El País de Madrid
Por Laura Puertas Desde Lima La captura en la madrugada de
ayer del último líder y cofundador del grupo Sendero Luminoso, Oscar Ramírez Durand,
Feliciano, cierra el capítulo de la lucha de Perú contra la guerrilla más
sanguinaria del continente. Más de 2000 agentes de las fuerzas armadas y de la policía
fueron enviados a la selva central de Huancayo para cercar a Feliciano, por órdenes del
propio presidente peruano, Alberto Fujimori, y su principal asesor, Vladimiro Montesinos,
jefe del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN). Ramírez Durand dirigía Sendero
Luminoso desde la detención en 1992 de su líder histórico Abimael Guzmán.
El martes pasado, el jefe del Estado apareció ataviado con una vestimenta sumamente
llamativa que se destacaba entre los soldados y policías que usaban uniformes de combate.
Fujimori, que llevaba en la cabeza un chullo gorro de lana tejida adornado con
dibujos geométricos, que se usa en las alturas andinas y con el cuerpo cubierto por
un poncho, sobrevoló, junto con una gran cantidad de periodistas, la zona donde fue visto
el líder senderista. Tiene una ligera cojera. Nunca hemos estado tan cerca de su
captura. La orden es que, de ser posible, lo capturen vivo junto a sus seguidores,
dijo Fujimori.
Feliciano, jefe de las diezmadas fuerzas de Sendero Luminoso, virtualmente exterminado
desde 1992 con la captura de su líder, Abimael Guzmán, fue ubicado tras la detención,
hace dos meses, de una de las mujeres que siempre lo acompañaban. Asimismo, trascendió
que otra mujer fue capturada hace unos días en Huancayo, departamento de Junín (sierra
central), cuando compraba medicinas y muletas para Ramírez Durand.
Con toda esta información, se identificó la zona por donde estaban Feliciano y sus
seguidores y se inició el Plan Cerco en la selva del departamento de Junín. El
mandatario declaró que tras ordenar la gigantesca movilización de tropas, se trasladó a
las instalaciones del SIN para seguir de cerca y junto a su asesor, Montesinos, el
resultado del operativo en la zona selvática del departamento de Junín.
Luego vino su captura a las 5.39 de la mañana (hora local) cuando iba caminando con tres
mujeres identificadas como Rita, Olga y Raquel y, de
acuerdo con las declaraciones de Fujimori, visiblemente agotado, pero en buenas
condiciones físicas.
Feliciano se convirtió en líder del nuevo Sendero Luminoso, denominado Sendero Rojo, a
fines de 1992 y tras la captura de Guzmán. La facción mayoritaria de Sendero, liderada
por Guzmán condenado a cadena perpetua suscribió un Acuerdo de Paz con el
gobierno. En rebeldía, los que en ese entonces tenían las armas, básicamente en la
sierra central, decidieron continuar con su lucha bajo el mando de Feliciano, quien
entonces era el número 3 de la organización.
El jefe rebelde será trasladado en breve al penal de máxima seguridad en la Base Naval
del Callao, donde también se encuentran Guzmán y su entorno más cercano, así como los
cabecillas del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA). De acuerdo con la mayoría
de analistas, la captura de Feliciano será utilizada como parte de la estrategia de
reelección del aún no definido candidato Fujimori para las elecciones de abril del
próximo año.
ACABO LA OFENSIVA DE LAS FARC SOBRE LA CAPITAL
Los desnudos y los muertos de Bogotá
La
escalada de violencia iniciada el jueves pasado por la guerrilla de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas) sobre Bogotá se constituyó en una
evidente derrota en el terreno político y militar para el grupo. Al menos,
ésta fue la estimación de diversos analistas, mientras el ejército consideraba que las
víctimas de la ofensiva fueron 360, de las que 289 eran guerrilleros. El otro saldo es el
de los rehenes: 40 personas siguen en poder de las FARC, de las que 10 son policías. Y un
balance queda pendiente: el del grado de implicación de Estados Unidos. Algunos
campesinos afirman que aviones con bandera norteamericana bombardearon a los guerrilleros,
y las FARC sostienen que el gobierno usará esta escalada como excusa para autorizar una
intervención norteamericana. El gobierno desmintió lo primero, y negó lo segundo.
Un país que presenciaba entre atónito, indefenso y dolorido los
crecientes desmanes de los alzados en armas necesitaba con urgencia una demostración como
la que dieron sus soldados, proclamaba un editorial del diario bogotano El Tiempo
publicado ayer. El tono eufórico fue compartido por numerosos analistas, y fue la
constante en las declaraciones de fuentes del gobierno. Sin embargo, León Valencia, ex
militante disidente del grupo guevarista ELN, consideró que en los hechos se trató,
más que de una derrota militar, de un error táctico.
Los ataques de las FARC se registraron a una semana de la instalación de las
negociaciones de paz entre la administración del presidente Andrés Pastrana y la más
antigua y numerosa de las guerrillas de Colombia. El gobierno y la insurgencia acordaron
el pasado 6 de mayo una agenda de 12 puntos que contempla reformas económicas, políticas
y sociales, la modernización del ejército, las relaciones internacionales y la lucha
antidrogas. Las FARC han reiterado que dialogarán en medio del conflicto armado y que no
detendrán los secuestros de civiles. En este contexto, el defensor del Pueblo, José
Fernando Castro, acusó ayer a las FARC de ejecutar a 11 presuntos paramilitares en la
zona de distensión del sur del país, de 42.000 km2, donde el próximo martes comenzaría
la negociación de paz.
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