Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


EL AGENTE DE LA SIDE DATTOLI, CULPABLE DE LA MUERTE DE SOFIA FIJMAN
Le cayeron diez años de prisión al espía

El Tribunal condenó en forma unánime al agente de la Escuela Nacional de Inteligencia por encontrarlo autor del homicidio de la mujer que daba de comer a los gatos, Sofía Fijman. Del delito de amenazas salió absuelto.

na07fo01.jpg (8394 bytes)
No creyeron en la inocencia del agente de la SIDE, Alberto Dáttoli, quien ya estaba detenido.
Los hijos de Fijman se mostraron conformes con el fallo que aleja la impunidad.

Por Romina Calderaro

t.gif (862 bytes) Por la mañana, en su último descargo, Alberto Ricardo Dáttoli fue por demás breve: “Yo les he dicho la verdad. Sólo espero que me crean”, les dijo a los integrantes del Tribunal Oral 29. Pero eso no ocurrió. A la tarde, Eduardo Luis Duhalde, Juan Carlos Cardinali y María Deluca Giacobini, por unanimidad, condenaron al ex agente de seguridad de la Escuela Nacional de Inteligencia de la Side (ENI) a pasar diez años en prisión. Los jueces lo encontraron culpable de homicidio simple cometido mediante dolo eventual, pero lo absolvieron del delito de coacción. Dicho de otra forma, concluyeron que el 26 de febrero de 1998 Dáttoli accionó el portón de la ENI para amenazar a Fijman, a sabiendas de que podía matarla, pero no dieron por probado en el transcurso del debate que el acusado la hubiera amenazado antes del día de su muerte.
El juez Eduardo Luis Duhalde decidió dar a conocer la sentencia y los fundamentos el mismo día, aunque en rigor los magistrados pueden tomarse cinco días hábiles para difundir los argumentos de este tipo de fallos. Lo primero que dejó en claro el tribunal es que no creyó la versión de Dáttoli, quien dijo haberse tropezado con los cordones de sus zapatos para caer con un pulgar justo sobre el botón de apertura del portón de la ENI mientras Sofía Fijman acariciaba a unos gatos. “Como quedó demostrado en la reconstrucción, la mera acción física, si bien podría existir una remota posibilidad de que así fuera, como lo sostuvieran los peritos, es prácticamente imposible. Resulta difícil imaginar que quien tropieza, en su intento de marchar hacia adelante, caiga sobre un ángulo tan cerrado hacia el costado”, leyó el juez. Y continuó: “Como surge de las pericias y de la inspección ‘de visu’ de la botonera, ésta tiene una dimensión que hace harto difícil la forma en que de acuerdo al boceto acompañado por el procesado colocó su mano y su dedo, aunque los peritos en la audiencia dijeron que es humanamente posible. La dimensión de su lateral no permite colocar su palma y cuatro de sus dedos sobre la pared y el pulgar superando el borde perimetral que protege el contacto con los botones si no se tratara de un acto preciso y deliberado”, sostuvo.
El tribunal desestimó la versión de Dáttoli. Y dio la siguiente explicación de la mentira: la noche fatídica, el ex guardia vio a Fijman y a su amiga, Martha Brunet, alimentando a los gatos, como ocurría casi a diario desde el año 1990. Entonces abrió y cerró el portón. Según el acusado, “para probar si estaba funcionando bien”. Según el tribunal, para “amenazar” a las mujeres, ya que en el debate otros guardias de seguridad reconocieron que les molestaba que las señoras dieran a comer a los gatos porque la comida se acumulaba, se pudría y producía mal olor. Unos minutos después Dáttoli intentó amenazar una vez más a las mujeres con un movimiento de portón, pero la amenaza degeneró en crimen.
“Dáttoli manifestó en su indagatoria, como principal elemento defensista, y con emoción, que ‘quién querría matar a una persona por darle de comer a los gatos’. Y dijo bien. El tribunal se hace cargo de que no ‘quería’ matar. ¿Qué es lo que lo movió a actuar? Asustar a Fijman. (...) ¿Cuál fue el resultado? Su muerte”, se explica luego.
Para graduar la sanción, el tribunal tuvo en cuenta circunstancias “negativas” y “positivas”. En el grupo de las positivas, incluyó que Dáttoli no tiene antecedentes penales y “cuenta con un favorable informe socioambiental, del que surge que se trata de un individuo con hábitos laborales, una familia constituida desarrollada en un hábitat adecuado y que los testigos de concepto dieron una imagen favorable de su vida de relación”. En el grupo de las negativas, el tribunal tuvo en cuenta “la índole del delito imputado, el perjuicio efectivamente causado con su accionar y la inidoneidad demostrada en el desempeño de su cargo, así como la mayor responsabilidad que le cabe en el cuidado de la vida ajena como miembro de un organismo específico de la seguridad del Estado”.
La pena que se impuso a Dáttoli excluye la coacción que alegaron la querella y la fiscalía. La única testigo presencial de las amenazas a Fijman, Feliciana Fernández, recuerda que el acusado salió un día con otros dos hombres y las intimidó, a ella y a Fijman. El resto de los testigos refiere esas amenazas de oídas. Por eso, el tribunal absolvió al acusado de ese delito. Casi al final de la audiencia, el juez Duhalde le devolvió, reformulada, una pregunta al abogado defensor de Dáttoli, Roberto Daray. “El señor defensor se preguntó en su alegato si alguien puede filmar su propio crimen –en referencia al circuito cerrado de video que registró todo lo que pasaba en la zona del portón)–. La pregunta, aunque efectista, no es feliz. Tal vez habría que formular otra pregunta en su reemplazo: ¿La impunidad de que en el pasado gozaron los agentes de los servicios de inteligencia pudo hacer creer a Dáttoli que aquella filmación no llegaría a manos de la Justicia?”, dijo. Alberto Dáttoli pasará entre rejas menos de diez años, porque está preso sin sentencia desde agosto de 1998 y el beneficio conocido como “dos por uno”, que duplica el tiempo que el recluso pasó en la cárcel sin sentencia, le permitirá reducir su condena a ocho años. Si su conducta es buena, podrásalir bajo el régimen de libertad condicional cuando se cumplan los dos tercios de su condena.

 

“En el nombre de mi hija”

“Me siento muy mal de que hayan invocado el nombre de mi hija, que no puede dar su opinión sobre este caso, que quedó demostrado que era doloso. Esto sólo sirve para reabrir heridas”, dijo a este diario Carmen Rodino de Cobo, integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora y mamá de Inés Cobo. Inés fue invocada en una de las audiencias en la declaración de Ricardo Stockdale, un primo hermano de Dáttoli. Stockdale vino a declarar especialmente desde España y luego volvió a su país. Dijo que había sido montonero, que siempre supo que su primo hermano trabajaba en la SIDE, pero que eso nunca los había separado, y juró por su hermano “muerto por la Armada” y por su cuñada Inés, también desaparecida, que Dáttoli “es una gran persona”.


OPINIONES

Por Daniel Goldman
Por Marcelo Socolosky

 

PRINCIPAL