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Alegremente
Por Juan Gelman

na36fo01.gif (35565 bytes)t.gif (862 bytes) Los miembros del Superior Tribunal de Honor del Ejército ante quienes depuso el general Cabanillas supieron dar una alta muestra de cómo es posible, pese al sombrío panorama nacional, proceder alegremente. Este hecho es notable y quedó asentado en las actas pertinentes de dicho Tribunal.
El lector de esta página tal vez recuerde que en un sumario militar iniciado en Córdoba en 1977, quien fuera jefe del Departamento de Contrainteligencia de la SIDE, teniente coronel (R) Juan Ramón Nieto Moreno, declaró que en marzo de 1976 el varias veces procesado Aníbal Gordon “constituyó por orden del entonces Secretario de Inteligencia de Estado, General Don OTTO CARLOS PALADINO, con gente de su grupo y personal orgánico de SIDE, una base operativa que se denominó O.T. 18 (dieciocho)”; que dicha base “efectuaba la actividad operacional antisubversiva de SIDE”; que de la calle Bacacay de Buenos Aires “esa base se trasladó a otra sita en la calle Venancio Flores” (local del taller Automotores Orletti); y que Gordon “se encontraba encuadrado a los efectos disciplinarios en una cadena de comando que incluía a personal orgánico de SIDE perteneciente al Departamento Operaciones Tácticas I (uno) dependiente de la Dirección III de la SIDE. Dicho personal era hasta que se inactiva la Base O.T. 18 (dieciocho) los agentes EDUARDO RUFFO y JUAN RODRIGUEZ, que hacían las veces de Encargados dependientes del Vice Comodoro (Néstor) Guillamondegui y posteriormente de los entonces Capitanes CALMON y CABANILLAS y por cadena de comando, del Jefe del Departamento Operaciones Tácticas I Teniente Coronel VISUARA”. Pero el presidente del Tribunal de Honor, general (R) Miguel Angel Viviani Rossi -padre del coronel Viviani Rossi que fue segundo del general Cabanillas en el II Cuerpo de Ejército– afirma alegremente que “CALMON y CABANILLAS revistaban en la OT 18 pero no operaban ni conocían ORLETTI”.
Agrega que: “La sigla, denominación o cartel “OT 18” les venía bien (a Gordon y su banda) para encubrir sus actividades, también les venía bien manifestar que la OT 18 tenía Jefe y Segundo Jefe. Desviaban responsabilidades”. Y ya que estamos en el tema –desvío de responsabilidades– véase: “los testigos que han declarado, también bajo palabra de honor, han confirmado absolutamente todo lo dicho por el General Cabanillas, en cuanto a que no existía ninguna relación entre OT 18 y algún supuesto lugar de detención (sic)”, indica alegremente el general (R) Héctor Lubin Arias, vocal del Tribunal de Honor. Y añade que “en ningún momento Gelman presenta pruebas de que OT 18 tenía relación con Automotores Orletti”. Esto, lo confieso, es absolutamente cierto: las pruebas fueron presentadas por el teniente coronel (R) Nieto Moreno y otros en el sumario de 1977, y aun por el propio general Cabanillas en este último y en la entrevista que publicó La Mañana del Sur el 6 de abril pasado. En la que dijo: “La OT 18 era una subsidiaria de OT I. Yo no la conocía como lo nombra él (el suscripto) sino por el nombre de Jardín, debe ser Automotores Orletti”.
Véase asimismo: “la OT 18 no era ‘Automotores Orletti’ y el general CABANILLAS no tenía conocimiento de su existencia”, asevera alegremente otro vocal del Tribunal de Honor, el general (R) Diego Alejandro Soria. Quien señala, sin embargo, que “Las medidas de seguridad que el Capitán CABANILLAS supervisaba eran ejecutadas por un grupo integrado por personal orgánico de la SIDE y por personal no orgánico, contratado (es decir, la banda de Gordon). Este personal también cumplía otras misiones específicas de inteligencia sin ninguna relación con los capitanes CABANILLAS y CALMON”. Por su parte, el general (R) Juan Ramón Mabragaña, también vocal del Tribunal y para quien la contrainteligencia consiste en “negarinformación al enemigo”, asegura alegremente que de las declaraciones de los testigos recogidas en el sumario militar del 77 “no surge que la OT 18 era el LRD ‘Automotores ORLETTI’” o que “la oficina donde trabajaba el entonces Capitán CABANILLAS tenía relación alguna con Centros Clandestinos de Detención”. La sigla LRD tiene un hálito alegremente social: significa “lugar de reunión de detenidos”.
Es penoso que sólo dos meses antes el general Cabanillas contradijera a los miembros del Tribunal de Honor al relatar al periodista de La Mañana el Sur que “yo he conocido a los que trabajaban allí (en Orletti), que no era gente orgánica de la SIDE sino inorgánicos contratados, gente que venía trabajando desde el año ‘75. Yo los he conocido a todos...”. Otro aspecto que da pena es cómo en el Tribunal de Honor se rebaja el papel desempeñado en la SIDE por el entonces capitán Cabanillas, en sintonía con la modestia que el general Cabanillas exhibe: “tareas de escritorio”, administrativas, dice ante el Tribunal, de mensajero entre edificios de la SIDE, de encargado de la seguridad del general Paladino en la oficina y en la casa. A La Mañana del Sur había dicho: “Yo trabajé todo lo que sea contrainteligencia. Se recibían en la SIDE nombres, gente que estaba trabajando en estas organizaciones defensoras de los derechos humanos. A partir de ahí, los grupos operativos, llámese Jardín o Automotores Orletti o los inorgánicos, operaban, sacaban a la gente y la ponían a disposición de la SIDE”. El achicamiento de su figura llega al punto de que el general (R) Enrique Lusso, que fue ayudante del general Nicolaides cuando éste ordenó la quema de la documentación sobre los desaparecidos, en su testimonio a favor del general Cabanillas suelta alegremente ante el Tribunal de Honor que recordaba “una queja deslizada (por el entonces capitán Cabanillas) de que se sentía una especie de ‘che pibe’” en la OT 18. Otro testigo a favor, el coronel (R) Rubén Víctor Visuara –jefe del capitán Cabanillas, después jefe de los grupos de tareas del Area 112 de la provincia de Buenos Aires, siempre en la SIDE hoy– interpreta alegremente que “la creación” de la OT 18 “podría ser atribuida a la necesidad de dar destino a dos Capitanes”. Me pregunto si en la SIDE del año del golpe militar, su jefe, el general Paladino, primer coordinador en Argentina de la Operación Cóndor, tendría lugar para becados.
En síntesis: a pesar de que el presidente del Tribunal anunció al general Cabanillas que le iban a formular preguntas que “no serán cómodas para responder”, no hizo la principal: la de su responsabilidad mediata en el asesinato de mi hijo y la desaparición de mi nuera, ambos secuestrados en Orletti, y en el robo de su bebé nacido en cautiverio. Entonces, el Tribunal de Honor absolvió alegremente al general Cabanillas sin mengua de su buen nombre y honor.

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