá pagar una multa superior a los 15 mil pesos. Lo que no es nada comparado a lo que pueden perder sin la diva en el aviso.
El caso parece un nuevo culebrón donde la diva no puede dejar de tener el papel protagónico. Susana habría firmado un contrato con Sprayette que, a cambio del uso de su imagen en la publicidad, le daría participación en las ganancias por las ventas del Reduce, ganancias que ahora podrían verse reducidas sin la estrella promocionando el producto en televisión.
El cambio responde a una decisión de la Anmat. El director del Instituto de Alimentos, Carlos Benzi, dijo a Página/12 que la prohibición está relacionada sólo, por ahora, con un aspecto formal: el aviso salió antes de que la comisión evaluadora de contenidos publicitarios lo aprobara. Para Sprayette primó el apuro: si esperaban el dictamen hubiesen tenido que quitarle a la afamada píldora una palabrita, “adelgazante”. “Tal como salió, la publicidad no puede ser aprobada y no la habrían podido sacar al aire”, dijo Benzi a este diario. “El Reduce Fat Fast no fue aprobado por el ministerio como adelgazante sino como suplemento dietario –precisa–. Los suplementos son para reforzar dietas específicas o para algún tipo de personas que necesitan nutrientes especiales por su actividad”.
Pero Jorge Hane se obstina. “Es un adelgazante natural –insiste–. Y le digo más: lo máximo que puede hacer es no dar resultado”. Pero el ejemplo empieza por casa, con su hijo de 18. Al referirse a la gordura americana, menciona a su vástago: “En los Estados Unidos hay tanta gente tan gorda -repite–, incluso mi hijo de 18 es muy gordo”.
–¿Cuanto pesa?
–Doscientas diez libras, unos 120 kilos.
Su respuesta a la gordura fue el cromo, uno de las siete sustancias con las que elaboró su cóctel dietético: “Rebaja y suspende las grasas adicionales que el cuerpo va acumulando durante años, de una forma natural, y al tomar agua junto con el cromo –va detallando– la gente elimina por la orina la grasa”.
–¿Cuál es su formación? –quiso saber Página/12.
–Tomé una serie de cursos de nutrición en el Miami Dade Junior College. Antes había desarrollado los primeros videos de ejercicios en tevé para que las mujeres tuvieran mejor cuerpo. Luego viajé por el mundo y conocí fisicoculturistas, naturistas, médicos...
De la mixtura sacó el producto que la diva ahora exhibe. Hane acuerda que fue por pedido suyo: “Yo le dije si quería ser nuestra vocera para toda Latinoamérica”. El escenario fue un club exclusivo en el Fisher Island. Mientras Hane se acuerda de los edificios de tres pisos de ese club frente al mar, repite que Susana “me volvió loco, es una señora muy muy especial y al final le mandé unas botellas de regalo”. No sabe cuánto adelgazó Susana: “No sé cómo preguntarle estas cosas a las mujeres”, confía. Ella estaba obsesionada por su cuerpo excedido. “Me dijo que iba ahacer una película que creo que se llamaba Carne, o Huesos” (por Esa Maldita Costilla).
El ascenso de la diva hasta el terreno del colombiano estuvo precedido por el Eric Estrada, de “Chips”. Hasta ahora él era el superstar, cara del Reduce en las publicidades. Ya por su participación, Sprayette había conseguido la primera sanción de la Anmat. “Ahora son reincidentes porque con Estrada también habían puesto en el aire la publicidad sin la aprobación”, dice Benzi. Por esto ahora la multa recaerá más pesada.
En Sprayette nadie habla del contrato con la diva. La empresa de telemarketing encabezada por Roberto Cherashny publicó ayer una solicitada. Allí no aparecía la palabra adelgazante, sino suplemento dietario. Pero nada dice de la sanción de la Anmat. Sólo menciona al organismo para indicar que “el Reduce Fat Fast ha sido aprobado por la Anmat bajo el certificado de inscripción nacional Suplemento Dietario No. 0520001”. El gerente de Operaciones de Sprayette, Néstor Beltrán, fue el único vocero disponible. En diálogo con este diario dijo que la empresa vende el producto en el país desde el ‘98, mientras que “la publicidad con Eric Estrada aparece desde hace diez u once meses”. Beltrán asegura que el contrato con Hane es exclusivo. Hasta ahora Sprayette vendió en el país entre 30 y 40 mil envases. En el mundo el Reduce lleva vendidos un millón, y constituye el 80 por ciento de las ventas del instituto de Hane. Que también hace otros seis productos: entre ellos gomitas de verdura con forma de dinosaurio.

 


 

LOS ESPECIALISTAS DESCALIFICAN LA ACCION ADELGAZANTE DEL PRODUCTO
“Una trampa para atrapar al obeso”

Por Pedro Lipcovich

t.gif (862 bytes) “Seguro que ella no lo toma”, opinó un especialista en obesidad acerca de las afirmaciones de Susana Giménez, declarada usuaria del Reduce Fat-Fast. Destacados profesionales, consultados por este diario, descalificaron la supuesta acción adelgazante del suplemento dietario y, de paso, denunciaron “la industria de adelgazamiento”, cuyas ganancias, entre bestsellers, cremas mágicas y dietas milagrosas, superan, sólo en Estados Unidos, los 50.000 millones de dólares “tirados a la basura”. La obesidad es ya “epidémica” en países como la Argentina, donde más de la mitad de la población padece sobrepeso, y algunos investigadores proponen campañas masivas para cambiar el estilo de vida que conduce a la gordura.
“El Reduce Fat-Fast dice tener ‘aminoácidos frutales’ pero, ¡la fruta no tiene aminoácidos!” –observó para este diario Jorge Braguinsky, consultor de la Organización Mundial de la Salud sobre obesidad–. “Ese producto tiene también picolinato de cromo, desaconsejado por la American Medical Association porque no actúa sobre la obesidad y porque puede ser tóxico.”
Para Osvaldo Brusco, ex profesor en la UBA, la publicidad del Reduce Fat-Fast “es una trampa para atrapar al obeso ofreciéndole una cura sin esfuerzo y, esto es lo más gracioso, la promesa de no volver a aumentar de peso. Claro que tiene mucho impacto publicitario presentar a la diva número uno de la tele diciendo ‘Yo lo tomo’: seguro que ella no lo toma”.
Es cierto que “ciertos suplementos dietarios como fibras solubles o proteínas en polvo pueden servir”, señaló Braguinsky, “no hacen adelgazar, pero ayudan a quienes hacen dietas de bajas calorías; proteínas como las de la clara de huevo son el nutriente que quita el hambre por más tiempo”. En cuanto a las cremas reductoras, “algunas pueden actuar sobre las grasas subcutáneas en el muslo y la cola de la mujer, que suele no irse sólo con dieta; pero su acción es a mediano o largo plazo, nunca en 40 minutos. De todos modos, reducir esa grasa sólo tiene valor estético: la que trae riesgos a la salud es la intraabdominal, de la panza, sobre la cual las cremas no tienen efecto”, explicó Braguinsky.
Para los especialistas, inventos como las plantillas o los parches adelgazantes forman parte de “la industria del adelgazamiento, que sólo en Estados Unidos suma más de 50.000 millones de dólares, entre institutos, cremas, best-sellers, dietas mágicas: plata tirada a la basura, porque el porcentaje de obesos sigue creciendo un punto por año”, contó Braguinsky.
La causa es quizá demasiado simple: “La gente se resiste a entender que la obesidad es, en la enorme mayoría de los casos, el resultado de un estilo de vida, que lleva a un disbalance entre lo que se come y lo que se gasta por actividad física”, destaca Brusco. “Cuando les digo esto a los pacientes, me miran sorprendidos, ‘¿por qué el doctor no me dirá que es un problema metabólico o glandular?’. Pero ningún problema metabólico puede afectar a más del 50 por ciento de la población, que es la proporción de personas con sobrepeso u obesidad en la Argentina.”
Es que “la obesidad es epidémica en el mundo desarrollado y propicia infinidad de enfermedades, desde las várices hasta el infarto: algunos ya sostienen que sólo se resolverá con campañas para modificar el estilo de vida de la población, como programas preventivos en los momentos en que la obesidad suele desencadenarse: la entrada al colegio secundario, a la universidad, en las mujeres el embarazo, la menopausia”, dijo Brusco.
Porque “engordar lleva muchos años, y siempre tiene un punto de partida: es el caso del joven que hacía deportes en el secundario y, cuando entra a la facultad, deja de hacerlos pero sigue comiendo lo mismo”, ejemplificó Brusco, y comentó: “Si uno mide el éxito de los tratamientos, aun los mejores, con los criterios que se usan para el cáncer, encuentra que, a los cinco años, hay más curas de cáncer que de obesidad, porque la mayoría de los que adelgazaron vuelven a engordar”.

 

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