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El abanderado de Malvinas pidió
disculpas en carta a los kelpers

La Cancillería ayudó a elaborar una carta para suavizar el incidente en el cementerio que los consejeros llamaron broma estúpida.

Motivos: “Los hechos fueron motivados por un insostenible dolor y respeto hacia los soldados que yacen allí”, dice en su carta Mario Matzkin.

El fútbol es el deporte principal de los varones en Malvinas.
Se prepara un partido entre periodistas e “islanders”.

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t.gif (862 bytes)  ”No fue mi propósito, en lo más mínimo, herir susceptibilidades ni entorpecer las relaciones entre Gran Bretaña y la Argentina. Por eso, sobre todo, jamás pensé en agraviar o molestar a los ‘islanders’”, explicó el abogado Mario Matzkin a modo de disculpa por haber hecho flamear una bandera argentina en el cementerio de Puerto Darwin. Lo hizo por medio de una carta pública, cuya redacción impulsó la Cancillería con el objeto de poner paños fríos a la polémica que provocó la actitud de Matzkin y a la cual los consejeros kelpers calificaron como “estúpida”. El ministro del Interior, Carlos Corach, defendió, en cambio, al primo de su viceministro y sostuvo que el hecho que protagonizó durante la visita que realiza a Malvinas “no puede de ninguna manera ofender la sensibilidad de la sociedad que reside en las islas”.
La difusión de la carta de Matzkin es el resultado de la estrategia que desplegó la Cancillería para contrarrestar el malestar que provocó entre los kelpers la aparición de la bandera argentina en Malvinas. En tren de afianzar la relación con los isleños, el canciller Guido Di Tella también parece estar muy entusiasmado con la idea de realizar mañana un partido de fútbol entre los kelpers y los periodistas que visitan el archipiélago y -según fuentes diplomáticas– “pregunta a cada rato” cómo marchan las negociaciones para concretar el match. A pesar de que el representante de una firma cervecera alemana se ofreció como “sponsor” y un canal de televisión anunció su intención de transmitirlo en directo, el partido podría fracasar ante la negativa de varios periodistas del continente de sumarse a la movida.
“Atento a manifestaciones vertidas sobre hechos acaecidos en el cementerio de Darwin quiero manifestar, desde lo más profundo de mi corazón, que todos los hechos fueron motivados por un insostenible dolor y respeto hacia los soldados argentinos que yacen allí”, indicó Matzkin en su carta sobre el episodio de la bandera. También señaló que no tuvo “otra intención que rendir un homenaje íntimo y muy reservado a nuestros soldados muertos en las islas” y atribyó la publicidad del hecho a que “un periodista tomó una fotografía indeseada”, además de saludar “a todas las personas que pudieron sentirse afectadas”.
El vicecanciller Andrés Cisneros afirmó que el hecho protagonizado por Matzkin “no genera un problema político” y, para restarle importancia, explicó que “la relación está tan madura entre la comunidad isleña y la argentina continental que ellas solas se encargan de absorber esta situación”. Pero lo cierto es que la Cancillería participó activamente en la redacción de la carta que el primo segundo del viceministro del Interior, Jorge Matzkin, dirigió “a la opinión pública” y no al gobernador de las islas, Donald Lammont, como se había pensado en un principio.
“Entregar la carta al gobernador hubiera sido darle entidad” a Matzkin, confiaron fuentes de la diplomacia argentina. Matzkin elaboró la carta con la colaboración del cónsul argentino en Punta Arenas, Julián Tetamantti, y todo el proceso fue monitoreado desde Buenos Aires por la Cancillería, que a su vez mantuvo contactos con la embajada británica para garantizar un “final prolijo” de la visita a Malvinas.
“Numerosos cementerios de guerra en Europa y en todo el mundo tienen los restos de combatientes de alguna manera a la sombra de las banderas nacionales”, dijo Corach para justificar la actitud del primo de su segundo en Interior. Distinta opinión manifestaron los consejeros kelpers al cabo de una conferencia de prensa en la cual reiteraron que no están “dispuestos a discutir la soberanía” de Malvinas “ni ahora, ni en el futuro”. La representante isleña Janet Cheek calificó lo hecho por Matzkin como “una broma estúpida”, mientras su colega Mike Summers recordó que “no es tradicional hacer flamear banderas en los cementerios”.

 

Recuerdos de la guerra

La chapa está intacta. Dice: “Dante Camiletti. 0040827. b+ (positivo)”. Identificaba a uno de los soldados muertos durante la guerra de Malvinas y estaba en poder de la kelper Verónica Fowller. La traerá de vuelta al continente Edgardo Esteban, el primer ex combatiente que regresó a las islas desde el conflicto de 1982.
La placa identificatoria que entregó a Esteban no es el único elemento de soldados argentinos que Fowller encontró durante la guerra, entre los escombros de una casa bombardeada por las tropas británicas. En su poder tiene también un sable reglamentario de oficial del Ejército, en cuya hoja se lee: “Al subteniente Luis Enrique Rabago, diciembre de 1966” y la firma del entonces presidente Arturo Illia.
Al ver por Internet las fotos de Esteban en el cementerio de Darwin, Fowller se conmovió y lo buscó para entregarle la placa de Camiletti. El sable de Rabago desea dárselo al propio militar o, en caso que haya muerto, a sus familiares.
Fowller –junto a su marido John, director de Turismo de las islas, y su hijo Michael, nacido el 13 de junio del ‘82 durante la guerra– recibió ayer a Esteban. “Se creó un clima especial, fue muy emocionante y me despedí de ellos con un abrazo”, contó el ex combatiente.

 

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